Partida Rol por web

El chico moreno retrocede cuando Doc, con su horrible máscara, se acerca para vendar al otro. Aunque está claro que no tiene muchos remordimientos para vender así a su "gemelo", por lo menos sabe que no debería meterse en medio. 

- ¿Me-médico? - tartamudea el coreano, mirando luego a K. - ¿O-obra de arte? ¡Solo es acabar con nosotros, ¿verdad?! ¡N-no hace falta nada más!

Brunyu da otro chillido al escuchar de nuevo al Doc, volviendo a la realidad de que ese hombre, por mucho que lo finja, no está ahí precisamente para curarles. La mesa más cercana está en la cocina, así que Doc no tiene ningún problema en llevar al tartamudeante Brunyu hasta allí, dejándolo caer sobre la barra americana. Los aspersores por fin han parado, pero no queda del todo claro si son lágrimas o no lo que tiene por la cara.

Mientras Becky sigue a Doc grabándolo e iluminando con la linterna, K. se agacha y empieza a arrastrar al rubio también hacia la cocina, dejándolo cerca para que Doc pueda cogerlo cuando quiera sin problemas. Se mantiene cerca de la puerta de la habitación, vigilando y con una mano sujetando el cuello de la camiseta del rubio. 

- Cuando quieras. - gruñe K. por fin esbozando una pequeña sonrisa. Está claro que si alguien lo va a disfrutar, va a ser él el primero.

Ya una vez en su mesa de trabajo, el enorme sujeto puso un dedo sobre sus grisáceos labios, pidiendo silencio al pobre chico. Ya empezaba a entender lo que le ocurriría, pero ni siquiera en sus peores sueños habría imaginado que alguien desearía operarle mientras estaba consiente. Sostuvo su bisturí sobre el rostro del chico, saboreando el terror que relampagueaba en ellos cuando la luz del móvil de Becky daba sobre su filo. Luego, con un rápido movimiento, cortó la tela que cubría su pecho, dejándolo expuesto.

-Si te mueves… es peoooor- apoyó el frio metal arriba del esternón, enterrándolo un poco, lo que hizo que el chico intentara moverse. Sin perder su sonrisa, buscó evitar que el chico diera de manotazos, el Doc simplemente cortó un par de tendones aquí y allá. Sabía bien dónde cortar. Evitó provocar mucho daño innecesario, para que no se desangrara antes de empezar-. Mejooooor- así que trazó una línea sanguinolenta en todo su pecho, logrando que el chico gritara de dolor e intentara zafarse una vez más. El horrible ser, totalmente extasiado, hizo cuatro cortes más, formando una cruz doble, como si fueran una puerta. Así que, como si de una verdadera puerta se tratara, pasó a “abrirla”, exponiendo músculos y huesos de su interior. Con esa voz característica, comenzó a enumerar cada musculo, cada hueso, mirando a cámara con esa sonrisa y buscando unos aparatos de su estuche.

El chico lloraba, gemía, se desmayaba y volvía a la conciencia, el Doc sabia como evitar que se durmiera, haciendo más o menos dolor, pero era consiente que todo ser humano tiene un límite de dolor al que puede soportar. Una vez que empezara a cortar el hueso, seguramente el chico ya no pudiera soportarlo… ¿Lograría hacerlo antes de que muriera del shock? Era un reto bastante grande para su persona, así que lo intentaría. Quería mostrarles el corazón a sus nuevos compañeros, si estaba latiendo pues mejor. Era más sencillo cuando usaba anestesia… Pero quería ver si podía lograrlo.

Así que el Doc continuó, aprovechando momentos de tranquilidad en el cantante para adentrarse más en su interior y cuando este despertaba le explicaba hasta donde había llegado, la impresión que le daba sus órganos y lo que haría a continuación. Abrió el tórax con lo que parecía una enorme pinza, solo que operaba al revés, el sonido que dicha acción provocó pudo oírse con claridad… Entonces señaló el corazón…

-Aun lateeee…- se le veía feliz, sumamente feliz, lo que significaba que luego querría intentar algo más arriesgado y osado. Quería sacarle el corazón… Sí, eso sería interesante. Debería haber intentado trasplantar el corazón de ambos sujetos. Muy tarde, era algo que debió pensar antes… ¿O no? Con la misma ropa del moreno, le dejo atado, aun con todos sus órganos expuestos, para luego subir al otro a lo que quedaba de barra-. Intentemos algooooo interesanteeeee.

Así que repitió el mismo proceso, pero más rápidamente, esta vez atando al chicho con lo que tuviera encima. No iba a lograrlo, lo sabía bien, pero intentarlo resultaba excitante. Al próximo intentaría sacarle el rostro o la piel… había miles de posibilidades.

El coreano intenta zafarse más de una vez de los brazos de Doc, pero no lo consigue. Los chillidos de puro terror y dolor empiezan con los primeros cortes y no paran hasta que el chico cae inconsciente, volviendo a despertarse de vez en cuando en esta pesadilla para chillar y volver a desmayarse. La barra de la cocina comienza a gotear más y más sangre por cada nuevo corte, dejando un olor característico y metálico en la habitación. 

La cara de su "gemelo" está totalmente cubierta de lágrimas y saliva cayéndole por la boca por la histeria, cuando el rubio se despierta. Ni siquiera es capaz de articular una sola palabra, solo se queda gritando con una voz bastante más normal que la voz aguda de su gemelo y mirando la escena. K. le dirige una mirada con gesto cansado y empieza a tirar de él para pasárselo a Doc. 

- ¡NOOOOO! ¡SOLTADMEEEE! ¡SOLTADME, JODER! ¡NO QUIERO MORIR! ¡¡NO QUIERO MORIR ASÍ!! - el rubio patalea y manotea, intentando alcanzar la salida mientras K. le sigue sujetando. En un intento desesperado intenta arrastrarse hacia Becky, mirando directamente a la cámara - ¡AYUDA! ¡AYUDADMEEEEE! ¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR! 

Es entonces cuando Doc tira de él, arrastrándolo también a la barra al lado de su gemelo y comenzando de nuevo la operación con su sujeto más chillón que el otro. Este no se deja atar e incluso K. tiene que entrar para ayudar a Doc a sujetarle para ello. Incluso cuando lo consiguen, el chico sigue pataleando y sacudiéndose, sin rendirse. 

K. permanecía cerca de la puerta, observando con una expresión inexcrutable toda la escena. Ya sea por ese asco morboso o simplemente por las ganas de verle sufrir, se centra cada vez menos en la puerta y sigue observando la macabra operación de Doc. Incluso se acerca ligeramente a ver cómo es todo el interior que Doc ha tenido la bondad de enseñarles con cada nombre. 

Aunque ha intentado mantenerse fuera del ángulo de cámara, tiene que acercarse para ayudar a Doc a atar al segundo gemelo. En cuanto termina, se cruza de brazos y vuelve a vigilar por la puerta, esta vez echando un vistazo al móvil. Abre los ojos con horror y aprieta la mandíbula, con el brazo temblándole por la ira y claramente conteniéndose por no romper el dispositivo contra el suelo. 

- Tenemos un puto problema... - gruñe en voz baja acercándose a Becky y mostrándole sus nombres en la Dark Web. 

No quitaba ojo del espectáculo que tenía delante. Se mantuvo en silencio, grabando con atino cada movimiento de Doc. En ningún momento le tembló el pulso. Como si estuviera disfrutando de lo que estaba viendo. Nada más lejos de la realidad.

Era repulsivo. Becky había visto muchas cosas. Se había codeado con lo 'peorcito' de la ciudad. Y, aun así, ese chiflado le estaba revolviendo el estómago.

- No te recrees tanto joder.

No pudo evitar soltar el comentario. Había mascullado entre dientes. Seguramente Doc ni le había escuchado. Miró de reojo a K. En sus ojos pudo leer un atisbo de ¿horror? Tenían que librarse de ese loco como fuera. No quería ni oír hablar de incluirlo en la banda.

Doc se separó del chico. Durante unos segundos, la cámara siguió enfocando a sus palpitantes órganos. El cerebro de Becky estaba concentrado en encontrar los puntos débiles de su espontáneo compañero, adivinando por dónde debían atacar cuando decidiera convertirles en sus próximas víctimas.

Los gritos del rubio la sacaron de su ensimismamiento. Chillaba como un puto cerdo.

- Cállate.

Antes de cada muerte había un momento de pura desesperación. Se podía ver en los ojos de la víctima. Ese momento en el que se daba cuenta de que, en pocos segundos, iba a ser un bonito cadáver. Entonces la miraban a ella, suplicándole. Siempre era así. Siempre se pensaban que era quien les daría clemencia.

Ineptos.

- ¿Qué ocurre? 

Lo conocía muy bien. Y sabía descubrir cuándo las cosas estaban realmente jodidas. Unos segundos después lo descubrió por sí misma.

- Hijos de puta. Hijos de puta joder. HIJOS DE PUTA. 

Su tono de voz fue en aumento, a pesar de sus intentos de contenerse. Estaban en la puta dark web. EN LA PUTA DARK WEB. Ese mercadillo sangriento donde ellos mismos buscaban presas fáciles para llevarse un fajo extra de billetes al bolsillo. Y esta vez eran ellos las malditas presas.

Sue no estaba en la lista. Ese detalle no le pasó desapercibido. Eso le tranquilizó. 

En dos zancadas se puso frente del gemelo moreno. Mantenía la cámara apuntando directamente hacia él. Entonces, sacó su machete y le cortó el cuello de un solo golpe.

No le dedicó ni un solo segundo más. Antes de que las gotas de sangre llegaran al suelo, ya estaba a la altura de Doc.

- Mátale. ¡Mátale ya! Tenemos que acabar el trabajo y largarnos de aquí. - Sabía que Doc no querría hacerlo. Por eso colocó su machete en el cuello del rubio. Sin pensárselo mucho, le rebanó el cuello (*). La cámara seguía grabando.

No le habló de la dark web. No se fiaba de ese pirado. Sabía perfectamente que, en un abrir y cerrar de ojos, lo tendrían en el bando contrario. 

Era una molestia que se movieran tanto, algunos cortes fueron no tan limpios como pretendía, pero era obvio que el Doc podía trabajar en cualquier tipo de situación, incluso pudiendo ser alabado por ello… nadie en su sano juicio lo haría, pero al menos le mostraba dedicación a su arte. Lamentablemente, todo fue truncado rápidamente cuando K mencionó algo en su teléfono, lo que provocó que Bekcy enloqueciera, acabando con la vida del primer lienzo.

-¡NO!- el grito fue atroz, porque hasta el momento solo había susurrado entre dientes. Se le notaba molesto, pero no intentó atacar a la joven. Solo apartó el machete que descansaba sobre el cuello del rubio con un manotazo, para luego enterrar su mano en el pecho descubierto, para levantar el corazón y cortar lo que le uniera al cuerpo con rápidos y precisos golpes-. Para tiiiii- se notaba la tensión en su voz, volviendo a ese tono creepy y molesto, mientras extendía su mano ensangrentada con el corazón caliente en ella. Era un buen corazón. Sano, fuerte…

Ambos estaban muertos, aunque no lograra su cometido. Buscaría otra víctima para lograr algo más destacable. Esta vez sin interrupciones. Solo debía planear mejor el siguiente y no ser tan ambicioso… sería interesante dejar algo para cuando la purgar terminara. Si… se limpió sus manos, denotando una delicadeza en sus movimientos extrema y cierta aprensión por quitar toda la sangre que mancho su piel.

Era un hombre listo, lo suficientemente listo para saber que esos dos ocultaban algo. Pero, fingió poco interés, como si estuviera más preocupado por limpiar la sangre de sus manos y dejar impoluto su traje. No se iba a confiar, pues podrían intentar atacarle de un momento a otro, sobre todo ahora que los objetivos fueron neutralizados. ¿Temerían que no quisiera compartir el dinero? No lo quería, no lo necesitaba… ¿Por qué estaban apurados? Era un experto en leer el miedo… y ellos apestaban a miedo.

Aunque la operación del rubio no ha sido tan "limpia" y relajante como la primera, el chico aguanta vivo hasta que finalmente Doc le quita el corazón con una preocupante precisión. K. se ha mantenido fuera del plano de cámara, aún comprobando su móvil y empezando a encender su radio. En cuanto ve que el trabajo está hecho, levanta la pistola contra Doc. 

- Deja de grabar ya y súbelo. - le dice a Becky sin mirarla, haciéndole un gesto para que le siga por la puerta. Se nota la tensión en la voz pero consigue controlarse a duras penas mientras habla con Doc - Y tú, puedes quedarte eso. No te voy a matar porque ha sido un buen espectáculo y te has comportado. Pero como te vea seguirnos, ten por seguro que vas a acabar con una bala reventándote las pelotas y otra en esa puta cara de plástico que tienes. ¿Entendido?

Esperando a Becky, K. empieza a retroceder por la puerta de la cocina, sin perder de vista a Doc y volviendo a la puerta por la que ambos habían aparecido al principio.

El espectáculo se había terminado. Doc se había tomado más tiempo del que a Becky le hubiese gustado. Estaba nerviosa. Se sentía como un ratoncillo al que poco a poco le estaban acorralando. Sus sentidos ya se habían puesto en marcha. Estaba totalmente alerta, intentando captar cualquier atisbo de amenaza. 

Si alguien quisiera atraparles no le resultaría complicado imaginar dónde estaban. Compartían tablón en la dark web con los K-POP. 

Se limitó a asentir con la cabeza cuando K. le metió prisa. En cuestión de segundos el vídeo ya estaba en línea. No se giró hacia Doc mientras K. hablaba. Su compañero se había encargado de dejarle claras las reglas del juego... y tenía una innata capacidad para hacerse comprender.

- Vámonos. 

Estaba rompiendo una de las reglas básicas de La Purga: 'nunca des la espalda a tu enemigo'. Pero tenía una fé ciega en K. En el último momento, decidió girarse. Tenía la sensación de que estaba frente a un nuevo enemigo.

- Buena masacre.

Esperaba que tardase en mirar las recompensas lo suficiente como para dejarlo atrás. No tenía ninguna gana de enfrentarse a ese friki.

En el momento que perdieron de vista a Doc aceleró el paso. Dedicó una rápida mirada a los dos cadáveres que yacían en el pasillo. No sintió ni un atisbo de remordimiento.

- Tienes que avisar a los demás.

Estaba segura de que Lory y Sue no se habría molestado en mirar la dark web. Mucho menos esperaba de los gemelos heroína. 

Comprobó que sus manos estaban limpias, listas para la siguiente operación, siendo bastante raro no usar guantes mientras realizaba su trabajo. La sangre en sus manos resultaba fascinante, aunque fuera brevemente. K, luciendo seguro y peligroso, no dudó en apuntarle con un arma y amenazarle para que no fuera tras ellos. El Doc sonrió.

-Aprecias mi aaaarte… no dañaría a un admiradoooor- murmuró con su mejor sonrisa, limpiando su bisturí con la camisa de una de sus víctimas. Saludó con lentitud a sus compañeros, moviendo su mano de forma espeluznante mientras no dejaba de sonreír-. Buena masaaaaaacreeeeee.

Tenía muy en claro sus prioridades: no quería dinero, tampoco matar porque si, solo quería… hacer cosas que sorprendieran al mundo. Perseguir a dos sujetos fuertemente armados no era algo que quisiera hacer a menos que tuviera un motivo. NO dudaba que los músculos de K sería motivo de estudio, solo debía retirar la piel y exponerlos al mundo para que todos pudieran apreciarlo. O el rostro de Becky resultaba sumamente atrayente, si quitaba todo ese maquilla, podría sacarlo sin esfuerzo y preservarlo para la posteridad… En fin, tenían suerte de que ellos admiraban su obra, aunque le obligaran a terminarla de forma abrupta.

Daria un tiempo a que se marcharan, no mucho pues no quería que alguien llegara y estuviera rodeado de gente desmembrada… tampoco es que esperaba que alguien acudiera a salvar a esas personas, pero otros cazadores podrían aparecer de un momento a otro. Luego, buscaría la salida del edificio y trataría de encontrar una nueva presa. Quería hacer algo monumental o al menos algo que fuera primera plana… ¿Lo mostrarían u ocultarían? Muchas veces las imágenes se filtraban… no podía más que sonreir al imaginar su cara de fingido horror al verlas por ahí, cuando volviera a ser quien era normalmente.

Por fin a solas de nuevo. Tú, el aire frío de la noche y el suave iluminar de las farolas de aquellas calles. Aquella zona era limpia, ordenada, protegida. No estabas muy seguro de poder encontrar presas en aquella zona pero te cobijaste en las sombras de los ornamentados edificios, tras los verdes arbustos y frondosos árboles que emergían de las aceras en aquellas pequeñisimas parcelas de tierra que les habían concedido...

Un ruido de repente. Alguien corriendo. No, dos personas. Las viste cruzar en la intersección en la que te encontrabas. Lexington Avenue con la 65th. Te asomaste con cautela y los viste detenerse en los escalones de la Iglesia de San Vicente

Se notaba que necesitaban coger resuello y allí creían que nadie los veía. Dos adolescentes. Un chico y una chica. Ambos de color. Parecian asustados. Él tenía un ojo hinchado y sangre en el labio. Ella tenia la pernera del vaquero roto y estaba empapado de sangre. Llevaba un pañuelo atado alrededor del muslo.

K. se dirige hacia la habitación por la que habíais venido, vigilando que Doc no les seguía. Después niega con la cabeza, encendiendo de nuevo su radio y mirándote con gesto cabreado.

- Ya están sobre aviso. Los disparos de antes... - suelta un suspiro y se lleva la mano a la frente mientras se asoma a la ventana con cuidado - Eran de ellos. Parece que la ruta por la parte alta no era tan segura como nos ha dicho Joe. Uno de los edificios era una embajada y aunque esto es la Purga, sigue siendo territorio extranjero. Lory y Sue habían conseguido pasar pero no sé qué ha sido de Carl y los gemelos. Sea como sea, si están en la puta Dark Web no es nada bueno. - te hace un gesto para que te acerques y empieza a hablar por la radio - Aquí K., responded. Aquí K., si alguno sigue con vida, lo mejor será que responda ya. Cambio.

Al principio solo suenan interferencias, mientras va cambiando de señal, hasta que por fin oís una voz. Casi parece un sueño de Becky porque la primera que se oye es la voz de Lory, llorosa e histérica. K. tiene que apartarse al auricular y no os cuesta nada oírla a ambos.

- ¡¿K.?! ¡Me cago en la puta, joder, ¿por qué no nos has dicho nada antes?! ¡Mierda! ¡Pensaba que no lo contábamos! ¡¿Qué coño estabais pensando al mandarnos a una puta embajada?! ¡Casi me revientan la cabeza de un balazo, se han llevado a Sue, los putos gemelos han salido corriendo...!

Parece que la ruta por la parte alta no era tan segura como nos ha dicho Joe

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se entremezclaba el miedo por que le hubiese pasado algo a Sue, y las fervientes ganas de se hubiesen cargado a Lory. En apenas un par de segundos lo segundo había fagocitado al primer sentimiento. Carl y los gemelos se la traían al pairo.

Ni siquiera respiraba. Por muchas ganas que tuviera de ver desaparecer a su gran enemiga, era consciente de que la situación era crítica. Más que crítica. Esas noches de crueldad, excesos y lujuria que tanto le gustaban se habían convertido en una cacería, en la que ellos eran las presas.

- ¿Cómo coño hemos llegado hasta aquí?

Era una buena pregunta, que se respondía con facilidad. K. y Joe y sus malditas ganas de hacer 'algo grande'. Se cagaba en su mente visionaria.

Interferencias. Y entonces, comprobó que sus deseos no se habían cumplido.

¡Casi me revientan la cabeza de un balazo

- Ojalá lo hubieran he....

Se quedó en blanco. Sue. Miró a K. con urgencia. Sus ojos reflejaban el horror que sentía dentro.

- Tenemos que ir a buscarla.

No fue una pregunta. No había opción. Y si K. no estaba dispuesto, iría sola. Si hacía falta, sería la última edición de ese club de pirados que a él le gustaba llamar 'familia'.

La calle le recibió con su habitual frialdad, algo que se notaba por su traje ligeramente mojado a causa de la alarma de incendio. Pero el sujeto humano detrás de esa mascara y ese traje apenas se inmutó. Estaba extasiado por lo que acababa de hacer, por cómo logró su cometido. Sentía que su corazón latía a mil por horas, que la adrenalina aun bullía por sus venas… Eso era lo que se sentía participar en la purga, el ser totalmente impune. Nada se comparaba a esa sensación, al menos por ser tan novedosa para él.

Se ocultó en las sombras, esperando, observando los alrededores con atención, mientras se preguntaba qué clase de mosca se acercaría a su tela de araña… la respuesta tardó en poder ser respondida, pues el lugar era de clase alta y nadie en su sano juicio saldría esa noche. Pero su suerte pareció sonreírle, pues una golpeada pareja acudió hasta la iglesia, buscando protección.

El doc sonrió en la oscuridad, avanzando hacia ellos aun oculto entre las sombras, esperando poder acercarse lo suficiente para herir a uno y retrasar al otro. Tenía ganas de una persecución…

Ninguno se había percatado de tu presencia. Ella comenzó a palparse el muslo con preocupación - Se me está durmiendo.. - murmuró mientras el otro joven, que se había sentado en un escalón, se estiraba para comprobar el sangrado.

- Dejame ver.. - dijo él mientras la chica lo miraba furiosa.

- Si no hubieras hecho esa estupidez de coger dinero para que esos ricos se diviertan matandote no estariamos así. - ella siseaba para evitar ser oida - Menos mal que encontré la pasta y logré arrancarle a ese tarado de Jeremy lo que te proponias... -

K. se mantiene mirándote mientras escucha los gritos de Lory. Al ver tu gesto de horror, asiente y te hace un gesto para volver a bajar por la ventana mientras toma la radio para responder y te hace un gesto de que te mantengas escuchando. 

- Lory, cálmate. Vamos por partes. ¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado con Sue y los gemelos? ¿Y Carl?

- ¡¿Cómo coño quieres que me calme?! ¡Han puesto nuestras caras en la Dark Web! - se oye un resoplido y algo después Lory vuelve a responder - Estoy... estoy cerca de Central Park. A Sue se la han llevado... otros. Parecían mercenarios, no eran de la embajada, pero no sé por qué estaban aquí. Llegaron de más al norte, de la puta zona de los pijos. A Carl creo que también le asaltó el mismo grupo y los gemelos se asustaron y salieron corriendo por ahí... No he vuelto a ver a los mercenarios desde entonces pero...

- Bien. Mantente escondida en tu posición. Según la Dark Web, sigues cerca de nuestro punto de misión, pero si estás más cerca del parque, puede que no sea tan fácil encontrarte. Te avisaremos con el plan.

Mientras K. termina de hablar con Lory, llegáis de nuevo a la furgoneta. Ésta por lo menos parece en su sitio y no ha recibido ninguna bala ni pinchazo. K. se deja caer sobre el asiento del conductor y espera a que estés dentro para apagar un momento la radio. Su ceño se frunce y te mira con intensidad.

- La ruta la vi con Joe y no había nada peligroso en ella o si no no habría corrido riesgos. Y que aparezcan tanto una embajada como un grupo de mercenarios al mismo tiempo en un sitio "seguro"... No me jodas. - niega con la cabeza y te vuelve a mirar fijamente hasta el punto que te asusta - Sabes lo que quiero decir, ¿no? Alguien sabía que veníamos. Y hasta donde yo sé, nadie excepto nosotros sabe cuáles son nuestros objetivos. - no hace ningún gesto durante unos segundos y finalmente su expresión se relaja. 

Así que ayúdame a saber en quién confiar.

Como una enorme y aberrante sombra, el Doc logró acercarse lo suficiente como para oírles. Obviamente la estaban pasando mal, ella estaba herida y por lo que podía ver a la distancia, estaba perdiendo bastante sangre. Luego se concentró en ellos, buscando armas o cualquier cosa que dificultara su tarea, no era buena idea saltar desde la oscuridad y gritar Bu para que luego le dispararan en la cara. No quería eso.

Podría usar una de sus drogas, aun no tuvo la oportunidad de probarlas y ardía en deseos… pero decidió dejarlas para gente más peligrosa, sobre todo viendo que la ciudad se llenaba de locos. Obviamente que él no era uno de ellos, solo era un hombre buscando una nueva emoción en su vida. Como una crisis de los 40 pero mucho más extrema.

Debía aprovechar que el chico estaba distraído atendiendo a su amiga o hermana. Se dijo que un rápido corte en el talón de Aquiles, cortándole el tendón, sería suficiente para retrasarles bastante. Eso sumado a que la chica también tenía dificultades para caminar, le daría bastante ventaja.