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Harvaka 2, el Capítulo Final.

Epílogo 3. La Guerra de Dolfini.

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15/10/2019, 11:23
Narrador

EPÍLOGO 3. LA GUERRA DE DOLFINI.

La guerra entre Catán y Angarkok y sus aliados duró menos de lo que cabía esperar y fue menos cruenta de lo que en un principio debiera haber sido. La armada catanesa quedó al frente del general Ediberto Dolfini de Peregasto, máximo responsable militar de Catán tras la muerte del rey Hido IV a manos de, según la versión oficial, un grupo de trasgos que operaban bajo las órdenes del rey de Angarkok Gurlb III. El pueblo nunca sabría que la verdadera asesina era una sureña que se hizo pasar por meretriz y que asesinó al rey en sus aposentos de Peregasto. Demasiado avergonzante y no era una buena excusa para iniciar una guerra contra Angarkok.

Las batallas navales se saldaron con empate técnico. Las naves saukianas eran rápidas y pinchaban como avispas. Los buques cataneses eran más lentos, pero más resistentes y sus cañones hicieron su trabajo, muchas naves se hundieron durante las tres semanas que duró el conflicto. Muchos hombres y muchos trasgos murieron ahogados y durante los abordajes. También se produjeron algunas batallas en tierra firme, pero fueron pocas y de escasa relevancia. 

Para cuando Gurlb III firmó la rendición, poco quedaba ya de su reino. Había quedado inundado prácticamente en su totalidad. El mar de Tildas fue el mejor aliado de Catán. Destruyó el reino trasgo y llegado el momento en que Gurlb III necesitó suministros, no quedaban. El reino Sauk vio que su aliado se había debilitado demasiado y abandonó la causa. El rey Wilbald IX de la casa Eadjoan y el señor de la guerra Morthos, retiraron la ayuda y retiraron los buques de guerra. Gurlb III y los suyos, no más de tres mil almas al final de la guerra, quedaron sin reino y quedaron sin territorio. 

Gurlb III murió pocos meses después traicionado por los que fueran sus últimos seguidores leales y con el él, el ultimo rey trasgo de Angarkok. Los tres mil trasgos se dividieron. Algunos se dieron a la piratería, otros acabaron viviendo en el reino de Sauk, otros se fueron a las montañas. Muchos se mataron entre ellos y otros murieron a manos de messianos o artheños. Lo que es seguro, es que Angarkok desapareció de la faz de la tierra.

Y Ediberto Dolfini fue coronado rey. Siendo el octavo hijo de una familia noble de Peregasto, nunca imaginó llegar a donde había llegado. Soldado de oficio, señor de Peregasto por obligación, amante de la matanza de trasgos, reputado esclavista, negociador, gran anfitrión, embriagado ocasional, político, vicioso frecuente y ahora rey de Catán. ¿Algo más le podía pedir a la vida? Ciertamente la respuesta era obvia. Si, y mucho más le dio la vida, aunque esa es otra historia.