Partida Rol por web

El Daimyo se levantó para acercarse a la joven, con una amplia sonrisa, antes de recibir tan funesta noticia. Entonces el Suzume se quedó paralizado por la noticia, los ojos perdidos e idos, clavados en la joven Ume de mirada apenada y sufrida. Los sirvientes corrieron hacia el samurai, recogiéndolo de su estado catatónico. Conforme posaban las manos en los codos del daimyo para guiarlo, Ume escuchó como de sus labios casi cerrados salían las palabras... no puede ser... no puede ser... en apenas susurros leves. 

Explicaos, por favor. Indicó el joven heredero al daimyato con el rostro fatigado y lleno de sudor y pesar.

Ume realiza una pequeña pausa antes de continuar. Recordando al detalle lo que paso, la imagen de su padre deteriorado sobre la roca implorando su final, rezando como rezó en su día por el fallecimiento de su esposa.

Suspiró con pesar.

Había pasado los últimos años de su vida en tierras lejanas y ahora que había vuelto con el, la única razón por la que había vuelto, se lo habían arrebatado de su lado.

Apretó los puños con fuerza y rabia.

-Mi padre estaba aquejado de un envenenamiento o maldición ... desde que terminó el torneo una incontrolable hambre se apoderó de el. Luchó con todas sus fuerzas pero no pudo controlar esa perniciosa fuerza.-

Ume giró el rostro al exterior, perdiendo su vista en el horizonte.

-Cuando entramos por primera vez en el pantano con los yojimbos lo encontramos fuera de control, nos atacó junto a los demás espíritus.-

-Pero esta vez había podido recobrar la suficiente fuerza de voluntad para recuperar su control. Y exigir un final honorable.-

La avispa suspiró apesada, relajó sus manos y acarició el arco en un acto instintivo.

-Padre murió bajo mi mano mientras aún era un Suzume.-

Has sabido actuar con honor, Ume-san. Consiguió decir el campeón con la mirada fija en la mujer y en sus manos apretadas con fuerza.  Parece que de alguna manera tu padre estaba unido a estas criaturas, pues su muerte ha conseguido que desaparezcan los bichos y los espíritus asociados.

Lo intentamos todo. comenzó a explicar el daimyo con su voz grave y profunda, con un ritmo que a Ume le pareció como el de los tambores de batalla. sal, purificarlos, alimentos.... todo. Su tono seguía siempre continuo sin elevarse o reducirse, mientras trataba de rememorar el evento. Luego su voz se elevó ligeramente, sutilmente, aligerando levemente el ritmo de sus palabras conforme detallaba la batalla. Estaban por todas partes, pasaban por encima de los muertos y seguían hacia delante, sin rumbo fijo, esparciéndose por todas partes, evitando nuestras defensas con su número mientras el nuestro menguaba, y luego. Se detuvo, sus ojos clavados en ella. Cuando continuó su voz era como la de la brisa entre las montañas. Desaparecieron en un halo plateado que ascendió al aire.

Que has hecho con el cuerpo? Cuestionó el daimyo volviendo a su voz normal.

Escucharla noticia de que los espíritus estaban ligados a su padre no la reconfortó en absoluto. Si conseguía encontrar al culpable de eso ...

-Su cuerpo se convirtió en polvo y las fortunas del viento lo esparcieron por las tierras Suzume.- Finalizó el relato Ume.

-Pero hay otra cosa ... mi padre me advirtió. Dijo que no me fiara de nadie que hubiera participado en el torneo. El culpable tuvo que estar en el y no creo que los Suzume hayan sido los únicos en recibir tal maldición.-

Suspiró.

-Deberíamos avisar a los demás clanes ... y buscar al culpable de la muerte de Bokuro.- En énfasis de la frase estaba en el final de esta. Estaba claro que Ume se preocupaba mas por poder vengar a su padre que por el destino de los demás.

Si es cierto eso que dices, es hora de que vuelvas tus pasos atrás y vuelvas al Imperio, Ume-kun. Se que fuiste una Suzume, pero ahora tu lugar no esta aquí, y creo que guardas algo de la clave para saber que sucede en el Imperio, pues como ya has dicho, extraños sucesos se extienden por los confines de nuestra amada tierra. Nos han llegado avisos de incontables ataques de las tierras sombrías, de espíritus traviesos en tierras grulla, de extrañas y enormes aves que vuelan por los cielos...

Poco puedo decir de lo que sucede, pero si todo nació en ese torneo, tu padre tenía razón y uno de ellos conspira contra el Imperio. Avisaremos al Emperador. Debes buscar a quienes estuvieron en ese torneo y saber si algo les ha sucedido.

Ume asintió y realizó una reverencia.

-Mandaré una carta para avisar a mi señor y partiré enseguida.-