Habían pasado varios meses desde tu encontronazo con tu sire, varios meses que habías dedicado a recuperarte y a buscar sus pistas. Helena no había dejado nada, se había marchado llevándose todo lo que podía y quemando el resto. ¿Qué habría le habría movido a actuar así: el miedo a una Caza de Sangre, posibles venganzas…? Helena se había esfumado sin dejar ninguna pista.
Las investigaciones dieron sus frutos cuando un operario del aeropuerto te hablo sobre el envío urgente de una caja sellada a Madrid. El envió no tendría nada de particular si no fuese porque coincidía con la noche siguiente a la desaparición de tu sire. ¿Pero que habría llevado a Helena a Madrid, una ciudad Sabbat? No lo sabias, tampoco te importaba, solo querías completar tu venganza. Sin perder tiempo, te trasladaste a Madrid y te instalaste en un teatro céntrico de Madrid, tus recursos te permitían alquilar una de las habitaciones del edificio.
Habían pasado dos noches desde que te habías instalo en Madrid, en ese periodo de tiempo no habías coincidido con ningún vampiro de la ciudad. Pero esa noche, muy temprano, alguien llamo a la puerta de tu habitación. Era un hombre trajeado y de expresión seria. Hola, soy Alfonso Iradier y vengo a darle la bienvenida a Madrid.
La llegada a Madrid había sido un tanto aparatosa, me encontré dado la vuelta en la caja en la que fui trasladado, sin duda alguna debido al poco cuidado en la manipulación de una caja en la que pone claramente frágil. Al menos el camino hasta el teatro fue corto, pues Madrid por la noche parece ser una ciudad muerta por completo. Hay pocos comercios que sean 24 horas, lo que beneficia la tranquilidad pero dificulta la caza.
Las dos primeras noches pasan tranquilas, comienzo mi búsqueda, ya establecido en un piso preparado para artistas en el teatro, que es justo lo que necesito. Nada de impertinencias ni molestias, todo tranquilidad. Ver algún ensaño nocturno e incluso una obra mientras recabo, infructuosamente, información. Tengo todo el tiempo del mundo, la venganza no es algo que deba hacerse en frío, por más que lo diga el dicho. La venganza ha de ser bien preparada y para prepararla bien hace falta información. De la que carezco a día de hoy.
Esta noche en cambio, todo parece que va a empezarse a torcer, lo noto en el ambiente... Y cuando alguien llama a mi puerta, no me cabe la menor duda. Abro y veo a un hombre trajeado y serio que me da la bienvenida.
-Encantado Alfonso, pase por favor. Yo soy Cornell, Scott Cornell. ¿Qué le trae por mi casa?
Me separo de la puerta para dejarle pasar y ver qué puede querer, aunque supongo que vendrá a ponerme en sobre aviso acerca de las zonas de caza de la ciudad... etc...
Si, sé que se llama Scott Cornell y que viene de Los Ángeles, llego hace cinco días. Dice con tono seco. Ya debería de saber a qué vengo. ¿Cómo un “Vástago” de la Camarilla ha venido a Madrid, el corazón del Sabbat, sin tratar de ocultar sus pasos lo mas mínimo? En una situación normal le hubiera matado y luego hubiera preguntado, como le gusta hacer a ustedes los americanos primero disparas y luego preguntas. Pero su forma de actuar me ha sorprendido, no oculta sus pasos, habla abiertamente y encima trata de recabar información sobre una tal Helena. Conozco desde hace siglos a la Torre de Marfil, y aunque son unos necios, nunca mandarían a un espía tan estúpido. ¿Qué se propone? ¿Ha que ha venido a Madrid?
Mientras hablaba Alfonso a daño un paso hacia delante obligándote a retroceder y entrar en el piso. Su porte es autoritario y su acento no tiene nada que ver con el acento hispano que estás acostumbrado a oír en la costa Este.
Enarco una ceja y me quedo mirándolo durante unos instantes. Me recuesto en el asiento y suspiro, sabiendo que esto me va a costar un tiempo precioso que no estoy muy dispuesto a perder. En estos momentos me echo en falta el no poder beber para hacer de esto algo más liviano.
-Sólo sabes lo que has podido sacar de unos billetes de avión o de una orden de embarco. Si eso es saberlo todo... tenéis mucha confianza en vosotros mismos. Si me hubieras matado y preguntado, como afirmas, te quedarías con tu gran investigación de dos días tirada a la basura, porque encontrar esos datos no es un ningún logro. Además, si sospechases que soy de la camarilla... créeme, no estarías aquí dentro tú solo.
Me incorporo un poco hacia mi invitado.
-Los motivos que me traen a Madrid son personales, no tengo intención de quedarme más tiempo del que me lleve dar con una persona y vengarme. Y estad tranquilos, pues no pertenezco a la camarilla. La yihad me ha importado siempre muy poco y no soy partidista. Me gusta el orden, eso se lo cedo a la torre de marfil, pero también me acojonan los antiguos. Al descubrir mi naturaleza lo vi claro... Si yo existo como tal... ellos también pueden existir. Ese puede me acojona.
Me quedo mirándolo para saber cuales son sus siguientes palabras.
Así que venganza. Afirma con gesto serio Alfonso. Las mayores estupideces se realizan por los sentimientos y la venganza es uno de los más poderosos. ¿Así que la venganza es lo que te ha traído a Madrid? He odio escusas peores. Sonríe levemente, es el primer gesto que le ves hacer desde que entro por la puerta.
Tendrás que acompañarme, el arzobispo se ha interesado especialmente por ti. Afirma que un espía de la Camarilla sería una buena fuente de información. Alfonso comienza a caminar hacia la puerta. Un coche espera abajo.
Suspiro de desagrado. Miro a Alfonso sin moverme del sitio y me quedo un rato mirándolo en silencio.
-Supongo que no puedo negarme porque harás entrar a todos esos cainitas que tienes para protegerte si hubiera intentado algo. No tengo tiempo que perder, Alfonso, sólo he venido a cobrar mi justa venganza. Ni Camarilla ni Sabbat. A mi la yihad me importa de poco a nada. No voy a tomar partido, ni lo he tomado, ni lo tomaré. ¿No vale sólo con mi palabra?
Como me imagino que va ser la respuesta que no.. Cuando me lo diga, me levantaré, cogeré una chupa de cuero y me marcharé con él.
Alfonso sonríe ante la contestación. Una cosa es que no te importe la yihad, y otra cosa muy distinta es que no estés involucrada. Pero ahora no tenemos tiempo de discutir. Él espera. Alfonso te conduce hasta la calle donde espera un coche negro con las lunas traseras tintadas. Alfonso se sienta contigo en la parte trasera del coche, el conductor dirige el coche por las calles de Madrid hasta llegar a un parquin público subterráneo.
Alfonso baja del coche y te indica que le sigas. No quiero hacerle esperar demasiado. Te apremia mientras abre una puerta. La puerta da a una cueva que se introduce en las profundidades de la tierra. Alfonso se te conduce a través de una intrincada red de túneles que se bifurcan y dan a diferentes estancias. Los túneles muestras restos de historias pasadas, desde arcos de manufactura morisca, sótanos de comercios, hasta refugios antiaéreos de la guerra civil.
Tras recorrer diferentes pasillos llegáis a la galería principal, una cueva de 30 metros de alto en la que podrían caber más de mil personas, la galería se encuentra reforzada por arcos ojivales al estilo de las catedrales góticas del medievo y en las inexistentes vidrieras la oscuridad de la cueva ondula.Un hombre orondo vestido con una simple túnica negra está en el centro de la nave. Alfonso hace las veces de chambelán y presenta al cainita. Su excelencia el arzobispo Luis Ambrosio Moncada
¡Buenas noche! Proclamo el arzobispo mientras tendía una mano de dedos gordos donde había un anillo con un gran rubí rojo. Alfonso se inclina y besa el anillo. Alfonso me ha comunicado que lleváis varias noches en Madrid. Es de buenos cristianos dar hospitalidad, pero esta se puede negar a quien no se conoce. Bien, decid ¿a quién tengo el honor de prestar mi hospitalidad?
Hago una reverencia y beso el anillo de la misma forma que lo ha hecho Alfonso. No tengo intención de ponerme una soga al cuello tan temprano.
-Buenas noches, mi nombre es Scott Cornell. Gracias por su hospitalidad.
Fuerzo una sonrisa y espero al tercer grado que me van a someter en breve.
El arzobispo sonríe cuando ve que compres el protocolo de besar el anillo. Los vampiros de Los Ángeles no suelen visitar Europa, y mucho menos España. Así que alguna poderosa razón te ha traído a Madrid. ¿Qué razón es esa? El lógico que el anfitrión conozca los deseos de su huésped para que así le pueda ayudar, igual que el pastor conoce los deseos de su rebaño.
Levanto las cejas y suspiro. Me quedo callado durante unos segundos y termino asintiendo mientras miro alternativamente a Alfonso y al arzobispo.
-Agradeceré toda ayuda que pueda prestarme. -Sonrío. -Los motivos que me han traído a Madrid son puramente personales. Mi Sire me traicionó y me abandonó para morir. Le salió mal, como puede observar. Y ahora yo quiero devolverle el favor. Mis investigaciones me han traído hasta aquí. Es lo que me ha terminado trayendo a Madrid. Reconozco mi error al no venir a presentar respetos, estaba muy centrado en mi objetivo.
Comprenderás que no puedo ayudarte, estás fuera de mi rebaño. Pero si la oveja descarriada vuelve al rebaño estaría dispuesto a ayudarte en tu empresa personal. Después de todo, busca lo mismo que yo y que todos mis hermanos, la destrucción de los antiguos que nos controlan. Tu sire, no es un antiguo, pero ha actuado igual que uno de ellos. ¡Te ha utilizado y cuando no le has sido útil se ha deshecho de ti!
Si decides formar parte de mi rebaño, no solo te ayudare a encontrar a tu sire, sino que te prometo que veras su fin.
Sonrío, me está garantizando acabar con mi sire. Y no puedo decir que no me interese, es música para mis oídos, para pasar a formar parte de una de las sectas no es algo que ande buscando.
-No tengo pensado quedarme en Madrid. Pero la oferta me satisface. Si accedo a formalizar su oferta... ¿Podré volver a mi ciudad natal una vez acabe aquí?
Espero su respuesta, pero como de verdad me diga que si... aceptaré encantado.
El arzobispo parece comprendido con la propuesta. ¿Volver a tu ciudad? ¿Volver a una ciudad de la torre de marfil? Repite las preguntas, haciendo énfasis en lo extraño que le parecen. ¿Qué propones volviendo después a ese nido de títeres? Espero que tu intención es volver como misionero para reconducir las almas perdidas por el buen camino.
Asiento con la cabeza y sonrío.
-Exactamente mi señor, transmitiré la verdad a aquellos que permanecen ciegos. El motivo de mi vuelta es porque allí tengo mi vida hecha y me gustaría reanudarla una vez se haya visto cumplida mi venganza. No hay otro motivo.
¡Bien! De acuerdo. Te unirás a una de las cofradías de la ciudad, y los miembros de ella te ayudaran a buscar tu venganza. Comenta satisfecho el orondo vampiro. Es una nueva cofradía que está tomando forma en la ciudad. Tengo grandes planes para esa cofradía, pero estos no deben de ser aun revelados. Pasaras unas noches con nos en la Catedral, te conducirán a tus nuevos aposen cuando estés listo. Dicho esto, el arzobispo abandona la gran nave principal.
He modificado el ultimo Post para adaptarlo a la nueva linea argumental, en la partida ha habido demasiadas bajas y he tenido que reorganizar todo.
Puedes hacer un post de libre interpretación de lo que hacer durante la semana que vas a estar encerrado en la catedral de la tinieblas, sino pasare a la siguiente escena con el resto de Pj.