Partida Rol por web

La propuesta de Franek saco a Rintaro de sus pensamientos.

-Por mi parte quiero saber si hay otros Pokemon y confió en la fuerza de Sombra, ella es más ruda de lo que parece- miro a su amiga con gran admiración, pero al tiempo llevo inconscientemente su mano al lugar donde lleva unas cuantas Pokeball -si ya estamos aquí porque no intentar conocer todo lo que podamos de este lugar- pero fue esa misma actitud irresponsable la que le llevo a terminar perdido en un lugar desconocido.

La conversación había seguido camino a la playa, una playa muy extraña aunque ya empezaba a no sobresaltarme por esos detalles, y la opinión del ranger, así como la del niño, no carecían de sentido.

- Yo he estado ojeando mi pokéradar pero tampoco he visto ninguna señal, al margen de nuestros pokémon - matizo volviendo a sacarlo - pero estamos perdidos y encontrar algún pokémon quizás nos sirva de ayuda.

No era extraño que pokémon salvajes ayudaran a entrenadores cuando estos se encontraban perdidos, pero por otro lado comprendía su preocupación, por lo que volví a sacar el pokéradar.

- Estaré vigilando por si vienen muchos de golpe. Zero, detrás mía - ordeno al glalie más pendiente del aparato que del pokémon - Vigilad a vuestros pokemon no vayan a confundir la señal. Especialmente tú.

Le digo a la chica del oddish con una ligera sonrisa. No dejaba de ser el más pequeño y podría querer jugar en el peor momento.

El agua, además de ser totalmente cristalina, estaba súper dulce. No es que no supiera a nada, es que parecía tener algún componente de glucosa, fructosa o algo similar que daba la sensación de estar bebiendo un refresco azucarado.

Sombra asintió conforme. Ríntaro estaba halagándola como había hecho siempre y el fantasma materializó una intrigante sonrisa. Se alegraba de que su entrenador confiase en ella, así que estaba dispuesta a enfrentarse a cualquier posible pokémon que la flauta de Franke atrajera.

Cuando el PokéRanger sacó esas dos bonitas flautas, el luchador se escabulló de Hulk y a la velocidad del rayo se acercó a gatas a Franek. ¡Vaaaaaaya! Dijo sorprendido al ver esas dos preciosas flautas. ¡Hagámoslo! Se mostró emocionado cuando todos parecían de acuerdo. Explorar la naturaleza de aquel extraño lugar era algo que entusiasmaba al gigantón, sin embargo, descubrir que especies pokémon lo habitaban le emocionaba mucho más.

Hoku se levantó de un salto e hizo un gesto con la mano a Hulk para que hiciera lo mismo. Ya sabes lo que hay que hacer. Dijo a su compañero con un tono serio y concentrado que no había sido habitual en él desde que lo conocían. Hulk y yo nos ocuparemos del cuerpo a cuerpo si fuera necesario. Ambos se posicionaron espalda con espalda y tomaron una postura de lucha activa esperando que chico de la gorra hiciera sonar sus misteriosas flautas.   

Al ver la euforia con la que Hoku recibió la idea, Franek no pudo sentir más que alivio por el respaldo de alguien que aunque bastante infantil para su tamaño, parecía tener músculo suficiente como para respaldarlo.

-Bien, no esperen que sea muy melodioso, lo que importa es la frecuencia con la que suena la flauta, no la canción en si. Cualquier cosa evitemos separarnos, es más fácil cuidar un grupo de gente que multitudes dispersas; pero si nos vemos obligados a separarnos, busquemos de juntarnos aquí mismo nuevamente. Helen, por favor vigila desde arriba, si algo se acerca indica de inmediato de donde venga... o vengan.-

Franek da una orden concisa al grupo y a su Flygon y un tanto entre nervioso y emocionado comienza a tocar una de esas pocas melodías que se sabe, lo suficiente como para que el objeto de vidrio haga su trabajo.

Aunque no era ni de cerca un amateur siquiera, lo hizo de manera muy profesional y sin mostrar vergüenza por su poca habilidad, total, el objetivo de tocar no era demostrar habilidad, sino al menos no aturdir los oídos de los ahí presentes.

Ver volar a la Flygon le resultaba agradable, solo que Max no podía entretenerse mirándola pues debía controlar el pokéradar para ayudar con la vigilancia. Y mientras lo hacía, una idea brotó en su cabeza.

¿Y si los meteoritos cayeron cerca de pokémon legendarios?.

Si ese era el caso y también se habían transportado a este mundo, entonces era complicado que aquel sonido consiguiera atraerlos, al menos si no eran lo suficientemente juguetones como para dejarse engatusar por una sencilla melodía.

Quedo a la expectativa de ver pokemon desconocidos, aunque muchos de sus compañeros estaban con la guardia alta esperando un posible ataque, él estuvo impaciente por ver aunque fuera solo un pokemon, ignorando por completo que podría estar en un gran peligro.

Tras la melodía de Franek se escuchó un extraño ruido que les resultó a todos familiar, había sido un golpe seco y breve y cuando miraron a su alrededor, London había desaparecido.  Quien la estuviera mirando se habría dado cuenta que parecía haberse teletransportado. ¿Quizá habría regresado de nuevo a su ciudad natal?

Aquello impactó a todos, pero quizá aún impactó más que la flauta del entrenador de Helen no sirvió de nada y no logró atraer a ningún pokémon.

Escuchar aquel sonido de nuevo sorprendió al enorme luchador. Rápidamente giró la cabeza y vio que London había desaparecido. ¿Qué ha pasado? Preguntó retóricamente por la sorpresa. 

Sin perder más tiempo en ello, volvió a concentrarse por si el efecto de la flauta funcionaba. Esperó unos segundos y al ver que no aparecía ningún pokémon se fue relajando poco a poco hasta volver a su relajada postura habitual. 

¿Habrá vuelto por ello? Preguntó contrariado a sus compañeros señalando la flauta. Desde luego su efecto habitual no lo ha hecho. Dijo encogiéndose de hombros.

Su mente estuvo concentrada en la posible llegada de pokemon, tanto que en inicio no notó la desaparición de London, estubo expectante, pero no pasó nada y en sus ojos se dibujó la decepción, volteo su rostro a sus compañeros para hablar, pero se detuvo al notar la ausencia.

-¿Que pasó?¿Dónde está London?- estuvo confundido y claramente se notaba como la decepción aumentaba, los pensamientos se revolvían en su pequeña mente "¿Y si nos pasa igual? No quiero volver aún, tengo que explorar esté mundo ¿Y si no volvió?¿Talvez este en un mundo aún más raro" se acercó a su compañera Sombra en busca de consuelo.

Franek termina de tocar su melodía y al final es culminado por un sonido distinto a la flauta, uno muy peculiar que marcó la desaparición de una compañera en aquel ahora casi que comprobado deshabitado lugar.

-Esto es extraño... Demasiado... Quizás todo esto es un sueño colectivo, y simplemente despertó. No creo que la melodía haya sido tan mala como para eso.- Franek no lo deja claro a los demás, pero piensa que su forma de tocar aunque no es algo maravilloso, tampoco llega a ser tan pesadillezco como para despertar a alguien, si es que de un sueño se tratase.

-Espero haya regresado a su casa, sea por la razón que fuera; pero no creo que haya sido la flauta, solo podemos esperar que esté bien y ver por salir nosotros de aquí también.- dice mientras la guarda cuidadosamente y baja la guardia con una expresión y tono de voz impasibles, el sabía que estaba ahí y que debía ayudar a los demás a que mantuvieran la calma, nada podría hacer por London si se preocupaba o preocupaba a los demás.

-Aunque, nada puede ser del todo cierto. La verdad me decepciona que no hayan venido pokémon salvajes, pero al mismo tiempo me tranquiliza un poco. Supongo podremos caminar un poco más relajados de que algo nos vaya a tomar por sorpresa.-

Entonces Franek regala una sonrisa que el siente como tranquilizadora para sus compañeros, se sacude la arena de los pantalones y llama a su Flygon de vuelta.

-Bueno, Helen, creo que no hay necesidad de estar tan tensos, igual no bajes la guardia, debes proteger a los turistas.- una orden que comúnmente da a su Flygon en la Zona Safari y que aplica perfectamente aquí, aunque Helen es un pokémon muy inteligente prefiere no complicar las cosas especificando el tipo de situación actual, más que nada porque ni Franek mismo entiende que sucede, así que simplemente actuará como un día más en su trabajo.

-Perfecto, no podemos perder más tiempo, querían ir a la montaña, cierto? Debemos mantenernos juntos, pero poco haremos quedándonos aquí sentados en la playa.- Dice ya con un tono más decidido, y alegre, buscando que los ánimos de los demás no se vengan abajo por la desaparición de London ni por la ausencia de pokémon salvajes. Entonces comienza a caminar de regreso hacia el Norte, por el camino al lago a ver si ven algún camino cercano al volcán.

Rintaro aún algo desanimado camino detrás de Fran, ya que desde el inicio ya le consideraba el guía, el hecho de que fuera guarda en la zona safari le daba confianza.

-Lastima que no hubieran Pokemon- se lamentó más para si mismo.

Hoku escuchó al guarda con interés, algunas de sus teorías le convencían mas que otras, pero no dijo nada, pues no tenia nada claro lo que había ocurrido. En verdad estaba un poco preocupado de que a él le pudiera pasar lo mismo que a London sin haber explorado lo suficiente aquel extraño y a la vez maravilloso lugar.

El luchador asintió cuando Franek ofreció ir a la montaña. Ir en esa dirección fue su primer instinto, así que no le desagrado la idea. ¡Vamos! Dijo el gigantón alegre.

Antes de comenzar a andar Hoku miró al mar, puso los brazos en jarra y respiró profundo, quizás fuera la última vez que pudiera respirar el aroma de aquella playa de arena cobriza. Ya estoy listo. Vamos Hulk. Ordenó a su compañero y comenzó a andar siguiendo a Franek y a Rintaro.

Que no hubiera aparecido ni rastro de ningún pokémon y que la chica se esfumara como si hubiera vuelvo a tocar otro meteorito era sumamente extraño, pero como en este mundo nada parecía demasiado "real", tampoco es que hubieran muchas opciones que no pasaran por seguir explorando y corroborar si había alguna luz al final de este túnel.

En cualquier caso, a Max no se le escapó el detalle de que iban a deshacer los pasos dados. Quizás porque la idea de subir lo más alto posible para intentar reconocer el terreno no era tan mala, aunque el volcán podía poner las cosas complicadas, especialmente para el Glalie.

Cuando agarró el meteorito de nuevo, volvió a escuchar ese fuerte chasquido. Después esa anterior y horrible sensación de vacío bajo los pies, como si cayera por un agujero eterno y de una profundidad incalculable para después oler un fuerte y desagradable aroma a azufre. La sensación había sido similar a los saltos que a veces pegaba al soñar.

Todo había sido muy raro. Excesivamente raro. No entendía nada. ¿Qué había pasado? Miró alrededor y después miró al cielo, no reconocía absolutamente nada. Sobre su cabeza había miles de estrellas, pero no era capaz de reconocerlas, también había un enorme planeta de color azul que podía apreciarse como se apreciaba la luna desde la ciudad de donde venía.

¿Acaso todo eso significaba que estaba en un planeta totalmente diferente?

¡No podía ser!

Entre sus manos habían podido sentir la calidez de la arena de la playa en la que se encontraban. Hacia el sur se extendía la inmensidad de un mar de aguas color turquesa. Pero la tierra que pisaban era de una tonalidad nunca antes vista, era de un color cobrizo casi rojo, parecía tintada con un color carmesí muy poco habitual. Más que del color de la arena de la playa se parecía al de la arcilla.

¡Había vuelto a aquel extraño lugar y al mismo punto donde esa inesperada aventura había empezado!

¡Otra vez!

No podía ser. Pietro no entendía nada. Estaba claro que no había sido una ilusión, aquello era real. Al tocar de nuevo el meteorito había sido transportado de nuevo a aquel extraño lugar. En concreto al mismo lugar en el que había aparecido antes junto con Miki y Alabaster.

No pudo evitar sonreir. Pietro estaba contento. Volver significaba poder continuar con aquella aventura misteriosa que había empezado antes y que le había permitido conocer gente amable, socializar... en defnitiva, que le había permitido volver a empezar de cero.

Acarició a Scizor y comenzaron a caminar hasta que dejaron atrás la arcilla de aquella playa y entonces sacó la bicicleta de su mochila y se subió en ella.

- Vamos, tenemos que llegar cuanto antes a la cueva - le animó a su compañero y comenzó a pedalear todo lo rápido que pudo. Quería volver con Pittien, Miki.. quería volver con ellos para continuar con la aventura. Le asaltaba la duda de si ellos también habrían vuelto a la realidad... o si continuaban en aquel mundo misterioso, pero esa duda no le pararía, al revés, pedalearía más rápido para  encontrar certezas.