Aquella situación me había dejado bastante paralizado. Flubber lo notó, y se puso bastante nervioso. No pudo hacer nada, y Pittien no tuvo la rapidez de darle alguna instrucción.
Lo último que vio... fue una roca hacia su cabeza. Intentó evitarla, pero solo consiguió que le diera de refilón y perder el sentido. No vio nada más de lo que pasaba.
Creo que es un poco inútil que comente más... no tengo mucho que hacer desmayado :)
Si el máster da permiso, puedo hacer otro como que me despierto y grito o algo :)
Una vez la avalancha había pasado, Miki rápidamente comprobó que Sada estuviese bien, pero parecía que no había sufrido daños . Sin duda su nuevo aspecto era toda una ventaja en aquel lugar repleto de peligros.
-¿Estáis todos bien? -preguntó Miki alarmada.
Se giró hacia el resto y pronto vio la sangre brotar de la cabeza de Pittien.
-¡Ay la leche! -exclamó.
Rápidamente fue hacia él por si podía prestar ayuda, aunque de entre ellos, sin duda la que parecía más capaz con esa situación eran Alina y Daisy.
Alina chilló refugiándose en los bracitos de su chansey y cuando todo pasó o al menos dejó de escuchar estruendo se incorporó echándole un vistazo a su amiga.
- Daisy... -dijo medio sollozando- ¿Estás bien?
En ese momento escuchó los gritos de Hoku y Miki, girándose, se encontró con la escena aterradora.
- ¡¡¡Ay no, Pittien!!! -se abrió paso como pudo a través del caminito que iba dejando el amable Hulk, comprobando que Daisy la seguía y se puso de rodillas al lado del arqueólogo- ¿Pittien nos oyes? Ay, ay, ay... Flubby no te preocupes, cálmate y estate preparado por si necesitamos tu ayuda ¿vale?
Intentó calmar al pokemon del chico, que estaba tan preocupado que hasta se había transformado en Chansey. Rebuscó en su bolso, no tenía prácticamente material pero sacó su pañuelito, lo importante y principal era limpiar la herida.
- Miki, dile a Sada que le eche un chorrito de agua en la herida y a este pañuelo, -dijo acercándoselo- hay que limpiarla bien y luego presionar para detener la hemorragia.
Entre que esperaba la acción de la compañera de la agente Azuma, para poder realizar su trabajo, se dedicó a inspeccionar que el afectado tuviese bien el cuello y a intentar moverlo a una postura mejor con cuidado.
- Puede que vosotras podáis echar una mano -dijo hacia las Chanseys- si queréis intentarlo.
En principio, Pittien seguía inconsciente, pero parecía reaccionar, al menos físicamente, al contacto de sus compañeros o de sus pokémon. Como si los intentara "esquivar", como si sintiera que debía seguir evitando las piedras que caían, aunque lo hacía inconsciente, por el momento, al menos...
A ver si no se queda tonto despues del golpe... :)
Franek llegó volando sobre lomos de Helen hasta la ladera de la montaña. Allí se encontró con una situación algo más incómoda de lo que había pensado en un principio.
El guardabosques se encontró con que una avalancha de rocas había caído por la ladera de la montaña y había golpeado a sus compañeros. Pittien estaba gravemente herido. Dos Chanseys y un Feraligart, junto a Alina estaban tratando de atender al muchacho que parecía estar recuperando justo en ese momento el conocimiento. Estaba algo mareado y aturdido, pero al menos estaba vivo y consciente.
Franek había llegado hasta ellos, pero aún no había ni rastro de Ríntaro, ni tampoco de Pietro.
-¿Qué, qué ha pasado? ¿Qué, esto, dónde estoy? - Intentó mirar alrededor, sin entender demasiado lo que veía ni las caras que veía. En ese momento, le dolía la cabeza como nunca en su vida, y abrir los ojos le costaba un mundo. Se sentía sin fuerzas, mareado, y no podía moverse. O más bien, pensar en moverse le producía un dolor de cabeza tremendo, y prefería quedarse quieto, sin pensar y sin hacer nada. - ¿Ditto? - Acertó a decir, con premura.
¡Fran! ¿Y el crío? Preguntó extrañado el luchador al no verlo con el ranger. Era una alegría que Franek se hubiera unido al grupo de nuevo, sin embargo, todavía faltaban Rintaro y Pietro.
Por suerte el arqueólogo recobró la conciencia. ¿Estás bien Pitt? Preguntó Hoku admirándolo, tumbado en el suelo, desde sus casi dos metros de altura. Tranquilo, están intentado curarte, no te esfuerces. Le dijo en respuesta a todas sus preguntas.
El gigantón estaba serio como nunca, no le gustaba la situación y ahora mismo era muy difícil que se viera su carácter jovial habitual. Se giró y miró hacia lo alto de la montaña, parecía preocupado y dolido con lo que veía, sus ganas de ir allí y acabar con el mono gigante aumentaban a cada suceso que ocurría, sin embargo, conocía sus limitaciones y ello le generaba una gran impotencia. Debían cambiar las tornas de algún modo. ¿Pero cómo? Se preguntó.
Con la respiración aun agitada por el súbito descenso por la montaña, Franek observa lo que menos se esperaba ver, pero al mismo tiempo se alivió un poco de saber que no tendría que separarse nuevamente para ir a avisarle a los demás a la cueva; pero lo que más sintió fue una ansiedad agobiante al no saber como afrontar al grupo, ya se sentía lo suficientemente responsable de Rintaro y ahora se sentía responsable por la avalancha, que al parecer, había afectado al resto.
-Yo... Lo siento, creo que fui yo quien causó la avalancha. No tenemos mucho tiempo para pararme a explicar, Helen y yo apenas logramos escapar de Monorme. La pokémon psíquica está gravemente herida, y Rintaro...-
Franek hablaba aceleradamente, como apurando las palabras, pero al final no pudo evitar hacer una pausa ahogada y bajar la mirada y dar un trago de saliva que para el se sintió eterno, pues parecía que casi no podía respirar.
-Espero que en el último segundo haya podido regresar a nuestro mundo, tal como han hecho los demás-
Levantó la mirada un momento para dirigir la mirada al resto, y su rostro casi siempre tan inexpresivo reflejaba un claro sentimiento de culpa, su tez blanca estaba enrojecida y la voz se le quebraba poco a poco.
-Pietro, creo que debería ir camino al Oeste, o venir del Oeste...- los observa malheridos y sabe que no puede apurar más la situación, en la que seguramente el los había metido, pero en lo único que puede pensar es en salir de ahí cuanto antes. -Debemos alejarnos del Pico, Monorme gigantamax está allá arriba, ir al Oeste con Pietro, hay que avisarle también... Hoku...-
Franek no aguantó más y dió un par de pasos hacia Hoku buscando apoyo pero se desplomó cayendo de rodillas frente al grandulón, se irguió un poco como intentando volverse a poner de pié, pero sus ojos se llenaron de lágrimas y se mostró sin fuerzas.
-Ayúdanos, rápido-
Máster, pregunto nuevamente, logré rescatar el walkie?
- Vale, vale, vale - Dijo el joven con apenas un hilo de voz a lo que decía el gigante. Lo veía preocupado, y se preocupó él más, o lo intentó, teniendo en cuenta que le seguía doliendo la cabeza. En cualquier caso, lo que decía Franek era agobiante, si es que lo estaba entendiendo bien. Monorme era un peligro. - peligro, si, es peligroso. - Se le escuchó, como si se le hubiera escapado, como no controlando lo que estaba diciendo o pensando.
En cualquier caso, oyó que alguien estaba herido, e intentó señalar a su mochila. De pronto, una imagen le había venido a la cabeza. Creía que en algún lado llevaba un "restaurar todo" y un "revivir", pero no era capaz de decir las palabras, así que intentó mirar a Ditto, y que él lo entendiera, y lo sacara de su bolsillo, o algo. Alguien lo necesitaba.
- Shhh, tranquilo... -dijo con voz relajada al arqueólogo aunque le temblasen las manos mientras sujetaba su cabeza, apoyándola en sus piernas y limpiaba la herida, las noticias que traía Franek no eran para nada alentadoras- No te preocupes por eso, mírame a mi, Pittien, -puso el índice tieso y lo movió despacio de un lado a otro delante de su cara- sigue el dedo.
Se fijo a ver si enfocaba bien la vista, no fuese que tuviese una fuerte conmoción y cuando limpió la mayor parte de la sangre presionó con el pañuelo la herida.
- ¿No tendréis por casualidad aguja e hilo no? Yo creo que olvidé mi mini costurero en casa -estaba tan asustada que tal vez dijese alguna tontería fuera de lugar, aunque no sabía si podría suturar aquella herida tan fea-. L-lo siento mucho Franek... No te preocupes por la avalancha, no sabías que estábamos aquí ¿Os habéis encontrado con la psíquica? Tal vez sería mejor ir a un lugar más seguro, tienes razón. Pero... ¿Crees que podríamos ayudarla? Quizá Daisy y yo podríamos, hemos adaptado la cueva para cuidar de posibles heridos.
Ante las palabras de la joven, Franek recapacitó un poco y no les dijo lo más importante y ek segundo motivos por el cual debían alejarse de Monorme, y en especial no volver a la cueva porque podrían rastrearlls hasta allá.
Aún de rodillas frente a Hoku, Franek se levantó la chaqueta mostrando una segunda pokeball en su cinturón, era una Safari ball con lo que pretendía dar a entender que tenía otro pokémon además de su Flygon.
-Aquí está la pokémon psíquico. Y yo tengo un max revive para ella-
Dijo sin desviar la mirada de Hoku, pero realmente veía al vacío.
¿Qué le ha pasado al crío? Preguntó el grandullón llevándose las manos a la cara. En parte se sentía responsable, no debía haber perseguido a Monorme en un primer momento...
En seguida Hoku se agachó para agarrar al ranger por debajo de las axilas y ayudarlo a incorporarse. ¿Podrás caminar con mi ayuda? ¿O prefieres que te cargue? Le dijo tensando un poco los músculos para que notara que podría hacerlo sin problema.
La situación estaba peor aún, sin embargo, que la pokémon psíquico estuviera con nosotros era un avance. Debíamos huir, recuperarla y hablar con ella para que nos explicara lo que estaba pasando. Tenemos que irnos de aquí. En cuanto Alina acabe con la herida, Hulk puede cargar a Pitt. Dijo con seguridad.
Justo cuando Pittien empezaba a recobrarse, Franek regresó a lomos de su pokémon volador. Sin embargo, sólo volvieron ellos dos. Miki, preocupada, iba a preguntar dónde estaba el resto, pero el ranger comenzó hablar en cuanto Hoku se acercó para preguntarle.
Franek: Debemos alejarnos del Pico, Monorme gigantamax está allá arriba, ir al Oeste con Pietro, hay que avisarle también... Hoku...
Hoku: Tenemos que irnos de aquí. En cuanto Alina acabe con la herida, Hulk puede cargar a Pitt.
-Sí, tenemos que irnos de este horrible lugar -dijo acercándose a ellos-. Sada también puede ayudar si hiciese falta.
La tez de Miki se había vuelto notablemente más pálida tras oír la palabra gigantamax, pero trató de disimularlo poniendo el rostro lo más sereno posible. No obstante, apenas pudo ocultar su amargura Franek habló de las pocas esperanzas de supervivencia de Rintaro. ¿Por qué aquel niño había marchado contra Monorme? era una locura.
Alina: ¿No tendréis por casualidad aguja e hilo no?
-No, sólo llevo encima medicinas de emergencia de Sada -para asegurarse, revisó los bolsillos de su uniforme-. Y bayas... no recordaba tenerlas.
Si no hay inconveniente nos dirigimos a la cueva