El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.
El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF.AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa.
La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por sí sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida.
Sus medidas mas importantes fueron Juicio a las Juntas, Creación de la CONADEP, Plan Austral, Lazos con Brasil, Uruguay y Paraguay, Tratado de Paz y Amistad con Chile.
Carlos Menem, quién accedió a la presidencia en 1989, implementó un modelo neoliberal a gran escala.
En materia económica, la privatización de empresas estatales, como YPF, Aerolíneas Argentinas, Entel, Gas del Estado, entre otras, fue acompañada por una apertura indiscriminada del mercado a los productos y capitales extranjeros. Además, se aplicó el Plan de Convertibilidad monetaria impulsado por Domingo Cavallo y las renegociaciones de la deuda externa. A pesar de ésto, los sectores medios apoyaron su mandato. Si bien, en un principio fueron beneficiados por la política monetaria, pronto comenzaron a visibilizar los efectos devastadores en términos sociales y culturales: desocupación, pobreza, corrupción.
Sumado a la política de “reconciliación” con los militares que implementaron el Terrorismo de Estado, el descontento social no se hizo esperar. Sus manifestaciones fueron acompañados por la convergencia política de amplios sectores.
Aunque la mayoría de los vampiros lo desconocen, la Camarilla y el Sabbat acordaron una inestable tregua en 1984. Ambas facciones habían sufrido graves pérdidas y se encontraban debilitadas. La presencia de varios vampiros de los Seguidores de Set y los Giovanni les hacía temer que una facción independiente aprovechara la ocasión para tomar el poder. De cualquier forma los anarquistas de varios lados del pais siguieron, apoyados en las sombras por la propia camarilla, persiguiendo al sabbat para cobrarse la venganza que tanto habian deseado en los años anteriores y tambien a sus compañeros que habian decidido huir a esa secta.
En la guerra habían perecido varios antiguos de uno y otro bando, produciéndose cierta renovación en la jerarquía vampírica. Dentro del Sabbat varias manadas nómadas que habían llevado el peso de la campaña contra la Camarilla se sintieron engañadas por la firma de la paz, y en los años siguientes se produjeron algunas purgas dentro de la Espada de Caín. El dominio de los Lasombra sobre la secta en Argentina se tambaleó, y aunque continuaron siendo la principal facción tuvieron que ceder terreno ante el empuje de los Tzimisce y los Antitribu Brujah. Sin embargo, el recuerdo de las guerras civiles y el sacrificio del Cardenal lograron apaciguar un poco los humos.
Dentro de la Camarilla la Príncipe Alexandria reforzó su poder dentro de la secta, manteniéndose firme frente a las pretensiones de poder del Consejo de Buenos Aires. Por su parte dentro del Consejo había quienes abogaban por un reparto del poder más equilibrado y descentralizado. El líder de la facción contraria a Alexandria era el Primogénito Nosferatu, Don Jonás, cuya enemistad con la Príncipe Toreador no era un secreto para nadie. Sin embargo, tras el regreso de la democracia, parecía que la estabilidad y una tensa calma habían regresado a la política vampírica de Argentina, al menos durante un tiempo.
Aunque los movimientos de la princesa no fueron solo esos, eligiendo entre los clanes independientes. Termino seleccionando a los setitas como enemigos de la camarilla, volviéndolos buscados. Segun ella se trataba de una limpieza de las impuresas provocadas por las epocas de caos. No fueron pocos vastagos que aprovecharon eso para callar a las serpientes que sabian sus secretos.
Con los años se procuro hacer tambien una persecución a los mas contrarios al pacto entre ambas sectas, generalmente vastagos que deseaban volver a una batalla abierta contra la otra secta. Sin embargo la mayoria de ellos terminaron ejecutados por los lideres de cada secta que empezaron a ver con luz positiva esta tregua que se habia formado.
Humanos:
El 30 de octubre de 1983 fue la fecha establecida para realizar las elecciones. La campaña se había lanzado el año anterior, poco después de la derrota en la Guerra de Malvinas. Como venía sucediendo desde 1946 la mayoría de la población dividía sus simpatías entre peronistas y radicales. En las elecciones para presidente triunfó Alfonsín con un 51% de los votos, contra un 40% de Lúder. El resultado fue una sorpresa para la mayoría de los observadores, ya que el radicalismo nunca le había podido ganar una elección al peronismo. Con posterioridad se han publicado muchos estudios y opiniones buscando explicar las causas del triunfo de Alfonsín, desde la campaña publicitaria moderna que dirigió David Ratto, centrada en los medios masivos de comunicación, hasta su postura crítica contra la Guerra de Malvinas.
El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.
Alfonsín emprendió dos grandes políticas:
Enjuiciamiento de las juntas militares que gobernaron durante la dictadura -salvo la última-, a cuyo fin creó la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) y de los líderes de las organizaciones guerrilleras, una postura que tomó el nombre de teoría de los dos demonios. La decisión se completó con la derogación de la ley de autoamnistía N.º 22.924 sancionada por los militares antes de dejar el poder.
Reforma de la ley sindical de la dictadura, sin consultar con los sindicatos.
Alfonsín también le aceptó la renuncia a todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia y designó a los cinco reemplazantes.
La mayoría de las organizaciones de derechos humanos mantuvo inicialmente una actitud de desconfianza con la CONADEP, reclamando la constitución de una comisión bicameral, pero en el curso de su tarea, la CONADEP y las organizaciones de derechos humanos fueron confluyendo.
Durante este período Las Madres se separaron en dos asociaciones (Madres de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) debido a las diferencias internas sobre la realización de denuncias ante la CONADEP, la definición de la situación legal de sus hijos como desaparecidos o fallecidos, la identificación de los cuerpos mediante exhumaciones de cadáveres NN, la aceptación de la reparación monetaria que ofrecía el gobierno y la persona que debía ocupar la presidencia.
Luego de entrevistar a miles de testigos y reunir gran cantidad de documentación, la CONADEP difundió sus hallazgos mediante un programa televisivo que tuvo récord de audiencia24 y presentó al presidente Alfonsín el 20 de septiembre de 1984, su famoso informe titulado Nunca más, editado por Eudeba. El informe documentó miles de casos de torturas, desapariciones y violaciones de derechos humanos que sacudieron por su horror la conciencia de la población.
Sobre la base de la investigación realizada por la CONADEP se abrió el camino para enjuiciar a las juntas militares, con excepción de la última. Luego de una considerable puja con los tribunales militares que se mostraban reacios a iniciar el juicio, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal (tribunal civil) decidió desplazar al fuero militar y asumir la causa. Muchos funcionarios judiciales se negaron a actuar en el juicio, por miedo a eventuales represalias que pudieran tomar los militares en un eventual nuevo golpe de Estado.
La sentencia de la Cámara Federal incluyó un punto que el gobierno radical no esperaba: la orden de enjuiciar a los militares subordinados. Ante ello, Alfonsín presentó y obtuvo la sanción en 1986 de la llamada Ley de Punto Final, que estableció un plazo de caducidad de sesenta días de todas las acciones penales contra delitos de lesa humanidad. La ley no produjo el efecto deseado y en ese lapso los tribunales aceleraron los trámites y procesaron a unos 400 oficiales, de los cuales el 30% estaban en actividad.
La ley fue muy criticada por las organizaciones de derechos humanos que el 24 de marzo de 1987 organizaron una marcha al Congreso para exigir sus derogación y el "juicio y castigo a todos los culpables". Tres semanas después, el 15 de abril de 1987, el mayor Ernesto Barreiro se negó a comparecer ante los tribunales que lo enjuiciaban, refugiándose en el Regimiento XIV de Infantería en La Calera (Córdoba). De inmediato fuerzas militares se autoacuartelaron en todo el país, en solidaridad con el militar enjuiciado, exigiendo que el gobierno cambie a toda la cúpula militar. La sublevación se conoció como el Levantamiento de Semana Santa y los sublevados, acaudillados por el teniente coronel Aldo Rico, adoptaron el mote de carapintadas.
El levantamiento, considerado por varios sectores como intento de golpe de Estado, generó una enorme crisis política que duró cuatro días, durante la cual cientos de miles de personas se movilizaron para apoyar al gobierno constitucional. La crisis terminó luego de una negociación personal entre Alfonsín y los militares insurrectos, como consecuencia de la cual el gobierno envió al Congreso el proyecto de Ley de Obediencia Debida considerando inimputables de los delitos de lesa humanidad a los militares con grado inferior a coronel.
Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron severamente cuestionadas por las organizaciones de derechos humanos y diversos sectores de la sociedad civil. Entre los liberados se encontraban represores que simbolizaban la violación de derechos humanos en todo el mundo, como Alfredo Astiz. Las leyes fueron repudiadas por las organizaciones de derechos humanos y serían anuladas en 2003.
Las amenazas contra la democracia se repetirían durante el gobierno de Alfonsín con dos nuevos alzamientos carapintadas en enero y diciembre de 1988. En enero de 1989 guerrilleros del Movimiento Todos por la Patria (MTP) coparon un cuartel en La Tablada resultando muertos 32 guerrilleros, 9 militares y 2 policías.
El enjuiciamiento de los militares que cometieron delitos de lesa humanidad, es un rasgo peculiar de la democracia argentina recuperada en 1983 y casi único en el mundo, que la ligó estrechamente con la lucha por los derechos humanos y la distingue de otras democracias regionales recuperadas en la misma época, particularmente las de Brasil, Chile y Uruguay.
Una de las primeras medidas de Alfonsín, pocos días después de asumir, fue el envío al Congreso de una reforma a la ley sindical de la dictadura sin cumplir con la consulta a los sindicatos, un principio que integra el tripartismo promovido por la Organización Internacional del Trabajo. La decisión unilateral de Alfonsín desencadenó un conflicto de enormes proporciones entre el gobierno y los sindicatos argentinos. El proyecto conocido como "Ley Mucci" fue aprobado por la Cámara de Diputados pero fue rechazado por la Cámara de Senadores el 14 de marzo de 1984. Luego de la derrota parlamentaria, el gobierno mantuvo en vigencia la ley sindical de la dictadura de corte fascista -impugnada por la OIT-, no convocó a paritarias para negociar colectivamente salarios y condiciones de trabajo, no permitió la normalización de la CGT y mantuvo varias obras sociales sindicales intervenidas. Adicionalmente la reducción del salario real en un contexto de alta inflación, así como el aumento del desempleo y del trabajo no registrado, en el marco de planes de ajuste diseñados por el Fondo Monetario Internacional, crearon las condiciones de un grave conflicto social que se mantuvo durante la mayor parte del gobierno alfonsinista. En 1986 la desocupación llegó al 12%, una cifra nunca alcanzada antes en los registros oficiales del país. La CGT respondió a la política económica y sindical del gobierno con trece paros generales y grandes movilizaciones, desde el 3 de septiembre de 1984 que se declaró el primero hasta septiembre de 1988 en que se realizó el último.
En 1988, Alfonsín cedió a los reclamos sindicales, enviando al Congreso una nueva ley sindical redactada por consenso que fue aprobada por unanimidad en 1988 (n.º 23.551) y convocó en 1989 a negociaciones colectivas paritarias, luego de catorce años. No habría una nueva convocatoria hasta 2003.
El Plan Austral, que creaba una nueva moneda de ese nombre, tuvo como objetivo prioritario controlar la inflación. Inicialmente el objetivo se cumplió parcialmente y la inflación comenzó a bajar pasando de 688% en 1984 a 81% en 1986, pero con una costosa caída del PBI del 7% en 1985, compensada con un crecimiento de la misma magnitud en 1986. En 1985 se realizaron elecciones legislativas que el radicalismo ganó cómodamente 42% a 34%.
La situación continuó empeorando y en 1988 la inflación volvió a duplicarse alcanzando 387%. El gobierno intentó sin lograrlo, retomar el control de las variables económicas mediante el Plan Primavera lanzado el 1 de agosto de 1988, pero a partir de febrero de 1989 comenzó una corrida cambiaria que desató la primera hiperinflación, con un enorme costo social, alcanzando récords en materia de pobreza, desempleo y trabajo no registrado. La participación de los asalariados en el ingreso que era del 43% en 1974, se había reducido al 27% en 1988 y caería a un mínimo histórico del 20% a mediados de 1989.
Basualdo y Aspiazu señalan que el alfonsinismo se vio atrapado en la puja distributiva entre dos grandes bloques de poder económico: los acreedores de la deuda externa y los grupos empresarios que contrataban con el Estado, conocidos como "la patria contratista" (coincidente los ya mencionados Capitanes de la industria), fortalecidos con la dictadura y sobre todo con la estatización de sus deudas en 1982.
Una de las definiciones más destacadas del período fue la afirmación de Alfonsín realizada durante la campaña electoral, de que “con la democracia se come, se cura, se educa”. La frase ha permanecido en el recuerdo y en los análisis sobre la relación más o menos directa entre la democracia y las condiciones de vida de la población.
Dentro de la política social de Alfonsín se destacó el Plan Alimentario Nacional (PAN), primer plan social de la historia argentina, que consistía en la entrega mensual de 1 200 000 "cajas PAN" con alimentos que llegaban a cinco millones de personas empobrecidas, es decir un 16% de la población total.48 Otro plan social importante fue el Plan Nacional de Alfabetización, diseñado por Nélida Baigorria, que redujo el analfabetismo de 6,1% a 3,7%.
Entre las leyes sancionadas en el período se destacan las leyes que restablecieron la patria potestad compartida (ley 23.264 de 1985) y el divorcio (ley 23.515 de 1987), instituciones que habían sido derogadas por la dictadura que derrocó al peronismo en 1955.
En 1984 el Congreso de la Nación aprobó por unanimidad en ambas cámaras (ley 23.114) la realización del II Congreso Pedagógico Nacional, en referencia al primer congreso realizado un siglo antes en 1882. El Congreso se realizó entre 1986 y 1988, con asambleas locales y provinciales, cerrando con la Asamblea Pedagógica Nacional reunida entre el 27 de febrero y 6 de marzo de 1988, en Embalse Río Tercero. El congreso reflejó una fuerte puja entre los sectores laicos y los sectores religiosos, en especial la Iglesia Católica, así como los roles de la educación pública y la educación privada. Entre las conclusiones del Congreso aprobadas por unanimidad se encontraba la propuesta de transferir todos los establecimientos educativos preescolares, primarios y medios a las provincias, aunque históricamente en Argentina una gran parte de los mismos estuvieron a cargo de la nación.
En materia de desarrollo tecnológico el gobierno de Alfonsín impulsó en secreto el denominado Programa Cóndor II de investigación y construcción de un misil de mediano alcance. El proyecto de características militares se había originado en la Fuerza Aérea luego de la Guerra de Malvinas y significada un salto en el desarrollo tecnológico del país, principalmente en el área de espacial y de cohetería.
En 1986 Alfonsín anunció el Plan para una Segunda República Argentina integrado por una serie de ambiciosos proyectos de mediano y largo plazo para realizar una reforma profunda del país. Los proyectos principales contemplaban el traslado de la capital federal a la Patagonia (Proyecto Patagonia), la creación de la Provincia del Río de la Plata que unificaría el Gran Buenos Aires con la Ciudad de Buenos Aires, la reforma de la Constitución Nacional para abandonar el sistema presidencial y adoptar el semiparlamentarismo, la provincialización del territorio nacional de Tierra del Fuego y la reforma del Poder Judicial. Con el debilitamiento del gobierno alfonsinista el cumplimiento del Plan quedó bloqueado, pero en la década siguiente se concretarían dos de esos proyectos: la creación de la provincia de Tierra del Fuego y la reforma constitucional de 1994.
Alfonsín consideró que el Grupo Clarín fue el opositor «más duro» al gobierno radical. Lo definió públicamente como «enemigo acérrimo» y sostuvo que buscaba «hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino». Para Alfonsín el Grupo Clarín era un «ejemplo vivo (de aquello) contra lo que tenemos que luchar los argentinos». Durante el gobierno de Alfonsín, el Grupo Clarín había comenzado su expansión hacia los medios audiovisuales, comprando por medio de testaferros y de manera ilegal Radio Mitre.
El 13 de agosto de 1988 Alfonsín sufrió insultos y abucheos en la inauguración de la 101.º Exposición de Ganadería y Agricultura organizada por la Sociedad Rural Argentina. El presidente respondió a los insultos sosteniendo que se trataba de una «actitud fascista»
En febrero de 1989 comenzaron a producirse una serie de movimientos financieros que desencadenaron un proceso hiperinflacionario. Alfonsín ha sostenido que se trató de una maniobra intencional con el fin de desestabilizar su gobierno, realizada por Domingo Cavallo y Guido Di Tella y el diario Ámbito Financiero sostuvo que se trató de un "golpe de mercado", asimilado al concepto de "golpe de Estado blando". En los siguientes seis meses la inflación llegaría al 2500 %. Los salarios perdían todo su valor en el curso del mes, aún con aumentos mensuales establecidos por decreto. En el curso de esos seis meses el salario real se redujo un 30 %. La pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del 25 % y en octubre del 47 %.
Alfonsín adelantó para el 14 de mayo las elecciones que deberían haberse realizado en octubre, pero el caos social causado por la hiperinflación y la pobreza generalizada definieron la elección a favor del candidato peronista Carlos Menem (peronismo), que ganó con el 47 % contra el 36 % de Angeloz (radicalismo).
La situación social tampoco le permitió a Alfonsín cumplir su mandato que terminaba el 10 de diciembre. El 30 de mayo decretó el estado de sitio y el 11 de junio convocó a una reunión con los principales empresarios del país para pedirles apoyo para finalizar su mandato. No logro el apoyo.
Al día siguiente Alfonsín habló por la cadena nacional de medios para anunciar que había «resuelto resignar, a partir del 30 de junio de 1989, el cargo de presidente de la Nación Argentina». El uso de la palabra «resignar» y no «renunciar», como correspondía legalmente, generó confusiones y pujas políticas entre ambas fuerzas, ya que pocos días antes Alfonsín había declarado que no aceptaría una entrega anticipada del mando.
Finalmente Raúl Alfonsín le transfirió la presidencia a Carlos Menem el 8 de julio de 1989. Por primera vez en la historia argentina un presidente democrático transfería el poder a otro presidente democrático de un partido político diferente. Durante el lapso faltante hasta cumplir el mandato legal de los diputados y senadores hasta el 10 de diciembre, la UCR se comprometió a facilitar la sanción de las leyes que requiriera el presidente Menem. Esta circunstancia causó también que el mandato de Menem se extendiera más allá del plazo constitucional de seis años, sumando en total seis años, cinco meses y dos días.
Vampiro:
Aunque la mayoría de los vampiros lo desconocen, la Camarilla y el Sabbat acordaron una inestable tregua en 1984. Ambas facciones habían sufrido graves pérdidas y se encontraban debilitadas tras la larga cruzada del sabbat. La presencia de varios vampiros de los Seguidores de Set y los Giovanni les hacía temer que una facción independiente aprovechara la ocasión para tomar el poder del pais, aunque tambien notaron algunos movimientos raros de vampiros que parecian no tener ninguna lealtad a las sectas o los independeientes. Por lo que lideres mas moderados o pragmaticos de ambas sectas aceptaron un alto al fuego primero y luego una tregua.
De cualquier forma los anarquistas de varios lados del pais siguieron, apoyados en las sombras por la propia camarilla, persiguiendo al sabbat para cobrarse la venganza que tanto habian deseado en los años anteriores y tambien a sus compañeros que habian decidido huir a esa secta. Aunque su mayor razon fue conseguir algo de justicia aunque fuera con violencia para las victimas de la dictadura, ya sea llendo por los vampiros o humanos sirvientes de estos.
Eso provoco que muchos vastagos que no apoyaban el alto al fuego apoyaran los levantamientos de los carapintadas y demas levantamientos militares que probocaron caos en esos primeros años de vuelta a la democracia, aunque sin el respaldo directo del sabbat pronto fueron cazados por los anarquistas terminando con ellos en la epoca de menem. Eso sirvio como una especie de catarsis que la Princesa esperaba que mantuviera a los anarquistas enfocados en otro tema mientras seguia contactando con el sabbat.
Dentro de la Camarilla la Príncipe Alexandria reforzó su poder dentro de la secta, manteniéndose firme frente a las pretensiones de poder del Consejo de Buenos Aires. Por su parte dentro del Consejo se seguia abogado por un reparto del poder más equilibrado y descentralizado. Aunque ante la perdida en batalla muchos de sus partidarios decidieron no apoyar abiertamente esa causa dejandola casi olvidada con los años.
En la guerra habían muerto varios antiguos de uno y otro bando, produciéndose cierta renovación en la jerarquía vampírica. Dentro del Sabbat varias manadas nómadas que habían llevado el peso de la campaña contra la Camarilla se sintieron engañadas por la firma de la paz, y en los años siguientes se produjeron algunas purgas dentro de la Espada de Caín. Pronto lideres que sobrevivieron a la guerra fueron encarados por estas manadas que entre monomancias y retos a sus liderazgos en los territorios. Tras estas nuevas costumbres las manadas nomades en los territorios sabbat ganaron una gran influencia e importancia, ya que podian converitirse rapidamente en la competencia de cualquier arzobispo que se sintiera muy comodo en su trono.
El dominio de los Lasombra sobre la secta en Argentina finalmente tambaleó, y aunque continuaron siendo la principal facción tuvieron que ceder terreno ante el empuje de los Tzimisce, los Antitribu Brujah y toreador. Sin embargo, el temor de una nueva guerra civil y el sacrificio del Cardenal Lorenzo lograron apaciguar lo suficiente a estos nuevos grupos de poder. Haciendo que se produsca una negociacion donde quedaron como perdedores los lasombras, a pesar que siguieron liderando muchos territorios.
Estos tres clanes empezaron a tener por fin el poder que por tanto tiempo habian tenido los lasombras sin que luego venga una represaria de parte de ellos. A los pocos años se uniria un grupo que sin organizacion no podria juntar poder pero empezaria ser visto en todos lados por ser los restos de los abrazos en masa, los panders. Un nuevo clan del sabbat que si bien tardarian mucho en organizarse como los demas clanes, podrian nerviosos a los demas grupos de status quo.
Tras el regreso de la democracia, parecía que la estabilidad y una tensa calma habían regresado a la política vampírica de Argentina, al menos durante un tiempo.
Aunque los movimientos de la princesa no fueron solo esos, eligiendo entre los clanes independientes. Termino seleccionando a los setitas como enemigos de la camarilla, volviéndolos buscados. Segun ella se trataba de una limpieza de las impuresas provocadas por las epocas de caos. No fueron pocos vastagos que aprovecharon eso para tratar de callar a las serpientes que sabian sus secretos.
Mientras los setitas empezaron a buscar aliados con prisa y aunque la camarilla les habia cerrado en gran parte la puerta. Los anarquistas parecian necesitar un refuerzo y sin pensarlo mucho empezaron a darles datos que estos terminarian utilizando muchos años mas tarde. Tambien empezaron a ayudar a los vampiros originarios dandoles tanta ayuda como podian mientras no decian a ninguna de las sectas que estos al parecer tambien se encontraban fortaleciendose para un ataque.
Con los años se procuro hacer tambien una persecución a los mas contrarios al pacto entre ambas sectas, generalmente vastagos que deseaban volver a una batalla abierta contra la otra secta. Sin embargo la mayoria de ellos terminaron ejecutados por los lideres de cada secta que empezaron a ver con luz positiva esta tregua que se habia formado. Formando un incluso un secreto lazo de comunicacion para reportar a cualquiera que rompa la paz. Pocos conocian esto pero muchos lo sospechaban.