Partida Rol por web

¿Esto es así? No sé si he tirado bien.

Lo pongo sólo al director, y haré como dolor, post narrativo abierto en cuanto me digas qué ocurre.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA. - TIEMPO: SOL TENUE.

Una voz metálica resuena en el campo de batalla, una que viene de un casco y una figura que por su tono está para pocas bromas. Se acababa de hablar de ese asunto hacía poco; no sabría decir si estaban retando su autoridad o eran realmente unos idiotas.

— Os recuerdo vuestras órdenes, Infantes. No sé qué hacéis con esas armas en la mano. —

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA. - TIEMPO: SOL TENUE.

Necesitaba esto, ¡Oh sí!

Dolor era un guerrero duro, un hombre fuerte y bravo, y no le temblaba la mano al blandir su lanza. Tampoco a ella le pesaba su Cimitarra Sagrada, ambos estaban dispuestos.

En la improvisada arena del combate empezaban a escucharse zumbidos de comentarios, pero su cabeza estaba demasiado centrada en lo que iba a venir, y su cuerpo lleno de adrenalina.

Respondió al saludo del dolorita con otro gesto similar. Le respetaba, era un buen contrincante.

Sin embargo, ya iniciado el combate, cuando ambos estaban estudiándose mutuamente, la voz matizada por el yelmo de metal taladró su mente. ¿Órdenes? ¿De luchar sin armas...? Se giró ligeramente hacia Barril, perpleja...

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Frontera regresaba de recoger un poco de leña suelta cuando se encontró con que Derviche iba a enfrentarse a Dolor en un duelo de honor. Se acercó, con curiosidad, a observar el combate.

Dolor aún no era Hermano Juramentado, pero había demostrado ser un guerrero temible y poderoso. Derviche... bueno, era una bruta y una salvaje, lo que suponía que era bastante peligrosa en combate también. La verdad es que tras el comentario de antes, no le importaba ver cómo la infante se llevaba una buena tunda.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Campaña estaba contento por su elección de la mañana. Llevaba ya un rato después del desayuno acarreando materiales para acondicionar el campo de entrenamiento cuando aparecieron Derviche y Dolor dispuestos a entrenarse mediante combate singular. Aquella era una manera tradicional y muy popular de entrenarse para mantener a punto las cualidades guerreras. Y ello era crucial para la supervivencia de la Compañía. Y además, ¡eran guerreros y guerreras! soldados cuya vida era el campamento, la batalla y sus hermanos de armas.

¡Campaña no ha terminado aún! El campo no está preparado su tono era de alegría por la perspectiva de aligerar las rutinas. Aún así no se retiró hasta que el terreno estuvo totalmente libre de piedras y palitos que pudieran hacer tropezar a sus compañeros. Campaña podía ser lento en algunas cosas pero en cosas de armas y de combates tenía una facilidad y un instinto que llamaban la atención. Hizo esperar un poco pero valió la pena su concienzudo trabajo.

Y además le gustaba llamar la atención de aquellos a quienes consideraba sus compañeros.

Y mucho más verlos combatir.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Romo se sentó tranquilamente en un lugar centrado para mirar el combate que iba a venir a continuación. Derviche y Dolor en un lucha singular. Sería un duelo cuanto menos interesante. No obstante, en ese momento antes de iniciar la lucha, el Cabo Barril intervino advirtiendo el uso de armas en el combate, y con un tono que indicaba claramente que no le estaba gustando toda aquella situación.

Dolor, Derviche, yo que vosotros lucharía a puño limpio. Así os evitáis la ira del Cabo Barril- dijo el guerrero, pensando que un combate a puñetazo limpio sería mucho más interesante. 

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Miro a ambos. Realmente es posible un duelo sin armas, pero cuando te juegas tu reputación en la compañía no es tan habitual.

¿Y bien? pregunto a ambos. Un duelo de honor sin armas es factible si así lo queréis. Soltad vuestras armas y escudos añado, mirando a Derviche y vuestros hermanos las recogerán.

En ese tipo de combate podría parecer que Dolor tiene las de ganar, por ser alto y fuerte, pero de sobra sé qué es capaz de hacer Derviche. Yo no me fiaría con ella delante. La expectación el combate es evidente incluso sin haber empezado.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Menos mal que Romo había lanzado un gancho de sensatez hacia los dos Infantes, si bien estaba por ver si en medio de la lucha se daban cuenta del asunto. Cabo Barril no era de dar muchas órdenes, pero las pocas que daba gustaba de que fueran respetadas. El acabar con heridos graves de manera innecesaria en la situación que estaba la Compañía ahora mismo era algo que iba en contra de la supervivencia de la misma. Eran pocos, y necesitaban las manos, ojos y oídos de cada uno de ellos para sobrevivir a los que se les avecinaba. Los heridos graves, una más que posible consecuencia de un duelo con armas reales aún sin intención expresa de herir con ellas, eran algo que simplemente no podían permitirse.

Las cimitarras de Derviche eran unas armas endiabladamente afiladas, que en un mal giro podían cortar carne como si fuera mantequilla, y la lanza de Dolor había demostrado unas capacidades nada usuales. En la furia del combate, cualquiera de los dos podía perder el control y acertar un lance de tintes letales.

Piojillo había reaccionado de manera impecable, dando una salida digna a los Infantes que estaban a punto de incumplir órdenes y pasar a la lista negra de Cabo Barril. Estaba por ver qué harían ambos guerreros. Por un momento al enorme Oscuro le atenazó un arrebato de ira, y le inundó el impulso de dar una lección a ambos Infantes allí mismo y a la vez, pero se reprimió en parte gracias a las palabras y la presencia de Campaña, quien diligentemente había acondicionado la superficie para que los luchadores no sufrieran interferencias por el terreno u otras distracciones.

— Buenos días sobrino, espléndido trabajo el que has hecho aquí. A lo mejor podemos darle uso y ver qué tal siguen tus reflejos de aquí a unos días. —

No había hablado con el chico desde que habían llegado a esta tierra extraña y era algo que le pesaba. A pesar de su actitud infantil y su enorme fortaleza física, Barril se preguntaba cómo llevaría el asunto de la ausencia de su padre, Destello. ¿Habría alcanzado a comprender que posiblemente no le vería más? Era un tema peliagudo, y el obeso Cabo se estaba dando algo de tiempo en ese aspecto. Barril creía en abordar las cosas de frente, sin embargo puede que fuera la primera vez que Barril se resistiera a empezar una batalla de este tipo.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

¡Ohhhhh, mierda, maldita sea!

Se sentía con real sintonía con su Cimitarra. En su mano, sin que nadie más lo percibiera, el arma le transmitía un hormigueo de Victoria, el aviso de que deseaba sangre, tanto como ella misma.

A pesar de que su entusiasmo y su fuero interno la estaban empujado a no hacer caso de Barril y sus estúpidas órdenes, y de que en cierto modo sentía, creía, que su ataque sería devastador, su razón la contuvo, la detuvo un segundo, luchando ambas energías en su interior.

No, no lo haré. Joder, malditos, malditos todos...

Pero ambos, Piojillo y Romo, tenían razón. No había otra. Temblando, rabiosa y asqueada, miró a Dolor a los ojos. Que él hiciera lo que quisiera, pero ella no pondría en peligro su casi recién estrenada condición de Infante. 

Dejó caer el escudo en la arena, y luego, sin perder de vista a Dolor, se agachó lentamente y depositó su Cimitarra en el suelo. Como uno deposita a un recién nacido. Con renuencia, con tristeza. Parecía que el arma no quería desprenderse de la mano de su dueña, tanto costó.

-Sin armas entonces...

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Renqueando, Guepardo se acercó al lugar donde varios miembros de la Compañía se acercaban animados: el campo de entrenamiento. Era un espació no muy grande acotado con algunas cajas y barriles y mayormente limpio de piedras, ramas y malas hierbas. El jaguar pensó que que podían apañar algunas dianas y muñecos de paja para entrenar e incluso montar algún estafermo con los materiales apropiados. Pero por ahora solo era un pequeño solar y tendría que bastar.

No obstante había un motivo que atrajo a más gente. ¿Un combate entre dos miembros de la Compañía? Eso era algo, pero no. Había algo más llamativo en todo ello: apuestas. El hostigador contempló a los participantes y enarcó una ceja levemente sorprendido.

Vaya, qué casualidad. A ver de qué eres capaz, Sadaka.

No obstante su sorpresa creció cuando observó un comportamiento inaudito. Parpadeó y frunció el ceño para asegurarse que veía bien: Derviche soltaba las armas para luchar con los puños. Inaudito y a la vez interesante. Muy interesante para el explorador. No por el combate en sí, sino por el comportamiento de la luchadora. Hará unas semanas la mujer se hubiera negado a soltar sus armas y llamar cobarde a quien no las empleara, llamando a todo lo demás "juego de niños". Y sin embargo ahora se plegaba. ¿Qué había cambiado? No lo sabía... pero en cierto modo le gustó, sonriendo inconscientemente ante el acto.

- Lo siento Caracabra no seré yo, ya que apuesto dos monedas de plata por Derviche. Es una Jaguar Asesina, así que no defraudará - dijo con una sonrisa aviesa el jaguar, tomando asiento sobre un barril. No quería perderse aquello.

Guepardo había observado luchar tanto a Dolor como a Derviche en el pasado. Si bien el primero parecía tener más fuerza de la segunda conocía su extraordinario pundonor.

Vamos, demuestra de qué pasta estás hecha.

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Lagrimita volvía de hacer un alto en sus tareas de limpieza en la casa principal ayudando a Plumilla y Capitán, quien se había propuesto dejar la estancia tan limpia como para que pudiera operarse allí, con la mayor salubridad posible. Con la vejiga vacía y el mal trago pasado unas horas atrás en los angostos y lúgubres túneles resecos del pozo situado en el sótano, volvía al trabajo sumergido en sus pensamientos. Fue en ese momento cuando escuchó cierto revuelo a las afueras de la granja y se aproximó para curiosear.

No tuvo que hacer muchas preguntas, allí estaba claro lo que iba a ocurrir, un duelo de honor entre Dolor y Derviche. La rutina volvía a sus vidas de manera rápida, era algo para alegrarse. Cuando se aproximó del todo, comprendiendo que iban a usar sus armas, no pudo evitar sentirse confuso viendo a Barril por la zona.

<< ¿Me perdido algo? ¿Y las órde...? >> Se preguntaba cuando escuchó una frase aclaradora que le disipó toda duda. El líder de la escuadra no estaba de humor para bromas, más cuando hacía poco que habían tenido una breve reunión en la que habló perfectamente claro; Nada de duelos con armas reales. Mientras Derviche digería la decepción, miró a Caracabra primero y a Guepardo después tras hablar de apuestas en voz alta, se acercó hacia ellos con la intención de hablarles.

- Yo veo tu apuesta, la cubro, Dolor ganará. - Dijo seguro, elevando la mano diestra para llamar la atención del poco agraciado K'Hlata. - Me alegra verte mejor, pero ten cuidado, nada de esfuerzos o las heridas se abrirán. - Recomendó a Guepardo.

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Yo cubriré la apuesta de Guepardo -dijo Frontera acercándose al grupo de compañeros espectadores.

No tenía muy claro si Dolor tenía tantas posibilidades ahora que iban a luchar cuerpo a cuerpo, ya que Derviche era muy ágil. Pero desde luego no iba a apostar por ella, así que no quedaba otra.

Ofreció su hombro a Guepardo por si necesitaba sostenerse, con un asentimiento de cabeza. Al fin y al cabo, acaba de recuperarse de unas heridas casi mortales, el explorador no sabía hasta qué punto estaba recuperado el hostigador. Se cruzó de brazos y animó al sujeto de su apuesta.

¡Vamos Dolor! ¡Muéstrales de qué madera estás hecho!

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Aún con la decepción en su rostro, Derviche aceptó las órdenes del Cabo Barril sin rechistar y se resignó a que el combate fuera a puño limpio. Esa situación no le amilanó en absoluto, todo lo contrario. Romo solo pudo asentir ante la bravura de la guerrera.

Vamos, Derviche, demuestra de lo que estás hecha- Romo no era de los que apostaba, pero desde luego su apoyo iba hacia la fiera mujer que tendría que darlo todo para vencer a un guerrero duro de roer como era Dolor.

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Los entrenamientos eran necesarios, no solo para mantener a la compañía en forma pues aquellos combates que formaban parte de la rutina de ejercicios eran el mayor entretenimiento que los soldados tenían.  Una forma de soltar la adrenalina sobrante y que sin duda era mejor que saliera en un ejercicio que en cualquier pelea.

Como no podía ser de otra manera, Grito acudió a ver el combate el cual prometía ser de lo más emocionante.  Sin embargo el león no apostaría, era su forma de actuar cuando dos miembros de su escuadra se enfrentaban, era su peculiar forma de mostrar su respeto por igual ante sus compañeros de filas.

Las armas cayeron al suelo al tiempo que el gesto de Barril se relajaba, sin duda habría sido una temeridad no solo por el filo de las armas sino por la orden explicita del cabo y más teniendo en cuenta el discurso del capitán en la noche anterior.

Grito se sentó en una piedra mientras se llevaba la mano al costado, le gustaría poder hacer lo mismo que sus compañeros pero aquella herida le recordaba que debería esperar.