Partida Rol por web

No dijo nada durante unos segundos. A pesar de los temblores del lugar y de la situación crítica, Alice parecía estar tomándose un tiempo para sí misma. ¿Qué estaría pensando en ese mismo momento? Puede que, simplemente, estuviera dejando su mente en blanco, intentando encontrar la mejor manera de enfocar el problema

No tardó en girarse hacia Nahia

¿Bosque o almacén? Tú decides

Con casa sacudida Nahia trataba de mantenerse en pie y aunque al principio eso parecía imposible consiguió estabilizarse finalmente.

Sus compañeros seguían heridos, pero era cierto que no estaban en un buen momento para eso. 

Dejó que todos decidiesen sus destinos y luego ella tomaría la última grieta, sin embargo parecía que Alice opinaba lo mismo.

Así que sin pensarlo mucho decidió introducirse por la primera en que se posaron sus ojos: El almacén.No sin antes despedirse de su amiga:

-Cuidate Alice, siento no poder sanar antes tu herida. Lo haré en cuanto nos encontremos en Koven.

Y con una sonrisa medio amarga saltó a aquel lugar lleno herraduras, martillos...

Alice asintió cuando la niña se saltó a la grieta, y luego se giró a Conrad

Supongo que esto es un hasta luego

O un adiós

Acto seguido se encaminó a la grieta del bosque, y tomó aire. Acto seguido se dispuso a saltar, a menos que Conrad fuera a decirle algo

Aún tratando de erguirse, pese a los temblores, el cartógrafo observó cómo Nahia saltaba a través de otra grieta. Ahora era Alice la que se disponía a hacerlo.

- Alice... -llamó la atención de la joven, antes de que desapareciera por la fisura.

Esta se detuvo justo antes de tocar la fuente de luz. Se giró para mirar a Conrad, esperando que este continuara

- ...Yo... -parecía que quería decirle algo, algo importante, mientras aquel mundo se colapsaba a su alrededor. No había mucho tiempo, y Pierre parecía dudar. Miró directamente a los ojos de Alice-...volveremos a vernos -no era la expresión de un deseo. Era una afirmación-. No importa lo que nos espere al otro lado, nos encontraremos. Todos. Por eso...tienes que sobrevivir. Y sé que se te da bien. Aún hay cosas que debes saber ​-Pierre esbozó una media sonrisa... extraña, que podía parecer pícara, o triste, o forzada debido al cansancio- . Y para saberlas, debes esforzarte por sobrevivir. Para que todos nos reunamos de nuevo. Por eso...nos volveremos a ver.

Alice asintió, lentamente

Aplícate el cuento

Acto seguido desapareció tras la grieta

Nos volveremos a ver...porque tú y yo estamos conectados...mucho más de lo que crees. Y no puedo permitir que mueras. Que te rindas. No, tratarás de seguir adelante. Y el destino volverá a unirnos. Como lo ha hecho ya antes. como lo hizo hace poco. Aunque no llegues a saber jamás la verdad, velaré por ti. Como siempre debí hacer.

Pierre se quedó unos segundos contemplando la grieta por la que había desaparecido Xerine. Espero que esté bien. Espero que todos estén bien, pensó, mientras observaba las fisuras por las que sus compañeros he habían introducido, ahora blancas. Aquello era el fin. Por un momento, pensó en quedarse allí, ver cómo acababa, cómo era el final de todas las cosas. No era importante reencontrarse con Xerine, no tenía intención de contarle la verdad, sólo quería que ella se mantuviese viva y siguiese adelante, en pos de aquella confesión que nunca recibiría. Pero no podía permitírselo, porque tenía a Niobe. Tenía que rescatarla, y salvarla de aquella bruja. El final no sería hoy. No mientras aún tuviese responsabilidades.

Se acercó a la grieta que mostraba una chimenea. Parecía un lugar acogedor. Miró atrás, una última vez, a aquel mundo que se colapsaba. Era un visión que le ofrecía el mundo de los sueños y de las pesadillas. Las paredes y el suelo se doblaban y desaparecían, fundidas entre las grietas de luz. Había algo en aquella imagen...algo hermoso. Si el final era así, no le importaría afrontarlo, cuando llegase el momento. Pero ese momento no era ahora.

Dando la espalda para siempre a aquel lugar, avanzó hacia la grieta que le sacaría de allí. En su mente, sólo deseaba que aquel no fuese un adiós, sino un "hasta luego". Deseaba volver a la Vigilia. Aunque en aquella ocasión había sido una experiencia desagradable, lo que más agradecía era haber estado tan cerca. Volvería, con Niobe. Regresaría al Reino de los Sueños, se juró, mientras daba un paso más, entrando en la fisura que iba a salvarle, y que a la vez le separaba de su destino y de sus compañeros. Sólo esperaba que no fuese por mucho tiempo.

-Hijos de puta.

El chico apartó la mano de la casa del alcalde. Hasta ahora sus ojos se estaban moviendo a una velocidad de vértigo, y el sacerdote parecía una muñeca de trapo a su lado. Sin órdenes directas, Joshue no era más que un cascarón vacío, sometido a la voluntad del niño endiablado.

Sus ojos tornaron rojos por un momento. Y un susurro surgió de sus labios. No estaba dirigido a nadie en concreto, era más bien una reflexión en voz alta. Pues no había nadie allí para escucharlo.

-No sé qué coño eres capaz de hacer, pero tu esencia es muy familiar, Davinel. Sé que les has ayudado, sé que me has jodido. Pero no te comprendo del todo... ¿Podríamos ser amigos? Los dos tenemos un enemigos común...

Escupió a su lado, y miró a Joshue, quien le devolvió la mirada.

-Vamos, no tengo nada más que hacer aquí.

Y lentamente, caminando con paso cansado, el pequeño recogió las cosas que estaban sobre la tarima y se dirigió a una pequeña casita al lado de la iglesia.

-Y Runa se ha largado, me las va a pagar esa bastarda.

Una mujer con el gesto duro pero con un cuerpo perfecto avivaba el fuego del pequeño campamento improvisado. Un par de trampas rodeaban el lugar donde una de ellas dormiría mientras la otra hacía guardia. Llevaban ya casi una semana siguiendo en secreto un carro, y parecía que iba a llegar ya a su destino.

-No queda mucho, ¿verdad?

Su compañera, un poco más joven, de pelo rojo y mirada del mismo color parecía un poco asustada. Moth no era el mejor lugar para pasar la noche a la intemperie. Había demasiados cuentos, demasiadas leyendas sobre lo que podía pasar en ese país.

-Mañana, supongo que mañana llegaremos. Ya sabemos que el carro iba hacia Koven, ahora sólo es cuestión de tener suerte y esperar que nuestro objetivo esté allí. Y recuerda Mani, no es un trabajo fácil. Ya acabó con dos de las nuestras. 

Dejó de atizar el fuego y pasó una mano por la cabeza de su compañera de viaje. Era un gesto apacible, conciliador. Aunque sus palabras eran un poco duras, su mano indicaba todo lo contrario, trataba de tranquilizarla, de enseñarle lo duro de ese "trabajo", lo duro de la vida que habían elegido.

-¿Por qué es tan importante? Quiero decir, ¿porqué no envían a Kali? Guêpe era una gran asesina, si es su aprendiz...

Se podía leer el miedo en sus palabras. Al menos esperaba que a la hora de la acción no le temblara el pulso. había sido entrenada para ello, durante toda su vida. 

-Kali está ocupada. Ghost Note no es la única asesina a la que tenemos que encontrar, ya lo sabes. Acabas de mencionar a Guêpe, pues bien, nosotras no duraríamos ni un par de segundos contra ella. Kali tiene esa empresa.

-¿Tan poderosa es?

Asintió con la cabeza.

-Pero Kali no tendrá problemas en acabar con ella...

La mirada de la peliazul se desenfocó y se perdió en el cielo, mirando las estrellas. Una fugaz, precísamente en ese momento, tintó el firmamento con un surco de luz. Tsuki sonrió. Y negó con la cabeza.

-Duerme, Máni. Tenemos que estar descansadas. Yo haré la primera guardia.

Y cuando los ojos de la pelirroja se cerraron, su compañera le dio un pequeño beso en la mejilla. Su faz era tan bella cuando dormía...

Y una vez Morfeo secuestró a Mani, una vez ya Tsuki estaba sóla frente a la noche de Moth, no pudo evitar susurrar unas palabras. Palabras que se llevaría el viento, y que nadie escucharía jamás. Sólo ella, y su corazón.

-Símplemente espero, que este no sea nuestro final...