Allí está... el perro al que estoy persiguiendo, aquel a quien odio hasta morir... aquel cuya muerte se ha convertido en la única cosa que me mueve en este mundo, y que me empuja a seguir hacia adelante... Y le tengo al alcance de la mano...
Pero tras unos instantes, consigo apartar los ojos del maldito... para ver la composición de lo que tengo delante; Scipio parece estar siendo hechizado por ese bastardo... conoco las malas artes de ese endemoniado elfo, y se que eso es un problema... le desposeerá de su voluntad y podrá convertirlo en una marioneta... o permitir que la mujer de las dagas le destripe ante nuestras narices, sin que él haga nada por defenderse... Hay que actuar, y YA.
-Acabemos con esto
... más que una indicación al resto... parecería que es una declaración de intenciones propias, de ganas de acabar este negro camino por el que deambulo desde hace demasiados años.
Levanto el trabuco, y disparo al elfo... con la esperanza, no de matarlo, pues a esta distancia es improbable, sino más bien de que pierda la concentración y Scipio quede liberado de su influencia y pueda luchar... y matar
-¡¡MALDITO!!
Motivo: Disparo trabuco a Anwalën
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+15)=25
Motivo: Daño larga distancia...
Tirada: 1d6
Resultado: 2
Creo que estoy a larga, pero dentro de rango de tiro; si no, tras encarar, lo que haría sería adelantarme hasta llegar a distancia de tiro y soltar, si es posible, el trabucazo.
Disparo al elfo, y si le doy, le hago una mierda de daño... pero con la esperanza de que deje de estar centrado en Scipio