—Perfecto entonces. Nos encargaremos de los dos casos, aunque si nos vendría bien saber quien más va a ir. Thad, mi amor... Hablar con los vampiros... Será una oportunidad para llevar esos divinos trajes que hiciste a juego para nuestro viaje a Rumasilvania. Ahora se llamaba así, ¿no?
Thadeus sonrió ampliamente. Colocó las manos en alto bien abiertas y se limitó a enunciar:
- Chorreras... ha llegado vuestro momento.
Perdón, jefe... no me he podido resistir a contestar a Nefertari aun a pesar de que Salinas no había contestado.
- Y, ¿dice usted que ya hay alguien en este asunto? ¿De quién se trata? En confianza... si no se fía demasiado de que consiga el objetivo pronto puede decírmelo y arrimaremos el hombro todo lo que sea necesario. Y aún así, por descontado, claro que acompañaré a mi esposa en su parte del trabajo
Salinas revisó el nombre del mago al que le había entregado la misión y después asintió: Se trata de la bruja conocida como Jurina Suzuran, no sé si la conocerán, pero estuvo hace unos minutos en mi despacho y le hice entrega del expediente. Y sí me fío de ella, la verdad. Pero le dejaba la opción abierta por si usted quería ayudarla.
Después no pudo evitar sonreir ante los comentarios que soltaban aquellos dos extravagantes magos que se habían presentado en su oficina. Toda la información que necesitáis la tenéis en el expediente, pero si de momento no tenéis más dudas, sería necesario que os fueseis a leerlo y para cualquier cosa me escribieseis o me llamaseis por teléfono. Mis datos están ahí puestos. Djio señalando la ubicación de los mismos. Aún queda una bruja fuera y me gustaría atenderla cuanto antes.
Perdón, jefe... no me he podido resistir a contestar a Nefertari aun a pesar de que Salinas no había contestado.
Nada que perdona, si yo no roleo, está bien que lo hagáis entre vosotros.
El secretario acompañó a Rebecca y allí le recibió un hombre orondo de mediana edad, anteojos y una barba de tres días pero cuidada. El secretario presentó a la bruja que acababa de llegar y Salinas se levantó y le tendió la mano y después se presentó:
Mi nombre es Roberto Salinas, soy el Jefe de la Oficina del Uso Incorrecto de la Magia del Ministerio de Magia de España. Por favor siéntese. Le dijo señalando la silla de terciopelo negro que había frente a su mesa de despacho y él hizo lo mismo.
Si está usted aquí es porque le ha llegado la carta que enviamos hace unos días. Fue una carta que mandamos a brujas y magos más poderosos de todo el mundo, con la esperanza de que pudieran ayudarnos con una investigación que nos está trayendo de cabeza. Desconocemos si es un problema mágico o muggle, pero la realidad es que parece lo primero. Se aclaró la garganta, abrió uno de los cajones que tenía en su mesita y sacó un montón de papeles. Estos son todos los casos que tenemos que investigar. Pero por el momento solo le daremos uno a usted, pues puede volverse loca si tiene que investigar más cosas a la vez. Dijo con una sonrisa, después se puso colorado, como si se hubiera dado cuenta de algo. ¡No quiero decir que usted no sea capaz de lograr investigarlo todo! Pero es que hemos pedido ayuda a mas magos y brujas y estamos esperando a ver si vienen más. Dijo algo ruborizado mientras se rascaba la cabeza un poco avergonzado.
De todas maneras, antes de contratarle, me gustaría que me contara algo más sobre usted. Necesitamos sus datos para registrarle como miembro trabajador del MIM, nombre, apellidos, profesión anterior, edad... todas esas cosas. Dijo mientras le tendía un papel para que rellenase el formulario. Pero también necesitamos saber cuáles son sus capacidades especiales y en qué puede ayudarnos para saber también que misión se adecua más a sus capacidades.
—Tomo nota— dijo inclinándose para coger los expedientes —¿Qué te parece, mi amor? ¿Empezamos por las plantas? Es muy temprano para dejarnos ver por un sitio como el Teatro Real.
Nefertari se dio unos topecitos en el cabello para asegurarse de que estuviese perfecto. Por supuesto que lo estaba. Era lo grandioso de su pelo y del fijador. Podría entrar en medio de un huracán, que saldría sin un solo pelo fuera de lugar.
perdon por el post corto, pero estoy espesa y si no escribo se me olvida.
Rebecca tuvo que hacer un esfuerzo para estrechar su mano. Ese tal Roberto Salinas había osado tenerla en esa sala mucho más tiempo de lo que nunca se había dignado a esperar. Ya le había puesto la cruz, y dudaba mucho que fuera a quitársela.
Fue una carta que mandamos a brujas y magos más poderosos de todo el mundo, con la esperanza de que pudieran ayudarnos con una investigación que nos está trayendo de cabeza.
Si esa frase debía tener algún efecto sobre Rebecca, no lo consiguió. No necesitaba que un extraño le hablara de sus capacidades. Sabía perfectamente lo que era capaz de hacer. Por otro lado, le resultó desagradable, hasta cómico, que esa loca maleducada con la que había tenido que interactuar pudiera haber sido incluida dentro de ese selecto grupo.
- Puedo con eso y mucho más.
No lo verbalizó. No se iba a poner a discutir con ese hombre sobre ello. Pero empezaba a dudar mucho sobre ese supuesto grupo de élite que habían decidido convocar. Desechó ese pensamiento. No era momento de evaluar. Lo único que quería era saber cuál era su dichoso caso y marchar de allí. Ya estaba llegando tarde al resto de sus compromisos.
- Esto es patético.
¿De verdad que no eran capaces de gestionar sus propios problemas? Había escuchado muchas críticas sobre ese país, pero nunca había pensado que podía llegar a ese punto.
- Rebecca Sanders. 30 años.
La cifra pareció doler.
- Tengo experiencia como auror, aunque casi toda mi carrera profesional he trabajado como detective privado. Soy legerenmante y tengo nociones de oclumancia - Era raro que compartiese esa información. - Puedo conseguir cualquier cosa que se me pida. Aunque preferiría no tener que ser especialmente simpática para hacerlo.
Thadeus esbozó una sonrisa. No terminaba de entrever si aquellas palabras significaban lo que él creía... ¡le estaban echando! LE parecía una actitud encantadora a la vez que completamente desconocía. Cuando él acudía a una fiesta siempre le rogaban que se quedase hasta el final. Es más... con frecuencia aducían que si él se iba, esta, la fiesta, se acababa. Ser echado, aun con buenas intenciones, le parecía cómico y curioso. No así ofensivo. Estaba claro que todo lo que había que hablar ya estaba hablado por lo que alargar más su estancia en aquel despacho le resultaba innecesario. Pero el hombrecillo tras el escritorio, envuelto en problemas... forrado de expedientes que suponían nuevos "fuegos" que se iban declarando en toda la ciudad... parecía querer pasar al siguiente asunto.
- El estress no es buen amigo, amigo... - adujo como colofón a un discurso que había empezado únicamente en su mente.
Amablemente le tendió la mano y tomando las carpetas que le habían ofrecido se dispuso a abandonar la estancia. Tomó amablemente a su mujer por la cintura atrayéndola hacia sí para propinarle un beso en la mejilla de ébano de esta. Luego dirigió la mirada cargada de amor y compasión al señor Salinas. No deseaba estar en su piel.
- Claro, mi amor. Además, el Retiro está muy cerca de nuestro Hotel. Así podemos echar un vistazo y después de comer "echar la siesta". - las cejas de Thadeus se arquearon repetidas veces. - Estaremos en contacto. - sentenció.
Thadeus y Nefertari salen del despacho y se dirigen al Retiro.
Pues precisamente eso es lo que buscamos, personas resolutivas y que puedan con todo. La legeremancia y la oclumancia no sé servirán del todo, porque parece que la mayoría son fenómenos relacionados con seres y criaturas mágicas.
Pero quizá nos vendría bien que fueras a visitar el Palacio de Linares, hace poco un muggle avisó de presencia de cocodrilos por los alrededores, y resulta un poco extraño ya que el río más cerca está a muchos kilómetros del Palacio y para colmo de todo, los cocodrilos no viven en los ríos de Madrid. Comunicó al tiempo que buscaba el expediente que hacía referencia a la extraña aparición del cocodrilo.
La legeremancia y la oclumancia no sé servirán del todo, porque parece que la mayoría son fenómenos relacionados con seres y criaturas mágicas.
Eso ya lo veremos.
La gente solía infravalorar esas habilidades. Eso siempre le beneficiaba.
Siguió escuchando.
Palacio de Linares. Cocodrilos. Cocodrilos. Cocodrilos.
Cocodrilos...
¿Este era la super misión super secreta? ¿De verdad?
- Cocodrilos. - Rebecca se levantó mientras repetía la palabra que tanto había repetido en su cabeza. Por la expresión de su cara, parecía que iba a darse la vuelta y marchar de allí. Pero no lo hizo. Extendió la mano para coger el informe.
- Muy bien. ¿Debo saber algo más?
En principio no, contestó Salinas. Puede llevarse el informe y estudiarlo más detenidamente. Cualquier tiene adjuntado mi número de teléfono. Eche un vistazo al documento, seguramente encuentre cualquier duda solucionada en él*.
El hombre se levantó de la silla y le tendió la mano. Muchísimas gracias, Sanders. Espero que logre averiguarlo cuanto antes.
*Cuando revises el documento, todas las dudas que te surjan solo tienes que hacerlo de forma narrativa y yo te las iré resolviendo como si todo estuviera escrito ahí.
- Muchísimas gracias a usted.
Puro formalismo. No le agradecía nada a ese hombre. Seguramente, no lo haría ni cuando recibiera la nómina. Si es que llegaba a recibirla.
- Cocodrilos
Resultaba insultante. Pero la experiencia le había enseñado a morderse la lengua y tragarse sus opiniones. Si las cosas iban bien, podría llegar una misión más importante. Si seguían dándole morralla, les metería sus informes por ese orificio que nunca veía el Sol.
- Tendrá noticias mías.
Estiró la mano para estrechársela. Fue un encuentro firme y escueto. El contacto físico le daba grima.
Sin decir nada más, salió del despacho. Destino: el Palacio de Linares. Le bastaría un visazo rápido al informe al llegar.