Partida Rol por web

Harvaka 2, el Capítulo Final.

Epílogo 7. La Fiesta Anual de Peregasto.

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15/10/2019, 11:24
Narrador
Sólo para el director

EPÍLOGO 7. NUEVA FIESTA EN PEREGASTO.

Los héroes que habían regresado de Angarkok fueron vitoreados cuando, con ropa nueva recién comprada por el gran anfitrión y nuevo rey de Catán Ediberto Dolfini, hicieron su aparición en escena en el salón del baile de la mansión Dolfini de Peregasto. Ya había pasado un año desde que Euyun asesinara al anterior rey Hido IV, y aunque muchos decían que tras aquel incidente no se volvería a celebrar el baile de anual de Peregasto, allí estaban de nuevo.

Nadja y Daito se sintieron como la primera vez que asistieron a aquella fiesta, como el centro de atención de todo el mundo. Ediberto se había convertido en un gran político. Mintió sobre el asesinato del rey para poder declarar la guerra a Angarkok. De esa manera lograba quitarse a un vecino muy molesto de encima y aunque no hubiera hecho falta, pues con la entrada el mar de Tildas en el reino subterráneo, el reino de Gurlb III hubiera quedado destruido de todas formas, ahora podía decir que habían sido aquellos cuatro hombres, los causantes de tal destrucción en una maniobra programada desde la inteligencia catanesa. Si, mintió también en eso.

Nadja, Daito, Tulius, Gorbagog y el difunto Kronan eran ahora héroes locales. Los cinco habían viajado hasta el interior del reino trasgo, habían colocado cargas explosivas en puntos estratégicos y habían volado el techo de la caverna provocando el desastre. Uno de ellos cayó en la incursión, pero el resto sobrevivió y ahora estaban siendo aplaudidos por una inmensidad de nobles, adinerados y amigos de Dolfini. Eso era lo que el pueblo catanés creería y no lo que realmente pasó. No obstante, de esa forma Ediberto seguiría siendo rey, la nación catanesa se había quitado de encima el grave problema de la nación vecina y sus continuos saqueos y ellos cuatro, quedaban como héroes que no eran y serían recordados por siempre.

Salvo aquel dudoso honor ganaban algo más. El favor de un rey, una cuantiosa recompensa, un título nobiliar en Catán y tierras y lo más importante, el cariño de un hombre sin el cual nunca hubieran podido rescatar a Elsabeth, ni frustrar los planes de aquel maldito elfo, que si bien no era su intención primera, no había estado de más. Fuera como fuera, ahora eran héroes, para lo bueno y para lo malo.

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15/10/2019, 11:39
Ediberto Dolfini
Sólo para el director

¡Aquí tenemos al gran Diato! - Dijo Adiberto agarrando la mano del norteó y alzándola hacia el techo del salón de baile. - ¡Este intrépido capitán de navío, hundió más de nueve embarcaciones pirata acabando con la vida del terrible pirata Sangaku! - Soltó una carcajada y el resto de los asistentes comenzó a aplaudir imbuidos de la charlatanería mágica de aquel hombre. - Su pueblo, Kornvaskr, fue destruido hace casi un lustro por piratas trasgos. La mayoría de sus habitantes sufrieron una muerte horrible ese día y los supervivientes fueron vendidos como esclavos en las diferentes lonjas de toda Gea. Una tragedia sin duda alguna. - Dijo ahora con mayor seriedad y se escuchó un lamento generalizado entre el público. - ¡Pero juró venganza y la obtuvo! - De nuevo soltó una risotada y alzó el brazo de Daito. - ¡Hoy es el barón de Lampuria y mi gran amigo! ¡Un aplauso por este hombre! - El ensordecedor aplauso duró casi un minuto.

Ediberto le guió un ojo a Daito. No haría falta que contara historias sobre su vida, ésta vez no. Ya eran de conocimiento público por la mayor parte de Catán, el bueno del Dolfini se había encargado de ello. Lampuria era un pequeño pueblo al norte de Alejandría, no muy lejos de Peregasto. No era un lugar muy poblado, a penas contaba con un centenar de habitantes que trabajaban las tierras de labranza anexas, pero suficiente como para que su barón viviera bien el resto de sus días y sin demasiadas preocupaciones.

- ¡Ella es la encantadora Nadja! - Agarrí dulcemente su mano y la besó. - Recientemente ha sido madre... - Confesó en tono de voz algo más bajo. - ¡Se internó en Angarkok embarazada y ayudó a que la guerra acabara rápido y con un final feliz! - Empezó  aplaudir poco a poco y los asistentes le imitaron. Entonces volvió a alzar la voz acallando a la multitud. - ¡Joder, es la jodida Nadja la Roja! ¡Atemorizó los mares de los jodidos sureños durante años abordo de su temible Yacaré! ¿Quién sino ella podría ser garante de tal gesta? - Se acercó al oído de Nadja. - Perdón si he sonado malsonante.

Nadja no se había ido tampoco con las manos vacías. Había adquirido el título de señora de Peregasto, que si bien no aparejaba estar al mando de ninguna población, si le otorgaba unas tierras al sur de Alejandría, concretamente en una zona marítima, que englobaba una pequeña bahía donde se encontraban unos viejos astilleros y un antiguo puerto en deshuso. Un lugar perfecto para atracar el Yacaré.

¿Qué decir de éste grandullón? - Abrazó a Gorbagog. - Es feo, redomadamente feo, pero su corazón es bello como el más guapo de todos ustedes. - Sonrió librando a Scipio de su abrazo. - Aquí donde muchos pueden ver a un monstruo, yo veo a una preciosa persona con un más precioso corazón. Un hombre en contra del esclavismo. Que fue esclavo y se reveló. Que fue soldado y decidió hacer algo mucho más grande que seguir órdenes. Gorbagog, luchó por su amor. Luchó por salvar a la bella Elsabeth de la esclavitud y cuando todo se puso en su contra, siguió luchando y la salvó de las manos de la muerte. - Comenzó a aplaudir. Algunas lágrimas se intuían en los rostros de alguna de las damas presentes. - Si, señores, el esclavismo es una lacra...

Gorbagog no obtuvo título nobiliar alguno, pero no por ello dejó de obtener reconocimiento. Dolfini le nombró general honorífico del ejército catanés y aunque no se situó al frente de ninguna tropa, le fue permitido luchar por los derechos de los esclavos, convirtiéndose en un activista en ese sentido. Logró muchos apoyos y tras la muerte de su antiguo patrón y amo, Lord Petrus Fillus, uno de los principales esclavistas de Catán y de toda Gea, la venta de esclavos bajó a niveles insospechados poco tiempo atrás.

Y como no... - Agarró a Tulius por encima del hombro y le despeinó de forma desenfadada. - Mi buen Tulius... - Sonrió. - ¿Qué puedo decir de ti? - Preguntó. Una incómoda pausa se formó entonces durante unos segundos. - ¡No en serio! ¿Qué puedo decir de ti? - Volvió a preguntar. Tulius enrojeció. No sabía que decir, no sabía que hacer y cuando fue hablar, fue interrumpido por Dolfini. - ¡Estaba bromeando! ¡Perdona, perdona! - Se escuchó una carcajada generalizada. - ¡Este joven nada tiene que envidiar al resto! ¡Este joven, por amistad y lealtad, siguió a Gorbagog hasta el fin del mundo! ¡Por amistad se jugó un consejo de guerra en la casa Fillus! - Bajó el tono de voz. - Pero yo arreglé ese entuerto. - Le guiñó su único ojo. - ¡Éste joven representa a la perfección los valores que ésta nación debe seguir en adelante! ¡Entrega, lealtad, amistad y valor! ¡Por ello quiero nombrarle capitán de infantería del ejército catanés y quiero regalarla una finca dentro de la ciudad! 

Ya no dijo nada más. Ediberto Dolfini rey de Catán ya había hecho lo que mejor se le daba, parlotear y envalentonar a las masas. Ahora, entre aplausos y vítores, Ediberto deseaba comer con sus amigos y disfrutar de la fiesta. Una fiesta en la que unos por segundo año consecutivo y otros por primera vez, eran los principales protagonistas y atracción circense.