Como posiblemente ya sepas, ha habido problemas en Karslude.
Siguiendo la información que me diste, llegué hasta la ciudad amurallada de Ark hace más de una semana. Por desgracia, un escudo mágico me impedía el acceso. Fui descubierto intentando infiltrarme y gracias a las defensas mágicas los guardias me detectaron y dieron la alarme, por lo que tuve que huir sin conseguir mi objetivo.
Después de mi fracaso, me refugié en Karslude para reagruparme y planear mi próximo movimiento, y aquí descubrí la forma de acceder a la ciudad, entre otras cosas. Como temíamos, algo oscuro está ocurriendo en la región, y parece que la fuente de todos los problemas es la regente de Ark. Ella es quien ha estado secuestrando sacerdotes, entre otras muchas personas.
Aquí conseguí contactar con una de sus víctimas instantes antes de que fuera secuestrada ante mis narices, y me contó que la malhechora le había presionado para conseguir una extraña pócima, de la cual se dice que concede la vida eterna. El contacto escapó en un principio de las garras de nuestra enemiga, pero esta envió un grupo de asesinos para eliminar las pruebas. Asesinos que usaban habilidades sobrenaturales. Les planté cara, pero su superioridad numérica, sumado al elemento sorpresa les permitió herirme de gravedad, hasta el punto de hacer que perdiera el sentido durante días.
Poco antes de ser caer derrotado, el contacto me confesó que su poción ya no parecía ser necesaria, que sospechaba que la bruja que se oculta en Ark había conseguido otro camino para alcanzar sus fines.
No voy a permitir que esto quede así, Maestra. Terminaré lo que empecé, y no me daré por vencido.
He reunido un grupo de aliados, viejos compañeros cazabrujas de mi tierra natal con diversas habilidades para que me ayuden a causar una distracción y acceder al palacio de Ark. Los pobres no saben a qué nos enfrentamos, ni para quién trabajo. En cierto modo, me siento culpable por arrastrarles hasta ese lugar maldito. Si salen con vida de esta, se habrán ganado el reino de Dios por la fuerza.
Parto hoy mismo hacia la ciudad maldita. Si para dentro de un mes no hay noticias mías, entonces lo peor habrá sido confirmado. Hasta entonces, pido perdón por mis pecados y por haberos fallado, Maestra, y suplico que me deis la oportunidad de enmendar mi error.
No fallaré de nuevo
Tywyll, el Ángel de las Sombras
Quint terminó de escribir y con sumo cuidado dobló la carta para meterla en un sobre y acto seguido sellarla. Luego, en el anverso del sobre escribió con grandes letras:
Para J.
Quint
Por último se la tendió a su viejo amigo Julius para que la cogiera.
-Haz que llegue a Albidión lo antes posible. Con esto deberíamos conseguir un par de semanas, como mínimo. ¿Lo harás?
Julius dejó de colocar las velas y comenzó a pintar con azufre un círculo que las rodeara cuando escuchó la petición de Quint.
-¿Qué? ¿A Albidión? ¿Que conseguirá unas semanas?¡Unas semanas es lo que tardaré en hacer llegar el mensaje!
-¿Acaso crees que nadie se hará con él antes? No me sorprendería que ni siquiera llegar a salir de la ciudad. Al fin y al cabo, hace una semana que no se sabe nada de mí y que nadie me ha visto. No me extrañaría que mandaran a otro a ver qué ha pasado. Y en el caso de que tardara un par de semanas en llegar, sigue siendo la mejor opción que tenemos. ¿No crees?
Para François, mi leal sirviente y amigo:
François, si todo sale según lo previsto, esta carta te la habrá entregado un joven rubio, algo extraño, que se presentará como Julius y te dirá que le envío yo. Conoce y utiliza las artes prohibidas, aunque algo distintas a las que conoces de mi parte, de modo que ten cuidado, y no te alarmes. No sé cómo están las cosas por allí desde que desaparecimos, pero este joven me salvó la vida a mí y a otras personas. Al parecer, la condesa de Ark nos engañó a todos. Tiene a Niobe, y esta gente quiere entrar allí. Con un poco de suerte, pueden ser útiles, pero necesitan su equipo y material, y, como imaginarás, yo también.
Desconozco si conservaste una copia de la llave de la Suite, así que te envío la mía de todos modos. Necesito que traigas el carruaje. Supongo que ya lo sacaste de las caballerizas de aquel condenado palacio, y si no es así, debes recuperarlo. Necesito que me traigas mi florete especial, lo necesitaré para rescatar a Niobe, y también los libros y mapas de la región, ya sabes, los que necesito para mi investigación. Una vez la libere seguiremos con nuestra expedición lo antes posible. Y mi diario de viaje. Empaca también algunas mudas y algo de ropa, ya sabes, lo justo, el conjunto para la expedición, el de combate, y también los de Niobe, y algo para tí mismo. No podemos ir el resto del viaje de gala. Trae también los documentos importantes y buena parte del dinero, del arcón de seguridad. No quiero dejar en el hotel nada que nos vaya a hacer falta más tarde.
Junto con esta carta, te envío también la lista del equipo que mis improvisados acompañantes necesitan para ayudarme, así como los lugares donde encontrarlos y sus llaves. Debes apresurarte François, tenemos poco tiempo. Cuando hayas subido todo al carruaje, dirígete rápidamente hacia la aldea de Koven. Julius sabrá guiarte, pero compruébala en los mapas, como de costumbre. Ten extremo cuidado, la Inquisición podría estar investigando el asunto. Como de costumbre, no te fíes de nada que te llegue fuera del sobre sellado con mi escudo en el que deberías encontrar esta carta. Date prisa, no pierdas ni un instante en seguir mis indicaciones y partir.
Confío en tí,
Pierre Conrad.
Conrad terminó de escribir lo que tenía que decirle a su criado en particular. Una vez acabó, Puso su firma, estilizada y decorosa, en el extremo inferior izquierdo de la hoja. Entonces la dejó a su izquierda, y tomó otra hoja del mismo montón que la primera.
- Bien -dijo alzando la cabeza hacia los presentes- Si sois tan amables de repetirme, o decirme, qué necesitáis que traigan Julius y Fraçois para vosotros. Recordad: sólo lo que vayamos a necesitar, lo justo y necesario. Armas, ropa menos ostentosa, y poco más. El carruaje es espacioso, pero somos muchos, y también voy a necesitar algunos de mis libros y mapas. También necesito que me deis las direcciones, y si las tenéis, las llaves.
Un estuche de madera cerrado a cal y canto, y una libreta con mis apuntes. Los dos tienen cierto valor sentimental, así que si pudieras recuperarlos te estaría muy agradecida Hizo memoria El resto no es demasiado importante, y podemos comprarlo en alguna tienda durante el viaje
Conrad comenzó a escribir, pero, tras un par de líneas, se detuvo.
- ¿Dónde puede encontrar esas cosas? También necesito la llave de donde las guardaste, si la tienes -Conrad formuló estas preguntas con aire contrariado, ya que acababa de recordarles que necesitaba las direcciones y llaves, pero esta vez no levantó la vista hacia su interlocutora.
Beatrice le dio la dirección de la posada sin ningún tipo de recelo y le entregó la llave del arcón donde las había guardado
Si de paso puede coger el reloj de bolsillo sería una ventaja añadida. Normalmente no son baratos, y es dudoso que encontremos uno por estas regiones. Aunque no le tengo ningún aprecio, creo que es una forma muy útil de medir el tiempo con exactitud
-Yo sólo necesito algo de ropa de mi posada-Le dio la dirección-pero si no tienes tiempo o sitio no me importaría pasar sin ella, puedo comprar si vamos a algún pueblo cercano.
Rebuscando en sus bolsillos, le tiró la llave de su habitación.
Conrad cogió la llave y la puso a su izquierda, sobre la primera hoja que había escrito, y continuó escribiendo donde lo había dejado. Dirigió a Beatrice una breve mirada, de reojo, y después continuó sin dignarse a mirarla.
Después agarró la llave que le lanzó Aaron, y a él sí le dedicó una mirada. Una que le advertía que no descuidase tanto su actitud hacia el cartógrafo. Al parecer el gesto de la llave no le había gustado en absoluto. Tras dejar la llave cerca de la primera, pero separada, para reconocerla, siguió escribiendo.
Aaron parpadeó confundido. ¿Había hecho algo mal? Conrad parecía contrariado pero no acababa de entender porqué.
Faliar repitió la dirección de su posada, le entregó la llave de su baúl de viaje y redactó una pequeña nota con su firma falsa (Nicolai Organov) para que el dueño no pusiera pegas.
- Un hacha y un escudo, y también una armadura de piel que encontraréis en el armario. Ropa coged solo la justa; si necesitamos más, podemos comprar de camino. También tendría que haber una bolsa con algunas monedas en el baul. Tomad esta nota, por si el posadero os pone alguna pega.
Llevaba algo de efectivo encima, pero no estaba seguro de que fuera suficiente para pagar el viaje hasta Ark
-Yo creo que no necesito nada. Gracias Conrad, eres muy amable por permitirnos recuperar nuestras cosas.
Cath se abrazó a Faliar mientras el cartógrafo escribía las demandas de todos. Esperaba que el carro fuera amplio porque cada uno pedía como mínimo un baúl.
¿Ropa? No creo que eso sea algo totalmente indispensable que pedir, habrá cosas mucho más importantes.
Faliar rodeó la cadera de Catherine con el brazo y asintió
- Yo también puedo pasar sin ropa de momento; eso se puede comprar luego. Nahia, ¿tu quieres algo más?
Aaron pareció acordarse de algo. Sin mediar palabra, le dio un golpecito a Julius y le indicó que saliese con él de la sala.
Julius negó con la cabeza. No iba a salir ahora que estaba preparando el ritual.
Caca!! Edward Caca!!
Quint le dió la llave de su habitación a Pierre y le repitió la dirección y lo que necesitaba: la capa tras la puerta, la armadura sobre la cama y la moschila a los pies de esta. No era difícil confundirse, pues no había nada más en la habitación.