Partida Rol por web

El numeroso grupo formado por guardianes y vindicadores comenzaron la búsqueda de sus compañeros restantes con una enorme preocupación. La invasión de los muertos vivientes había sido más grande de lo que esperaban. Algunas casas habian llegado a ser asaltadas y también había algunos muertos por las calles. No muchos, pero los suficientes como para ser doloroso. Posiblemente si hubieran estado solos, los Vindicadores de Vanadiato se habrían visto completamente superados. Es más, puede que incluso con las fuerzas conjuntas, las posibilidades de éxito hubieran sido muy escasas. Un poder oscuro y muy poderoso estaba detrás de este ataque.

Finalmente se encontraron a Cobalia que en ese momento estaba vendándose una pierna. A sus pies había un lobo. La mediana se sobresaltó al escuchar el ruido de la comitiva, pero se relajó al ver caras amigas.

—Gracias a Mebsuta que sois vosotros—dijo aliviada—. Me separaron junto al forjado, y sin más tiempo para buscaros fuimos atacados por dos osos. Maldito sea el desgraciado que le ha hecho esto a los animales. No sé como fuimos capaces de soportar sus ataques, cuando esa horrible bandada de pájaros se abalanzó sobre nosotros.

Cobalia señaló al lobo.

—Cuando se desvaneció, este desgraciado me estaba mordiendo la pierna. Por suerte para mí no era un oso.

—Deberíamos seguir y buscar a los demás—dijo Vanadiato ayudando a Cobalia a levantarse—. Tengo un mal presentimiento.

La comitiva de aventureros continuó con su búsqueda cuando el ruido de un llanto llamó la atención de todos. Apretando el paso, el grupo se dirigió hacia el lugar de dónde provenían los lamentos, pero nadie estaba preparado para lo que iban a ver a continuación. Sin duda, las palabras de Vanadiato habían sido un presagió de lo que iba a ocurrir.

Klaus lloraba desconsolado abrazado al cuerpo de Shem. O mejor dicho a lo que quedaba de él. Buena parte de su cuerpo estaba destrozado, sólo la estructura metálica había quedado más o menos entera aunque dañada. Las partes de piedra y madera habían sido completamente destrozada. Pero lo más duro fue ver qué era el objeto que había a un metro del druida. Se trataba de la cabeza del forjado, inerte y sin vida, mirando al vacío del cielo nocturno. 

El paladín miró sorprendido con la escena. No podía ser cierto. Llevaban poco tiempo juntos pero se había sentido muy cercano al forjado.

-Shem!!!!!! No puede ser!!!! 

Aethorn salió corriendo. El dolor tras ver a Shem así era mucho mayor que el de sus heridas. Echó un vistazo a las piezas preguntándose cómo habría podido ocurrirle algo así y por un momento algo que habían hablado hacía tiempo le vino a su cabeza.

-¿Dónde está?

Aethorn empezó a mirar entre las piezas de Shem, paró un momento y se secó las lágrimas. Tenía que estar en algún lado. Si lo que su creador había dicho era cierto... ¿dónde estaba el núcleo de Shem? No había un instante que perder.

Últimamente no paraban de caer o perder amigos y compañeros. Elbrietas palideció pero no podía ahogar la llama de la esperanza mientras veía a Aethorn buscar frenéticamente entre los restos de su amigo, no hacía caso a nada más.

- Ay, por todos los dioses Aethorn amigo, dime que lo encuentras, dime que está bien e intacto...

No era religiosa, pero en Elbrietas la esperanza era lo último en caer.

Rajmia, no podía creer lo que estaba viendo. Se quedó totalmente paralizada ante tal horrible escenario y no quería creer que aquello fuese real. Si bien era cierto que al forjado le costó ganarse su confianza, la félida acabó cogiéndole bastante cariño. Cuando quiso darse cuenta, estaba llorando desconsoladamente.

-¡Cielo santo, Shem! ¿Por qué? No había derecho a que te hicieran esto...

De repente, al ver al aasimar buscando desesperadamente entre las piezas de Shem, se le vinieron a la mente las palabras que Cobalia acababa de decir...-¿Y si mi sospecha de que alguien o algo controlaba a estos bichos no era tan descabellada? ¿Sería posible que Adín estuviese detrás de todo esto y hubiese matado a su hermano?-un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y le pareció escuchar a Elbrietas, pero no le hizo mucho caso.

Se dirigió a su amigo, para saber qué buscaba.-Aethorn, ¿qué buscas entre las piezas de Shem?-por un momento, deseó que su respuesta no fuese el núcleo... pues de ser así y no encontrarse allí... confirmaría su sospecha de que Adín estaba detrás y no tendrían otra opción que partir de inmediato e interferir en cualesquiera que fuesen sus planes.

Apretó el cuerpo del forjado cuando vio como todos se acercaban desesperadamente al mismo, intentando que sus ojos dejaran de derramar lágrimas temblando en aquel momento. Los vislumbro a todos, al menos estaban a salvos, no había caído ninguno de sus compañeros. Y con ello no pudo evitar aferrarse más al forjado dejando que toda la tensión siguiera saliendo con pequeños espasmos.

Lo siento…..no pude hacer nada….lo siento… - Dijo mientras su voz de quebraba de nuevo, intentando serenarse, pero ver el dolor reflejado de los demás ante la pérdida del forjado solo hacía que su corazón se estremeciera aún más.

La consternación y la estupefacción se apoderaron de Morowe, la cual se llevó una mano a la boca tratar de contener un grito ahogado ante tal dantesca escena. Y es que la ilusión de hace escasa una hora, al encontrar por fin a un forjado, se esfumó por completo al ver su cuerpo inerte y decapitado.

Giró la cabeza para dejar de ver aquello, apoyándola en el hombro de Vincenza. No porque sintiese la pérdida del forjado como la de un compañero. Sentía lástima por él, eso sí, pero sobre todo frustración por la mala suerte que había tenido. Cuando por fin encontraba uno y podría saber de primera mano de sus aventuras…

Las primeras reacciones de los compañeros de Shem no tardaron en suceder, y entonces se percató de a qué se referían. Su afición por los forjados había hecho que en cierta ocasión un viejo enano le contase toda la información que sabía sobre ellos. Y aunque no estaba muy segura de que dicha información fuese cierta, pues el pago por ella fueron siete pintas de cerveza negra y cuatro canciones que le hacían dudar de que el enano estuviese lo suficientemente sobrio. Sin duda que el aasimar estuviese buscando algo entre el cuerpo inerte, solo corroboraba lo que aquel viejo le contó sobre el núcleo de un forjado.

Volvió a girar la cabeza para ver la imagen y entonces las palabras del druida de los Guardianes Errantes la hicieron reaccionar. - Él ha estado aquí cuando todo esto ha sucedido –se dijo a si misma al instante. Así que, totalmente decidida, dio unos pasos hacia delante para acercarse al druida mientras comenzó a decirle:

- Tú lo presenciaste todo ¿No? ¿Qué ha ocurrido aquí? –preguntó la barda al druida con absoluta serenidad.

Aethorn no tardó en ver el corazón del forjado, todavía estaba en el cuerpo de Shem, pero no estaba completamente conectado, tenía golpes, abolladuras y lo más relevante: había perdido ese característico brillo metálico de color azul que provenía de sus runas. Ahora era de un opaco color grisáceo. La energía que lo mantenía vivo había desaparecido.

Jace se acercó a Aethorn y luego avanzó hasta el cuerpo de Shem para inspeccionar su corazón. El mago lanzó un sencillo conjuro y entonces hundió su rostro en las manos.

—Está muerto—dijo hundido, las lágrimas afloraron por su rostro—. Sé lo que has pensado y creo que malinterpretamos las palabras de Vorpymyprov amigo, o quizás ni siquiera él llegó a saber que esto podía pasar. Posiblemente nunca se le habría pasado por la cabeza herir concienzudamente a sus hijos para ver que pasaba Él siempre hablaba de que estaban vivos, ¿verdad? Puede que esa parte de que están vivos, como en nuestro caso, venga de una relación entre su cuerpo y su corazón. Por eso el proceso de conexión del corazón al cuerpo era tan concienzuda. La verdad, no lo sé.

Elbrietas se entristeció mucho. Acababan de empezar a confiar en él, le acababan de sacar de brazos de su padre y ya debían devolver una mala noticia y los restos de un cuerpo a Vorpymyprov. Aunque nunca se sabía, quizás su padre aún podía recuperar de alguna forma a su hijo, no entendía de toda esa ciencia. Pero era Elbrietas, llorar no arreglaría nada y aunque ya estaba llorando como La niña que en el fondo aún era. No todo acababa aquí.

- Shem. Nunca olvidaré tú forma de ser y tus preguntas sin respuesta. No es que lleváramos mucho viaje a nuestras espaldas pero te llevaré una vida en los recuerdos. Y esto nos ha enseñado algo, si pudieron parar a un gran paladin como Shem, podemos parar a su hermano. Por desgracia hoy hemos descubierto que los constructors pueden caer. Que tus dioses te acojan en su luz. Amigo.

Tras el discurso extrañamente elocuente, Elbrietas. Volvió a llorar, ahí estaba de nuevo esa niña soñadora.

Shen ha muerto

Ese pensamiento se repetía como un salmo en su mente. Por algún motivo había pensado que, con tanto metal, no podía morir. A pesar de que su alma solo se sostenía por la presión que hacían unos contra otros los mil trozos en los que había quedado dividida, se acerco al cadáver sin derramar ni una lagrima. Ninguno sabría oficiar su despedida del mundo físico, así que era su deber.

Se acercó apartando con cuidado a sus compañeros, con el gesto serio. Cogió la cabeza de Shen del suelo. Cuando llegó le puso una mano sobre el hombro a Klaus. Le hablo bajo, tratando de calmarlo.

— Klaus, déjame que me ocupe, le daremos la despedida que merece.

Le costó separar al druida del cuerpo, pero finalmente alguien le ayudó, agarrando a Klaus. El cuerpo sin cabeza quedo desmadejado. Se arrodilló a un lado del cuerpo del forjado, y colocó su cabeza lo mejor que pudo sobre el torso. Su rostro nunca habia sido expresivo, por motivos evidentes, pero la falta de luz en sus ojos casi termina de destruir el mosaico que era el alma de Zhukov

Cerró los ojos y se concentró, elevando una plegaria. Las lágrimas corrían por sus mejillas hasta su densa barba. Trató de recordar los ritos de Sirius, pero las hojas que había leído tiempo ha temblaban en su mente como su propio cuerpo en ese momento. Habló con solemnidad

— Ahora mismo no recuerdo los rituales de Sirius. Así que despediremos a Shen como a un hermano de los enanos. Sus antecesores fueron hijos y hermanos de los enanos, por eso y por sus propios méritos, Shen es tan merecedor como el que mas de dicho honor.

Alzó su pequeño símbolo de Moradin para hacer el símbolo sagrado en el aire. Después cerró los metálicos ojos del forjado.

— Por Moradin, El Forjador de almas, el Padrenano, el Gran Padre. Fuiste creado de la roca, y a la roca volverás. Como manda el rito debemos nombrar los mayores honores y virtudes del difunto. Shen, te conocimos poco, y eso es casi peor desgracia que tu muerte. Fuiste un forjado memorable, noble y sincero. Tu partida ha dejado un gran dolor y vacío en el corazón de tus compañeros y amigos. Ya que siempre dejó en todos nosotros una huella de su amor y disposición para ayudar a quien lo necesitaba, aún a pesar del riesgo que pudiera correr.— Hizó una pequeña pausa— Ahora, cada uno de sus conocidos puede decir unas palabras y despedirse.

Tras aquellas palabras se sintió algo mejor. Ahora Shen podría pasar a mejor vida, y vivir en la morada de Sirius. No se dejo llevar por el dolor, necesitaba recordar los ritos de los seguidores de Sirius o, si los habia, los ritos propios de los forjados, para poder oficiar la muerte de Shen como el hubiera querido. Se apartó del cuerpo para que todos pudieran despedirse.

Sintió como su corazón seguía devastado por todo aquello y las lágrimas no dejaban de fluir libremente por el rostro hasta que Zhukov lo separo del cuerpo del forjado, ni siquiera había escuchado nada de lo que estaban hablando los demás. Cuando se separó intento mantenerse en pie, sereno, pero simplemente le era imposible, hacia esfuerzos por intentarlo pero parecía una misión perdida de antemano, demasiado dolor.

Se limpió las lágrimas con las mangas rápidamente, aunque parecían seguir cayendo, caminando hacia el enano y esperando poder ayudar al menos a darle una despedida digna al forjado. Observo el cuerpo solemnemente durante largos segundos, sin decir nada, grabándose aquella imagen a fuego en su retina, no la olvidaría, no olvidaría aquel día nunca.

Tras aquello, se colocó de nuevo al lado del enano intentando que su sollozo no fuera demasiado fuerte para no perturbar a los demás, mientras las lágrimas seguían saliendo por mucho que intentase refrenar el sentimiento.

-Snifff.

Las lágrimas empezaron a caer por el rostro del aasimar mientras sostenía el corazón de Shem en su mano. No podía ser... En muy poco tiempo se había ganado al grupo y contar con él había sido todo un privilegio.

-Descansa en paz Shem. Te prometo que haremos justicia por tu muerte y que terminaremos la misión.

El paladín levantó la cabeza mirando a Barril.

-¿Crees que su creador podría hacer algo? No quiero dejar aquí su corazón si existe la remota posibilidad de que pueda hacerlo volver... Estoy seguro de que él lo intentaría si existiese esa opción con alguno de nosotros.

Aethorn se llevó la mano a la cara e intentó secarse las lágrimas sin mucho éxito olvidándose por completo del dolor físico.

-Ojalá hubieramos podido organizarnos a tiempo. Si hubiese organizado una buena defensa...

-Sólo si hubiera podido crear una buena defensa. Debí haber hecho algo más...

—Cualquier defensa habría sido inútil con esos pájaros de por medio Aethorn—dijo Jace negando con la cabeza y pasándose la manga de su túnica por los ojos—. Déjame llevar su corazón, pienso tirárselo al cabrón de su hermano a la cara. Si no fuera por él nada de esto le habría pasado a Shem.

El mago entonces se colocó ante los restos del caído paladín de Sirius. Entonces se quedó en silencio un rato más largo de lo normal.

—Yo... bueno, no sé qué decir. Quería decir un discurso grandilocuente y magno, pero sólo se me ocurren gilipolleces. Supongo que así soy yo—añadió encogiéndose de hombros—. Pero hay algo que me gustaría que supieras. Aunque sólo viajaste unos días con nosotros, quiero que sepas que para mí, has muerto como un Guardián Errante. Si compartir una lucha a muerte no es condición suficiente para que seas uno de los nuestros, no sé qué puede serlo.

Jace se giró a sus compañeros.

—Supongo que deberíamos enterrarlo.

Si Rajmia ya se encontraba completamente desolada por la situación, las palabras de Zhukov no hicieron más que aumentar esa sensación de dolor. Por más que lo intentase, no conseguía sacarse de la cabeza a Adín. -¿Cómo puede un hermano llegar tan lejos? ¿Qué es lo que pretende con todo esto? ¿Y si no está solo o no fue él?

La félida nunca había sido una gran habladora por lo que siempre trataba de mantenerse al margen en este tipo de momentos, no se sentía cómoda expresando sus sentimientos. Las lágrimas le caían y le costaba hablar, pero hizo un esfuerzo, Shem lo merecía. 

-Sh...Sh...Shem...-con la voz entrecortada, continuó lo mejor que pudo- amigo, espero que adonde quiera que vayáis los forjados tras vuestra muerte, nos sientas siempre cerca de ti. Si bien has estado poco tiempo con nosotros, nunca te olvidaremos y te prometo que haremos todo lo posible por averiguar quién te ha hecho esto. Tanto si fue Adín como si no...-En ese momento, se paró a pensar... se estaba dejando llevar por la ira... y no debía hacerlo...-haremos justicia a tu muerte, tal y como te mereces.

Después volviéndose hacia Jace, asintió con la cabeza. -Es lo mínimo que podemos hacer ahora por él, no es plan de dejarlo tirado aquí sin más. No se lo merece.

Vanadiato entonces avanzó hacia adelante.

—Un forjado elegido por un dios. Una circunstancia única y especial. Con tu muerte hoy el mundo pierde una parte de su belleza, se vuelve más gris. No tenías que haber caído hoy, esta era nuestra lucha, no la tuya. Los Vindicadores no te olvidarán nunca. Cuando hayamos cumplido nuestra tarea fundacional y celebremos, también lo haremos pensando en ti, porque también formas parte de nuestra historia.

El hombre entonces se dio la vuelta y fue directamente hacia Klaus.

—Antes dijiste que no pudiste hacer nada—dijo con tono afable y calmado—. ¿Qué es lo que ocurrió? Tómate el tiempo que necesites y serénate, pero necesitamos que nos cuentes qué fue lo que viste.

Miro como todos los demás parecían despedirse de Shem a su manera, mientras el permanecía en silencio sintiendo como las lágrimas aun le recorrían la mejilla, ya no hacia esfuerzos para refrenarlas, no tenía sentido, seguirían saliendo.

No espero la pregunta en aquel momento, y apretó los labios bajando la cabeza, apretando los labios.- Yo...se puso...todo borroso....los...pájaros..... – Y negó rápidamente la cabeza casi temblando. – No puedo...lo siento..no puedo...todo se volvió demasiado confuso.....- Se tapó el rostro.

Era posible que estuvieran sobrepasados por todo lo que acababa de ocurrir y por supuesto que con las emociones a flor de pie no estaban en la mejor de las condiciones para razonar, pero todos sintieron una extraña sensación. La respuesta de Klaus había sido demasiado esquiva. Las algo más firmes disculpas iniciales acerca de su incapacidad para hacer nada, se habían convertido en una vaga narrativa. Por supuesto el joven druida también estaba sobrepasado y su pena era auténtica, así que bien podía ser que lo que necesitase fuera tiempo para serenarse.