18 de enero de 1866
Afueras de Kyoto, Japón
El patio de la casa estaba cubierto por el manto blanco del invierno. La nieve caía aún de forma reposada, ocultando las briznas de hierba y las raíces de los árboles. Soplaba un viento tranquilo que movía las hojas y las ramas más finas, un viento frío y húmedo que helaba los huesos.
El sol aún no había salido y el cielo estaba todavía oscuro, pero Kaede ya estaba entrenando. Su katana cortaba el aire, una vez, y otra, y otra... siempre en la misma trayectoria y con la misma fuerza. Era el ejercicio matutino que había practicado cada mañana durante tantos años, guiado por su padre Gaisei. Pero ahora estaba sólo. Tampoco estaban con él Moriya y Yuki, sus hermanos. Se habían separado poco después de lograr cerrar la Puerta del Infierno, de lo cual hacía ya más de un año, y Kaede se había acostumbrado a la soledad.
No, eso último no era cierto. Kaede no tenía más remedio que estar solo, pero no se había acostumbrado. Sabía que su padre jamás regresaría, y hasta cierto punto había aceptado su muerte. Pero el dolor de la pérdida y la injusticia del asesinato le consumían en silencio. Y también echaba mucho de menos a Yuki y a Moriya. Habían estado juntos prácticamente toda su vida. Pero ellos habían decidido marcharse, Yuki a buscar respuestas sobre su pasado, y Moriya a vengar definitivamente la muerte de Gaisei en combate. Su hermano no podía perdonar lo que había presenciado, aunque el hombre que había matado a su maestro lo había hecho poseído por un dios cruel y vengativo. Quién podía saber dónde estaban sus hermanos en ese momento...
Kaede continuó con sus ejercicios. Era su deber de guerrero, la obligación de todo aquél que seguía el bushido. No se detuvo hasta que terminó la serie de golpes. Entonces bajó el arma y respiró hondo para recobrar el aliento. Fue entonces cuando notó que alguien lo observaba, allí, en el patio de su propia casa...
Sumergido en mis pensamientos solo salí de los mismos al sentir aquella presencia, la katana apuntaba al suelo, mientras yo miraba al cielo y suspiraba, pero eso no quería decir que estuviera desprevenido.
La espada y el samurai son uno...
Me quede en silencio, controlando la respiración hasta silenciarla y poder dar con la fuente de aquella sensación, alguien me estaba observando, pero desde donde?
Motivo: Percepción
Dificultad: 0
Habilidad: 0+6
Tirada: 1 3 9
Total: 3 +6 = 9 Éxito
No se si era necesaria la tirada, pero por las dudas.
EDIT del Master: Aprovecho para hacerte una aclaración. Está bien tirar por Percibir aquí, pero tendrías que tirar habilidad y no atributo, es decir que en lugar de +6 sumarías un +11, ya que es lo que tienes en la habilidad de Percibir. Este bonificador es la suma del atributo de Percepción más el nivel de la habilidad Percibir, que en el caso de Kaede es 5. Eso da en total el 11 que ves en tu ficha.
Básicamente, y para que os sea más fácil, he hecho yo todos los cálculos y ya están incluídos en la ficha. Es decir, sólo tenéis que mirar lo que marca la habilidad a usar, y sumarlo al resultado de la tirada de 1o3d10. =)
Realmente soy un ciego porque no vi directamente la habilidad xD Gracias por aclarar que era la suma del Atributo + Habilidad, ya me parecía a mi una guazada que tuviera 15 en armas c.c jaja
Kaede no tuvo que esforzarse mucho en buscar al intruso. Este no se había molestado en camuflarse mucho. Estaba en una esquina del patio, cómodamente sentado sobre una enorme tortuga, desenvolviendo una pipa y con una sonrisa bajo su poblado bigote blanco. Los copos de nieve caían mansamente sobre el ala de su sombrero de paja, y sus ojos oscuros brillaban como de costumbre.
Era el maestro Okina.
- ¡Buenos días, jovencito! -saludó el maestro, alzando una mano-. Veo que sigues siendo disciplinado, eso está bien. Aunque ahora este lugar parece un poco solitario...
Okina bajó de su tortuga. Kaede no tenía ni idea de cómo había podido entrar y sentarse tranquilamente a observarle entrenar sin que él se hubiera dado cuenta. Pero tratándose del maestro de su maestro, no era demasiado sorprendente. ¿Por qué habría decidido visitarle el venerable anciano?
-Okina-sama?- pregunte sorprendido, más a mi mismo que a él- Okina-sama!- envainé la espada y me acerqué, haciendo una reverencia.
-Okina-sama me alegra de verlo y que este bien...que lo trae es este lugar?- estaba un poco desconcertado, pero siendo un gran maestro como era le debía respeto y sabía que su propósito debía de ser importante.
-Como dijo el lugar es algo solitario ahora...-mi semblante se entristeció un poco debido a los recuerdos- gusta pasar a tomar algo de té?- pregunté volviendo a mi semblante habitual.
El maestro Okina sonrió y se bajó de su enorme tortuga. Su estatura era muy pequeña, no le llegaba a Kaede ni a la cintura. Pero aún así su presencia era tan imponente como siempre.
- No te despreciaré ese té, muchacho -dijo-. Tenemos asuntos importantes que tratar, y será mejor hacerlo dentro...
Ambos entraron en la casa de Gaisei, ahora la de Kaede, y en pocos minutos estuvieron sentados sobre los tatamis. El té humeaba en la mesa, y Okina acompañó el suyo con uno de aquellos pastelillos de arroz que siempre llevaba.
- No me andaré por las ramas, Kaede -dijo-. Tenemos un serio problema. El maestro Shigen y yo hemos comprobado que en nuestros corazones ha crecido una sensación de desasosiego, y creemos que tiene que ver con la Puerta del Infierno que cerramos hace más de un año.
La sangre se heló en las venas de Kaede al escuchar aquello.
- Tú no estás tan habituado como nosotros a la presencia del dios que llevas dentro, por eso quizá no lo hayas notado. Pero tememos que la Puerta amenaza con volver a abrirse pronto.
Me lleve una mano cerrada al pecho al escuchar aquellas últimas palabras, sabía que el poder de Seryu yacía dentro de mi, pero también sabía que la responsabilidad de usarlo para bien pesaba sobre mis hombros, fue necesario para cerrar la puerta del infierno aquella vez y esperaba no tener que volver a usarlo.
-Por que creen eso Okina-sama? Es decir, hicimos todo lo posible para sellarla no es así? Derrotamos a Kagami y todo termino, acaso el volvió a ser poseído? O se trata de otra persona?-
Eran muchas las preguntas que venían a mi en ese momento, pero no podía tampoco atosigar al maestro de esa forma.
-Lo siento...- dije bajando la cabeza- acaso...se sabe algo de mis hermanos?- si la puerta del infierno iba a volver a abrirse, estaba seguro de que ellos no se quedarían de brazos cruzados.
Okina respiró hondo y meneó la cabeza con preocupación.
- Esta vez no se trata de Kagami -dijo el maestro-. Ojalá fuera así, al menos sabríamos a qué nos enfrentamos. Pero me temo que la razón es muy sencilla. Simplemente, no sellamos bien la Puerta. Sólo era cuestión de tiempo que volviera a abrirse, y ese terrible momento parece estar llegando.
Bebió un sorbo de té, con expresión sombría.
- Vamos a reunirnos, Kaede -prosiguió-. Me refiero a todos los que estuvimos allí aquella noche. Nosotros tres, junto con aquella niña onmyoji, tratamos de sellar la Puerta, pero fracasamos. Yo creía conocer el ritual al dedillo, pero me equivoqué. Hay algo que hicimos mal y tenemos que averiguar qué es.
Que el maestro Okina pudiera haberse equivocado en un ritual que concernía a la Puerta parecía impensable. Al fin y al cabo, era el Guardián principal de la misma. Pero también era cierto que la magia arcana de la puerta era antiquísima, y sus secretos debían ser insondables. No sería nada fácil averiguar qué había ido mal hacía un año...
- Hay prevista una reunión para dentro de tres días en Kyoto, en casa de un buen amigo mío. El maestro Shigen ha ido a buscar a Moriya, y también hemos enviado invitaciones al resto: el capitán Washizuka, Hyo Amano, los hijos del sacerdote Ichijo... Sólo falta avisar a tu hermana, Yuki, que está volviendo de Rusia. Llegará mañana al puerto de Yokohama. ¿Querrás venir conmigo a buscarla? Y despues... ¿querrás asistir también a la reunión?
Escuché atentamente todo lo que el maestro Okina me estaba diciendo, ciertamente el pensar en una equivocación por parte de él se me hacía cuanto menos, difícil.
Asentí varias veces mientras lo escuchaba, al parecer esta vez las cosas serían más peligrosas si debíamos de reunir a todos los implicados, todos ellos tuvieron un papel activo en lo ocurrido hace un año, aunque algunos pocos llegamos ante la puerta y vimos el poder que esta desprendía.
Me alegro saber que mis hermanos estaban siendo citados, deseaba con ansías verlos y mi corazón se lleno de gozo y desición al saber que me necesitaban y volvería a pelear a su lado.
Ante sus preguntas, respondí inmediatamente.
-Por supuesto Okina-sama, estaré ahí con usted y ayudaré en todo lo que haga falta, cuente conmigo- dije haciendo una reverencia apoyando las palmas en mis rodillas e inclinando la cabeza.
Okina asintió con satisfacción ante la respuesta de Kaede. Terminó su té y suspiró de alivio. Su viaje empezaba a dar frutos.
- Perfecto -dijo-. Entonces prepara todo lo antes posible. En cuanto estés listo nos pondremos en camino, Yokohama no está lejos... pero será mejor ir con tiempo.
Dicho lo cual, se levantó y se dirigió al patio de la casa para fumar una buena pipa.
Puedes aprovechar para hacer acopio de equipo o lo que te parezca adecuado hasta que llegue el cambio de escena.
Tras terminar el té me levante y dejé al maestro Okina fumar tranquilo, para comenzar a preparar las cosas.
Tome el dinero que tenía a mano y las ropas de viaje además de un bolso y alforjas, por supuesto la katana y lo necesario para mantenerla limpia y afilada.
Luego de eso comencé a cerrar las puertas para finalmente salir y sentarme al lado de Okina-sama, contemplando el cielo, quizás uno de los últimos momentos de paz que podría disfrutar.
-En cuanto usted quiera partimos, Okina-sama- dije aún admirando el paisaje y las nubes.
Okina asintió ante la disposición de Kaede y tomó su cesta cilíndrica, que era donde llevaba todas sus escasas pertenencias. Luego subió en su tortuga y ambos salieron de la casa. Cuando Kaede cerró la enorme puerta de madera, se pusieron en camino hacia Kyoto. No les sería difícil encontrar un transporte que pudiera llevarles a Yokohama. Pronto estarían con Yuki una vez más.
- Fin del capítulo -