Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 19 DE ABADIO. LARGANOCHE (LUNA LLENA).

HACIA LAS TRES DE LA TARDE. - LEPIDSTADT.

TIEMPO INVERNAL, CIELO DESPEJADO.

Sascha se apartó de Gruñido para colocarse junto a Konrad. Apenas había prestado atención al resto de la conversación, aunque tampoco es que importase mucho. Tanto ella como Gruñido irían donde Konrad fuera, y participar o no en la toma de decisiones era irrelevante. Si por ella fuera se marcharía de la ciudad, a algún lugar remoto en el que poder asentarse con su clan y disfrutar del silencio de la noche, pero los planes de su amo era bastante diferentes. Sascha era incapaz de imaginar a Konrad, tan acostumbrado a las comodidades, a vivir de esa manera tan salvaje y, por ello, su alma siempre estaría dividida entre su deber y sus deseos. 

La mirada de Enterrador no le pasó desapercibida, pero prefirió ignorarla. Quizás su reacción había sido exagerada, pero jamás se disculparía por ello. Mataría a quien fuese por proteger a su clan y sus secretos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 19 DE ABADIO. LARGANOCHE (LUNA LLENA).

HACIA LAS TRES DE LA TARDE. - LEPIDSTADT.

TIEMPO INVERNAL, CIELO DESPEJADO.

Konrad relajó el rostro y sonrió afablemente.

- Bueno, pues si todo está aclarado, vayamos a la posada, preparemos nuestras cosas y salgamos cuanto antes. ¿Todos de acuerdo?- Hablaría con Gruñido y Sascha antes de partir, en la intimidad de sus aposentos. Puso su cálida mano en el hombro de Enterrador y le dirigió una mirada cargada de comprensión. Sascha podía resultar cortante como el filo de su enorme hacha y fría como el hielo, pero su compromiso con ella estaba fuera de toda duda. Le había salvado la vida en innumerables ocasiones.- Verás que no formamos un grupo demasiado hablador. Echaré de menos al Doctor Vandel con el que disertábamos de multitud de temas. Era... es un hombre peculiar.- No recordaba si Anselmo era un buen conversador, pero tendrían tiempo de verlo durante el largo viaje en carromato.- Normalmente Querio ocupaba un asiento a mi lado en el carromato, sería un honor que ocuparas su lugar, Anselmo.- Así podrían limar las asperezas que pudieran haber surgido por el comportamiento de su indómita ama de llaves.

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DÍA DEL BIENESTAR, 19 DE ABADIO. LARGANOCHE (LUNA LLENA).

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TIEMPO INVERNAL, CIELO DESPEJADO.

Cazador había estado en segundo plano durante las conversaciones de aquellos. No había entendido la mitad y no le importaba demasiado. Sería cosas suyas.

—A lo que usted mande, señor Konrad. Prepararé mi caballo... quiero decir, el caballo del señor Gheorghe. Si me lo permite, patrón, creo que el mejor camino es rodeando el pantano, como bien ha dicho don Janos. Yo le puedo guiar el camino para que no haya ningún problema con su carruaje. Conozco bien la zona.— aseguró.

La verdad era que nunca jamás había recorrido aquellos caminos, pero pensó que no podían ser muy diferentes de los que ya conocía.

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Velkan miró por última vez el cielo.

—Salgamos cuanto antes —dijo de nuevo.

No parecía muy atento a la conversación que los demás mantenían, sus intereses estaban en otro lado y a medida que avanzaba el tiempo. Su mandíbula estaba más apretada, se rascaba más y miraba de un lado a otro enseñando los dientes como si en cada sombra o esquina hubiera un posible peligro.

—Janos te acompaño —susurró al escudero, dejando claros sus próximos pasos.

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DÍA DEL BIENESTAR, 19 DE ABADIO. LARGANOCHE (LUNA LLENA).

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TIEMPO INVERNAL, CIELO DESPEJADO.

Anselmo negó con la cabeza.

- No, Konrad. Está de todo menos aclarado - dijo al noble mirando durante unos instantes con fijeza a la pareja de Sascha y Gruñido, preocupado. Mas el enterrador no insistió.

Cada cosa tiene su momento y este no parece el más indicado.

- Y sí. Cuanto antes salgamos antes alcanzaremos nuestro objetivo - admitió al mayor de los Mykephoros. Notó la mano de este sobre su hombro al igual que sintió cómo su musculatura se tensaba repentinamente, no agradándole el tacto. La rigidez propia de un contacto inesperado y la reacción a la defensiva de su propio cuerpo. Tardó unos momentos en procesar que no había amenaza en ello y se relajó mayormente. El noble intentaba ser comunicativo y afable, dejando ver que las conversaciones no era lo habitual entre ese grupo. Enterrador dibujo en su boca media mueca sardónica.

- Entonces no notaré gran diferencia - comentó con cierta ironía el sepulturero, recordando cómo su grupo tampoco era muy dado a la comunicación. Bueno... aquello no era del todo cierto. En los últimos días ciertas cosas habían cambiado y la verdad que el grupo resultaba más comunicativo. Y Enterrador lo era también con cierta persona. Aunque lo más sorprendente es que el más taciturno y callado, con un halo de interesante y enigmático, últimamente se había convertido en un auténtico palizas. El investigador se preguntó si las temibles alteraciones y cambios de Thrushmoor estarían relacionadas. A saber.

- Agradezco tu invitación, Konrad. Desconozco o no recuerdo cómo se siente viajar en un carromato nobiliario. Vendrá bien descubrirlo - admitió -. ES - confirmó sobre el estado de Vandel -. No lo... presiento en mal estado - reconoció.

Konrad querría hablar con él durante el trayecto. Aquello sería buen momento para intercambiar información.

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DÍA DEL BIENESTAR, 19 DE ABADIO. LARGANOCHE (LUNA LLENA).

POR LA TARDE. - LEPIDSTADT.

TIEMPO INVERNAL, CIELO DESPEJADO.

Tras organizarse, recoger todas sus cosas, y que Janos avisara al maestro armero de que posiblemente tardarían varios días más (a lo cual no hubo el menor problema por parte del artesano); el grupo partió de Lepidstadt hacia los páramos de Ustalav.

Cazador y Janos iban delante, en sus caballos. Después el carruaje, con Gruñido conduciendo y Velkan a su lado en el pescante. Dentro del carruaje noble viajaban el señor Konrad, su ama de llaves Sascha, y Enterrador. Tharath seguía al grupo algo retrasado detrás del carruaje.