Asentí cuando me dijo que no pasaba nada y que nos veríamos al día siguiente, tras lo cual me dio un beso de despedida.
-Tu beso de buenas noches… - susurré cuando nos estábamos separando, y fui yo la que se acercó para darle otro beso en los labios.
Me dijo que cuidaría la prenda y comenzó a alejarse de espaldas, mientras agitaba mi mano para despedirme. Finalmente se giró y se metió en el coche. Me quedé fuera, agarrando mis brazos por el frío, mirando la calle con tristeza mientras se alejaba, cuando vi llegar al pizzero en la moto.
Cogí la comida y entré en casa, posando la pizza sobre la encimera de la cocina y dándole un beso en la mejilla a mi madre sin decir nada más. Subí con rapidez las escaleras y me metí en mi habitación.
Me cambié de ropa despacio, algo desilusionada, y descontenta con mi actitud. Ni siquiera me paré en el ordenador como de costumbre, simplemente me preparé para dormir, y me dispuse a ello.
Otra vez, me encontraba despierta cuando el despertador sonó. Miraba al techo con los ojos abiertos, pensando en cómo podía haber sido tan tonta. Había sido un día difícil, complicado y lleno de emociones, así que pensándolo bien, tampoco podía culparme por no haber echo todo perfectamente.
Me decidí por fin a coger el teléfono y escribí a Jayden, antes de levantarme y dirigirme al baño. Me duché, arreglé mi pelo y al volver a la habitación me vestí. Parecía hacer buen día, así que me puse unos piratas vaqueros, unas playeras verdes y una camiseta gris con una divertida imagen*. Cogí una chaqueta, y tras ponerme las gafas y cargarme la mochila al hombro, bajé a la cocina.
Mi madre no parecía estar por allí, así que me tomé un vaso de zumo de naranja y salí por la puerta, dispuesta a dirigirme a clase dando un paseo. Sin embargo, de camino al Lincoln se me ocurrió desviarme hacia la playa. Aún era temprano, y seguro que la brisa marina me sentaba bien.
* Camiseta: