Partida Rol por web

Desde tu puesto no habías visto arma y la estructura de la escalera y la disposición de aquellos incautos te permitían llevar a cabo lo que querías hacer. El tobillo del chico mostraba algo de piel al haberse alzado el bajo del pantalón ligeramente debido a su postura.

Sigiloso y letal, tu bisturí logró cortar piel, músculo y tendón, pero también sajó la arteria peronea, por lo que la sangre manó con fuerza justo cuando él gritó y se revolvióp asustado sin saber que había sucedido. La chica tardó un poco en saber que pasaba y su primer instinto fue tirar del brazo de su hermano para echar a correr, pero éste cayó arrodillado...

- Púdrete antes de que te avisemos con el plan.

Hacía ya unas cuantas ediciones que Becky había cogido como afición 'purguera' reescribir los diálogos entre Lory y K. Lo hacía por inercia. Era una especie de medicina con la que evitaba no avalanzarse sobre su ridícula antagónica. Ni siquiera en una situación como esa podía hacer una excepción. Le salía natural.

- La ruta la vi con Joe y no había nada peligroso en ella o si no no habría corrido riesgos. 

Joe y Carl eran las dos únicas personas por las que saltaría al vacío con los ojos cerrados. Si esa mala excusa hubiese salido de la boca de cualquier otro, ya tendría un balazo en la cabeza. Pero en esta ocasión sabía que era verdad.

- Tenemos un topo.

Llegó a la conclusión en el momento en el que K. quiso que así fuera. Tuvo que contenerse para no pronunciar el nombre de Lory. Deseaba que fuera ella, pero la interpretación de hacía unos segundos había sido demasiado buena. Demasiado real. Además, no tendría esa suerte.

- Puedes confiar en mí. 

No añadió más. Debía pensar. En ese momento, maldecía ese espontáneo polvo que le había retrasado tanto. Se había perdido las horas previas, las horas de los preparativos. Ese espacio aparentemente tranquilo donde podría haber captado alguna señal a su alrededor. 

- Vamos, tenemos que salir de aquí. Y buscar a Sue. 

Se dirigió hacia la ventana. Se mantuvo oculta, observando el exterior. ¿Estarían vigilándoles? ¿Sabrían el lugar exacto por el que habían entrado? Era una posibilidad. Y su única ruta de salida. 

- ¿Qué opinas de Carl? 

Se refería a si él podía ser el traidor. Era un soldado. Leal a K. hasta los tuétanos. Siempre y cuando no hubiese aparecido un mejor postor. 

K. asiente, conforme por poder tenerte de su lado. Incluso te parece haberle visto sonreír por un momento. 

- ¿Carl? - levanta las cejas sorprendido - No sabría qué decirte. Esto me parece demasiado bien planeado para ser cosa suya. Pero claro, incluso los gemelos podrían vendernos si consiguieran suficiente mierda a cambio. - gruñe, refiriéndose a la heroína. 

Echa un vistazo por la ventanilla del coche, comprobando que por el momento la calle está más o menos despejada y luego te mira a ti. 

- Pero bueno, llevo todo el puto día tomando malas decisiones así que te voy a dejar esta a ti. Sabemos dónde está Lory pero por lo que dice de momento está a salvo. De Carl y Sue sabemos que les ha atrapado un grupo del norte pero no sabemos dónde están ni si seguirán con vida... Y los gemelos, si han escapado... Con suerte podrían no andar muy lejos. Pero con el chute que se han metido, dudo que se estén quietos. Y con Joe no he podido hablar de nuevo. - chasquea la lengua, visiblemente jodido por esto último - No pienso dejar a nadie atrás... Pero tú eliges a quién buscar primero.

El corte fue rápido y solo reaccionó al sentir como el filo del bisturí penetró la carne. Mas el Doc no estaba nada satisfecho, no era lo mismo cortar durante una operación a hacerlo de esa manera, tan burda. La sangre que manaba del talón indicaba que fue demasiado adentro, dañando la arteria peronea. Calculó rápidamente cuanto tardaría en desangrarse, a menos que apretara la herida…

Avanzó desde las sombras, con esa horrible sonrisa en el rostro, momento en que intentaron huir, más el chico estaba en obvia desventaja. Podría acercarse y degollarle, pero eso se le antojó aburrido, así que miró a la chica, que tiraba de su hermano para que este intentara levantarse.

-Debes evitar que apoye ese pie- dijo señalando con el bisturí enrojecido la herida-. Y pronto tendrás que vendarle… o se desangrará… vamos. Apúrate.

Ahora su voz era suave, formal, como si fuera un verdadero doctor de Inglaterra que charlara con un paciente. Todo esto sin perder la sonrisa y moviendo sus manos con suavidad.

Viste la pelea interna. La batalla que estaba teniendo lugar detrás de aquellos ojos marrones. - No te acerques.. - intentó imponer un tono autoritario pero fracasó estrepitosamente. Su cuerpo se balanceó hacia delante para luego ir hacia atrás otro poco. Así un par de veces mientras su hermano intentaba frenéticamente cortar la hemorragia. El charco de sangre iba haciendose mayor con cada segundo

- Sean. Levantate - no apartaba la vista de ti mientras tendia la mano para ayudarle en la tarea. Tan fija te miraba que no se daba cuenta de la lividez que iba cubriendo los rasgos del muchacho. se notaba a pesar del color oscuro de su piel.

Tu escuchaste una moto cercana. No sabías a donde se dirigia pero iba a pasar cerca, aunque por la velocidad seguramente ya tendría un objetivo predefinido. También disparos en una de las casas cercanas. Y gritos. Por todos lados. Unos más lejanos que otros. Unos mas desesperados que otros. Aquella era la banda sonora de aquella noche...

Ese miedo instintivo resultaba fascinante. El deseo de auto preservación era tan grande que incluso se planteaba abandonar a aquel que segundos antes intentaba por todos los medios proteger y cuidar. ¿Qué elegiría? Pues su intento de detenerle con palabras fueron respondidas con una sonrisa aún más amplia, como si su cabeza se fuera a romper a la mitad. Y aun así, a pesar del miedo, su amor por el joven pudo anteponer esos sentimientos, quedándose e intentando salvarle.

-Eso, levántate Sean…- sus ojos fueron hacia la herida del chico, que dejaba un trazo carmesí sobre el suelo-. Está perdiendo mucha sangre. Usa tu ropa para taponar la herida, aprieta fuerte… o morirá.

Miró su bisturí, bañado en apenas una gota de sangre, fue un corte profundo. No se movió del lugar, esperando que la joven hiciera lo que quería, porque tenía ese poder sobre ellos. Podía dar unos rápidos pasos hasta ella y acabar con su vida o dejarles ir. Era parecido a la sensación de matar pero distinta. Se podría decir que era la previa a matar. Era como probar un delicioso vino antes de comer un bistec. La combinación generaba el efecto.

-Te daré unos segundos para que le atiendas… no quiero que muera ahora…- Oyó una moto acercándose a su posición… podría usar eso-. Solo las víctimas y los cazadores salen esta noche… Mejor te apuras.

El Doc se preparó para lo que fuera, dando un paso atrás para colocarse en un sitio que le permitiera escabullirse llegado el caso. Seguramente no se detendrían, pero mejor estar preparado para todo.

- ¿¡Pero que coño quieres?! - había histeria en su voz. Miedo y desconfianza también. Se notaba que no entendía nada y no se fiaba de ti. Aún así no tenía muchas opciones y se apresuró a acuclillarse al lado de su hermano. Temblaba mientras se quitaba la sudadera quedando solo en camiseta de tirantes de un color claro, por lo que se transparentaba ligeramente evidenciando que no llevaba sostén debajo.

Sus ojos asustados seguían prendidos de tu desagradable máscara mientras hacia aquello y luego mientras taponaba la herida, desviando los ojos solo de vez en cuando hacia su hermano. El chico se aferró a su muñeca pidiendole en un quedo susurro que se marchara y lo dejar ahí.

La moto pasó de largo. Poco después un coche lo siguió. Todos parecian bastante ocupados con sus cosas.

- Vamos a buscar a Joe. 

Se había tomado su tiempo para tomar la decisión y, aun así, escucharlo resultaba extraño. Hasta el último centímetro de su cuerpo quería salvar a Sue. Y, precisamente por eso, sabía que no era el camino correcto. 

- Si se han molestado en investigarnos creerán que vamos a por Lory o a por Sue. Según quien tome la decisión. - Se ahorró el último comentario. - Necesitamos la mente analítica de Joe. Y despistarlos nos dará algo de tiempo. Solo espero que no maten a Sue. 

Apretó los dientes furiosa. Eran tantos los sentimientos que acumulaba en ese momento que sentía que iba a explotar. ¿Cuándo se había complicado todo tanto? ¿Cuándo se había visto involucrada en esta misión suicida? Y lo más importante, ¿cómo habían podido engañarles así?

Parpadeó en un par de ocasiones, intentando controlarse. Derrumbarse delante de K. no era una opción. 

- Iremos a buscar a Joe - repitió. En esta ocasión, miraba directamente a los ojos a su interlocutor. - No podemos confiar ciegamente en él. - Desconocía cómo se habían conocido K. y Joe, pero no era un secreto su buena relación. - Si veo algo raro, acabaré con él.

K. te observa mientras das los motivos de tu decisión, desviando de vez en cuando la mirada, también pensativo. Finalmente asiente, conforme con ello y puedes ver cómo aprieta ligeramente la mandíbula cuando amenazas con matar a Joe si se tuerce la cosa. 

- Sabes que no me gusta hablar de las vidas privadas del grupo fuera de esta noche. - comenta, arrancando la furgoneta y fijando la vista en el asfalto - Y sabes que no confiaría en nadie de la noche a la mañana... Pero tienes razón. La gente cambia. Y si es Joe quien nos ha traicionado, no te preocupes que no vas a ser la única que quiera meterle un balazo en la frente. 

Con un rugido, el motor de la furgoneta arranca, de vuelta por donde habíais venido al principio de la noche, hacia vuestra base. 

Que buena pregunta. ¿Qué quería? Seguramente podría filosofar largamente sobre aquello, debatir sobre la naturaleza humana real, la que la sociedad adormece pero que sale a la luz cada tanto. La libertad, la verdadera, significaba pisotear la de los demás. ¿Sería así? Ahora que tenía el poder sí, pero seguro que si estaría en el otro bando todo cambiaria. Pero el Doc no respondió, solo sonrió, encogiéndose de hombros.

La joven al final accedió, llevando sus temblorosas manos hacia la herida sangrando te su compañero, amigo o hermano, intentando contener la hemorragia. Se quitó su sudadera, mostrando un atuendo revelador sin que fuera su intensión. Suerte para ella que el Doc no estaba interesado en saciar ese tipo de impulso, viéndolo como una actitud desagradable que le rebajaba a lo peor… aunque el otro impulso era mucho peor si se ponía a pensar.

Solo se distrajo al ver pasar ambos vehículos, en una persecución que seguro culminaría pronto, con la muerte de alguno de los conductores. El enorme engendró aplaudió sin sonido el pasar de esos dementes. Volvió sus ojos a la joven aterrorizada.

-Aprieta bien la herida, aunque le duela. Solo así evitaras que muera- ¡Aquello era tan divertido! Y el chico intentando que le abandonara, todo por su seguridad, dejándole a su merced. Era… admirable. ¿Hasta dónde serían capaces de llegar? ¿Ese amor podría romperse?-. ¿Le dejarías? Si eso te permitiera vivir… ¿Me lo entregarías?

Notabas como urgabas en su cerebro, como exacerbabas su miedo, como confudias sus sentimientos. La chica seguía taponando la hemorragia e incluso comenzó a apretar como indicabas logrando arrancar un alarido del joven. Quizás el último sonido fuerte que podría emitir, pues las fuerzas iban mermando.

Las lagrimas empapaban el rostro de la chica, resbalando por su cuello e incluso llegando alguna hasta el borde del escote de su camiseta. - CLARO QUE NO PUTO MONSTRUO. SÁDICO DE MIERDA. PERO SI TANTO SABES AYUDALE TUUUUUU - su rostro se había deformado por el énfasis de sus palabras y un fino puente de saliva habia reverberado entre sus labios entreabiertos, como si le fuera imposible cerrar la boca debido al llanto.

- ¿PORQUE HACES ESTO?¿¡PORQUE?!¿PORQUEEEEEEEE?! - de repente sus ojos buscaron con frenesí el suelo de vuestro alrededor, intentando encontrar algo. Y lo encontró. Un clavo larguisimo y afilado, cuya punta mostraba cierta herrumbre. Era como si hubiera reunido los redaños para hacerte frente y se hubiera olvidado de seguir ayudando a su hermano, el cual ya mostraba evidencias de que acababa de fallecer.

Tanto amor y desesperación en su rostro, era parecido a lo que veía en algunos padres cuando les decía que sus hijos necesitaban una operación con pocas posibilidades de salir bien… estaban entre la espada y la pared, sabiendo que cualquier tipo de decisión que tomen les dolería. Ella eligió. Su rostro se deformó, era casi física ese cambio, el odio pareció supurar de sus ojos, cambiando su voz y acelerando sus movimientos.

-Fascinante- murmuró le Doc acortando la distancia al ver que ella intentaba tomar un largo clavo del suelo. La escena pareció moverse a cámara rápida, distinto a lo que se muestran en películas, fue como si el mundo se precipitara hacia un solo punto que brillaba en el suelo y amenazaba su vida.

Primero pensó en pisar su mano justo cuando intentaba agarrar la improvisada arma, aplastándola y quebrando sus dedos en el proceso. Pero otra idea acudió a su mente, mas sádica y poética. Aferró la mano justo cuando agarró el metal, cerrándose sobre ella con fuerza. Quería guiarla, moverla hacia donde él lo necesitaba, mostrarle que ese ataque de ira e iniciativa tenía una recompensa. El filo herrumbroso del clavo apuntó hacia un sitio: justo el cuello expuesto del chico moribundo.

- No - casi se ahogó del susto con aquel monosílabo mientras intentaba zafarse de tu agarre sin saber bien que pretendías hasta que su brazo se fue estirando en una dirección. El horror de aquel acto no le dejó percatarse de que su hermano ya no respiraba, que ya solo atravasería carne muerta... o quizás le supusiera el mismo sacrilegio aun conociendo la realidad...

Sus alaridos comenzaron a reverberar contra los ladrillos del edficio que os cubría - No, no, noooooooooooooooo. Sueltameeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Sueltameeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee - intentaba soltar el clavo al menos pero la tenías bien amarrada, sintiendo la calidez de su juvenil mano temblar. El temblor y los gritos cesaron cuando el acero penetró el cuello del chico y pudiste ver una mirada perdida en ella. La rendición. Ya nada le importaba. Ni siquiera el pensar que ella sería la siguiente le hizo moverse o protegerse de alguna manera....

Los gritos de la joven, cada vez más desgarradores y lastimeros, continuaron hasta que oxidado metal penetró en la garganta del chico… aunque no hubo gorjeo agónico, solo un poco de sangre, la que quedara luego del desangro. De todos modos no importaba, el asunto no era matarle, era que ella lo hiciera. Poco importaba si ya estaba muerto, para ella, le había matado.

Estudió su rostro, como este perdía todo atisbo de humanidad o brillo en sus ojos. Le había roto psicológicamente, dos veces, obteniendo resultados totalmente opuestos. Primero fue agresión, hacia su persona, queriendo matarle a como dé lugar. Luego total sumisión y apatía, provocada por la pérdida de un ser querido. En los libros siempre se explicaba esos procesos, pero verlos en persona era una experiencia totalmente distinta.

-Totalmente fascinante- agitó la mano que sostenía la improvisada arma, para que la soltara, algo que no debería ser difícil dado su actual estado. Luego, con la otra mano, aferró el rostro de la joven, estudiándolo con más atención. ¿Por qué los ojos se veían así? ¿Era cierto que eran la ventana al alma?-. Has pagado y por eso vivirás… Búscame el próximo año…

No tenían nada más de interés para él y el experimento finalizó. Matarla ahora sería aburrido, improductivo. Si sobrevivía a ese año, podría ver a donde llegaría, si es que lograba recuperarse. La purga podría ser una gran terapia.

Soltó el clavo, o más bien sus dedos se abrieron laxos dejándolo rodar lentamente hasta que se detuvo por simples leyes de la física. La obligaste a mirarte aunque no parecia verte. Solo un leve chispazo cuando le dijiste que te buscara, como si aquello quedara grabado en su mente de algún modo aunque ella hubiera desconectado del medio. Cuando te incorporaste ella se acurrucó junto al cadáver de su hermano y parecia murmurar algo...

Un sexto sentido, o quizás porque estabas pendiente, pero viste a un tio abrir la ventana de uno de los primeros pisos. Lo hacia despacio e intentando ser sigiloso, con una escopeta en la mano.

Fue bastante prometedor ese ligerísimo destello de comprensión en sus ojos, así que le dejó donde estaba. Sería una gran forma de aprender sobre traumas y como solventarlos, aunque nunca podría publicar sus descubrimientos. Podría ser anónimo, en la deepweb o sitios similares. Ya vería lo que le deparara el destino.

Y hablando de destino, alguien parecía querer acercarse. Así que decidió fundirse en las sombras, pues no quería que le dieran un tiro. De momento vigilaría, pero sacó una de sus queridas drogas, la paralizante, esperando tener la oportunidad de usarla en caso de que fuera necesario o simplemente se le antojara.

Dar un paso en falso era algo que no quería luego de haber llegado tan lejos, aunque sus asesinatos estaban lejos de ser como los de los demás. Él aún estaba buscando su camino, por lo que transitaba cualquiera que le pareciera atrayente.

Fuiste lento, o quizás él demasiado rápido, pero mientras te dirigias a esconderte entre las sombras sentiste la quemazón en tu hombro, el dolor que se irradiaba ligeramente... La bala te habia pasado rozando, sin llegar a ser grave ni hacerte perder sangre, pero si te iba a dejar una herida que te sería dificil disimular con tu mujer.

Desapareciste de su vista mientras le escuchabas maldecir, y ahora él tenía que salir en tu busqueda. La joven seguía acurrucada contra el cadáver de su hermano y ahora parecia estar tarareando bajito una canción infantil

Podías sentir como su voz se colaba poco a poco en tu interior y parecia enroscarse en tu cerebro. Al poco escuchaste unos pasos amortiguados. El tirador se aproximaba con cautela... Casi estaba a tu alcance... podías oler su sudor y a su corazón aunarse a la extraña canción...

Era una cuestión que se veía venir. Podría resultar herido en cualquier momento, incluso muerto si se descuidaba. El ardor en su hombro le hizo apretar los dientes, pero fue menos fuerte de lo que creyera, logrando evitar soltar un grito. Logró colarse entre las sombras, pero no estaba seguro si podría mantenerse así ante un tipo que disparaba primero. No era algo de sorprender teniendo en cuenta lo que estaba pasando en la ciudad.

Aunque su escondite no resultaba muy bueno, podría ser atrapado y asesinado sin ninguna oportunidad de defenderse. Así que tomó su veneno y se dispuso a atacar, a todo o nada, esperando ser más rápido que su adversario. Quizás la joven lograra distraerle un instante… La maldita canción quedaría grabada en su mente para siempre.

Trataste de ocultarte pero él ya te había visto. O quizás sentido. No podías estar seguro. Había gente que tenia ese instinto de caza, ese don para localizar sus presas y tu ahora mismo eras una muy suculenta.  Sus ojos cargados de determinación se cruzaron con los tuyos, y cuando intentaba levantar su arma para dispararte a bocajarro tu atacaste con uno de tus pequeños regalitos que llevabas ocultos bajo tu carisima chaqueta.

Quizás el movimiento brusco de él te impidió alcanzarlo, o tal vez fue otra cosa, pero el caso es que no atinaste. Tendrías que esforzarte más