Jayden y Diana entran.
Le solté el brazo cuando finalmente decidió sacar las manos de sus bolsillos, sonriéndole cuando me hizo aquellas preguntas. Evité responder estas, y es que ya las respondería él mismo.
Me adelanté un par de pasos y abrí la puerta, saliendo por delante de él al pasillo, esperándole para poner rumbo a la cafetería. Ya habíamos emprendido el camino cuando me detuve de repente, ofreciéndole mi mano para que la tomara.
No parecía reaccionar, así que fui yo quien cogió la suya y comencé nuevamente a andar.
-No me has dicho cuándo tendremos esa cita… - le dije como si nada hubiera pasado, mirándole de reojo con una sonrisa.
Había estado toda la mañana dándole vueltas a la idea de que esto no podía seguir así. No quería tener que esconderme, pero era algo que debía hacer, por él, por evitar que le amargaran la existencia; pero por otro lado, él no comprendía la situación, y yo tampoco quería que lo nuestro sucediera de esta forma.
Fuera lo que fuese, sentía la necesidad de tener que mover ficha. Dar un paso hacia atrás y alejarme de él, o moverme hacia delante armándome de valor para aguantar lo que fuera. La conversación con Remy fue determinante, pues me ayudó a reunir ese valor, pero aun así quería hacerlo cuanto antes, antes de que cualquier cosa me llevara a echarme atrás.
Caminamos hacia la salida del gimnasio, y Diana, como era de esperar, me suelta el brazo cuando estamos cerca de la puerta. Se adelanta, de hecho, y creo que saldrá al pasillo antes para ver si hay alguien. Pero no, abre la puerta y me espera, ofreciéndome su mano.
¿Eh?
Ni siquiera alcanzo a reaccionar, desconcertado, mirando su mano y la puerta abierta, sin entender. Pero es ella quien se adelanta y agarra mi mano, dejando todo claro. Al menos, sus intenciones. Tira de mí y salimos al pasillo, preguntándome nuevamente por esa cita.
Esto... -Alzo nuestras manos entrelazadas, mostrándolas como se muestra algo importante. Lo es, de hecho- ¿...significa lo que creo? -Pregunto la obviedad, aún inseguro, deteniéndome en medio del pasillo, para ponerme frente a ella y tomar también su otra mano, mirándola fijamente a los ojos. Sonrío, no como cuando me echo unas risas o cuando trato de aparentar cordialidad sobre mis propios pensamientos. Es una sonrisa tenue, discreta pero sincera, llena de ternura- ¿Madrugas el sábado? El viernes por la noche parece un buen momento...
Ante mi gesto, terminó por alzar nuestras manos unidas, preguntando si eso significaba lo que suponía. Simplemente asentí, sonriendo, ¿Qué otra cosa iba a querer decir?
Se detuvo y se colocó frente a mí, cogiendo también mi otra mano, mirándome a los ojos y sonriendo con ternura. Me encontraba nerviosa, pero no sabía si más porque pudiera aparecer alguien en cualquier momento, y tocara dar explicaciones, o porque era la primera vez que habíamos caminado de la mano, como si fuéramos…
-Debería madrugar, pero puedo organizarme. Con pasarme por la tienda de cómics hoy o mañana para tratar algunas cosas… Creo que podría, sí. – sonreí ampliamente, antes de continuar hacia la cafetería.
Vale. -Confirmo satisfecho, tanto por la confirmación de lo que significan nuestras manos unidas como por el tema de no tener que madrugar el sábado.
Ahora tengo que pensar algo para esa cita...
Tampoco es que vaya a llevarte muy tarde a casa. Es nuestra "primera cita", y yo soy un caballero... -Digo levantando la barbilla y cerrando los ojos un momento- Venga, vamos a tomar algo...
Jayden y Diana salen.