Tras colgar el chico miró el asfalto con disgusto. Conducían ya entre las calles de la ciudad. -Que vergüenza, ya siento que hayas oído esto. Esto es el lado malo de ser hijo único con unos padres sobreprotectores.
Aparcó frente al portal de Candy. -Me temo que no voy a poder quedarme. Diles que lo siento. Y no te vayas de casa de Candy hasta que no sea completamente de día o que te acompañe Al o llama un taxi ¿vale? Me importas mucho.
Tras despedirse todo lo afectuosamente que Holly y el temor a un vecino mirón les viese le permitieron, esperó hasta que la chica se metió en el edificio de Candy.
Al se limitaba, con el esfuerzo de control del propio ser que ello conllevaba, a quedarse sentado mientras ella se movía, le susurraba y se colocaba sobre él. Trataba de aparentar ser uno de esos tipos duros que nada ni nadie les afecta, pero es que aquella muchacha era mucho más que nadie: era la maldita FireCandy, o algo así.
Pese a que no se movía y miraba hacia un lado con aire impasible aquella calidez y aquel susurro provocaban una reacción física en él que escapaba a lo que pretendía, una dureza que ella de seguro no tardaría en notar.
Contigo todo termina en un cuerpo a cuerpo -intentó usar sus propias palabras, con otros matices, pero no podía negar que la atención que le daba le encantaba, pese a un falso tono de réplica-. Sólo te dejo pensar que puedes ser rescatada, Riding Red Candy -un juego de palabras que acababa de sacarse entre su nombre y caperucita roja- pero acecho a la espera del momento para poder ¡comerte mejor!
Tras exclamar giró y marcó sus dientes en el cuello de la pelirroja, amenazando con dejarle una marca visible por los que estaban por llegar si no intentaba liberarse. Sus brazos seguían tendidos sobre la cabecera del sofá, dándole sólo unos segundos para reaccionar.
Se estaba divirtiendo con aquel juego de provocación hasta que la intentó morder, entonces reaccionó sorprendida, intentó echarse hacia atras y encogerse con los hombros para que no le mordiese- ¿Que ha sido eso? -se lo quedó mirando, entre inquieta y aguantándose la risa- ¿Que eres, un vampiro? -no se alejó demasiado, quedó todavía a horcajadas sobre él pero ya erguida, y situó sus manos sobre el pecho del chico para indicarle que todo bien, a pesar de que se lo estaba imaginando cambiándose de ropa porque la tenía llena de sangre o algo así- Creía que era yo la que te la iba a chupar, no al revés -dijo así, como chiste malo- Estoy un poco nerviosa con todo lo que está pasando, es sólo eso -sabía que de ese asunto familiar suyo no le estaba queriendo contar todo, y no tenía que hacerlo, ni siquiera estaba segura de si soportaría la verdad, nunca había sido valiente. Su vida y la de quienes la rodeaban se estaba complicando, ella sólo quería fumar hierba con su amigo y echarle un polvo, pero tenía la sensación de que aquella vez con pasar de todo no bastaría para que sus problemas desaparecieran.
Casi rió cuando ella se apartó, hasta que le preguntó si era un vampiro, entonces alzó una ceja y, de no ser por la preocupación en su cara, la carcajada hubiese resonado en toda la casa. Había ganado algo de tiempo hasta el concilio, pero igualmente tenerla tan cerca era algo que, de algún modo, necesitaba.
Si fuese un vampiro estarías muerta. O serías mi esclava. Y mañana no podría ir a clase por que moriría, o me pondría a brillar, no sé...
Intentó bromear un poco, pero de algún modo notó que había algo más, algo importante para ella. Cerró los ojos y puso ambas manos en los hombros de la pelirroja.
Si hay algo que necesites decirme. Cualquier cosa. Puedes hacerlo. Lo sabes ¿verdad, Candy?
Porfi, no escribais hasta nuevo aviso. Permitidme parar la escena un par de días que he encontrado una solución al desganamiento que arrastro. Va a ser un poco de curro para mi, pero en cuanto se me ha ocurrido me han vuelto las ganas de hacerme una cafetera y escribir hasta que sea necesario.
Perdonad que os ponga en pausa la escena. Si quereis podeis seguir Al y tú hasta que llegue Holly.
Ladeando la cabeza y con una sonrisilla, a la pelirroja se le ocurrían mejores cosas que un vampiro podría hacer que ir por ahí matando y esclavizando, luego le vino a la mente la relación de Aidan y su madre y se preguntó si todos los sobrenaturales serían así de posesivos- Esa debería ser mi frase -le respondió cuando le puso las manos sobre los hombros. Se las agarró y las situó donde ella quiso, una en el muslo y la otra tocando nalga- A por mi no han mandando a nadie y me haces preocuparme. Y yo nunca me preocupo por nada -pero estaba siendo una noche de lo más inusual, no sólo era ella- Si es algo que no me puedes contar dímelo, lo entiendo y no me voy a enfadar, te quiero, pero no me cuentes a medias -suspiró, miraba su pecho cuando le puso las manos sobre este, luego a los ojos- Se que hay algo extraño, sólo los que están tocados por lo sobrenatural recordarían lo que pasó en el centro comercial, si no esa niebla que vimos te habría hecho olvidar, como a Holly.
Desde luego el abusón no iba a quejarse de que cambiasen sus manos para abusar un poco de la pelirroja, es más, cuando una de ellas fue a la nalga aprovechó para marcar un poco los dedos. Sin embargo sus ojos no se apartaban de los de ella, su preocupación casi le dolía. Él era quien debía encargarse y no al revés. Pero algo de lo que dijo ella le hizo sonreír con confianza.
¿Eso es que tú estás tocada por lo sobrenatural? Mh... a ver que adivine. Vampiro no, que tu piel tostada por el sol y tus bikinis no nos los podemos perder. Mh... ¿Mujer lobo? ¿Por eso me comes con los ojos? -río- ¿O una poderosa hechicera de un linaje ancestral?
La verdad es que le divertía la idea -por otro lado terrorífica- de que se pusiera a aullar a la luna llena o convocar un relámpago con su mano con una sonrisa de malvada. Finalmente decidió ceder un poco primero.
Eran unas cuentas pendientes relacionadas con mi familia. Mi familia real, quiero decir. Hay... pactos. Antiguos. Que me protegen. Supongo. Un asco, en realidad. Muchas veces hacen cosas por tí, en tu nombre, sin que tú quieras. Me han contado que esta isla parece un imán para sucesos insólitos, la Niebla es uno de ellos, uno de los más temibles, me han dicho.
- Diría que si... -se mordió el labio encogiéndose de hombros, lo sobrenatural le había tocado, y ya no había vuelta atras. La idea de ser una mujer lobo, que el cuerpo le cambiase de esa forma tan fea y con todo ese pelo, a cualquiera le daría pesadillas- Me suelen llamar zorra, no loba -aclaró riéndose un poco ella también.
Lo que vino luego lo escuchó con atención- A mi también me viene de familia, por lo visto desciendo de... brujas, mi abuela lo era, y no se si mi madre llegó a serlo pero, hizo algo para romper con aquello, osea, que no era bruja, ni yo tampoco he heredado ya eso -aunque creía que podría haber sido una genial, pasaba por una; pelirroja, promiscua, sólo le faltaba un negro, no necesariamente un gato, y lo tendría todo- Quiero contarte más pero, apenas me acabo de enterar y antes necesito averiguar que me está pasando.
- Esto no se lo cuentes a nadie, ni a Holly ni a Vanessa. No quiero meterlas en esto y que corran peligro por mi culpa. Roland también viene de camino y él recuerda lo del centro comercial, quizá haya algo extraño en él pero, tampoco se lo voy a contar, no me fío tanto de él y esto parece serio -sólo se lo había tirado unas cuentas veces, no eran amigos, y después del numerito en la playa...- Queda entre tú y yo.
Era normal que los padres de Roland se preocupasen por él, es mas ya me parecía extraño que mis padres no me llamaran para hacerme volver a casa, pero cierta forma agradecía que la información no volara y les llegara a ellos.
-No te preocupes, entiendo, solo cuídate ¿vale?- le comento tras la llamada de la madre del Rey.
Al llegar a la casa de Candy, la despedida le pareció inquietante, la leve impresión de que algo cambiaría para siempre la hizo abrazarlo fuertemente, lo ocurrido esta noche y los cambios de los que hablaron, marcarían un antes y un después.
-Tranquilo, me quedare junto a Candy y Al lo mas que pueda, te llamare si me muevo de aquí...- un momento de silencio y un par de miradas preocupadas y Holly le dio un beso -Cuidate, Roland- y se bajo del auto para entrar a la casa, desde el umbral vio como Roland se marchaba.
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Candy le abrió la puerta, Holly venia sola.
-¿Como están?, esto es una locura Candy, a Kelly la mataron y el eclipse... algo paso chicos, algo paso en Daring esta noche- decía Holly claramente hiperventilada y entrando a la casa, saco su móvil y le mostró las fotos -¿ven las marcas?, esto no es normal y las fibras en su cabello...miren- y saco la muestra que había retirado del cuerpo de Kelly.
-Con lo que me contaron que paso en el Centro Comercial y esto, creo que lo que pasa aquí es mas grande de lo que pensábamos- entonces se quedo quieta mirando a sus amigos, quizás creerían que Holly enloqueció, pero estaba muy cuerda y con unas ansias de investigar que estaba ocurriendo enormes.
Lo siento, estoy poniendo los post que debo.