INVIERNO, AÑO 4711 RA.
DÍA DE LA LUNA, 10 DE ABADIO.
POR LA MAÑANA. - BAHÍA DE AVALON, ANTE LA "CUEVA DE LA BRUJA".
CLIMA FRÍO Y HÚMEDO.
Sebastián observó cómo el paladín cortaba y sajaba con precisión. Su estómago no se inmutó a medida que el proceso avanzaba hasta que al final Gheorghe encontró lo que buscaba. Cualquier otro estaría asqueado, pero Sebastián no tenía ni idea de por cuántas calamidades había pasado cuando habían perdido su memoria, y había perdido la cuenta de las que habían pasado después.
No era el momento de perder estómago. Era el momento de ser fuertes. Entonces reparó en el símbolo que les señalaba Enterrador. Un símbolo pintado en la pared que Anciano Sabio examinó con atención para tratar de dirimir qué era.
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DÍA DE LA LUNA, 10 DE ABADIO.
POR LA MAÑANA. - BAHÍA DE AVALON, INTERIOR DE LA "CUEVA DE LA BRUJA".
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Dyonisius se alejó cuando comprendió lo que iba a hacer Gheorghe. Era curioso que la idea de la matanza le desagradara y eso hizo que reflexionara. ¿Desde cuándo la mera realización de una disección le producía problema alguno, bien físico, bien mental, bien moral?
Sin duda, soy una persona distinta. Y además, Alexei era mi amigo.
El pensamiento, sin embargo, vino aparejado de no poca vergüenza. ¿Acaso para Gheorghe no era entonces mucho peor? Después de todo era su familia. Pero daba igual. Sencillamente no podía permitirse el lujo de arriesgar ni su cordura ni su estabilidad física. Por el bien de todos.
Aprovechó para registrar y tomar los bienes del cuerpo de la bruja y, luego, se acercó al símbolo que les había indicado Anselmo y Sebastián y lo examinó.
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POR LA MAÑANA. - BAHÍA DE AVALON, INTERIOR DE LA "CUEVA DE LA BRUJA".
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Hacia el norte, después de la caverna de entrada y la pequeña cueva llena de hongos donde había muerto Réquiem, se alzaba una barricada hecha de troncos pequeños atados juntos con densas enreadaderas, que hubiera sellado la entrada a la gran cámara más allá, de no haber sido dejado abierta por la Bruja mediante lazos de cuerda que servían como agarraderas y que estaban atados a la barricada a cada extremo para arrastrar el obstáculo hacia su posición, pivotando por un lado. La barrera había estado encajada en el pasadizo de tal modo que no pudiera ser empujada sin más.
El pequeño sistema de cuevas se abría hasta una gran cámara con un techo manchado de hollín. Una mesa cubierta con ollas de cocinar, frascos de cristal, y otras herramientas se apoyaba contra la pared de la parte sudeste de la estancia, cerca de una fogata y de una caja de madera.
Parecía evidente que la Bruja refinaba en esta cámara diferentes partes plantas y partes de animales, para elaborar diferentes variedades de preparados. El techo de esta cueva tenía una altura de tan sólo poco más de dos metros en el extremo oeste, pero se elevaba a unos tres metros y medio en el lado este, conforme el suelo descendía suavemente. La cámara estaba llena de los brumosos restos del humo de las brasas de la fogata. Una linterna en la mesa de trabajo arrojaba luz amarilla por todo el lugar.
Una masa en espiral de zarcillos con dos largas colas descendentes estaba pintada en la pared este.
La mesa de trabajo de madera contra la pared contenía una gran selección de contendores y vasos para ayudar a elaborar toda clase de preparados. Los frascos y latas parecían contener reactivos y materiales para producir sustancias alquímicas y pociones.
Una pequeña olla de hojalata se enfriaba en el borde de la mesa, llena con alguna clase de sustancia verde maloliente.
Parece que en este lugar vivían los dos lobos fúngicos, en su momento lobos normales infectados con alguna clase de esporas.
La caja junto a la mesa contenía once frascos de poción y varios viales de lo que parecían venenos. También había una nota doblada sobre la mesa, escrita en Común, en la que se leía: "Más de tus preparados inductores de sueños, así como más de ese aceite". La nota la firmaba una persona llamada Melisenn.
Hacia el norte y el oeste parecía haber una cueva más pequeña, bloqueada por una barricada que entre todos pudieron mover fácilmente, pues tenía la mitad de tamaño y peso que la principal.
Con seis metros de ancho en su parte más amplia, esta cueva redondeada contenía un jergón con mantas dispersas, una palangana de madera con agua limpia, y un cofre cerrado de aspecto resistente.
Sin duda esa debía ser la cámara donde dormía la Bruja. El suelo de esa estancia era menos lodoso que el del resto del sistema de cuevas, y el jergón de la Bruja estaba sobre un montón de paja para mantenerlo seco.
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Aquello estaba hecho, los restos de Alexei habían sido recogidos y, con la capa de la bruja, al menos tenía un hatillo para ellos... Pero no le acababa de convencer. Un gesto de desagrado apareció en su rostro, conforme valoraba el resultado. No, no iba a valer. Se levantó con decisión y salió en busca de refuerzos para el traslado de Alexei, echando un somero vistazo al símbolo según pasaba.
Al reconocerlo, se detuvo, entrecerrando los ojos.
-No miréis eso. No penséis siquiera en eso. Borradlo de vuestra mente si podéis-dijo, con tono seco y levemente ausente-debería intentar borrar eso...
Por desgracia, parecía demasiado incrustado, así que volvió su atención al cofre.
-Y eso es una trampa. Creo que hay un mecanismo que la desactiva, ahí-señaló-tened cuidado... Y, si tenemos tiempo, deberíamos volver con un pico a borrar ese símbolo de la pared, aunque sea tirándola abajo.
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Tras echar un vistazo al laboratorio, haciéndose con una nota firmada por un o una tal Melisenn, Enterrador dejó los frascos de pociones y venenos por si Dyonisius deseaba indagar sobre posible magía en ellos. Se extrañó ante la insistencia de Gheorghe de acabar con aquel símbolo de la pared. En una primera instancia le había parecido un símbolo deforme de Farasma. Tampoco le había dado demasiada importancia. Pero al parecer el caballero tenía sus motivos para eliminar aquello cuanto antes. Algo oscuro y vil podría estar detrás de él. No dudó de él.
Una vez apartada la barricada y dentro de cubículo de la bruja hallaron su camastro y un cofre. Gheorghe señaló que había una trampa en él y cómo debían manipular la caja para no activarlo. Aquello volvió a extrañar a Anselmo, que no esperaba que el paladín tuviera nociones sobre trampas y engaños. El enterrador lo miró y asintió con la cabeza en reconocimiento.
Mientras trataba de sacar con sumo cuidado la caja de aquel lugar o en su defecto abrirla para ver su contenido, Anselmo tomó la palabra.
- El símbolo está hecho con zarzillos y hongos. Intentar romperlo o rascarlo posiblemente lance esporas por doquier y creo que eso podría ser muy nocivo o tóxico. Creo que, momentos antes de abandonar este lugar, podríamos incendiar el símbolo y los cadáveres. Toda la cueva en sí mientras salimos raudos y evitamos cualquier contagio - opinó echando mano a uno de sus bolsillos y mostrando un frasco que explicaba el cómo hacerlo: fuego alquímico.
- Creamos un rastro de aceite desde el símbolo hasta los cuerpos de los lobos y la bruja. También hacia la cueva del maldito monstruo, para asegurarnos que prenda todo y todos - propuso el enterrador.
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Dyonisius esperó a que sus compañeros hablaran antes de hacer él lo propio.
- Lo cierto es que no he podido reconocer ese símbolo, más allá de notar algo maligno. Si efectivamente está hecho de zarzas y materia vegetal en gran medida, la opinión de Anselmo me parece correcta. Y más si se trata de trampas creadas por una bruja especializada en magia vegetal... aunque si os soy sincero más que una bruja me da la sensación de ser una druida corrupta de algún tipo.- Tras las palabras, que más parecían una reflexión hecha en voz alta, Dyonius siguió hablando- Nuestra muerta enemiga, además de una especie de armadura de madera y unas ropas que no sirven ni para quemarlas, llevaba un pergamino mágico, una lanza que parece especialmente bien realizada y una bolsa de componentes. Cuando tenga un momento, si os parece, lo examinaré más detalladamente. También la llave de un cofre, que bien puede ser esa. Así que...
Y tras esto esperó a que Anselmo diera buena cuenta de la trampa que Gheorghe había descubierto y procedió a abrir el cofre con la llave y mirar su contenido, y guardar el mismo.
- Tal vez podríamos usar el cofre para llevar los restos del buen Alexei. Y creo que deberíamos llevar también el cadáver de la bruja y de sus lobos, quizás usando para ello su capa. Tal vez quemar el cadáver de la bruja y de sus mascotas pueda calmar a las gentes de esta ciudad.
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- Veamos... está bastante vacío- comentó el nigromante antes de abrir el cofre, empezando a enumerar.- Algunas mudas de ropa de mujer, no demasiado valiosa. Una jarra de arcilla con algún tipo de polvo o droga. Y una buena bolsa de monedas de oro. Presumo que en este cofre se llevó el material de alquimia que hay en la mesa más grande.- Guardó un instante de silencio y luego continuó.- Mi propuesta: soy un alquimista competente y aunque tengo mis dudas que tengamos tiempo entre urgencia y urgencia, este equipo puede ser útil para identificar pócimas, venenos, drogas, unguentos y demás. Yo usaría tanto las mudas de mujer como la ropa de cama para llevarnos los restos de Alexei e introduciría y me llevaría con el cofre tanto el contenido actual del mismo como el equipo de alquimia completo, linterna, frascos y latas con reactivos y materiales, olla y sustancia verde, once frascos de poción y varios viales, incluidos. Una vez hecho esto... usaría la capa de la bruja para arrastrar el cadáver de ella y sus mascotas para acreditar nuestra victoria, aunque quizas cortar la cabeza de la bruja y quemar todo lo demás sea más fácil y más útil. Porque coincido con Anselmo en que debemos quemar este lugar una vez nos hayamos llevado todo lo que sea de utilidad.
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Sebastián escuchó a unos y a otros para finalmente menear la cabeza.
- Quemar este lugar me parece correcto. Pero yo no cargaría con los cadáveres de la bruja y los lobos. Si aún tienen esporas podrían infectar a gente del pueblo. Me limitaría a cortar sus cabezas y mostrarlas para que luego las quemen si quieren. - Cargar con todo era un peso excesivo con el que no tenían que cargar.
- Me sentiré más tranquilo una vez nos marchemos de aquí y este lugar arda al completo. - Afirmó.
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-No penséis en ese símbolo. No le deis vueltas, no ahondéis en ello. Borradlo de vuestra memoria si podéis. Su mera presencia, su mero conocimiento, es peligroso e infeccioso-explicó Gheorghe sucintamente. Se resistía a dar más datos, pues estaba claro que aquello no debía tener cabida en aquel mundo. Por desgracia, podría ser que se equivocaran en todo aquello. Esta no era "la" bruja, pero probablemente sí era alguna clase de bruja... Y aquella marca podría estar relacionada con el condenado Desvanecimiento.
-Si es posible transportar a Alexei solo con las ropas... Sea-replicó al mago, suspirando-solo necesitamos las cabezas, y puede que nos baste con la de la mujer. Sus cuerpos son peligrosos, todo este lugar lo es.
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Anselmo enarcó una ceja cuando Gheorghe volvió y volvió a repetir sobre lo nocivo de aquel símbolo. De no haber mencionado aquello seguramente hubiera pasado sin pena ni gloria para el enterrador. Ahora le preocupaba. Al igual que Dyonisius queriendo llevar pruebas a Thrusmoor sobre la existencia de la bruja. Por su parte prefería no tocar nada, por ello expresó su negativa a tocar los cadáveres para portarlos.
- Los propios cuerpos estarán infectados. Por mi no los tocaría. Solo quemarlos, como todo lo que crece en esta cueva. Pero si queréis llevaros cabezas, adelante - expuso -. Quizás podamos llevarnos en el cofre algo del equipo y viales de la bruja. Podría ser útil - admitió a Nigromante. Al igual que el arcano él también tenía conocimientos de alquimia y tener un laboratorio a su disposición quizás pudiera ayudarles.
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El paladín no tardó en reclamar toda manta y ropa de cama que vio, con las que fue reforzando el siniestro hatillo que contenía el cuerpo de Alexei hasta quedar satisfecho con el resultado. Con aquello podría volver a la ciudad... Y conseguir una parcela donde enterraran a su difunto hermano.
-Fuego... ¿Tenemos modo de hacerlo ahora?-preguntó el paladín, mientras se acercaba al cuerpo de la bruja. Aquella mujer le había arrebatado a su hermano... Pero, más allá de motivos egoístas, también había arrancado la paz de la capital del condado, y seguramente había conspirado para poner en marcha los siniestros acontecimientos que se estaban dando por aquel lugar. Aquel era un acto de justicia y por la salvación de las buenas gentes del lugar.
Con ese pensamiento en mente alzó el hacha de Velkan y la descargó sobre el cuello del cadáver. Repitió la operación hasta separar la cabeza del cuerpo, recogiéndola finalmente por el pelo.
-Quizás esto apacigüe a los habitantes, al menos un tiempo.
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Recogiendo todas las cosas que creyeron que podían tener algún valor, todos se fueron preparando para marcharse.
Gheorghe había recogido los restos devorados de su hermano pequeño y los había envuelto en un fardo compuesto por una capa de pieles, ropas y varias mantas. Después cortó con su hacha la cabeza de la bruja y se la llevó también.
Tormento de Tinieblas y Anciano Sabio ayudaron a Nigromante, que era observado en silencio por su cuervo Hombro Izquierdo, a llevarse el laboratorio alquímico de la bruja en el recio cofre que lo contenía.
Enterrador dispuso todo el combustible disponible en la cueva para quemar los cuerpos junto con el símbolo impío que tanto preocupaba al Paladín de Iomedae. Después utilizó un frasco de fuego alquímico para prender fuego a la cueva, arrasando con todo mientras los aventureros se subían finalmente a la barca del Pescador Toli Remsatter y se alejaban por la Bahí de Avalon, de regreso al sombrío Thrushmoor.
// Salen de escena: Anciano Sabio, Enterrador, Gheorghe, Nigromante, Réquiem (fallecido), Tormento de Tinieblas, Pescador Toli Remsatter. - Siguen en: Thrushmoor.