Partida Rol por web

Pokémon y el misterioso meteorito

Epílogo: The End

Cargando editor
10/05/2021, 12:18
- Director -

- Franek y Helen -

Un arduo día de trabajo le esperaba a Frenek cuando se despertó por la mañana, solo que aun no lo sabía. Se preparó como de costumbre para ir a trabajar y despidió a sus padres mientras desayunaban. La larga caminata del Sur de la ciudad hasta la zona Safari ya se le hacía corta por la costumbre, podía irse volando con Helen pero sentía vigorizante el aire matutino y así le regalaba un ratito más de sueño dentro de su pokéball a su fiel pokémon. Todos sus días eran monótonos, pero eso a Frenek le gustaba, la tranquilidad de saber que todo estaba igual, eso era estar bien para el.

Después de un día bastante tranquilo en cuanto a visitantes llegó la tarde con una excursión para nada programada, pero eran varios visitantes así que no se podían perder esas comisiones así que Frenek se ofreció quedarse sobretiempo para servir de guía, Helen siempre le acompañaba fuera de su pokeball en esos paseos, le servía un par de ojos adicionales para resguardar que nadie se fuese a perder por el camino y alertar de algún peligro acercándose. La ruta iba normal, deteniéndose en algunos puntos para que los niños más pequeños practicaran lanzando las safariball y atrapar algunos nidoran, los niños buscaban a los machos, y las niñas a las hembras, mientras sus padres observaban más bien con tranquilidad el entusiasmo de los pequeños. Algunos seriamente decían que solo usarían las safariball si salía un chansey o scyther

De pronto, cuando recién llegaron a la Zona 2, el nublado cielo comenzó a hacer estruendos como si se avecinase una tormenta, Frenek ya estaba a punto de gritar la orden para regresar a la Zona 1 que tenía cerca una cabaña de descanso en caso de desatarse la tormenta, pero el brillo en las nubes no era de relámpagos ni tormentas, sino más bien un brillo amarillo o rojizo, como fuego. Todos comenzaron a ver como un gran "meteorito" desgarraba las nubes mientras surcaba los cielos sin detenerse. Con la fricción varios fragmentos parecían desprenderse y si alguno decidía caer no había forma de predecir como resguardarse de forma segura.

-Rápido! Todos regresen a la zona anterior, vamos a resguardarnos en la cabaña, Helen, guíales!- ordenó por fin al grupo para prevenir cualquier incidente, todos los niños se juntaron, los pokémon salvajes del lugar corrieron a esconderse en sus madrigueras, y antes de que Helen pudiera seguir las órdenes de Frenek un estruendo obligó a todos a taparse los oídos y agacharse en resignación, la vibración la pudieron sentir en todo el cuerpo. El meteorito había pasado justo sobre sus cabezas y un fragmento había caído realmente cerca. El cielo se había despejado salvo por una estela de humo que había dejado el meteorito a su paso. Aun podían sentir la vibración del aire en sus estómagos, todos estaban terriblemente asustados mirando en todas las direcciones como buscando saber si todos estaban bien hasta que todas las miradas se centraron finalmente en el guía del parque.

-E... Están todos bien?- dijo Frenek mientras contaba las cabezas con la mirada y se aseguraba que estuvieran todos, aun nervioso y con las manos temblorosas decidió voltear en dirección hacia detrás de una de los caminos elevados y comenzó a salir humo, hizo una seña para que todos se quedaran abajo y solo subió la pequeña colina. Ahí fue cuando lo vio, un trozo del meteorito que los asustó a todos. Frenek estaba solo en la zona safari, salvo por los asistentes, así que no le daría tiempo de acordonar la zona y asegurar a las personas, así que decidió hacer ambas cosas.

-Quédense aquí, Helen porfa, acordona la zona- dijo mientras le lanzaba un rollo de cinta amarilla a su Flygon quien lo atrapó en el aire y trazó una línea con ella entre dos arboles para evitar el paso a los demás -Esperen un momento, debo asegurar el perímetro y regresamos a la salida, la excursión terminó por hoy, espero que puedan comprender la gravedad del asunto y mantengan la calma, todo estará bien- trató de hablar lo más calmado posible y dar las instrucciones precisas, hablaba más frío de lo habitual pero con el shock no le daba tiempo ni a el ni a las personas para pensar mejor las cosas, así que todos hicieron caso en quedarse donde se les indicó; pero no en acercarse hasta el límite de la colina para ver lo más cerca posible que pudieran.

Frenek se apresuró y bajo por el otro lado del camino elevado y alcanzó el cráter que había quedado, pensó que el calor de la fricción no le dejaría acercarse, pero el aire estaba lo suficientemente frío como para poderse acercar. Levantó la mirada hacia los presentes a apenas unos 30 metros de distancia en el borde alto del camino para asegurarse que no viniera nadie, y entonces, más por impulso de no saber que hacer y la curiosidad de resguardar el meteorito que otra cosa decidió levantarlo, podría llevarlo hasta la cabaña de descanso y resguardar ahí aquel trozo de roca en uno de los lockers, y luego guiar a los ahora espectadores hacia la salida con más tranquilidad. Se agachó colocando una rodilla en el suelo del cráter y con ambas manos acercándolas con cautela para sentir la temperatura y al ver que no estaba tan caliente lo levantó entre sus manos.

 

Entonces una extraña idea rondó por su mente... Aquello era un extraño dejavú. Estaba en el mismo momento en el que había encontrado el meteorito. Lo seguía teniendo entre las manos. Pero ¿acaso no había pasado el tiempo en su ciudad de origen? ¿Habría sido todo un sueño o una simple alucinación? Fuera como fuese, ahora podría continuar con su vida, averiguar si Ella y Monorme eran reales, o al menos continuar con los planes que tenía pensado cuando tomó la decisión de regresar.

Notas de juego

Último post a modo de epílogo y terminamos la partida. (Postead para todos, aunque no estemos en la misma escena).

Cargando editor
10/05/2021, 12:25
- Director -

- Miki y Sada -

Miki salió de la tienda de alimentos con una bolsa de papel. Iba con el uniforme policial, así que estaba de servicio. Nada más salir se dirigió al coche patrulla, que estaba aparcado cerca de allí, y entró por la puerta del conductor.

-No tenían ramen de marisco, así que te he traído uno de ternera -le dijo a su copiloto mientras rebuscaba en la bolsa. 

Sentada a su lado estaba Sada, la croconaw, que nada más coger el bol metió su hocico dentro para devorar los fideos. A veces gruñía por lo caliente que estaba el caldo, pero le daba igual; siempre tenía mucha hambre.

Miki abrió una bolsita que se había comprado para ella y comenzó a comer unas varitas de maíz. Si bien no estaban mal de sabor, su cara sólo reflejaba el profundo aburrimiento que estaba arrastrando desde aquella mañana. Aquella semana se la había pasado vigilando la zona sur de la ciudad, y salvo por un meowth que se quedó atrapado en la copa de un árbol y un carterista que fue pillado in fraganti, no había ocurrido absolutamente nada. 

-Estás tan aburrida como yo, ¿verdad Sada? -le preguntó a su compañera.

Sada no respondió; sólo comía.

-Podrían enviarnos a alguna zona más interesante. Aquí sólo hay abuelos quejándose del tiempo.

Cuando acabaron las dos de almorzar, Miki encendió el coche y continuaron su patrulla por la zona. Si bien todo resultaba extremadamente monótono, al menos la zona era tranquila y no tenía que preocuparse por atascos y locos al volante. Sin embargo, no todo iba a ser tan aburrido como pensaba.

De pronto, una luz cegadora destelleó en el cielo. Al principio pensó que sería el Sol al darles de cara, pero enseguida se dio cuenta de que era otra cosa. Impresionada, paró el coche y se asomó por la ventana. 

-¡Sada mira, un meteorito! -exclamó emocionada-, o un cometa.

Sintió una punzada de miedo al ver que estaba cayendo peligrosamente cerca y volvió a meter la cabeza en el coche, pero enseguida la luz tocó tierra y al cabo de unos segundos notaron el impacto de la onda expansiva. Por suerte los cristales del vehículo eran resistentes.

-¡Vamos Sada, quizás es la oportunidad que estábamos esperando!

Pisó el acelerador y condujo a toda velocidad a la zona del impacto, aunque sin exceder los límites de circulación. Al llegar allí, ya había un grupo de curiosos rodeando el cráter.

-Atención policía -dijo con voz autoritaria-. Tengan cuidado, podría ser peligroso.

Sintió una punzada de vergüenza, pues era la primera vez que le hablaba a tanta gente estando de servicio.

Se acercó al meteorito con cuidado, acompañada de Sada, que gruñía nerviosa. Parecía que había comenzado a enfriarse, pero todavía podría provocar quemaduras. Pensó en decirle a Sada que le tirase agua, pero quizás eso lo estropeaba. Frustrada, se cruzó de brazos pensando en qué hacer, pero en ese momento tuvo que reaccionar con rapidez al ver como uno de los niños se había acercado corriendo para tocarlo.

-¡No niño que te matas!

Lo más razonable habría sido coger al niño y apartarlo, pero su mente se bloqueó y en su lugar acabó cogiendo el meteorito y alzándolo para evitar que el niño llegase hasta él. Preguntarse si aquella roca espacial le iba a quemar o no era irrelevante, porque ya la tenía entre las manos.

 

 

Entonces una extraña idea rondó por su mente... Aquello era un extraño dejavú. Estaba en el mismo momento en el que había encontrado el meteorito. Lo seguía teniendo entre las manos. Pero ¿acaso no había pasado el tiempo en su ciudad de origen? ¿Habría sido todo un sueño o una simple alucinación? Fuera como fuese, ahora podría continuar con su vida, averiguar si Ella y Monorme eran reales, o al menos continuar con los planes que tenía pensado cuando tomó la decisión de regresar.

Notas de juego

Último post a modo de epílogo y terminamos la partida. (Postead para todos, aunque no estemos en la misma escena).

Cargando editor
10/05/2021, 12:28
- Director -

- Hoku y Hulk -

Hacía una noche magnífica. A pesar de haber algunas nubes se veía lucir las estrellas con intensidad y soplaba una brisa agradable que refrescaba un poco el ambiente. Por ello Hoku y Hulk habían aprovechado para salir a correr por la maravillosa Melemele. Era algo que hacían a menudo para entrenar.

La pareja de luchadores no llevaba mucho tiempo en la isla, pero sin lugar a dudas y a pesar de haber viajado por prácticamente todo el mundo con su espectáculo, era el sitio preferido de ambos. Disfrutaban estando allí y aunque no pudieran hacerlo tanto como les gustaría, cuando si podían lo aprovechaban a tope. 

Que gusto da estar de nuevo en casa, ¿verdad Hulk? Preguntó Hoku mientras pasaban al lado de la casa de Kaudan. Este se encontraba en la puerta junto a Tilo y ambos los saludaron alegremente. Para Hoku el Kahuna era como su familia y tenían un trato muy cercano, siempre que iban a la isla era al primero a quien visitaban.

La ruta de entrenamiento continuó por los jardines Melemele. Últimamente habían entrenado mucho y Machamp se encontraba en su mejor forma, al luchador de ébano nunca le había costado tanto seguirle el ritmo como hasta ahora. Pero eso le gustaba, siempre había sido así, siempre se habían empujado el uno al otro para mejorar, desde que Hoku era un crío y Machamp tan sólo un pequeño Machop.

La carrera terminó en la ruta 3, era un sitio fantástico para sentarse en el borde del acantilado y recobrar el aliento con la ayuda de la brisa marina. Siempre que iban allí se quedaban un rato contemplando las estrellas y disfrutando de la tranquilidad que otorgaba la naturaleza de la isla. Sin embargo hoy no era un día normal, Machamp notó algo raro en el cielo y se lo señaló a Hoku con el dedo. ¿Qué es? Se preguntó el enorme luchador. Una estela rojiza surcaba el cielo entre las estrellas y cada vez se iba haciendo más grande, parecía que se les acercaba cada vez más y más.

¡BOOOM! Se oyó al colisionar contra la isla. Ni Hulk ni Hoku se lo podían creer pero rápidamente se pudieron en pie y comenzaron a correr, parecía haber caído por la senda Mahalo. A pesar del cansancio del entrenamiento corrieron todo lo que pudieron y no tardaron mucho en llegar. Un gran agujero se había creado justo a la entrada del puente colgante. Los luchadores se acercaron cuidadosamente y se asomaron al cráter. ¡Es increíble! Hemos visto caer un meteorito. Advirtió Hoku sorprendido. ¡Vamos colega!

Ambos se deslizaron por la pared del agujero y llegaron hasta abajo, tan solo quedaba una piedra del tamaño de un balón, sin embargo, lo que ellos habían visto en el cielo era muchísimo más grande. Ayúdame a levantarlo. Le pidió el campeón a su pokémon. Ambos se agacharon y elevaron en sus manos la piedra estelar. Estaban realmente alucinados.

 

 

Entonces una extraña idea rondó por su mente... Aquello era un extraño dejavú. Estaba en el mismo momento en el que había encontrado el meteorito. Lo seguía teniendo entre las manos. Pero ¿acaso no había pasado el tiempo en su ciudad de origen? ¿Habría sido todo un sueño o una simple alucinación? Fuera como fuese, ahora podría continuar con su vida, averiguar si Ella y Monorme eran reales, o al menos continuar con los planes que tenía pensado cuando tomó la decisión de regresar.

Notas de juego

Último post a modo de epílogo y terminamos la partida. (Postead para todos, aunque no estemos en la misma escena).

Cargando editor
10/05/2021, 12:32
- Director -

- Alina y Daisy -

- No Daisy, no hace falta ya me encuentro mejor, gracias -dijo para rechazar el huevo que la Chansey le ofrecía, le sonrió amablemente mientras se limpiaba las lagrimillas con un pañuelo bordado.

Aquel día le habían dado las notas de un examen de la academia y no habían llegado a ser del todo satisfactorias para ella, lo que le provocó un disgusto mayúsculo. Se había pasado toda la tarde remoloneando en el sofá revolcándose en la miseria y alimentándose de chocolate, así que su madre a última hora la invitó amablemente a que se diese un paseo para despejar las ideas.

 El paseo por el camino del parque agarrada de la manita de Daisy le había sentado bien y empezaba a sentirse de nuevo optimista. 

Claro, el próximo saldrá mejor, seguro -contestó al pequeño sonido que emitió la chansey-. Solo tengo que relajarme y centrarme, ya me lo dijo la abuela. 

Miró al cielo suspirando, vislumbraba ya algo de esperanza en un pequeño claro de aquel cielo encapotado, tal vez no era esperanza sino algo muy brillante.

Oh, mira Daisy, una estrella fugaz. ¡Vamos a pedir un deseo!

Pero la estrella fugaz estaba como cayendo muy hacia abajo y aproximándose peligrosamente, definitivamente no debía ser tal cosa. Aquello, fuese lo que fuese se estrelló con un gran estruendo unos cuantos metros más adelante, causando una gran polvareda. Alina se lanzó contra Chansey para protegerla y cuando se comenzó a disipar la neblina salió corriendo en dirección a la pequeña columna de humo que subía hacia el cielo, su curiosidad era mayor que la sorpresa que sentía por aquella situación.

¡Daisy corre, tenemos que ver qué es!

Al llegar a la altura del cráter se asomó y vio una especie de pelota de roca. Se acercó y la tocó primero con un dedo para comprobar si estaba frío, ignorando los grititos de Chansey.

Qué roca más fea, ¿de qué será? -se preguntó más a si misma que a nadie en concreto, a pesar de que la gente empezó a formar un cerco alrededor.

Repasando mentalmente los tipos de roca y composiciones que conocía, se acercó más. Y sacando unos guantes de su bolsito, que se puso de inmediato, estiró los brazos y tomó la roca con sus manos con intención de levantarla y observarla detenidamente.

 

 

Entonces una extraña idea rondó por su mente... Aquello era un extraño dejavú. Estaba en el mismo momento en el que había encontrado el meteorito. Lo seguía teniendo entre las manos. Pero ¿acaso no había pasado el tiempo en su ciudad de origen? ¿Habría sido todo un sueño o una simple alucinación? Fuera como fuese, ahora podría continuar con su vida, averiguar si Ella y Monorme eran reales, o al menos continuar con los planes que tenía pensado cuando tomó la decisión de regresar.

Notas de juego

Último post a modo de epílogo y terminamos la partida. (Postead para todos, aunque no estemos en la misma escena).

Cargando editor
10/05/2021, 12:34
- Director -

- Pittien y Flubber -

-¡Me niego! ¡No, no pienso volver! ¡Aquello fue un infierno! - Dijo Pittien. Desde luego, estaba enfadado. 

- Creo que no puedes negarte. - La voz sonaba calmada, algo cariñosa, pero firme. 

- Papá, volver a Teselia no, ¡esos estudios son una farsa! - Cada vez más nervioso, Pittien levantaba cada vez más la voz. Por favor, volver a la Universidad no, no quiero, no... 

- Estás aquí ayudándome porque ibas a estudiar eso. Si no lo haces, terminarás fuera del equipo, y volverás a Trigal, con tu madre. - Aquella voz no aceptaba discusión, y a Pittien se le vio enrabietado, pero no pudo decir nada, y salió de la habitación, ruidosamente, sin responder. Su padre, le dejó. Aquel muchacho, no entendía porque había dejado los estudios, con lo prometedor que era. Sabía que adoraba los misterios Pokémon, pero, si seguía así, desperdiciaría sus oportunidades. Ya había tenido que interceder con la Universidad para que le guardaran la plaza, y ahora, mediante el trabajo en sus investigaciones, le quería convencer, motivar, dar energía para volver al estudio. 
 

Por su lado, Pittien salió hecho una furia del despacho de su padre. Cogio una taza que había encima de una repisa, y se dirigió hacia la salida. Se acercaba el anochecer, y salió dando un portazo. Pensaba pasar la noche fuera. Pero fuera de verdad. Así que miró a su alrededor al salir, se dirigió hacia un almacén contiguo a la casa, cogió un respirador de buceo y una pequeña bombona, y con la taza en la mano, se dirigió hacia abajo. Efectivamente, bajó y bajó escaleras, hasta situarse a la altura del agua del crater del interior de la ciudad de Arrecípolis. 

Estaban allí para hacer una excavación sobre los antiguos habitantes de Arrecípolis, al menos en teoría, porque sabía que el deseo de su padre era explorar los fondos marinos y observar si algunos antiguos habitantes no habían sido documentados, y habían vivido por donde ahora el agua cubría la entrada del cráter. Era un conocedor de muchas leyendas, y probablemente tendría algún pálpito basado en algún fragmento de pergamino corroído leído, y del que ahora intentaba hallar sus demostraciones. Pittien deseaba ayudarle. ¡Es lo que más deseo en el mundo, maldita sea, pero no me deja! 

Se lanzó al agua, con la taza. Se puso en la boca el pequeño respirador, y se sumergió. El respirador no le hacía falta para salir, pero en ocasiones prefería usarlo para disfrutar de la salida de Arrecípolis. Veía distintos peces a su alrededor, y de pronto, la taza se agitó, y se transformó en un pequeño Magikarp. Pittien lo soltó, y lo dejó nadar a su lado. Ditto se había despertado al contacto con el agua, y se había visto en la obligación de transformarse en lo primero que había visto. Un Magikarp. Jajaja, pobrecito, ya no sabe combatir bien, y encima, un Magikarp. En todo caso, mejor ver un Magikarp que un Gyarados si vas sin compañia.

Terminó de salir de Arrecípolis, y se dirigió, nadando, a su rincón favorito. Fue una media hora de nado, pero Magikarp-Ditto le echaba un cable, y de cuando en vez, podía apoyarse en él para tomar un poco de aire. El mar estaba ligeramente desapacible, pero no demasiado movido, y se preveía una noche hermosa a la luz de la luna y las estrellas. Finalmente, llegaron al lugar, subieron por la ladera del cráter, y se acomodaron. Ditto se había transformado en una manta, fina y delgada, para proteger del viento, y se tumbaron a mirar el cielo. Ambos se entendían muy bien, y sobraban palabras. El sueño fue venciendo a Pittien, quien al cabo de unos tres cuartos de hora, cayó en duermevela. No era un lugar cómodo para dormir, aunque si con hermosas vistas. 

Al cabo de un largo rato, algunas horas, Ditto, cuyo nombre, por cierto, era Flubber, se comenzó a mostrar inquieto, y de tanto movimiento, terminó de despertar a Pittien. De hecho, el motivo fue que se destransformó a su forma rosa y gelatinosa, y el joven de 19 años sintió frió. Abrió los ojos, y vio al pokémon deslizarse hacia la orilla: -¿Qué  haces Flubber? ¿A dónde vas? - Lo veía inquieto, y miró alrededor. Se veían algunos pokémon en la superficie, principalmente tentacool que estaban intentando pescar a la luz de la luna y las estrellas. ¿Estrellas? ¿Qué era aquella estrella? ¿Se movía? Si, definitivamente se mueve. Eso es imposible. Espera. ¿Se agranda? Eso, eso, eso... no puede ser. 

Si pudo ser. De hecho, una estrella fugaz, rápida y brillante, atravesó el cielo nocturno de Hoenn en dirección a Arrecípolis, como si quisiera acertar en el cráter del antiguo volcán extinto. Pero erró. No por mucho, pero golpeó en el exterior, como al este de su posición. Pittien miraba extasiado, y Flubber se había pegado a él, y en el momento del impacto, se había transformado otra vez en taza, y se había quedado en uno de los bolsillos de Pittien. 

Pero no hubo golpe. 

No lo hubo. Simplemente, cayó. 

Estoy seguro de que desde dentro no lo pueden haber visto. Es imposible. El ángulo de entrada y de aproximación hacen que desde el interior no se esté viendo una estrella de ese tipo, así que debo ir a ver qué ha pasado. Y sobre todo, porqué no ha golpeado. - La mente de Pittien ebullía en emoción, intriga, ganas de saber, de explorar, de demostrar que valía. Salió corriendo, con todo el cuidado posible, teniendo en cuenta que estaba en la ladera externa del cráter, y tras una larga hora de camino, llegó al lugar dónde creía haber visto la caída. 

- Flubber, venga, va, ayúdame, transformate y busca conmigo... - intentó animar al asustadizo Ditto. Se pasaron algún tiempo buscando, hasta que comenzó a rayar el alba, saliendo el sol por el oriente, y comenzando a dar algo de luz. Y de pronto, Ditto encontró algo. En su forma normal, se estiró hacia arriba, llamándole la atención, llamándole. Y Pittien se fue hacia allí. 

¿Qué era aquello? 

En un pequeño cráter, había un fragmento de roca. Había impactado, pero no había sonado. De hecho, no había más que un hundimiento de la ladera para el cráter, pero no parecía que hubiera sido un golpe grande, ni de un ardiente meteoro. No. Estaba allí en medio, como en un pequeño expositor, como para ver qué era. Tendría el tamaño de un balón normal y corriente, y no parecía que hubiera pasado por la atmósfera terrestre. No parecía ni caliente. Tenía que comprobarlo por si mismo, así que Pittien tomó el fragmento de roca, con ambas manos. 

 

 

Entonces una extraña idea rondó por su mente... Aquello era un extraño dejavú. Estaba en el mismo momento en el que había encontrado el meteorito. Lo seguía teniendo entre las manos. Pero ¿acaso no había pasado el tiempo en su ciudad de origen? ¿Habría sido todo un sueño o una simple alucinación? Fuera como fuese, ahora podría continuar con su vida, averiguar si Ella y Monorme eran reales, o al menos continuar con los planes que tenía pensado cuando tomó la decisión de regresar.

Notas de juego

Último post a modo de epílogo y terminamos la partida. (Postead para todos, aunque no estemos en la misma escena).

Cargando editor
15/05/2021, 17:41
Miki Azuma

-¿Señorita poli está usted bien? -dijo una voz infantil cerca de ella-. ¿No se quema la mano?

Miki estaba mirando el meteorito en su mano, pensando en si realmente todo lo que había vivido había sido un sueño o era real, cuando se giró precipitadamente hacia la voz. Se sentía aturdida y desorientada, tratando de reencontrarse con su Yo de antes de toda aquella experiencia. 

-Esto... -carraspeó y puso su voz de policía seria-. No os acerquéis, puede ser peligroso. 

Regresó al coche y cogió una bolsa de muestras para depositar el meteorito dentro. Fuese realmente peligroso o no, lo mejor era dejarlo a buen recaudo y que el departamento científico se encargase de todo. 

-Bien, aquí no hay nada que ver. Regresen a sus quehaceres -dijo para la decepción del público.

Miki subió al coche con una sensación extraña. ¿Habría sido todo una alucinación? Quizás el meteorito había liberado alguna sustancia tóxica que le había provocado un efecto alucinógeno. No había duda de que se sentía cansada, y que si había sido todo un sueño, había sido increíblemente largo y vívido, demasiado. Si al menos tuviese una prueba física de que todo había pasado de verdad...

-AAAAAAAAH -exclamó de pronto al mirar hacia su copiloto-. ¡Sada, eres un feraligator!, ¡eso significa que todo fue real, evolucionaste cuando peleaste contra Monorme por primera vez!

Sada rugió con sus nuevas y poderosas cuerdas vocales en señal de aprobación. 

-Es increíble, realmente hemos estado en otra dimensión luchando contra un mono gigante y conociendo a gente guay -Sada volvió a gruñir alegremente-. Es fascinante, tenemos que atesorar estos recuerdos, porque probablemente es el suceso más espectacular que hayamos tenido en nuestra vida, aunque ahora que lo pienso fue muy estresante mientras pasaba...

Miki encendió el coche y puso rumbo a la comisaría. 

-Ya verás cuando se enteren, seguro que me ascienden en cuanto descubran que he viajado a una dimensión desconocida; Miki Azuma, nueva comisaria y azote de los primates de tamaño desproporcionado. 

Su voz sonaba cada vez más fanfarrona y bromista, algo extraño en ella, pero de pronto su rostro se volvió serio y mantuvo un silencio incómodo. Sada se giró hacia ella extrañada.

-Aunque pensándolo bien... mejor no revelamos nada sobre el meteorito. Si descubren que hay un nuevo mundo por explorar, quizás lo invaden y comienzan a agotar sus recursos naturales. ¿Te imaginas? Todo ese bonito planeta ardiendo en los fuegos de la industria.

Miki suspiró. No tenía por qué ocurrir nada tan terrible como eso si revelaba la existencia del mundo de Ella y Monorme, pero no estaba segura de cual sería la mejor decisión.

-Lo mejor será guardarlo a buen recaudo, al menos hasta que sintamos que el mundo está preparado para algo así. Y, muy importante, redactar esas leyes de DD. HH. PP. que les prometí. ¡Ah!, y por supuesto contactar con los otros. ¿Nos dejaron algún número de móvil?

Sada la miró desconcertada.

-Bueno, da igual, nos las arreglaremos. Algunos vivían en Johto a fin de cuentas.

Sada y Miki continuaron con su jornada de trabajo habitual, fingiendo que no habían visto nada excepcional. El meteorito fue ocultado en la casa de Miki, donde no volvería a tocarse hasta que se acabasen de redactar las leyes que ayudarían a ese mundo a avanzar como civilización. 

Desde aquel suceso, la joven policía y la feroz feraligator trataron de romper su rutina aburrida cada vez que podían, buscando nuevas e increíbles aventuras que vivir. 

Cargando editor
27/05/2021, 10:04
Hoku Maui

El luchador miró a su compañero pokémon, ambos tenían las manos entrelazadas sobre el meteorito. ¿Qué ha pasado? Preguntó a un imperturbable Hulk. Su cabeza daba vueltas y una serie de recuerdos borrosos pasaban por su mente como fotogramas de una película.

Juntos comenzaron a andar hacia el mismo acantilado en el que estaban cuando cayó el meteorito. Sentarse allí tranquilamente, respirando la salina brisa marina de la isla, les ayudaría a despejar la mente y poner en orden todos esos recuerdos.

El gigantón estaba confuso y se mantuvo en silencio durante un buen rato sentado en el borde de aquel acantilado, muchos recuerdos difusos pasaban por su mente y no sabía si podían ser reales a no, sin embargo, el de un mono gigante le atormentaba con más claridad. Entonces recordó la pelea en la que habían sido vapuleados. Inmediatamente miró a Machamp y busco en su cuerpo, aún quedaba algún resto de aquellos poderosos ataques. ¿Estas bien? ¿Fue ese mono verdad? Entonces recordó con más claridad. ¡Monorme! 

Hoku no pudo olvidar la traición del pokémon legendario de aquel extraño mundo, la llevaba clavada muy adentro y fue el click que le hizo recordar con más claridad. De repente las imágenes de aquellos llamativos paisajes fueron claras en su mente, con ellas llegaron con claridad los recuerdos de aquellos extraños pokémon, sobretodo de Ella y el mono. También las caras de sus compañeros, Alina, Pitt, Miki, Pietro, Max, Fran y Rintaro. No pudo evitar que una lágrima cayera por su mejilla al recordar a Rintaro...

Hulk meneó a su compañero humano al ver que se quedaba como en shock y rápidamente reaccionó. Perdona. Le dijo. Será mejor que vayamos a curarte del todo esas heridas. Ambos se pusieron en pie y comenzaron a andar hacia su casa.

El camino se hizo largo, los recuerdos perturbaban a Hoku. En general eran buenos, pero seguía muy enfadado con el mono gigante, debía pasar el tiempo para que pudiera perdonarle por lo que había hecho. A pesar de todo, empezó a sentir aquello como una maravillosa experiencia en la que había conocido a gente increíble, que no dudaba que iba a buscar y visitar en la inminente nueva gira que iba realizar con su espectáculo de Wrestling.

Cargando editor
29/05/2021, 01:42
Alina Joy

Alina mantenía sus ojos cerrados muy muy fuerte, agarrada a aquel pedazo de roca fría y solo comenzó a abrir lentamente uno de ellos cuando escuchó el cercano estruendo del tráfico y el murmullo de la gente que todavía quedaba en el parque. Focalizó con el ojo abierto su alrededor, después abrió el otro, miró a Daisy y se encogió de hombros. Se sentía cansada y un poco confusa, como cuando se echaba la siesta con el concurso de belleza pokemon puesto en la tele y se despertaba con las risas enlatadas del siguiente programa sin saber qué día era, ni qué hora, ni donde estaba. Pero sí sabía dónde estaba, estaba en el parque cerca de su casa, había ido allí a pasear después de llorar mucho por su súper-suspenso, era de noche y... 

¡Oh, Daisy el meteorito! -observó la roca entre sus manos y sonrió, mientras le iban viniendo retazos de lo que había ido ocurriendo en la aventura- Qué sueño más extraño.

Se levantó del suelo atusando su faldita y guardando el meteorito en su bolso, ignorando las miradas de curiosos a su alrededor, le recolocó el lacito a Daisy y le agarró la manita dispuesta a volver a casa.

Vamos Daisy, mamá debe estar preguntándose dónde estamos. 

Mientras caminaba iba dándole vueltas a todo el asunto. ¿Había sido un sueño de verdad? No. No lo parecía, era todo demasiado real y ahí tenía su pedazo de meteorito que le daba la razón. En algún lugar sus nuevos amigos habrían llegado a sus respectivos hogares y todavía no sabía cómo pero se decidió en ese momento a que los volvería a encontrar. 

¿Tú crees que eran reales?

- ¡¡¡Chan, Chan!!!

- Sí, yo también lo creo. O sea, es imposible que no ocurriese de verdad... ¡Si hasta tengo la falda sucia! Yo nunca llevo mi falda sucia, jajaja -de pronto recordó algo y se puso triste-. Pobrecito Rintaro, espero que algún día ese Mono maloso se arrepienta de veras de lo que ha hecho. ¿Crees que el resto estará bien? Ojalá que no se olviden de mi y alguien me venga a visitar algún día.

- Chansey... -contestó la pokemon agachando sus rabitos capilares mientras suspiraba.

La joven estudiante pensó en sus compañeros, la determinada agente Miki y Sada; Hoku el grandullón y Hulk; el responsable Franek y Helen; y por supuesto en Pittien y Flubber.

- ¡Seguro que Pittien consigue ser un gran arqueólogo! -exclamó alegremente soltando un momentito a Chansey, que precía darle totalmente la razón con sus grititos- ¡¡¡Entonces nosotras también tendremos que lograr a ser las mejores enfermeras de Ciudad Porcelana y viajaremos por todas las regiones!!! Y visitaremos a Miki y... Algún día, volveremos a aquella nueva región y ayudaremos a la Grifona a mantener en buenas condiciones a todas las criaturitas.

- ¡¡¡Chaaaaaaaan!!!

Estaba decidido. Iba a aprobar el siguiente examen y todos los que vinieran por delante, se esforzaría mucho por cumplir su nuevo objetivo, aquel que había sido como un sueño en duermevela constante. Algún día se convertiría en la enfermera Joy de un nuevo mundo.