Partida Rol por web

Después de varios días de viaje, los Guardianes Errantes (más Shem) llegó a la ciudad de Nogdem. Viajar con Shem no había sido un problema, en un mundo lleno de humanos, elfos, enanos, pero también félidos, tortúgidos y rátidos, el forjado era una rareza más, pero no algo que creara algún tipo de alarma. Un graciosillo podría generarle los mismos problemas al paladín de Sirius que a Rajmia.

Nogdem era una ciudad conocida por todos, puesto que en el viaje de ida ya habían pasado por allí, pero que tenía especiales vínculos con Aethorn y Elbrietas. El paladín era miembro de los Caballeros del Guantelete, Orden de Caballeros que guiaba a la ciudad. La gnoma por su parte, había sido instruida en la orden, pero a diferencia del aasimar había sido licenciada con mucho (¡muchísimo!) deshonor. Pero claro, sólo había que conocer un poco a Elbrietas para saber que su lugar no estaba entre unos caballeros.

El grupo se dirigió a "El caldero de Maryam", la taberna donde residieron en el viaje de ida. Fue una recomendación de Elbrieta a que no le gustaban la mayoría de los locales que frecuentaban los caballeros.Tras conseguir las habitaciones y los aventureros se dispusieron a cenar. Entonces al final de la cena, Frank, un caballero del Guantelte, vino con un mensaje de la Orden en la que requerían la presencia de Aethorn. El paladín no tardó en marcharse.

Poco después, era Kilian el que se levantaba de la mesa, quería tomar un poco de aire y sin dar más explicaciones también salió de la taberna. En otras circunstancias se podrían haber preocupado de que fuera sólo, pero Nogdem era la ciudad más segura de Benerluxia. Nada iba a pasarle.

Y allí se quedó el resto de sobremesa: Elbrietas, Jace, Klaus, Rajmia, Shem y Zhukov. Puede que hubieran comido lo suficiente, pero una cosa distinta era lo de beber.

Mientras Zhukov pedía su jarra de hidromiel para bajar la comida y Elbrietas hacía de las suyas, Rajmia, que nunca había bebido alcohol porque quería ser consciente de todo lo que ocurría a su alrededor (más aún desde el día en que erró el tiro provocando la muerte de Liam), aprovechó para acercarse a Shem y preguntarle por lo ocurrido.

Se había estado diciendo durante todo el viaje que debía ser paciente y esperar al momento adecuado, pero su curiosidad innata la traicionaba una vez más. -Si no le pregunto a Shem, no conseguiré pegar ojo esta noche... 

-Shem, perdona mi intromisión, pero no sé si sabrás que los félidos tenemos un gran sentido de la curiosidad, que nos traiciona en muchas ocasiones. -se detuvo un instante, pensando en cómo prepararse para lanzar la pregunta.-No he podido evitar darle vueltas estos días a tu enfrentamiento con aquel vampiro y el motivo que te hizo prometer no atacar a ningún enemigo durante un año. ¿Tan grave fue lo que sucedió?

El no bebería, nunca lo hacía. No era algo que le causara especial necesidad o curiosidad por mucho que sus compañeros insistieran a veces en intentar emborracharlo, sobre todo Zhukov, aunque también era interesante ser casi el único sobrio viendo a sus amigos hacer el payaso cuando bebían. Miro a la félida y aunque tenía también interés en saber la respuesta, se puso en pie mirando al enano y a la gnoma debatiéndose en quien pedir que le acompañase. – Voy a por otra ronda de bebidas….¿Venis?... – No podía pisarles a ninguno de los dos los pies, porque no llegaban al suelo.

Les dedico una sonrisa encantadora a los dos y le dio un ligero tirón a la ropa a la mujer y un suave codazo al enano esperando que captaran la directa-indirecta. – Ahora volvemos…¿Queréis algo distinto?....- Les dedico una sonrisa a los demás miembros de la mesa, si tenía que exponer sus ideas de uno en uno, pues no habría más remedio que hacerlo, con suerte una vez dicho aquello a los otros dos, ellos mismos podrían decírselo a los demás y la cosa no sería tan obvia.

Al escuchar a Klaus ofrecerse para ir a por otra ronda de bebidas, se giró hacia su amigo, sorprendida, pues no solía ser él quien proponía seguir bebiendo hasta bien entrada la noche. De hecho, aunque les tenía muchísimo cariño a todos sus compañeros, pues todos tenían buen corazón, siempre había sentido especial simpatía por él y Aethorn, precisamente por compartir su poco gusto por beber. Y con Klaus también le unía en cierto modo ese carácter desconfiado, que llevaba a hacer ideas preconcebidas antes de ver qué ocurría realmente.

-Algo extraño está ocurriendo... ¿¿¿Klaus pidiéndole a Zhukov y Elbrietas que le acompañen a por bebidas??? Espero que no sea nada grave... con todo lo ocurrido...

Y aprovechó para pedirle que le trajera lo mismo que él se pidiera, porque sería sin alcohol, y estaba bastante sedienta. Se había bebido del tirón el vaso que tenía entre las manos y no quería perder la oportunidad de que Shem se le escapase y no respondiera a su pregunta.

-Klaus, amigo, ya que eres tan amable de ofrecerte, ¿podrías traerme lo mismo que tú pidas? -Le guiñó el ojo y le devolvió la sonrisa, aunque seguía dándole vueltas a que algo debía de estar sucediendo.

Shem cabeceó un poco.

—Fue en Citageal, la capital de Gaelia. Todo empezó con la investigación de unos asesinatos pero la realidad detrás de lo mismo era una historia mucho más grave. Una historia que se remonta trescientos años atrás, a los tiempos del reinado de François III el Hermoso. No sé si sabéis de historia gaélica, pero François recibió su epíteto porque murió joven. Y quién lo mató fue ni más ni menos que su hermano Jean-Felix quién cinco años atrás había desaparecido en extrañas circunstancias. Supongo que ya os lo imaginaréis, Jean-Felix era ese vampiro y François fue el culpable de que contrajera la maldición.

El forjado puso las manos sobre la mesa. A diferencia de la mayoría gente cuando contaba una historia en la taberna, el no hacía ninguna pausa para beber. Aun así, la hizo, para que los demás entendieran bien su historia.

—Os contaré la versión corta, François entregó su hermano a la iglesia de Izar a cambio de no perseguirlos activamente durante su reinado. Y los izaritas, mucho más inteligentes que el monarca, decidieron convertirlo en un poderoso vampiro. ¿Por qué iban a conformarse sólo con tener carta blanca por parte del gobierno?

Parecía que molesto, Shem sacudió la cabeza, desaprobando el comportamiento del rey gaélico.

—Desde la muerte de François III, cada treinta y siete años, una serie de asesinatos han asolado Citageal. Treinta y siete víctimas. ¿Por qué ese número? Porque esa era la edad que tenía Jean-Felix cuando murió. En el folclore de la ciudad era conocido como el Barón de la Muerte Azul. En su última víctima siempre dejaba un lirio azul. Es la flor de lis, el blasón de la casa real gaélica. Era su propio castigo par su familia, su país y su ciudad.

El paladín de Sirius hizo una nueva pausa.

—Ninguno de los Siete Escudos éramos de Citageal, así que no fuimos conscientes de la magnitud de nuestra empresa hasta que ya nos vimos completamente envueltos en ella.  No quiero aburriros con los detalles, pero al final luchamos contra el propio Jean-Felix en las catacumbas de la ciudad. No sé si lo sabéis, pero derrotar a un vampiro en combate no acaba con él. Cuando esto ocurre, se deshacen en una nube de humo y tienen que volver a su ataúd para recuperarse. Es ahí cuando son vulnerables y realmente puedes acabar con ellos.

El forjado miró a unos parroquianos que entraban por la puerta de la taberna antes de seguir con la historia.

—Derrotamos al vampiro, pero acabamos muy malheridos y con escasos recursos de sanación. No debería haber sido un problema porque ya sólo nos quedaba perseguir a la nube que era Jean-Felix hasta su ataúd. Pero en el camino caímos en una trampa terrible. Rodeados de zombies y esqueletos, nos quedamos encerrados en una sala que comenzó a inundarse. Acabamos con los muertos vivientes, pero no podíamos salir de allí. Sólo nos quedaba esperar nuestro aciago final. Fue entonces cuando le prometí a Sirius, que no volvería a luchar en un año sin conseguíamos salir de allí. Y se obró el milagro.

Shem sonrió a sus nuevos compañeros.

—Las catacumbas eran viejas, y la estructura no soportó el peso del agua. Así que un trozo de muro cedió y pudimos escapar a través de él. Después, encontramos el sarcófago de Jean-Felix y acabar con el vampiro. Días más tardes, abandoné los Siete Escudos para cumplir mi promesa y me retiré a la abadía dónde encontré al Consorte. Hasta ahora, que llegó la hora de volver a ver a mi padre.

Al principio Elbrietas se encontró confundida.

¿Klaus. Bebida? 

Pero tardó poco en relacionar todos los puntos.

Ah vaya “Bebida”

- Claro compañero. Dame dos segundos que vacíe esta jarra.

Elbrietas no tardó más que unos segundos en vaciar esa jarra grande como su cabeza. Pero mientras estaba ocupada en esa tarea Shem empezó sus historia y no quería irse ahora que el forjado estaba contando un momento tan importante para él. 

Conforme Shem contaba la historia Elbrietas no podía disimular sus emociones. Tensión, miedo, tristeza. Su cara reflejaba lo que iba sintiendo conforme Shem contaba su relato. Una vez terminó dejó unos segundos de cortesía antes de hablar.

 - Guau Shem, menuda historia. Pero me refuerzas mí sentimiento de que los vampiros dan asco, algo les pasa en el cerebro cuando se vuelven seres de la noche que les hace creerse lo más poderoso e importante del mundo. Pero no te preocupes hojalatas, vamos a ir a por más bebercio, te pienso traer algo y también traemos para ti Rajmi. Y luego todos brindamos juntos por seguir aquí hoy y muchos años más. Suerte que ese castillo no lo hicieron enanos, ¿Eh Barril? Lo dicho. ¡A por bebercio!

Elbrietas se quedó mirando a Klaus y aunque estuvo a punto de hacer el Doble Guiño del Disimulo. Recordó las palabras de Klaus respecto a que el doble guiño del disimulo era de todo menos disimulo y sutileza. Así que simplemente bajó del taburete y se quedó esperando a que sus compañeros iniciaran la marcha.

Zhukov se lo estaba pasando muy bien. Era cierto que Shem, Klaus y Rajmia no bebían pero bueno, el se bastaba solo, y ademas estaba Elbrietas. La taberna no estaba mal y la hidromiel estaba bastante buena.

No se dio cuenta de las intenciones de Klaus.

—Claro que si joven druida, vayamos a probar los mejores frutos de tus amados arboles ¡¡La bebida!!. ¿Elbrietas no vienes?

Como Elbrietas se quedo quieto, Barril agarró a Klaus con facilidad y ambos escucharon la historia de Shem.

—Recuerdo esa historia de mi niñez, siempre pensé que había sido un lió de faldas, con todo el respeto los humanos siempre andáis con esas historias ¿Pero vampiros? Eso si que me sorprende — Después ofreció su otro brazo a Elbrietas— Claro querido amigo, remojemos el gaznate con prontitud.

Escucho la historia de Shem con el mismo interés que los demás, le pareció tan interesando y cautivadora como el que más, él amaba las historias pero ahora mismo no podía dejarse embaucar por aquellas palabras o por su abrumadora presencia o carisma. Negó suavemente mas para si mismo que para los demás antes de dejarse arrastrar finalmente por el enano soltando un suspiro de alivio al estar alejados al fin.

Bueno…..os he hecho alejaros no porque ya sabes quiera tomar algo de beber, aunque tenemos que recordar llevar algo, sino porque creo que Adín controla de alguna manera a Shem, o quizás incluso sea el propio Adin el que este dentro….y están llevándonos a una trampa…. – Miro largamente, a los dos pequeños a su alrededor, y soltó un suspiro aun mas largo. – Tenemos que estar atentos, creo que Adin es posible que haya pasado a un nuevo nivel de intento de posesión y de alguna manera necesite seres vivos reales para intentar hacerse con sus cuerpos, y Shem es el encargado de llevar la carne al lobo…

Como para dar punto a sus palabras movió las manos para darle aun mas fuerza a estas. – Que no pueda atacarse a si mismo….sabe que en algún momento seguramente nos enfrentaremos a ellos, no poder atacarlo es lógico, por que nadie se haría daño a si mismo…y mientras se quedara en la retaguardia viendo quien es el candidato perfecto para un primer intento de posesión, o quizás para ser la primera ofrenda…- Observo a sus amigos esperando que reaccionaran a sus palabras, tenia que contárselo a todos los demás, pero esperaba que no estuvieran ya tan obnubilados por la presencia del forjado como para creer que sus palabras eran solo tonterías de un crio.

Elbrietas escuchó a Klaus con atención, ella misma lo había pensado ya, incluso en opciones más aterradoras...

- Oh, no te preocupes amigo mío. Claro que lo he pensado.

Elbrietas reforzó su aparente despreocupación on una sincera sonrisa y una palmada en la cadera de su amigo. Tras lo cual le indicó a Klaus que se agachará y a Barril que se acercará. Y susurro.

- Incluso me he planteado la posibilidad de que la auténtica mente pensante sea Shem. A ver, es rarísimo que justo cuando tú hermano intenta controlarte te pongas a “dormir” sabéis lo que digo. Y toda esa culpabilidad, me parecía muy forzada. Un paladín de verdad habría intentado detener a Adín aún muriendo o fracasando en el intento... Si os soy sincera, creo que lo de ponerse a dormir fue una estrategia para aprender a controlar en la distancia a sus hermanos. Como cuando cierras los ojos para céntrate en algo o pensar con calma, como Jace cuando medita sabes, por eso de que no puede meditar y estar tranquilo si ando yo cerca haciendo... bueno,haciendo el gnomo. Y eso de que haya jurado no alzar sus armas, a ver, soy un paladín que defiendo el bien y veo a alguien del mal... ¿¡Va en serio que no va a ir a partirles la cara!? Que me lo creo por qué estos idiotas del guantelete son iguales a su manera. Pero se me sigue haciendo rarísimo... Igual es como yo con las matemáticas,¿Sabeís? Que pelear le requiere usar no sé. Partes de su cerebro que usa para dominar a sus hermanos, a mí sumar me ocupa todo el cerebro. Igual fue Adín quien siendo controlado nos envió a “despertar” a Shem para romper el “hechizo”. Así que lo dicho. No sé si rescatáramos a Adín, le patearemos ese culo metálico, o machacarémos a Shem. Hay demasiadas incertidumbres para preocuparnos. Hazme caso Klaus, y no te coma el coco. Esto es como siempre. Llegaremos. Patearemos culos. Y solucionaremos un mal más del mundo a la espera del siguiente. Yo aún tengo que salvar mí ciudad, así que,  no podemos morir aún. Ahora...

Elbrietas se frotó las manos con expectación. Ahora mismo no tenía sentido preocuparse por la incertidumbre del futuro. Elbrietas vivía el ahora. Y ahora importaba una cosa.
- ¿Dónde está el bebercio?

Entre que Klaus, Barril y Elbrietas, tras responder a Shem, se marcharon a por las bebidas con una velocidad bestial, y que se quedó impactada por la historia de Shem, la félida no reaccionó a tiempo para que sus amigos escucharan su respuesta.

-¡Vaya Shem! Nunca pude imaginar que detrás de tu promesa a Sirius pudiese existir una historia así... Debisteis de pasarlo realmente mal... -miró hacia abajo pensativa, como si no terminase de fiarse completamente acerca de la muerte de Jean-Felix, y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Después se dirigió a Shem con cara preocupada -¿Estás seguro de que el vampiro realmente murió, verdad? No hay cosa que me de más asco que los vampiros. Y lo único que nos faltaba es que quisiera vengarse de ti y nos tuviésemos que enfrentar a él además de a tus hermanos.

Después se dirigió hacia Jace, quien parecía bastante tranquilo ante la historia.

-Jace, amigo, ¿tú qué opinas? Pareces muy tranquilo. ¡Ojalá yo pudiera decir lo mismo!

—Oh bueno, es que aquí a nuestro compañero Shem le falta ponerle un poquito de emoción a su historia. Resulta muy plana, una auténtica narración historiográfica. Pero bueno no es un bardo y tiene solo unos añitos de vida. Tampoco vamos a pedir peras al olmo.

—He intentado ajustarme la la auténtica fidelidad de los hechos. ¿Por qué lo dices como si fuera algo malo?

—Paladines—musitó poniendo los ojos en blanco—. ¡Rayos Shem! ¡Al final vas a ser igual de aburrido que Aethorn!

Lo primero que sintió Barril fue decepción al escuchar a Klaus, susurró de forma casi inaudible

— Jo, yo queria beber.

Pero ese pensamiento voló automaticamente al oir a sus amigos elucubrar de esa manera. Frunció el ceño, enfadado.

— ¿Pero como podéis pensar así? Yo os quiero chicos pero es que ni deberíais plantearos estas dudas, es un paladín de la Verdad, evidentemente que no puede mentir. Se habría vuelto malvado, y yo, o Aethorn lo habríamos notado rápidamente. Vuestras ideas son dignas de una de esas novelas de mier... bueno, elficas, pero no son dignas de vosotros. Por Moradin, que vuestras mentes sanen de estos retorcidos planteamientos.

Alzo un brazo e hizo el simbolo de Moradin, acto seguido agarró a sus compañeros y los acerco mas a la barra. Después trato de zanjar el tema con aquellos dos, estaba realmente tenso y algo herido porque dudasen de su amigo Shem.

— Yo confió en Shem, es nuestro amigo y solo deberíamos darle lealtad y afecto, así que olvidaros de esas tonterías y bebamos todo juntos. Como dice Elbrietas, aun si fuese cierto ¡Que no lo es! No merece la pena preocuparse ahora de ello.

Sus historias no tenían ni pies ni cabeza, el estaba seguro de haber notado bondad en Shem. Ademas, su ingenio enano le decía que el genio gnomo se habría dado cuenta de aquella vicisitud. Ademas Shem era su amigo, y ningun amigo de Barril Zhukov podia ser malvado, eso lo sabia todo el mundo.

Observo a sus compañeros y tras las palabras de Elbrietas no hicieron mas que hacer que soltara un suspiro de alivio casi queriendo abrazar a la Gnoma por ser tan avispada como suponía que lo seria. Aquello le daba cierta tranquilidad, si al menos no era el único con ese pensamiento es que no podía estar tan desencaminado de la verdad. Aunque pronto se desvaneció su alegría frunciendo ligeramente el ceño cuando encima parecía que el enano se enfadaba por sus palabras.

Pues yo no me fio, y si no soy el único que no se fía me quedo tranquilo…..-Observo al enano con una el gesto rostro. – Pero entiendo que tu lo hagas, y no diré nada al respecto sobre ello, pero debes entender que no lo conocemos de nada y que si solo nos fiáramos de sus palabras o de las de cualquiera nuestro grupo habría muerto ya en muchas ocasiones, las palabras se las lleva el viento son los actos los que nos definen, y por ahora sus actos no definen nada…- Tras aquello palmeo suavemente el hombro del enano con una sonrisa sacando un par de monedas del bolsillo. – Pero por ahora le daremos el beneficio de la duda…. – Le dedico una sonrisa al enano mientras le daba un leve golpecito en el pie a Elbritas, para que supiera que de beneficio nada, el no se fiaba y punto, pero no quería que el enano estuviera de malas.

Vamos…esta ronda la pago yo….

Rajmia, al ver que se tensaba algo la situación trató de desviar la atención hacia otro tema, pues parecía que el comentario de Jace no le había sentado demasiado bien al forjado y su respuesta a la pregunta menos aún.

-Chicos, ¿no os parece extraño que Barril, Klaus y Elbrietas estén tardando tanto en volver con las bebidas? No sé, yo me estoy muriendo de sed y ahora que no interrumpo a nadie, creo que voy a unirme al grupo para coger algo de beber. Así que os dejo charlar tranquilamente.

A medida que se alejaba de la mesa y se acercaba al grupo situado en la barra de la taberna, miró de reojo a Jace y Shem para asegurarse de que se habían relajado un poco. Se fue tranquila pues parecía que al final no había sido para tanto.

A medida que se acercaba a Klaus, Elbrietas y Barril, le parecía más extraña la situación, pues más que estar disfrutando de la charla, se veían algo tensos, como si no estuviesen de acuerdo en algo.

-Qué raro... con lo que les gusta a Elbrietas y Barril beber, parecen no estar disfrutando nada de las jarras llenas que tienen... No sé si será buena idea que me acerque al grupo por sorpresa, pero aparte de estar muerta de sed, estoy intrigada por saber qué están tramando...

Tras dudar un momento si acercarse o no, finalmente, la félida decidió unirse a sus amigos. Dándole un toque en el hombro a Zhukov, los saludó y al girarse todos sobresaltados, sonrió tímidamente.

-Perdonad la intromisión chicos, pero estaba ya muerta de sed y como no traíais las bebidas, he decidido acercarme yo a por mi jarra.-y añadió al ver sus caras de sorpresa- Espero que no os importe, pero ya que estamos, ¿podéis decirme qué está pasando? Me ha dado la sensación de que estábais discutiendo y me preocupa.

Una de las virtudes de barril era su sinceridad extrema, algo que le había granjeado ciertas hostilidades incluso entre los hermanos de su orden. Esa sinceridad surgió antes de que Zhukov pensara lo que estaba diciendo:

— Elbrietas y Klaus, errados por su gran corazon, me han explicado sus dudas sobre Shem — Cuando notó el tenso silencio, se dio cuenta de lo que habia dicho. Carraspeó y añadió rapidamente — Creo que no debi decir eso...

Despues elevo las manos antes de que hablará cualquiera. Tenia la cara acalorada

— Ellos dudan sobre la veracidad de sus explicaciones, pero realmente le aprecian y respetan. Eran meras elucubraciones, seguro que debido al alcohol

No queria que Rajmia se enfadara con sus amigos por unas elucubraciones vanas.

Jace fue el siguiente en aparecer, dejando sólo a Shem en la mesa.

—¡A ver panda de cabrones! ¿Dónde está mi bebida? ¿Se  puede saber qué coño os pasa? Os venís todos aquí y os ponéis a cuchichear en vez de hacer las cosas rápidas y limpias. ¿Os creéis que no os he visto desde mi sitio? Empezad a cantar la dragonatta, porque total, si os hemos cazado Rajmia y yo, Shem también se ha dado cuenta.

Pese a la tensión, Zhukov no pudo evitar soltar una carcajada. Le dio un fuerte abrazo a Jace, obligandole a agacharse. Después le agarro del hombro y le revolvió el pelo.

— ¡Este hombrecillo cada vez me cae mejor!

Soltó a Jace y miró a los demás. Señaló a la mesa.

—Teneis que hablar con Shem de lo que me habéis hablado. Es nuestro compañero y seguro que puede calmar vuestras dudas, aparte no quiero repetirlo cada vez que venga alguien. Cojamos una bebida mas para Jace y vayamos a la mesa.