Resumen: The Last Blade
Japón, otoño de 1864
La historia comienza cuando, en un día completamente normal, ciertos hechos extraños empiezan a sacudir Japón. Estos hechos harán que varias personas que no se conocen de nada acaben teniendo sin saberlo un objetivo común y encontrándose al final de sus aventuras para poner fin a la amenaza que se cierne sobre el mundo.
Lee, el monje shaolín, es enviado desde China por el superior de su templo para investigar qué ocurre en el país nipón. Ha tenido un extraño presentimiento a raíz de una visión en el cielo nocturno, y Lee es el escogido para viajar hasta Japón y descubrir qué peligro amenaza al mundo.
Lee llega en barco hasta Osaka, y desde allí pone rumbo a Kyoto para encontrar un sacerdote que pueda darle respuestas. En la ciudad, presencia un ataque de espíritus a una joven muchacha, que de no ser por su intervención quizá hubiera muerto. Esta chica resulta ser la hermana de Akari y Juzoh, de forma que Lee se une a ellos en el principio de su viaje para evitar que la joven muera debido a la enfermedad sobrenatural que ha contraído a causa del ataque.
Akari y Juzoh, los dos hermanos, se encuentran en Kyoto chinchándose como es normal en un día cualquiera. Sin embargo, se ven metidos de lleno en el problema cuando unos extraños monstruos espirituales aparecen en medio de la ciudad y empiezan a causar estragos. Su hermana, Hikari, es mordida por uno de ellos y cae gravemente enferma. El padre de los chicos, un sacerdote muy experimentado, les indica que estos espíritus enfurecidos sólo pueden proceder del Otro Mundo, y que si han llegado hasta el mundo de los vivos se debe a que la Puerta del Infierno está abierta y lo peor está aún por llegar. No sólo eso, si no se cierra pronto la Puerta, su hermana morirá irremediablemente.
Akari y Juzoh se embarcan junto a Lee, el monje chino, en un viaje hacia el monte Fuji para encontrar la Puerta del Infierno y cerrarla. De camino encuentran respuestas inesperadas en un pueblo que ha sido atacado por unos monstruos de fuego. Un asesino a sueldo al que derrotan les revela que todo es parte de un plan trazado por un poderoso guerrero para destruir Japón, ya que sus gentes han perdido el respeto a las tradiciones y se han entregado a la cultura occidental. Los hermanos continúan su viaje hacia el oeste para encontrar al responsable de todas las desgracias sucedidas y poner fin a sus planes.
El capitán Washizuka persigue a un terrible asesino, traidor al Shinsengumi, que ha matado y extraído la sangre de decenas de personas. Durante la noche, recorre todo un distrito de Kyoto para dar caza a Shikyoh, el psicópata obsesionado con la matanza.
Por su parte, Amano ha asistido a una fiesta donde ha ganado un torneo de shogi y ha bebido tanto sake como le ha apetecido. En la fiesta atrae la atención de una jovencita, Aika, y se ofrece a acompañarla a su casa. Durante el camino, son atacados por Shikyoh, Amano es noqueado y Aika desaparece.
Más tarde, el cadáver de la muchacha aparece desangrado en mitad de una calle, y Washizuka y Amano se conocen y deciden perseguir juntos al asesino. Washizuka acaba eventualmente encontrándolo y poniéndolo bajo custodia, pero el asesino le cuenta que hay un plan terrible que amenaza con destruir todo Japón. Se burla de él, diciéndole que si no le libera inmediatamente, no le revelará más detalles y el país se hundirá en las tinieblas. El capitán libra una intensa batalla interna entre sus sentimientos y su deber, y decide finalmente liberar a Shikyoh obteniendo así la vital información.
Parte junto a Amano en dirección a una mansión en el oeste de Edo, donde según Shikyoh se encuentra el responsable de todo y se va a llevar a cabo el terrible ritual que abrirá la Puerta del Infierno.
Kaede, Moriya y Yuki, los tres hermanastros, regresan a casa después de un duro día de entrenamiento. Allí les espera Gaisei, su maestro y padre de Kaede, que adoptó a Moriya y Yuki cuando eran muy pequeños. Sin embargo, harán un descubrimiento terrible. Moriya se adelanta a sus hermanos y entra el primero en la casa, sólo para ser testigo del asesinato de Gaisei a manos de un guerrero terriblemente poderoso que ha atacado a traición. El joven samurái tiene tiempo para escuchar las últimas palabras de su padre adoptivo y parte sin demora a vengarlo.
Mientras, Kaede y Yuki piensan erróneamente que su hermanastro es el responsable de la muerte de Gaisei. Deciden perseguirlo, pero entonces llega el maestro Okina y les cuenta la verdad. Los tres parten hacia el oeste de Edo para encontrar a Shinnosuke Kagami, el auténtico responsable de la muerte de Gaisei.
Moriya persigue sin descanso a Kagami, e incluso llega a encontrarlo y enfrentarse a él, pero es derrotado de forma contundente. Se salva in extremis gracias a la intervención de un enorme gigante que arrolla a Kagami y se aleja luchando con él. Por la mañana, continúa su camino y encuentra a una guía que le conduce hasta la morada de Shigen, un maestro de artes marciales que fue el hombre que le salvó sin saberlo la noche anterior. Kagami lo ha derrotado y encerrado en roca, pero Okina aparece y ayuda a Moriya a liberarlo y hacer que recobre la cordura. Entonces llegan Kaede y Yuki, y los cinco deciden buscar a Kagami en su mansión y acabar con sus pretensiones de destruir Japón.
Así es como, de una forma u otra, los ocho guerreros terminan llegando a la mansión de Kagami para detenerlo. La exploran a conciencia, pero el ritual ya ha empezado en las montañas y a punto están de llegar demasiado tarde. Sin embargo, y a pesar de que Kagami es un rival formidable y que es el recipiente de Suzaku, el dios fénix, entre todos se enfrentan a él y gracias al esfuerzo conjunto de Moriya y Juzoh, consiguen derrotarlo y obligar a Suzaku a abandonar su cuerpo.
Akari, por su parte, logra despertar en Kaede el espíritu del dragón azul, Seiryu, para así poder llevar a cabo el sellado de la Puerta del Infierno junto a Okina y Shigen. De este modo, el plan de Kagami fracasa finalmente y todos se separan para regresar a sus hogares. Para algunos el regreso es doloroso, pues han sufrido pérdidas irreparables, pero en cualquier caso, el fino hilo del que ha llegado a depender el destino del mundo está a salvo... al menos por el momento.