Lady Selyse siguió a su marido, brazos cruzados al frente sobre su falda. Su actitud era digna más tenía una mirada comprensiva hacia Vanesha y el resto de las mujeres, promesa de que las defendería.
Tarde del día 19 del octavo mes del año 298.
Vanesha se dispuso a marchar tras las indicaciones del lord, esperando que el y su esposa abandonasen primero la sala. Buscó con la mirada a su padre, a su tío y a Alia con gesto calmado y pausado. Aguardó también a los guardias que la habían estado escoltando, pues supuso seguramente que todavía no habían sido licenciados de su encargo de acompañarla.
-Vuelvo a mis aposentos, padre.- Informó a Cedric. -Cuando esté todo dispuesto, os acompañaré a presenciar la sentenciá.- Añadió.
Zane se encontraba tumbado sobre la cama de su habitación. A ratos miraba el techo pensativo, dándole vueltas a lo que había sucedido en los establos. Conocía tanto a Fuller como a Vanesha de hacía tantos años como días del nombre tenía, pues básicamente había crecido con ellos y no daba a crédito con los acontecimientos que se habían desarrollado por la mañana.
Unos golpes hicieron sonar la puerta, arrancando al joven de sus pensamientos. De un sobresalto se reincorporó sobre la cama y vio asomar a su amado Janos.
— Janos, eres tú. — Se alzó y acercó a él, escuchando lo que tenía que decirle.
— Sí, claro. — Respondió. — Quiero oír la verdad acerca de este asunto. Vamos. — Acompañó a Janos a la salida y cerró la puerta tras de sí.
Caminó junto a él hasta la sala donde iba a celebrarse el juicio, pero en el camino no dijo nada. No había nada que pudiera decir, sentía un nudo en el estómago que le impedía estar como de costumbre. Cuando llegó a la Gran Sala tomó posición cerca de la familia y observó.
Tarde del día 19 del octavo mes del año 298. Zane hacía acto de presencia junto a su familia y con fingida calma prestaba atención a los testimonios. De boca de Vanesha creería cualquier palabra, si bien de pequeña había sido traviesa y pilla —al menos de cara a él—, siempre la había tomado como a un miembro más de su familia. Contaba con su confianza y afecto, al igual que su madre Alia, quien había supervisado su entrenamiento con la espada junto a su esposo Cedric. El caso de Fuller era distinto, si bien le conocía desde la infancia tampoco compartía ningún tipo de lazo con él, y solo hizo falta escuchar sus palabras donde no solo admitía su crimen, sino que además lo justificaba. No puedo sentir más que asco hacía su persona, pero aun así calló y escuchó, era Lord Kevan quien debía decidir la sentencia, la cual estaba bastante clara al lanzar varias miradas a la mandoble de la casa Falcon. Todos parecían tener bastante clara cual iba a ser la sentencia a excepción de una persona: su madre. Lady Selyse estaba a favor de la vida y quería salvar la de un deshecho como Fuller llevándole al Muro. Aquello solo desencadenó una discusión entre los presentes, dando como conclusión una sentencia quizá mejor que la propia muerte. Sin sexo nunca más sería capaz de tratar de mancillar el honor de una mujer y sin lengua tampoco podría ensuciar el nombre de la casa Falcon con sus difamaciones. Y ya una vez en el Muro podría servir a los Siete Reinos hasta el resto de sus días. Apoyó para sí mismo la resolución y una vez finalizado el juicio abandonó la Gran Sala, tal y como su padre permitió a los presentes. Esperaría a que todo estuviera dispuesto para presenciar el castigo impuesto.
—Gracias, hermano, tan atento como siempre. —
Tras dar las gracias a su hermano, Joana se dirigió a sus aposentos, donde, quitandose los incómodos ropajes más tipicos de la corte, se tumbó a mirar el techo de la estancia, relajandose e intentando saber como de contenta estaba con el castigo que iba a recibir Fuller.
Quizás era lo más justo, o quizás no. Se quedó dormida, con su último pensamiento centrado en que debía haber dejado preparada la ropa antes de tumbarse.
Tarde del día 19 del octavo mes del año 298.
Luego de conversar con su esposa, él ya tenía claro que asistiría. No por una mórbida inquietud, sino más bien por la responsabilidad de ser el Heredero, y si su padre no deseaba asistir, él representaría a su familia. Lo que había hecho Fuller era una afrenta a su Señor, y ellos estarían apoyando la decisión de Lord Kevan.
Había sido una resolución magistral. En su fuero interno no creía que pudiera encontrarle una solución tan impecable, y eso le dejaba tranquilo: Kevan era un buen Lord.
A sus hijos les avisó para que acudieran juntos, y que si lo deseaban, podían evitar asistir. Se los dijo más como una formalidad que como una orden, después de todo, le parecería bien que fueran: eran fuertes, por dentro y por fuera. Estaba orgulloso de sus hijos, y ellos lo sabían.
Tarde del día 19 del octavo mes del año 298.
La gente empieza a abandonar el salón. No estoy seguro de estar de acuerdo con la sentencia, francamente la muerte me habría parecido más limpia, pero admito que la naturaleza del castigo es apropiado a la del crimen. Sin duda asistiré para verlo.
Me dispongo a abandonar el lugar cuando veo a Derek acercarse a hablar conmigo - hola, buenas me gustaría hablar contigo un momento quisiera preguntarte algunas cosas, pero mejor salgamos fuera - Asiento mientras igualo mi paso al suyo, camino a la salida. - Por supuesto, decidme ¿de qué se trata?
Lady Selyse no asistiría al evento en si, sino que lo observaría desde lejos, desde un tendejón en la playa, suficientemente cerca para que se sintiera su presencia, pero sin estar tan cerca que presenciara la escena de sangre, desmayo, agua y vendas.
Puedes sacarme de la escena, o sólo copiarme lo que se percibiría a la distancia en el entorno.
Tarde del día 19 del octavo mes del año 298.
Después de un desayuno liviano, el castellano asistiría al que sería un juicio que él consideraba más que necesario. La joven hija de Cedric había sufrido un intento de violación por parte de uno de los espada juramentada que trabajaba en el castillo, y otros empleados del bastión seguían desaparecidos por lo que la situación no estaba clara del todo...
El juicio acabaría con una sentencia dura, pero en su opinión resarcía en parte a la sociedad por el servicio que iba a dar a los siete reinos por su servicio en el Muro. Y el hecho de que no fuera capaz de deshonrar a ninguna otra mujer calmaba a su persona.
No entiendo que lleva a un "hombre" en su posición a hacer esto. Es un estúpido que tenía un buen puesto y una familia y lo ha echado todo a perder, deshonrando a su familia.
Terminado el juicio, se quedaría por los alrededores por si alguien tuviera algo que comentarle o necesitara algo de él.