Partida Rol por web

El ambiente se está volviendo más fresco a medida que va pasando la tarde. Se está nublando un poco, y mira que el día empezó bien despejado y soleado. Quizás los kamis estén enfurecidos o nerviosos por algo. El lugar es bastante amplio, con los caballos de la familia. Han puesto una serie de obstáculos bastante simples en un círculo dibujado en la tierra.

El que se adelanta esta vez es el anciano Suzaku. Con su gesto típico amable mira a todos los presentes y los que van llegando acompañados de los sirvientes.- Vamos vamos. Bienvenidos a la Sexta Prueba. Será una prueba de Equitación, es bastante simple para aquellos no versados en los caminos equinos. Los animales están bien cuidados y entrenados por la familia, pero no saber controlarlos es un problema de disciplina del que lo monta. Tened cuidado con ellos y tratarlos con gentileza y os harán caso.- Hace una pausa, tomando bastante aire el viejo.- Iréis uno a uno, en un ritmo fijo. Poco después de que empiece uno, empezará otro, antes de que haya terminado el primero. Hay diez caballos, así que puede haber hasta diez haciéndolo a la vez. Por favor, acercaos los diez primeros. Recordad que no es una carrera.- Aclara mientras se acaricia la barbita.

Las otras cuatro juezas están sentadas aparte mirando a los invitados. Como siempre muestran su cara más seria y feroz, como examinándolos en todo momento. Váis llegando poco a poco.

Después de que su abuelo explicara los términos de la prueba se acercó a él, haciendo una marcada reverencia tanto a él como a los demás examinadores presentes. Acercandose a su caballo coge las riendas con cuidado y le acaricia la cabeza delicadamente mientras murmura una pequeña frase para su compañero equino; -Intentemos hacerlo bien, Kyöatsu Dicho esto, procedió a subirse encima, no fue sorpresa el hecho de que lo consiguió a la primera pues Kyöatsu siempre le había querido mucho, lo cual quedó demostrado en el momento que Nobu se subió encima.

Al agitar las riendas puso a su caballo a galopar, en el corto espacio de tiempo que transcurrió entre que hizo esta primera acción hasta que llegó hasta el primer obstáculo Nobu comenzó a pensar para sí mismo sobre su caballo. Si bien había pasado años cuidando a Kyöatsu también había aprendido sus gustos y especialidades, y evitar obstaculos...no era ninguna de las anteriores. De hecho desde siempre había sentido un odio aférrimo hacia los obstaculos, lo cual le llevaba a pasar por encima de ellos cual bestia enfurecida. 

Después de pasar...o mejor dicho aplastar al primer obstaculo, el segundo ya no sería ningún problema puesto que Kyöatsu haría lo mismo que con el primero, pasar por encima cual apisonadora. Hay quien diría que en vez de un caballo pareciera un elefante, bueno, al menos no se había partido la crisma contra el suelo, algo era algo.

Al terminar la prueba dejó a Kyöatsu junto a Kuni, pobre hombre, sería una batalla complicada entre la capacidad de Kuni y la tozudez del caballo. Haciendo una marcada reverencia igual que la primera hacia su abuelo y los demás examinadores se alejó educadamente del recinto de la prueba para ver a los demás.

Akira observa el ambiente con gesto severo más que preocupado. Que un día como ese cambiara de esa forma no puede significar nada bueno. Escucha las indicaciones del anciano y su gesto durante un momento se preocupa. Traga saliva y mira de reojo a Yusei esbozando una sonrisa nerviosa, como indicándole "te lo dije". Ahí estaba su mayor enemigo en el torneo; el poni rokuganés. En cuanto el anciano pide los diez primeros voluntarios ella se adelanta y se reverencia frente a él más seria de lo habitual.

-Es un honor tenerle como juez otra vez, Kakita Suzaku-sama. Vuestros animales lucen sanos y fuertes, y cuidaré de la mejor manera posible de uno de ellos mientras la prueba dure.- Toma aire y se dirige hacia uno de los caballos rokuganeses. Su primer acercamiento es cauto pero decidido; sabe que ha de tener cuidado al montarlo ya que no es un caballo tan resistente como el suyo. Ha de ser cautelosa y a su vez no mostrar duda o nerviosismo ante la bestia.

Lo primero que hace es acariciarle el hocico con cuidado y tranquilizarle ante su presencia ajena. -Tranquilo, pequeño... No te haré daño, ¿hmm? Una vueltecita y eres libre de mí.- Sonrie sonando hasta dulce al dirigirse al animal en voz baja. Tras tranquilizarlo lo monta de un ágil salto casi pasándose al estar acostumbrada a un caballo mucho más grande y poderoso. En parte se alegra de ver al resto de caballos del establo tan... sanos. Su bestiajo equino podría haberles embestido o algo si le molestaban. Justo bromeaba con Kouta de que igual le llegaba una notificación por parte de Haruka contándole que Kaminari se había comido a tres heimin ya y que no podía seguir así.

-¡Vamos, adelante!- Akira espolea al caballo. En un principio no se adecúa bien al ritmo de un caballo tan pequeño, pero sus años de experiencia la ayudan a pasar los primeros obstáculos de forma limpia, manteniendo el ritmo adecuado como el anciano ha indicado. No obstante, hay un momento en su exhibición en la que parece compenetrarse con el animal a la perfección. La segunda tanda de obstáculos es superada de forma excelente con movimientos muy precisos y una coordinación que hace gala al nombre de su familia.  "¡Tía Yu-Pan, madre! ¡Estad orgullosas! ¿Dudábais aún de que debía asistir?"

Una vez acaba parece que su nerviosismo se ha desvanecido. Baja del caballo Kakita y lo lleva a su sitio llevándole de las riendas con cuidado y confianza. "Ese caballo recordará a una buena jinete. ¡Je!" Piensa.

-Ha sido un placer, Kakita Suzaku-dono. No me equivocaba, pues el animal ha sido muy noble y comprensivo con una presencia desconocida. Ha sido bien entrenado.- Se inclina y esboza una sincera sonrisa retirándose a observar el desempeño de los demás. Le interesa saber si el resto de samuráis de Rokugan se entrenan en la monta de corcel.

Otra prueba más... Esto está siendo más largo de lo que esperaba en un primer momento... De todas maneras hay que esforzarse.

Y, esta vez, caballos. Sinceramente no tengo ningún tipo de experiencia con ellos. Estoy más acostumbrada al combate o a dirigir sobre una mesa, pero eso no quiere decir que no sepa montar del todo sobre uno... Más o menos... Tengo la teoría, ¿no?

Con calma, me acerco a uno de los caballos.

Este al verme retrocede un poco, así que en lugar de intentar subir sobre él sin más, me acerco a su morro y le acaricio antes la cabeza y detrás de las orejas.

- Ya lo sé... Sé que soy una desconocida... - Comienzo a susurrarle al oído. - Pero te prometo que intentaré hacerlo lo mejor posible. ¿Me ayudarás?

Tras esto me subo sobre él e intento hacerlo lo mejor posible. 

Tras escuchar la explicación del viejo maestro y antes de entrar a los establos Niou se retira a un lugar apartado, donde trata de conjurar a los kamis del agua para llevar a cabo un hechizo que no afecta a las reglas establecidas. Conjurando su poder Niou realiza la Inversión de suerte sobre si mismo para prepararse para la prueba. Al fin y al cabo esto solo le permite corregir su propio fallo, pero no potencia ninguna de sus caracterísiticas físicas, por lo que no debería ir en contra de las reglas de la prueba.

- Kehehehe... otra vez nos vemos, Suzaku-dono~ Suerte que esta vez no he de competir con usted, kehehehe... - comenta Niou tras la explicación del vejete, charlando relajadamente mientras ve a los otros competidores montar. Akira, por descontado, pasa sin ninguna clase de problemas. Es una Unicornio al fin y al cabo, A esa gente la paren sobre un caballo, ¿no? Keheheheh... - Aunque debo de decirle que creo que aprendí bien de sus palizas. La próxima vez trataré de encontrar mi revancha, kehehehe... Bueno, creo que me va tocando. - El joven Cangrejo silba entre dientes de buen humor. No parece preocuparle demasiado que el torneo no le esté yendo especialemnte bien.

Se acerca al caballo que le asignan y le paalmea amistosamente el belfo. - Kehehe, vamos a ser amiguistos, ¿eh bestezuela? No tengo la oportunidad de tratar con los tuyos muy a menudo, pero tú pareces simpático... veamos, amiguito~ - y con un hOI! Niou se alza sobre el animal. El cual, claramente no es su amiguito. Cuando se sube, por un momento parece que va a tirar de las riendas hacia atrás, pero en el último instante cambia de idea y se echa hacia un lado, tratando de no asustar al potro, sin demasiado éxito. El equino se encabrita pero el joven Cangrejo se mantiene firme y jalando de las riendas lo termina poniendo en cintura antes de caerse. - ¡Soooooo! Ea, ea, tranquiiiilo, kehehehe... Venga, a ver si te apetece saltar ahora un poco.

Y sí, le apetece saltar, pero tal y como le ha pedido Niou, solo un poco. El animal se lleva la mitad de los obstáculos en cada intento. El Cangrejo suspira derrotado: estos animalejos no son lo suyo. Cuando termina el recorrido se baja y le da un par de palmadas amistosas en el belfo de nuevo.- Ea, bestezuela... ve a descansar anda. Tsk tsk tsk...

Nashiro acudió a la siguiente prueba, miró a los participantes actuar y puso algo de mala cara al ver que era monta, nunca se había llevado bien con los caballos. Vio llegar su turno y se acerco al juez. - Ohayo gozaimasu. - Hizo una reverencia.

- Será un placer participar en esta prueba, mi nombre es Usagi Nashiro. - Sonrió al anciano una vez se puso derecha y fue acercarse al caballo que le habían asignado, lo miró algo intimidada y le acaricio el cuello y la crin, observándolo en silencio, no dirigió palabra al corcel. Una vez Nashiro tranquilizo sus nervios, tomo aire y subió al corcel, al principio el corcel no respondió bien a la monta de la joven liebre, pero esta le sosegó acariciando y susurrando palabras dulces al corcel sonriente.

-Tranquilo, no estoy aquí para hacerte daño, no te preocupes. - Al ver como el cabello se tranquilizaba Nashiro tomo las riendas con decisión y espoleo con suavidad al caballo, el caballo respondió de manera tozuda, no hacia caso a Nashiro, pero era de esperar, ella no estaba entrenada para ello. Nashiro frunció los labios y al ver que acabo su tiempo bajo del caballo volviéndolo acariciar, lástima, el caballo era precioso. Se acerco al juez e hizo una reverencia. - Arigato por darme la oportunidad de poder montar a este noble animal. - Se puso derecha y volvió con los demás mientras se colocaba el kimono, observando a los siguientes.

Harumi llego a los establos. No le gustaban mucho usar animales como monturas, pero eso no evitaba que el rechazara participar ni tampoco que odiara a los animales. Al llegar se presento ante el viejo Kakita y le hizo una reverencia respetuosa y nada mas terminar se dirigió al caballo. 

El caballo temía de él y él podía sentir que ser del Clan Escorpión afectaba incluso a los animales ¿O quizás era su mirada o su aura de tranquilidad cortante? Sin importar la respuesta, intento montarse en el caballo sin pensárselo y sin respeto. El caballo no le respondió bien, ni le hizo caso e intento desmontarlo, pero aun así el se mantuvo y se acerco a la oreja del caballo.

-Entre tu y yo, tengo tantas ganas de estar aquí arriba como tu de que este encima tuya -dijo mientras le acariciaba y con voz suave- ¿Que te parece si hacemos esto rápido?

El caballo relincho y se quedo quieto. Harumi creía que le había domado, pero ante su primera orden el caballo salio galopando a donde quiso y por que quiso. Intento mantenerse encima de el acostumbrándose a su galope, pero aquel caballo no paraba. Al final, después de una estrepitosa actuación, el caballo se quedo quieto y Harumi aprovecho para bajarse sin cambiar en ningún momento su cara.

No volvería a montarse a ese caballo nunca, incluso sentía como se reía de él. Pero no tenia que sucumbir a la humillación, así que simplemente se mantuvo en su porte y se echo a un lado para que los demás continuasen su prueba.

Yusei no parecía muy convencido al ver la prueba. Saludó con una reverencia al juez y posteriormente se dirigió a uno de los caballos. "Yo ya no sé cómo va a salir todo esto..."

Respiró profundo y se acercó a uno de los caballos. -Venga chico, no me falles... No es que se me de demasiado bien, pero suelo practicar el tiro con arco a caballo. Confía en mí, tengo la suficiente técnica como para no hacerte daño- le susurraba al caballo mientras la daba una palmada en el lomo. 

Yusei se subió velozmente al caballo, como si realmente estuviera acostumbrado y la técnica fuera realmente buena. Velozmente corrió hacia los obstáculos, pero demasiada rapidez hizo que al principio no calculase bien la distancia de las pruebas hasta que finalmente pudo volver a tomar las riendas del caballo y terminar la prueba de la mejor forma posible, sin parecer que hubiera causado demasiados estragos en el escenario de la prueba.

Bajó elegantemente del caballo, volviendo a susurrarle algo. -Gracias chico, ha sido una buena carrera, ¿no?- sonreía al caballo mientras le hablaba y le acariciaba el lomo.

Tras la prueba, volvió a despedirse de Kakita Suzaku y procedió a retirarse del escenario, aguardando para la siguiente prueba.

La gran mayoría va terminando sus quehaceres y dejando los caballos cada uno al siguiente. La cola que se ha formado es aceptablemente corta. Y cada vez se hace más pequeña. La mayoría de vosotros ya ha terminado. Como siempre, se van diseminando poco a poco. 

La araña, los fénix, y Ren andan por ahí también. Todos parecen sobresalir bastante en las distintas pruebas, para aquel que se haya fijado detenidamente en las pruebas del resto. El ronnin tampoco lo hace mal, junto a un par más de samuráis de clanes menores parece que está reñido. Se empieza a hablar bastante bien de algunos, y mal de otros.

- Joder, caballos no...- susurra por lo bajo, acercándose al grupo que terminaba la prueba. Los saludó a todos con una sonrisa forzada, no por hipocresía, si no para mantener la apariencia que parecía que sabía lo que hacía.

Se acercó a uno de los caballos que le dio un sirviente, y cogiéndolo de las riendas, se subió como pudo, acariciándole el pelo con un poco de temor, diciéndole al oído.- Venga pequeño, esto va a ser rápido, no te molestaré mucho.

El caballo, que obviamente sintió su miedo y su ineptitud, intentó tirarlo al suelo encabritándose, pero Kei, como acto reflejo de supervivencia más que de saber lo que se hacía, consiguió calmarlo, gritando:

- Soooo, soooo, tranquilo! Vale vale, ya casi estamos, sigue por ahí.- el caballo empezó a avanzar poco a poco, haciendo caso omiso a las débiles patadas de Kei para que saltara, pasando por al lado  de los obstáculos en vez de saltarlos, hasta que al final se dignó a saltar el último, lo cuál fue peor, porque casi se matan los dos. Al acabar, bajó dejándose caer, acariciándolo al caballo en el lomo, diciéndole sonriendo:

- Bueno, al menos no me he matado. Espero no tener que montarme en alguno de tus familiares en mucho tiempo. - y se dirigió otra vez al jardín a meditar antes de la siguiente prueba.