SEPTIEMBRE DE 2098:
- Escena estrictamente narrativa para la Viñeta de Septiembre de 2098.
MES DE SEPTIEMBRE DE 2098:
El lunes, primero de septiembre, fue el Día del Trabajo. Se produjeron las manifestaciones laboralistas normales en Estados Unidos en esta jornada.
La gente parecía triste y afligida, había demasiado silencio.
Los medios de comunicación estaban a rebosar de noticias sobre lo que llamaban "La Guerra en Argentina" y el impactante comunicado del Presidente argentino, Anatolio Perón.
Las bolsas en todo el mundo experimentaron fuertes bajadas, en particular el Dow-Jones, con las corporaciones estadounidenses resintiéndose de manera espectacular.
Por todo el mundo se sucedían manifestaciones en contra de los Estados Unidos de América. Entretanto, se sucedían informaciones confusas sobre atrocidades cometidas en particular por el bando uruguayo contra la población civil argentina, aunque no había pruebas de que todo lo que circulaba fuese cierto, o de que las tropas argentinas no estuvieran cometiendo los mismos crímenes de guerra contra la población de Uruguay (los medios de comunicación más partidarios de Cuba, Corea del Norte, China, y la Nueva Unión Soviética afirmaban que es así, aunque en buena parte de Occidente caló más un mensaje contrario al Presidente estadounidense, Robert Wilson).
La posición diplomática estadounidense estaba sufriendo un durísimo revés en esos momentos, peor incluso que la retirada de Afganistán de hacía más de setenta años. El desprestigio era enorme y muchos líderes mundiales ponían públicamente en duda el valor de cualquier alianza militar con los Estados Unidos. En Sudamérica, muchos países estaban amenazando con una ruptura de relaciones diplomáticas con la Alianza Norteamericana, incluso tradicionales aliados como Colombia.
Entre el martes, día dos de septiembre, al domingo, día siete, proseguía la Guerra Argentina, con muertes en directo de periodistas, de las que ambos bandos se acusaban mutuamente, aunque la sensación era que la situación sobre el terreno era un absoluto caos.
Había noticias inconexas de que proseguían las matanzas de población civil. Se hablaba de torturas organizadas masivamente y de ejecuciones de cientos de soldados capturados mediante un tiro en la nuca.
La NEMA y las fuerzas armadas Estadounidenses seguían bajo alerta, aunque la orden de intervenir para parar la guerra nunca llegó. Parecía haber una densa y absoluta parálisis en la Casa Blanca.
Las bolsas mundiales, en particular en Wall Street, seguían bajando, aunque de manera menos acusada que la semana anterior.
Diversas organizaciones internacionales se comenzaron a movilizar para presionar con el objetivo de detener la guerra. En ausencia de actuación política o militar por parte de la Alianza Norteamericana, la ONU debiera de actuar, pero se trataba de una organización que llevaba casi un siglo de continuo declive y desprestigio, y que tenía poco peso y capacidad decisoria por sí misma.
La propaganda que la semana anterior parecía beneficiar a Argentina comenzó poco a poco a favorecer algo más a Uruguay. Las redes sociales se vieron inundadas de feroces imágenes de las tropas de choque de animales mutantes argentinos, atacando con salvajismo a tropas convencionales a duras penas preparadas para repelerlos.
La Unión Europea adoptó entonces una actitud ambivalente, que casi parecía alentar a ambos bandos enfrentados, mientras que otros países se posicionaron de forma más abierta. España, por ejemplo, apoyó a Argentina, pero Francia y Alemania parecían decantarse esa semana más por Uruguay, cuando la semana anterior parecía todo lo contrario.
Había rumores persistentes acerca de que diversos países se preparaban para vender armas muy destructivas a ambos bandos, y que pudiera haber llegado ya una unidad mercenaria de "Crazies" (M.O.M.) Chinos a Uruguay para ayudarles en la guerra.
El lunes, ocho de septiembre, el Banco Universal movilizó su considerable poder económico contra Argentina y Uruguay a la vez para forzarles a detener la guerra. Además, movió los hilos políticos y económicos de su marioneta, la ONU, que repentinamente actuó con una inusitada energía, enviando a los Cascos Azules, terriblemente mal equipados, de camino a la frontera en disputa como Fuerzas de Paz para interponerse entre ambos bandos enfrentados.
El martes, nueve de septiembre, el Presidente Wilson movilizó a la Cuarta Flota y a los USMarines, pero no en apoyo de sus aliados argentinos, como cabría esperarse, sino en apoyo de las fuerzas de la ONU y para instaurar un bloqueo alrededor tanto de Argentina como de Uruguay, para evitar que ambos países siguieran recibiendo suministros y refuerzos desde otros bloques interesados en la inestabilidad de la zona.
Entre el miércoles, diez de septiembre, al domingo, catorce, los esfuerzos internacionales del Banco Universal, la ONU, EE. UU, e incluso de la Unión Europea (que a última hora desplegó a fuerzas de intervención rápida para atacar por medios no letales a las tropas argentinas y uruguayas que siguieran combatiendo), comenzaron a surtir efecto.
Se detuvieron los esfuerzos sudamericanos, chinos y rusos por alimentar el conflicto con refuerzos para ambos bandos (aunque principalmente el uruguayo). Los Cascos Azules, compuestos principalmente por un importante contingente africano, australiano y japonés, se desplegaron eficazmente en las fronteras, contribuyendo a pacificarlas.
En Baton Rouge, en la Base de la NEMA, era el día de relevo de los dos turnos de permiso de las vacaciones de verano. Todo el mundo esperaba que, con la situación actual, se cancelasen los permisos y los turnos, y muchos miembros de los Equipos Alfa y Delta estaban suspendiendo sus planes vacacionales dando eso por sentado. Extrañamente, no llegó ninguna instrucción al respecto por parte del Capitolio o de la Casa Blanca, salvo la de mantener el actual nivel de alerta Amarilla. La Teniente General Sawyer de Atlanta confirmó finalmente que se mantenían los turnos de permisos tal cual estaba previsto.
En la base NEMA de Luisiana, los Equipos Bravo y Charlie relevaron en sus puestos a los Equipos Alfa y Delta. Los miembros de Alfa y Delta eran libres desde ese momento para marcharse de vacaciones, aunque la Secretaria Thompson informó al personal de la Base de que cualquiera que renunciase a días de vacaciones, podría disfrutarlos después en Navidad.
Transcurrieron los días dieciséis, martes, a diecinueve, viernes. Era el segundo turno de permisos vacacionales en la NEMA de Luisiana. La situación era de calma tensa, con todo el mundo obligado a estar pendiente de sus comunicadores en todo momento. El personal de Alfa y Delta que había renunciado por ahora a irse de vacaciones fue reasignado a tareas de apoyo. Bravo se centró en la defensa exterior y Charlie en las funciones interiores y monitorización de las principales ciudades de Luisiana, en busca de potenciales emergencias.
La Guerra Argentina parecía haberse detenido, al menos por el momento. Ambos países habían roto relaciones diplomáticas y comerciales con la Alianza Norteamericana. Todo parecía indicar que se produciría un resentimiento duradero. Muchas otras naciones sudamericanas se estaban replanteando sus relaciones diplomáticas, alianzas militares y comerciales con Estados Unidos en particular, y con la Alianza Norteamericana en general.
La popularidad del Presidente Wilson no había estado nunca tan baja en estos dos años de mandato, y las encuestas parecían castigar severamente al Partido Demócrata, en buena parte debido al fiasco de la Guerra Argentina y a la enorme pérdida de prestigio internacional, tanto político como diplomático, y al final también económico, que había supuesto.
Del sábado día veinte al domingo veintiuno fue el primer fin de semana del Segundo Turno de Permiso en la Base de Luisiana. Lentamente, la tensión comenzó a relajarse un tanto.
El lunes, veintidós de septiembre, la ONU (o más bien el Banco Universal, manejando sus hilos), la UE y la Alianza Norteamericana, forzaron a Argentina y a Uruguay a firmar una reluctante paz. Se estaban negociando las condiciones de la paz, pero parecían basarse en un mantenimiento del nuevo status quo conseguido tras el conflicto armado, con ambos bandos manteniendo los territorios arrebatados por la fuerza al enemigo, y con ambos renunciando a las acusaciones de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad, así como renunciando a la adopción futura de toda clase de represalias. Se conformó una zona desmilitarizada entre ambos países, que sería vigilada y patrullada por los Cascos Azules de la ONU hasta finalizar el año dos mil noventa y ocho.
Entre el martes veintitrés de septiembre, al viernes veintiséis, prosiguió el proceso de paz, aunque llegaban noticias de que en ambos países seguían operando comandos mercenarios descontrolados, que al parecer habían degenerado en grupos de bandidos y criminales. Ambos países rechazaron toda posible ayuda exterior, pese a la clara evidencia de que ese tipo de criminalidad paramilitar suponía una gran amenaza para la paz.
Del sábado veintisiete de septiembre al domingo veintiocho fue el segundo fin de semana del Segundo Turno de permisos en la Base de la NEMA en Luisiana.
En Baton Rouge había rumores, por medio del confidente Grasshoper, de que tanto el Joker como Punisher volvían a estar activos, pese a que anteriormente se les creía muertos o desaparecidos, y que se estaba gestando lo que podría convertirse en una sangrienta guerra de bandas criminales. La Teniente General Sawyer parecía ser partidaria de que ambas bandas se destruyeran mutuamente, pero el Capitán Neville advirtió al Director Branaghan por conferencia en Virtual de la destrucción que podían causar si estuvieran armadas con súper-armas del Mercado Negro, como parecía lo más probable.
El lunes, día veintinueve de septiembre, llegó un Envío Especial NEMA. Mensajera trajo en su Nave Aérea un cargamento de armas pesadas, que incluía cuatro Cañones de Plasma PR-476 "Incinerator", con cuatrocientas Baterías de PR-476, cuatrocientos Mini-Misiles de Plasma para el PR-476; cuatro Rail Gun R-660 "Striker", cuatrocientos Cargadores Cortos de Munición de R-660; cuatro Rail Gun R-670 "Lightning", cuatrocientos Cargadores Cortos de Munición de R-670; cuatro Rifles Lanzagranadas GLR-540 "Thunderer", cincuenta Tambores de Granadas explosivas para GLR-540, cincuenta Tambores de Granadas de humo para GLR-540, cincuenta Tambores de Granadas de gases lacrimógenos para GLR-540, y cincuenta Tambores de proyectiles de goma para GLR-540; cuatro Rifles de Mini-Misiles ML-557 "Destroyer", ocho maletines pequeños de seis mini-misiles (la mitad de plasma y la mitad anti-blindaje), veinte maletines medianos de doce mini-misiles (diez de ellos con mini-misiles de plasma y los otros diez con mini-misiles de anti-blindaje), y cuarenta maletines grandes de veinticuatro mini-misiles (la mitad de plasma, y la mitad de anti-blindaje) para el ML-557; cuatro Rifles de Plasma PR-470 "Hot Seat", y cuatrocientas Baterías de PR-470. También un maletín metálico con diez bandas ópticas marca Wilk's, a petición de la Ingeniera Palson.
El martes, día treinta de septiembre, Grasshoper tenía un chivatazo para la NEMA, e hizo llegar un mensajero (un chapero y camello de poca monta) con un mensaje a la base NEMA de Luisiana...
El Director Branaghan accedió a pagar por el chivatazo tras consultar con sus superiores de la NEMA. Aquello resultó ser algo realmente gordo, que sin duda daría lugar a una misión importante en muy poco tiempo.
Septiembre 2098
Por primera vez en mucho tiempo, Moro no había pasado las vacaciones completas con su familia.
Sus sobrinos se habían quejado, pero con la boca pequeña, tras su semana con ellos. Sabían perfectamente que su tío parecía ilusionado, y hacía bastante tiempo que no se le veía de ese modo.
Preparó su maleta, con todo lo necesario para unas pequeñas vacaciones en el norte. Ropa de abrigo, botas... Hacía mucho tiempo que no subía cerca de la frontera de Canadá.
Tenía que reconocer que el suyo era desde luego un país de contrastes. Baton rouge, donde llevaba ya tiempo viviendo, era una zona sin variaciones enormes de temperatura, pero la zona de los grandes lagos, a donde se dirigía esta vez, estaba con temperaturas muchísimo más bajas, a pesar de ser únicamente septiembre. Puede que en el pasado los tiempos fuesen más primaverales, pero ahora hacía frio... y eso es lo que el fusilero esperaba.
Se tomó unos minutos sentado en el borde de su cama mientras recordaba los sucesos del pasado mes. Lo rápido que había ido todo con Claire.
Hacía apenas un mes, estaban teniendo su primera cena oficial con Claire en florida, y ahora se iba un fin de semana a las montañas.
Volvería para el 16 de septiembre a la base, pero este fin de semana era suyo.
Habían alquilado una pequeña cabaña en la zona de los grandes lagos, una sin grandes comodidades. Simplemente paredes de madera y una chimenea.
La zona no tenía una elevada cobertura, y la cabaña en si se anunciaba como "una experiencia tradicional" por lo que ni siquiera contaba con televisión. Moro creía que eso era justo lo que el necesitaba, y Claire había sabido verlo perfectamente cuando llegó con el plan y los billetes.
Tenía que reconocer que la chica era un cielo, y sabía entender lo que pasaba por la cabeza del militar. Últimamente, la situación se estaba yendo bastante de madre. Todas las noticias sobre los semi-humanos, la guerra... El militar no estaba precisamente "desconectado" aunque estuviese de vacaciones. Le costaba no detenerse frente a cualquier medio de noticias que viese en un bar, en las pantallas interactivas de los chiringuitos de Florida... cualquier sitio que le mantuviese informado de lo que ocurría a sus alrededores. Incluso se había sorprendido cargando su pequeño ordenador de comunicaciones hasta el hotel con su familia. Tuvo que convencerse a si mismo de que aquello no era necesario.
Sin embargo, ahora se iban a un sitio donde únicamente podían mirar por la ventana, o el uno al otro. Eso iba a ser un cambio interesante. Esperaba que con eso consiguiese "apagar" ligeramente el ruido de su cabeza, o si no tendría que ir a visitar al médico de la base. Llevaba tiempo postponiéndolo, diciéndose a si mismo que en realidad no lo necesitaba. Pero últimamente tenía dudas. Si esto no funcionaba... pero no quería pensar que no iba a funcionar. NECESITABA que lo hiciese.
La alarma de su reloj sonó, sacándole de sus ensoñaciones. Tenía que ir a recoger a Claire e irse al aeropuerto.
Cargó su mochila, suspiró, y se puso en marcha.
Volvería con las pilas cargadas. O eso creía.
SEPTIEMBRE DE 2098:
Vacaciones. Por fin. Necesitaba un cambio.
Aquella mañana salió a toda prisa de la base. Iba vestido de civil y con la misma bolsa de deporte que trajo en enero. Se subió en el autobús que iba rumbo a Lafayette y se desplomó en uno de los asientos resoplando como si se desinflara. Tras diez minutos el autobús se puso en marcha, y Parker empezó a pensar en el mes que tenía por delante.
Tenía intención de recuperar con su familia todo el tiempo que había perdido desde su traslado a Baton Rouge. Y desde antes, si lo pensaba. Lion siempre había sido muy despegado de su familia, y ahora se arrepentía de ello. Se le ocurrió que de camino podía comprar algo de carne vegana y cerveza sin alcohol para hacer una barbacoa. Sí, eso estaría bien para empezar las vacaciones en familia. También organizaría algunas salidas de senderismo por el parque natural e incluso alquilaría unos kayaks por el Lago de los Cipreses para ir con sus hermanos.
Sonrió sin darse cuenta. La idea de todos esos planes empezaron a aliviar parte de la ansiedad que le dominaba los días atrás. Cerró los ojos y pasó durmiendo todo el trayecto.
Durante su estancia en casa de sus padres procuró no estar pendiente de las noticias, aunque en la mesa siempre se comentaba algo. La guerra de Argentina-Uruguay estaba en proceso de paz, lo que era muy buena noticia. Puede que no llegase el fin del mundo al fin y al cabo. Empezó a pensar que tal vez había sido cosa de pasar demasiado tiempo en la base, alerta, en contacto con problemas y contagiándose del ánimo deprimente que parecía impregnar toda la base desde hacía unos meses.
Aquellos días retomaría su dieta habitual para desintoxicarse de la comida basura que había estado engullendo y el ejercicio. Volvería con las pilas cargadas y listo para afrontar lo que fuese necesario. Haría su trabajo lo mejor posible y todo se arreglaría. La gente viviría tranquila y cómoda como hasta ahora, las neoarmas no proliferarían tanto y los delincuentes se cuidarían de usarlas. Los humanos-animales conseguirían los mismos derechos que los humanos de nacimiento y todo se asentaría.
Eran cambios, simplemente. Y seguro que era todo a mejor.
Tras un mes de operaciones, rehabilitación, y la espectacular misión en Uzbekistán, por fin llegó...
SEPTIEMBRE 2098
Y con esta fecha, vacaciones. Tiempo de descanso y búsqueda de paz mental.
Dorgan se despidió de aquellos quienes salieron de la base. Él se quedó. No tenía ahorros para irse por ahí, y sobre todo, no tenía a nadie querido fuera. Cierto es que, de vez en cuando, pensaba en su exmujer, pero sabía que era otro hierro candente del pasado al que se aferraba en su particular cruzada contra sí mismo. Además, julio y agosto habían sido muy moviditos y él necesitaba reposar en donde se sintiera más a gusto: la base de la NEMA.
Durante la primera semana de vacaciones, se mantuvo al margen de lo que pasaba en el mundo. Ni la guerra Argentina-Uruguay, la caída del Dow-Jones, o el uso brutal de los animales mutantes fueron capaces de distraerlo. Dorgan se dedicaba a entrenar, a su música y a dormir. Especialmente a dormir. Su cuerpo y su mente se lo pedían, y el roscoe cumplía.
Llegó a estar muy animado, sin beber ni gota de alcohol, y cuando más animado estaba, trasteaba con el viejo saxofón que había adquirido en una oscura callejuela de Baton Rouge meses atrás. Claramente, no era lo suyo. Pero escuchar la música más relacionada con aquel instrumento le sacaba de su zona de confort, el rock, y se adentraba en un sonido completamente diferente: el del jazz, tan relacionado con Lousiana.
Enseguida, encontró en las baladas de Charlie Parker de 1960 una suerte de conexión emocional con su yo más calmado, lo que le hizo bien durante unos días, permitiendo a su cabeza olvidarse de los recientes sucesos que lo habían traumatizado, así como de su triste pasado como bombero.
Sin embargo, el ruido a su alrededor terminó afectándole.
El día 9 se vino abajo por la inactividad, la cual no pudo mantener sus demonios a raya más tiempo, y terminó tomándose media botella de whisky. Esa noche durmió muy mal, perdió el ritmo tranquilo que había estado llevando y, con ello, el rumbo que parecía estar encauzando.
Hasta que volvieron los grupos Charlie y Bravo, se mostró de buen humor y amigable cuando coincidía con los demás. Como el Dorgan fuerte, directo y sencillo capaz de enfrentarse a cualquier situación, pero por dentro estaba falto de confianza y con miedo a una posible expulsión por ser calificado como no apto para el servicio.
Aguantó como pudo el tiempo libre restante y abrazó la vuelta al trabajo igual que un yonki su dosis. Desgraciadamente, a pesar de sus ganas iniciales, resultó ser insuficiente para Mitch. La calma chicha tras el tenso periodo de las últimas semanas convirtió el trabajo en un tedio, buscando emergencias a través de los equipos de vigilancia.
Dorgan se siguió refugiando en el deporte y el alcohol, lo que le hacía sentirse miserable y verse cada vez más fuera que dentro del NEMA. Irónicamente, el chivatazo de aquel delincuente de poca monta le insufló de energía. Era una oportunidad fantástica, aún siendo consciente de la gran dificultad que entrañaba, para demostrar su gran valía. Pero, en el fondo, Mitch sabía que era útil y no era ese el problema, sino su creciente inestabilidad emocional.
"Debo buscar ayuda" y "no me quiero ir" eran las dos ideas que más se repetía en su cabeza. Aunque sabía que, como hasta ahora, la inercia le iría guiando y todo se solucionaría de alguna manera. ¿Cuál? El tiempo diría.
Por el momento, tocaba centrarse en una amenaza tremendamente compleja que requería toda su atención.
SEPTIEMBRE 2098
Llevaba un tiempo quemado, mucha gente lo ignoraba pero el trabajo en NEMA era duro y yo comenzaba a tener una edad en la que largo tiempo soportando un alto estrés me pasaba una considerable factura. Por ese mismo motivo y tras pasar unos días con mi hija. Menos de los que yo quería y más de los que su madre esperaba, me embarqué en un viaje de relax por Italia.
No sabía nada de Italia aparte de algunos detalles sobre su gastronomía y lo que había visto en películas antiguas de gladiadores. Planifiqué con tiempo el viaje, compré varias guías, leí e investigué por internet. Pensaba que lo tenía todo hecho para mi viaje, pero nada es como parece sobre el papel.
El avión salió tres horas tarde, el viaje tuvo turbulencias y los asientos eran muy estrechos para alguien de mi tamaño. Además había querido ahorrar y compré un billete en una compañía low-cost. Ese fue el primer error del viaje. La comida fue muy deficiente y pese a que me ofrecí a pagar de mi bolsillo otra ración no hubo forma de conseguir una cena decente. A nadie de la tripulación le importaban mis macros.
Llegué agotado a Roma, allí intenté conseguir mis maletas, algo que tampoco fue sencillo. Cansado y algo molesto alcé la voz y todo se confundió. Un montón de hombres de seguridad me rodearon. Al parecer un robusto afroamericano alzando la voz de forma moderada no era bien visto para las autoridades. Tras zarandear a un par de agentes decidí no caldear más el asunto y me entregué.
Pasé mi primera noche en Roma en un calabozo. No fue mi mejor llegada a un país extranjero. A la mañana siguiente con un traductor y algo de paciencia conseguí salir del calabozo y comenzar mis vacaciones sin más problemas.
Roma es una ciudad extraña y de casas bajas, con mucho turista y una cocina mejor de lo que imaginaba. Tras pasear por los sitios emblemáticos y darme unos cuantos paseos eché de menos la base y mi casa. Aguanté porque los billetes estaban comprados y cambiarlos me costaba un suplemento que me negaba a pagar.
La vuelta fue mucho más sencilla, porque los caminos de vuelta siempre son más cortos que los de ida.
Septiembre 2098
Sarah miraba la pantalla de su teléfono donde podía leer el último mensaje de Jesse deseándole una buena noche. Varias veces los dedos de la mecánica bailaron sobre el teclado, pero no llegaba a escribir nada. Quizás eran solo paranoias, sin embargo en esos momentos no había nada seguro en qué cosas podría llegar a saber el Joker. ¿Tendría espías dentro de NEMA? ¿Programas infiltrados que leerían toda información que pusieran por escrito? Por mucho que la agente Charlie deseara contar al Delta lo que se cocía en ese momento, por mucho que quisiera pasar la noche con él hablando sobre las implicaciones, escuchando sus consejos, y sobretodo que le ayudara a calmar sus emociones encontradas por lo que estaba por venir, no podía hacerlo. No podía arriesgarse, por lo que simplemente le respondió con un "Descansa también, te extraño."
Estar en la Base le había ayudado en demasía a distraerse de la tensión actual que se respiraba en todas partes. La guerra que, aunque interrumpida, seguía flotando alrededor, como si esperara a una distracción de las fuerzas pacificadoras para empezar de nuevo. Las armas, las armaduras, las mutaciones, todo hacia un sentido bélico... Correr, entrenar, dedicarse al taller la distraían lo suficiente como para no sentir que se ahogaba poco a poco. Y apenas había podido compartir unos diez días con la compañía del cadete James cuando fue el turno de él de tomarse vacaciones.
La mecánica apartó el móvil para no sentir más aquella tentación de contar nada, consolándose con el pensamiento de que pronto Jesse estaría de vuelta, y podrían hablar sobre lo que Octubre y Noviembre traería a la NEMA, y por tanto, a ellos mismos.
SEPTIEMBRE DE 2098.
Un mes más. Cada vez que arrancaba la hoja de un calendario mensual que tenía en su comedor solía pensar lo mismo. No temía a la muerte pero era un tema recurrente para él. Pilotaba, como su padre, pero no podía sacarse de la cabeza que la muerte rondaba en cada vuelo -como un buen día le ocurrió a su progenitor-. A pesar de ello, deseaba colaborar en cada misión que partía de la base NEMA. Vaya contradicción...
En Pensacola toda era paz, tranquilidad. El ruido de los motores y las balas se transmutaba en las risas de sus dos sobrinos. Los largos viajes por el aire pasaban a convertirse en caminatas. Todo era, al cabo de un par de días, un completo aburrimiento.
De vez en cuando se quedaba mirando al teléfono que tenia en su mesilla de noche. Se sentaba en la cama y esperaba. Siempre esperaba una llamada para ser convocado para algún servicio particular. Es como si el hecho de estar cerca del teléfono fuera un catalizador que provocara la llamada. Nunca ocurría así.
Septiembre no había sido diferente que los demás meses. Octubre estaba por venir y con tanta guerra, dichosa guerra en Argentina...y por todos lados, le daba la sensación que tenía un trabajo asegurado de por vida. Ser piloto de la NEMA era como ser un funcionario -pensaba-. A veces opinaba que los pacifistas perdían el tiempo; que no valía la pena dedicarse a esto; una guerra acababa y otra aparecía sin muchas veces saber el por qué, como setas en un bosque húmedo.
Octubre...
Arrugó la hoja del calendario mensual y la tiró a la papelera. La palabra "Septiembre" en rojo aún se podía leer en su parte superior; el mes también se negaba a morir.
Durante los primeros días del mes cada vez siento más la ausencia de Sarah. Y es que me doy cuenta de que estoy completamente enamorado de ella. Creo que yo también le gusto pero no sé si está tan enamorada como lo estoy yo. En cualquier caso espero con ansias su regreso e incluso voy a buscarla al aeropuerto si regresa en un momento que no tenga que estar en la base.
Y es que la situación internacional no es precisamente buena y en muchos casos parece evidente que en cualquier momento estallara una Tercera Guerra Mundial. Ojalá que no pero las cosas cada vez están más tensas.
Cuando por fin regresa, y aunque estamos en alerta, busco algún momento para estar a solas y recibirla como es debido. De hecho intentaré pasar todo el tiempo que pueda de estos diez días hasta que yo me coja mis propias vacaciones junto a ella. Fueron unos días demasiado breves para los dos.
Decido pasar mis vacaciones en casa de mis padres, en Denver, donde me entero que a mi hermano lo han sacado de la base submarina donde estaba y lo han llevado a las defensas costeras. Algo comprensible por la situación en la que está el mundo con la guerra Argentina. Me pregunto si será similar a la Guerra Civil Española, que fue la antecesora de la Segunda Guerra Mundial.
En cualquier caso no parece que haya mucho que pueda hacer. Sobre todo por mi posición. Si fuera civil podría participar en manifestaciones, organizar eventos, colaborar para intentar llevar la paz. Pero en esta situación no puedo, así que solo me queda escribirme con Sarah por las noches, convivir con mis padres y rezar porque no sea la última vez que les vea.
MES DE SEPTIEMBRE DE 2098:
Septiembre fue el mes de la calma que precede a la tormenta. Branaghan lo conocía bastante bien tras haber pasado tantos años de servicio en alta mar. El mundo entero estaba al límite... en una fina línea a punto de reventar. Y cuando eso estallara la guerra sería mundial. Y con lo que había avanzado la tecnología Branaghan se temía que sería el fin de la humanidad.
La guerra de Argentina y Uruguay no había hecho nada que no fuera empeorar la opinión pública sobre los Estados Unidos, y Branaghan se preguntaba si con razón. ¿El POTUS estaba tomando las decisiones correctas? No era algo que pudiera hablar con nadie tampoco, y se encontró echando extrañamente de menos al Alférez Wukong. Si él estuviera todavía con ellos podrían hablar en privado y la prodigiosa mente de investigador de Wukong llegaría a alguna conclusión que tranquilizaría a Branaghan. O eso quería creer, porque todas las conclusiones a las que él llegaba resultaban nefastas. Para la NEMA, para los Estados Unidos y para el mundo.
La guerra continuaba, y Branaghan a veces creía que era mejor no mirar las noticias para no deprimirse. Y para no preocuparse más. Le sorprendió sobremanera que las fuerzas de la ONU, peor equipadas y altamente incapaces, fueran suficientes para detener o ralentizar el conflicto. Pero así fue.
Lo dicho, la calma que precedía a la Tormenta. Una tormenta que estalló con la llegada del ladronzuelo con información del confidente Grasshoper, y una llamada posterior a la General Sawyer. La guerra Argentina parecía haber quedado en punto muerto, y sin embargo ahora ellos tenían el problema en casa. Bajo el mismo Capitolio de Luisiana.
Posiblemente su futuro se decidiera ahí... y tenía a la mitad de los efectivos de vacaciones con sus familias. Y estaba atado de pies y manos para traerlos de vuelta. Iban a tener que esperar...
El regreso a la base NEMA me supuso incluso un poco de alivio. Debido al estrés que supuso el tiempo alejado de lo que realmente son las noticias de lo que está sucediendo. He tenido todo el tiempo la sensación de que en cualquier momento nos iban a movilizar para ir a Argentina. Y sin embargo la orden nunca llegó.
Quizá a nivel interno eso le haya supuesto una ganancia importante al presidente Wilson, pero está claro que a nivel internacional ha supuesto un descrédito para Estados Unidos como país y para toda la Unión Norteamericana. Aun así yo estoy plenamente convencido de que ha hecho lo que tenía que hacerse, no meterse en una guerra donde la ética ha brillado por su ausencia en todo momento y por parte de ambos bandos.
Incluso he llegado a pensar en ofrecerme voluntario para ser uno de los cascos azules que se han desplegado para detener la guerra. Y si no lo ha hecho es porque considero que la defensa de mi país es más importante que la defensa de otros países, y ahora mismo estoy en primera línea de la defensa de mi país. Sin embargo puedo decir con seguridad que el presidente Wilson se ha ganado mi voto.
Finalmente la guerra entre ambos países parece llegar a una especie de guerra fría. Aunque siguen castigando a Estados Unidos por no haberse metido en una guerra a todas luces criminal. Habernos metido para apoyar a Argentina hubiera supuesto aceptar la investigación con animales humanoides. Algo que en ningún caso debíamos hacer. Y sin embargo la población parece no entenderlo de esa forma. Cosa que no entiendo habidas las manifestaciones que hubo cuando se enteraron de que se investigaba con animales para darles características humanas.
Casi al final del mes, y después de un nuevo envío de regalitos por parte de Mensajera (cada vez parece más evidente que nos están armando para un conflicto armado) tenemos informaciones de lo que parece ser una información de extremadamente importante interés. Todavía no es algo que sepamos mucho, aún no se nos ha dicho nada por parte del teniente. Pero parece evidente que algo gordo se plantea.
Septiembre tardó en reaccionar, la resaca de agosto le había dejado a media base de vacaciones y a la otra mitad esperando el relevo. La vuelta después de un permiso siempre se hacía dura, pero aquel mes resultó bastante tranquilo por lo que ayudaba a no echar de menos los días de pesca.
La base permanecía silenciosa, atenta a las noticias políticas nacionales e internacionales. El mundo estaba revuelto y no dejaría de dar vueltas cada vez más rápido, los conflictos internacionales parecían constantes como si el mundo viviera en un continuo estado de crispación.
Durante el mes de septiembre Mercio se centro en recuperar las rutinas, después de unas buenas vacaciones la pereza parecía instaurarse rápidamente convirtiéndose en el enemigo número uno. Volvió a sus carreras matutinas y sus entrenamientos en el gimnasio, examinaba con frecuencia el nuevo rifle laser para familiarizarse con él y estaba deseando ponerlo a funcionar.
No debería esperar mucho tiempo pues la un chivatazo llegó a la base, al parecer el Joker disponía de una gran base en el mismo centro político de la ciudad, la intervención parecía inevitable, septiembre acabaría siendo un mes tranquilo, octubre quizá acabaría con ellos.
Septiembre 2098
Tobías recordaba el momento en el que comenzó a tomar esas pastillas que le había recetado el doctor Gohls. Lo recordaba y no sabía por qué sentía que era algo tan irrelevante cuando, lógicamente, el cambio que había vivido desde entonces era tan grande como pasar de usar esas armas anticuadas a tener las nuevas, de destrucción masiva, a disposición.
Durante el mes de agosto se dio cuenta de que aquello que recordaba con tanto cariño ya no le provocaba apenas ningún tipo de sentimiento. Ahora, en septiembre, esos recuerdos parecían sencillamente información en la base de datos que era su mente. Esa falta de emoción hizo que, por fin, dejara de recordar aquella caída como una consecuencia debido a comida desparramada en el suelo, porque aquello no era comida.
Sin embargo, pese a sus intentos, pese a su extraña frialdad artificial, su mente seguía enfrentándose a la comprensión sobre lo que realmente sucedió. Quizá ni siquiera era su mente sino aquello que todos llamaban corazón lo que trataba de protegerle... o de protegerse.
Los eventos que sucedían en el mundo durante ese noveno mes del año no creaban ningún tipo de interés en el pacificador. Mayormente sin ningún tipo de motivación o ganas se dedicó durante todo el mes de septiembre a continuar con sus ejercicios, los entrenamientos, el papeleo que fuera necesario debido a su posición... mientras en su mente recorría todos esos ríos de recuerdos e información de su pasado como si de un espectador se tratara, alejándose de pensar que fue él realmente quien vivió todo eso.
La llegada de la nueva información a final de mes tampoco le hizo sentir diferente. Esa vez parecían tener tiempo para prepararse.
Quizá esa vez no iban a tener que ir con prisa a poner la cabeza en la guillotina.
LUNES, 29.
Ahí de pie, mientras Branaghan interrogaba al informante y Sarah y Robert le acompañaban en la espera, Jack comenzó a pasar revista de todo lo que había pasado en el mes. Apenas había vuelto de vacaciones la realidad el golpeó como la ola de calor que había caído sobre Luisiana hacía poco. El mundo se estaba yendo al carajo de a poco. Las noticias sobre la guerra, el alzamiento de los mutantes y su aumento entre las tropas de choque de los países, ¿quizás su hermano Jonah tenía razón y se acercaban los últimos días?
Soltó un bufido involuntario de incredulidad y cruzó los dedos mentalmente para que nadie lo hubiera notado. Pero aunque su hermano exagerara las proporciones bíblicas que le atribuía a los tiempos que venían, no podía dejar de pensar de que si acertaba en que todo estaba hirviendo. ¿Cuánto faltaba para que les tocase a ellos saltar de la sartén al fuego? La imagen de Mary le vino a la mente, si las cosas seguían así... este no es el futuro que él estaba planeando.
Quizás debería conseguirse un perro.
Arrugó el entrecejo, ¿de dónde había venido eso? Quizás por la idea de los animales mutantes que había estado escuchando esta mañana o quizás por los ratos pasados con la mascota de su madre en la granja.
Se forzó en concentrarse. El informante había entregado la información al teniente y pronto deberían tener respuestas. Reprimió un suspiro y cruzó una mirada con su superior antes de volver a escoltar al hombre afuera.
No, un perro sería muy costoso de mantener. La imagen de Mary volvió a su mente y se preguntó que pensaría ella de cuidar una mascota... ¿quizás algo más?
No, no en este mundo. No hasta que las cosas mejorasen.
—Dios nos oiga... —murmuró mientras veía al hombre perderse entre los callejones.
Septiembre según Matt...
...aliviado de cómo su país de adopción había llevado lo que parecía un escalón más hacia una guerra total de todos contra todos. No por nada el presidente se había negado a pelear por Argentina, y no por nada mantenía su potencia de fuego dentro del país.
Tenían todavía que salir muchos más trucos en este juego de provocaciones. Los híbridos de animal y los mercenarios enloquecidos por las drogas, y las armas/armaduras en continua escalada. Matt sufría de la fe del converso: frío y deseando entra en acción y deseando y deseando y entrenando... Hasta que se largó de vacaciones. Fue durante la máxima cota de tensión, y llevaba sin dormir tres días. Hasta que vino a verle su churri y le puso un te con algo dentro.
Tras doce horas seguidas inconsciente, las praderas del medio oeste americano. Las rocosas de fondo y verde, verde, verde. Campos de dorado trigo y vacío.
Volvió cuando la tensión ya había bajado y cuando el conflicto entre Uruguay y Argentina prometía volverse otra cicatriz de tierra de nadie. Río de nadie, en este caso, pobre Río de la Plata.
Afrontó mucho más tranquilo la preparación del conflicto con el Payaso.
Y ante la pasividad del mundo y el culpable silencio de la Alianza, Argentina estalló en llamas. Eduardo estaba lejos de ser ingenuo. Las relaciones diplomáticas y militares entre Argentina y Uruguay siempre habían sido complicadas. Como tantas otras veces Eduardo se preguntó cómo era posible que, siendo tan similares los países hispanoamericanos estuvieran siempre tan prestos a tirarse al cuello. Aunque la verdad es que le preocupaba mucho más la pérdida de prestigio que suponía para su país de acogida, y para toda la Alianza, hacer oídos sordos a sus obligaciones.
Eso no podía terminar bien y durante más de la mitad del mes estuvo temiendo que las cosas empeoraran. Y mucho. Y los muertos fueron amontonándose y subiendo el resentimiento de uno y otro bando, tanto con ellos mismos, como con el resto de países implicados.
Y, de pronto, todo terminó. Una paz tensa, desagradable, y que probablemente no gustara a ninguno ni arreglara nada a largo plazo. Y Eduardo se vio pensando en un viejo amigo, fanático de la idea de una unión de todos los países iberoamericanos, incluyendo incluso a España y Portugal.
Bendito loco, cabeza de chorlito.
Aunque era verdad que a todos les hubiera ido mucho mejor, pero... Hay trenes que cuando pasan son irrecuperables.
Y, de pronto, vacaciones. No era el momento de ir a México, pero pensaba aprovecharlas, y como quiera que habían tenido una misión en Hawai ese año y que había guardado sus contactos... Allí se fue la familia. De vacaciones a Hawai. A descansar, y bañarse, y bromear. Y jugar. Y a no pensar. Sí, entre su mujer y él contrataron a una niñera para que les ayudara con los niños y que el viaje tuviera algo de relax. No era algo que a Eduardo le terminara de gustar pero... Alice lo necesitaba.
Y él necesitaba a Alice bien. Estaba siendo un año duro.
Y en Hawai estuvieron mejor. Al menos, durante un tiempo.