Ya estaba de vuelta a Ciudadela, mientras caminaba por la ciudad de ciudadela mi cabecita decía, si lo llego a saber esto antes no me hubiera ido de este lugar… pero claro verónica como son la ansias de explorar ciudades nuevas.
Había mucha gente es ciudadela y vi a señor Lyons y le dije con cara alegre. –Hola de nuevo señor Lyons por lo que veo que sigue todo correcto. ¿sabe usted porque nos han convocado a ciudadela?
Cuanta gente se había reunido en la ciudadela, aparte de las personas que iban en mi grupo no conocía a nadie, ¿Podría confiar en todos ellos?. Pete saludo a una Supermutante, Bien no soy la única que anda por el Yermo.
Me quede espectante para ver que nos contaba el Elder Lyons sobre los inminentes misiles que se aproximaban.
¡Yiiiija! ¿Alguien ha llamado a un exterminador?
Pregunto con una gran sonrisa desde el enorme robot que conduzco con mis compañeros.
Desde su privilegiada posición en lo alto de uno de los hombros del robot, Lily mira a todos los supervivientes que se han reunido en la ciudadela.
Es un placer volver a verle, buen hombre. Veo que tú y el paladin no os habéis separado desde Little Lamplight. Espero que hayáis tenido un viaje más sencillo que el mío, gritó a Pete desde lo alto.
Verónica, que bien volver a verla. Sentí mucho que nuestros caminos se separaran tras lo ocurrido en el Inframundo. Allí fue donde la supermutante había salvado a la chica de morir a manos de un Behemoth.
También reconoció a Canijo y al Elder McNamara de su encontronazo en el Vault 101, pero no les saludó porque recordaba lo huraños que habían sido.
Tras rastrear el resto de rostros, su mirada quedó prendada de la única supermutante que había visto en los últimos meses. Quitándose el sombrero, saludó a Tabitha: Siento no poder bajar a hablar contigo, querida. Pero es incómodo volver a subir.
- Pues si que se han reunido unos cuantos aquí - respondo desde el interior del robot - Esperemos que esteis listos para acabar con nuestros enemigos, va a ser una buena pelea final - termino diciendo recostandome en el asiento del robot a la espera de que todo comienza de una vez.
Vi una cara conocida de cuando estuve en el yermo. Le di la mano con un saludo educado y le dije. –Lily Bowen encantada de volverla a verla. Que tal sus aventuras por las demás ciudades...
Había mucha gente allí, era buena señal, aunque siempre podía haber un traidor entre ellos, y más viendo lo que ocurrió en aquella cueva. Pero ahora era el momento del reencuentro con los miembros de la Hermandad.
-Hola de nuevo, como ves vuelvo de una pieza- le dijo a su amigo el Elder Lyons- aunque por poco no lo consigo- sin embargo cambió de tema- ¿habéis tenido algún problema en nuestra ausencia?
Miró al resto de personas que acababa de llegar a la Ciudadela, algunos le sonaban de vista, aunque no a todos.
-Hola a todos- se limitó a decir.
Cross había permanecido en silencio desde que el grupo recibiera el brutal ataque de los soldados del enclae en la cueva. Su intuición parecía haberle fallado, y no lograba encontrar una explicación lógica para ello, algo insólito que nunca le había ocurrido.
Sin embargo, no quedaba tiempo para seguir elucubrando. Habían logrado regresar a la Ciudadela, y ahora lo que se necesitaba era su pericia como soldado, no sus otras particulares... artes.
Saludos a todos dijo lacónicamente, a desgana. Frunciendo el ceño barrió la sala, evaluando a todas y cada una de las personas presentes. Sus armas, su porte, su estado físico. Todo importaría en el conflicto que se avecinaba. Pero sobre todo, contarían las ganas de sobrevivir a esos malditos asesinos.