Partida Rol por web

Tercer asalto: resultado de la tirada 15. Por los pelos. Te corto alguna pluma del tocado si es que llevas alguna o impacta en tu escudo que levantas en el último segundo. Narra como quieras.

Vuelvo a lanzar un ataque a Piojillo,... y vuelvo a fallar. 

CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIODÍA. - TIEMPO: SOL TENUE, DÍA DE FRÍO.

Frontera observaba entusiasmado las capacidades de todos sus Hermanos Juramentados.

El combate de Campaña contra Palomita parecía el más peligroso de todos, pues se estaban intercambiando golpes muy poderosos, pero ambos eran contendientes relativamente lentos por las pesadas armaduras.

El de Keropis y Chamán Rojo era más desigualado, estando el silencioso eremita mucho más protegido, pero era demasiado lento para el otro campamentero. Si Chamán Rojo no cometía ningún error tonto, quizás hasta pudiera tener alguna posibilidad, en contra de lo que Frontera había pensado inicialmente.

Y un tercer combate había comenzado, sin que Frontera se diera cuenta, entre Piojillo y Romo, en el cual su actual líder ya había conseguido hacer un pequeño impacto en el costado del infante.

Acepto la apuesta, si aún está vigente Cabo Barril. Confío plenamente en Piojillo como líder y como guerrero -dijo lo suficientemente alto para que el jefe de los campamenteros lo oyera y se supiera respaldado.

Como Piojillo lleva ventaja, si pierde le daré dos platas, ¿hace, Cabo?

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

A pesar de que el combate había evolucionado bastante, parece que un rezagado, había decidido tomar el testigo de la apuesta de Cabo Barril. Era Frontera, que apostaba por el líder de los Campamenteros, y además con fuerza, para compensar que la lucha había empezado y que Romo ya había sufrido un embate. Barril lazó su acuerdo.

— ¡Hecho Frontera! Acepto tus términos. Aquí tienes tu oportunidad de lucirte, Romo. Usa bien esa espada. —

Romo nunca había destacado por su habilidad en combate, a pesar de que se cubría bastante bien. Sin embargo era muy bien mandado, nunca había puesto pegas a una orden, ni había dicho que no a nada, por peligrosos que fuese. Barril confiaba plenamente en él, y fuera cual fuera el resultado del combate, quería que el Infante tuviese esa impresión mientras luchaba.

SÉPTIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ALBA. - TIEMPO: LLOVIZNA LIGERA. DÍA BASTANTE FRESCO.

DENTRO DE LA CASA

¡Oh! - Me sorprendí dándome cuenta de que había olvidado la apuesta con el k'hlata. - Pues la verdad es que con todo este lío, no había vuelto a pensar en eso. 

Le sonreí, inocente. Quizá pensaba que era buen momento para iniciar nuestro juego, y estaba de acuerdo, pero no tenía ni idea de si, tras todo lo ocurrido, el chico tenía muchas ganas de andar con esas cosas y venía a decirme que mejor debíamos dejarlo.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

El combate había empezado. Frente a mí, uno de los expertos y bien protegidos miembros de la infantería. Pese a que mi aspecto es un poco más alto y corpulento que el de mi adversario, a nadie se le escapa que Romo es más veterano que yo en la compañía y, seguramente, en combate. Sin embargo nunca me han intimidado los retos y no voy a empezar ahora.

El duelo empieza y con un rápido movimiento consigo alcanzar una de las piernas de mi oponente, mientras su hoja no es capaz de alcanzarme. Con una sonrisa observo la zona del golpe ligeramente roja. Seguro que le saldrá un buen moretón.

Las acometidas,  requiebros y fintas se suceden, si bien su escudo consigue detener mi siguiente ataque. Mi mirada está fija en las acciones de mi oponente, y si bien empiezo a parapetarme detrás de mi escudo, espero el momento oportuno para conseguir acertarle. Ni siquiera me giro a Frontera cuando habla, aunque sí sonrío.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

Tarado miraba desde fuera de los círculos como los combates se estaban desarrollando. A su alrededor comenzaban a apostar sus compañeros por quién obtendrían las victorias. Era una práctica muy extendida y casi todos disfrutaban de realizarlas. Por desgracia Tarado no era de esa visión, las apuestas sólo generaban desconfianzas, deudas y posibles enemistades que podrían afectar en futuras batallas. Él prefería no tener que deber ni que le debieran mientras que el dinero que consiguiera fuera por sus propios esfuerzos. A veces algún infante se había metido con él por no hacer apuestas pero él consideraba que era una posible pérdida del alma de la compañía cada vez que una apuesta generaba una disputa. 

Eso no impidió que gritara junto al resto por su preferido en aquel combate. - ¡Vamos Piojillo! ¡Demuestra que eres el líder de los campamenteros! Debemos usarle de liebre si se le ocurre perder este combate. - Añade a sus sus compañeros campamenteros que estaban junto a él viendo el combate. Sabía protegerse bien con el escudo, ahora faltaba ver si era capaz de devolver los golpes o si fallaría en un bloqueo. 

SÉPTIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ALBA. - TIEMPO: LLOVIZNA LIGERA. DÍA BASTANTE FRESCO.

DENTRO DE LA CASA

Me quedo dando vueltas a la figura un rato más y finalmente la miro. ¿Qué te parece volver a intentarlo en las mismas condiciones? Podemos probar desde que volvamos del ataque a los capuchas rojas por unos días a ver quién se queda al final con ella. ¿Qué te parece?

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

Ballestero no era amigo de gritar, animar ni nada de eso, pero su jefe estaba enfrentándose en combate a otro, así que, cuando Tarado animó a Piojillo, el también comenzó a dar golpes con la espada contra su cuchillo, para que hiciera un ruido rítmico de ánimo a los combatientes.

CLANK, CLANK, CLANK, CLANK, CLANK...

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

La lucha podía parecer vertiginosa a los que la observaban desde la comodidad del espectador, sin embargo para Chamán Rojo, el tiempo parecía haberse ralentizado. Con Keropis tan cerca que podía oler el rancio olor que dejaba escapar las pequeñas aberturas de su armadura, se le antojaba imposible ganar el combate. Su armadura de cuero le parecía tan penetrable como la mantequilla frente a la dura coraza del Guardián de los Muertos.

Como si se rindiese ya, dejó caer el machete en el suelo. ¿Estaba loco o qué? En su lugar sacó el cuchillo tribal, el que usaba para los sacrificios, ocultándolo tras el  enorme escudo. Seguramente una auténtica majadería a ojos de los experimentados guerreros de la Compañía. Si iba a perder delante de todos caería luchando como un chamán. Dejó escapar un gutural sonido antes de escupir al suelo un gargajo que se mezcló con el polvo levantado por el combate. Abrió los ojos de par en par, tanto que pareciera que se le fueran a salírsele de las órbitas. Acompañando el gesto sacó la toda la lengua fuera, tratando de impresionar a su hierático contrincante. De detrás del escudo lanzó una puñalada que Keropis, poco impresionado, desvió de la trayectoria con facilidad.

¡Mierda!- La respuesta no tardó en llegar. El eremita lanzó un tajo a dos manos con el kopesh que casi tumbó a Chamán Rojo si no llega a ser por su inseparable escudo. El golpe hizo saltar algunas astillas que indicaron al falso chamán lo que podía pasarle si el impacto llegara a ser en su cuerpo, hecho de material más blando. El kopesh resbaló por la superficie de dura madera hasta salir desviado, cortando una de las plumas del tocado del K'Hlata.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

Los dos contrincantes se movían con cautela, rodeándose el uno al otro sin dejar de mirarse. Los gestos desafiantes del Pie Rojo parecían resbalar sin efecto alguno sobre la coraza impenetrable del ermitaño. Tal vez las bravatas tradicionales de los guerreros k'hlatas no tenían lugar en la enigmática mente del Guardián de los Muertos.

Chamán Rojo lanzó una estocada baja, haciendo aparecer la hoja de su cuchillo por debajo del escudo. Era un tajo calculado y con buena dirección, buscando la rodilla de su contrincante, pero el golpe no llegó con la fuerza suficiente y salió rebotado contra la placa de metal que cubría la pantorrilla del ermitaño. En su afán por acertar su estocada, el chamán dio un paso de más y se acercó demasiado. El mandoble que Keropis había mandado en un poderoso arco, restalló con fuerza en el borde del escudo del salvaje, a pocas pulgadas de su frente, saliendo desviado y arrancando una pluma de su tocado.

La fiereza roja contra el silencio de metal.

Cuarto asalto: resultado del ataque 10. Esto va para largo...

Viendo la facilidad de Palomita para moverse y defenderse, para luego atacar, manteniendo perfectamente el ritmo de la lucha, Campaña tendría que haber sabido que difícilmente acabarían pronto. Pero la verdad era que estaba disfrutando tanto que no se entretenía en calcular demasiado.

Su alabarda pasó lejos del escudo de Palomita que se limitó, pasivamente, a apartarse y estudiar a su adversario.

Los giros de la alabarda "Svraisse" se alternaban con el ondear de la negra capa de la Compañía Negra que engalanaba al Oscuro. Campaña vestía su apreciada capa de Hermano Juramentado, que hacía resaltar el plateado broche que la sujetaba. Además, llevaba también colgado a la espalda su gran escudo redondo de madera. Completaba su avío un buen par de dagas tribales que llevaba siempre en combate dispuestas en la armadura.

No era únicamente un soldado capaz de luchar en la distancia larga. Era igualmente letal con sus dagas. Incluso con sus manos desnudas había hecho morder el polvo a más de un confiado oponente, por su gran habilidad guerrera.

¿Sería todo ello suficiente como para marcar la diferencia frente a su compañera de armas?