Dimitri esbozó una media sonrisa ante tu respuesta; una sonrisa que incluso se antojaba divertida. No pareció enfadado ni contrariado por tu respuesta. Más bien, casi podría decirse que esperaba algo así de ti, a juzgar por aquella pasmosa tranquilidad suya.
-Bien, en ese caso, eres libre de marcharte. -dijo, sin inmutarse, con aire despreocupado, mientras agitaba aquella ensortijada mano ante tí, en un gesto desenfadado- No hay nada más lejano a mi intención que tenerte aqui en contra de su voluntad. - añadio, mientras extendia la mano hacia la carta, volviendo a cogerla entre sus manos.- Sin embargo, tampoco entra dentro de mis planes mantener una incómoda conversación de pie. -dijo, abriendo de nuevo la carta, para hojearla una vez más- No te preocupes, responderé a tus preguntas. Sólo tienes que tomar asiento.
Y entonces volvió a bajar la mirada hasta la carta, hojeándola con aire distraido, como si lo que decidieras hacer no fuera a cambiar nada.
Me senté bufando en la mesa completamente irritada por todo aquello ¿De que narices iba a aquel hombre? No entendía absolutamente nada y aquello hacia que mi enfado se elevara muchísimo. Al menos cenaría en un local de alto standing gratis.
Cogí la carta y comencé a ojearla en completo silencio hasta que el servicio del restaurante se acerco para tomarnos nota.
- De primero un Rissotto de Trigeros, gambas y pollo. - Movi la pagina de la carta - De segundo Rape en salsa verde - Suponia que aquel hombre escogería el vino y los entrantes, era una de esas manías machistas que tenían en los restaurantes y yo ignoraba completamente, que el hombre eligieras catara el vino.
Los postres ya vendrían después.
Seguí en silencio, yo ya había dicho que estaba allí apea saber a que venia todo el circo d ella ropa, la nota y el hotel, así que era a el a quien le tocara hablar cuando el empleado del restaurante se fuera con la nota.
Curiosamente, Dimitri no pidio absolutamente nada. Se limitó a dejar que el camarero se marchara, despues de haber tomado nota de lo que tomaria Alice, observándola en silencio. Habia algo extraño en su mirada. Algo inquietante, pero atrayente al mismo tiempo. Bien podria haberse tratado de un psicopata, claro estaba; sin embargo, algo le decia que, de ser asi, bien podria haber sido uno de esos psicopatas a cuyos brazos una podria lanzarse encantada.
-Vamos, no te enfades conmigo. Te compro un vestido y unos zapatos preciosos, alquilo una bonita habitacion de hotel para ti, te invito a cenar en un sitio con lista de espera... y no me concedes ni un minimo de misterio. -dijo el tipo, con una media sonrisa pintada en el rostro, acabando por desenlazar aquellos dedos, para señalarte con la palma de su mano- Además, técnicamente hay algo que no es cierto en tu afirmacion. Claro que nos conocemos. Aunque es posible que tu no te acuerdes de mi. - añadio, en un enigmático tono, casi al mismo tiempo en que el camarero traia una botella de vino, uno de tus favoritos, todo fuera dicho. ¿Casualidad? Era dificil de decir.
Y solo cuando el camarero termino de servir ambas copas continuó hablando, cambiando de tema radicalmente- Estoy aqui para que sepas que no estas sola Alice. Que nunca volveras a estarlo. - dijo, respondiendo asi a tu pregunta, al menos parcialmente.
Estaba claro que, desde luego, ir al grano no era una de las virtudes de aquel tipo. O al menos no de momento.
- No me gusta cenar sola, si supiera que iba a ser así no habría pedido nada - Le dije sin ser desagradable, solo sincera, eso de que yo me pusiera a comer y el mirara para mi no me gustaba mucho la verdad.
Pero entonces dijo algo que me hizo elevar una ceja mientras daba un trago a la copa de vino - ¿Nos conocemos? Creo que si conociera a alguien como tu lo recordaría - Pues ya no solo por su aspecto si no por su egocentrismo - ¿Donde de supone que nos hemos conocido antes? - Pregunte con interés mientras movía el vino en mi copa y supuraba, no estaba cómoda, no me sentía nada cómoda.
Pero siguió con ese toque de misterio que comenzaba a sacarme de mis casillas - Mira... no me gusta esto, no me gusta este aire de hombre misterioso que te llevas, ni me gusta que juegues conmigo, así que habla claro de una vez - Le dije de nuevo, y seria la ultima, pues no habría una tercera vez que lo repitiera, si seguía así me levantaría y me marcharía. - Eres un completo desconocido para mi, así que por lo que a mi respeta sigo estando sola, y no estas haciendo muchos puntos para que quita conocerte con tu actitud.
Dimitri sonrio, volviendo a enlazar los dedos ante su menton, sin perder aquella natural calma suya- Impulsiva y poco observadora. Me gusta, aunque quizás haya que pulirlo un poco... -dijo entonces, como si supieras de qué estaba hablando. ¿Pulirte? ¿De que estaba hablando? - Tambien existe la posibilidad de que ya hubiera pedido antes de que llegaras, ¿no crees? -dijo, señalandole su error, sin borrar la sonrisa de sus labios.
Siguio escuchándote entonces, mientras negaba, ensanchando aquella sonrisa que amenazaba con terminar convirtiendose en carcajada- Esto no te gusta, y sin embargo no lo has dudado dos veces antes de seguir cada uno de los pasos que te han traido hasta mi. No estas dispuesta a compartir tu espacio con un extraño que bien podria ser un psicopata descuartizador, pero aqui estas sentada, intentando hacerme intentar ver que tu presencia aqui pende de un hilo cuando los dos sabemos que no vas a moverte de esa silla. No, al menos, hasta que no sepas qué quiero de ti. -añadio, sin apartar aquella intensa mirada de ella, con una seguridad que mostraba que tenia claro que era asi.
-Tu tienes muchas preguntas, Alice. Y yo tengo muchas respuestas. Sin embargo, yo tambien tengo una pregunta. Una sola. La pregunta de la que dependerá que tu obtengas o no esas respuestas que buscas. En cuanto la formule tendras dos opciones: una te acercará a ellas y la otra hara que cualquier posibilidad de obtener esas respuestas desaparezca para siempre. Piensalo bien antes de contestar.
El tono de Dimitri era directo, y seguro. Un tono que dejaba claro que no queria juegos, y que no estaba bromeando. Y, sin dejar lugar siquiera a replica por parte de ella, lanzó aquella pregunta, observando atentamente la reaccion de Alice.
-Dime, Alice, ¿Tienes ya planes para fin de año?
- Pedir antes de que llegue tu acompañante seria una falta de educación y pareces un ególatra no un maleducado así que doy por echo que no, no has pedido - Le dije usando la fría lógica que siempre mantenía, pues podía ser muchas cosas pero sin duda una de ellas era observadora, y si decía que no es que no me conocía en absoluto.
Entonces siguió hablando dejando a cada palabra as claro que no sabia absolutamente nada de mi, porque una cosa es que fuera curiosa y me gustaran los juegos y otra que su actitud engreída narcisista no me diera ganas de vomitar y salir de allí, pues a mi curiosidad solo le ganaba mi orgullo y estaba a un paso de ponerse por encima. Un paso que se paro en el momento que hizo aquella pregunta.
Baje la mirada y mi rostro paso de ser serio a un mas triste...
- No... no los tengo... - Susurre en un tono bastante apagado, no me hacia falta pensar aquella pregunta. Odiaba estas fechas, las odiaba con todo mi ser, pues me recordaban mas que nunca que estaba sola, y que ninguna familia quiso adoptarme, esas fechas que todo el mundo pasaba en familia y comprando regalos yo las pasaba sola siempre... Y ahora había perdido a la única persona que intentaba que sonriera en estos días.
Tu enfado parecía divertir cada vez más a Dimitri.- Asi que yo soy un ególatra. -sonrio, mirándote, con una ceja alzada, negando divertido- Te olvidas una ultima variante: quizás vengo lo suficiente a este lugar como para que no sea necesario pedir para que me traigan aquello que deseo. - dijo, señalando a su alrededor, con las palmas de las manos extendidas- Tampoco pediste el vino, y no te ha extrañado que te sirvan tu favorito... - añadio, señalando aquellas copas llenas.
-Déjate llevar, Alice. Deja de intentar sacar tus propias pesquisas. Te adelantaré algo: conmigo todas serán erróneas. -añadio, afilando la sonrisa en sus labios, con una conviccion tal que seria imposible creer que aquella rotunda afirmacion pudiera ser falsa.
Sin embargo, sus rasgos se suavizaron ligeramente ante tu cambio de expresion y de actitud al hablar de fin de año. -Eso es estupendo. - dijo, sonriendote abiertamente, algo que contrastaba con aquella tristeza tuya- Entonces no habrá nada que te impida acompañarme. - añadio, con toda la naturalidad del mundo, como si supieras de qué estaba hablando.
Entonces os sirvieron el primer plato a ambos. Dos platos exactamente iguales al que tu habias pedido. ¿Que signficaba aquello? ¿Coincidencia o instrucciones precisas?
Fuera como fuere, Dimitri cabeceó ligeramente, con un educado gesto, mientras se colocaba la servilleta en el regazo- Buen provecho. -le dijo, con la sonrisa aun en los labios.
- ¿Sabes que eres bastante desquiciante? - Le dije sin mas, pues todo aquel numerito, toda aquella soberbia me estaba causando hasta sensación de arcadas, no me gustaba la gente así, que se creyera superior, pues aunque lo fuera, por tener mas dinero, ser mas inteligente, o mas guapo, nada daba derecho a mirar y tratar a la gente como si no fueran mas que simples títeres o juguetes, y me estaba haciendo sentir así, como una muñeca a la que había vestido, guiado a su terreno y ahora con la que jugaba.
- Buen provecho - Dije antes de empezar a comer, pero sus afirmaciones me hicieron negar.
La comida la menos es deliciosa, de eso no hay duda.
- Si, me impide ir contigo a ningún sitio el echo de que no me gustas, no me gusta tu forma de actuar ni tu forma de hablar, ni tu forma de mirarme, por lo cual disfrutare de esta comida que esta deliciosa por cierto y me iré a mi casa - Por si no era suficiente aquello termine mi aclaración - Y me parece muy ruin por tu parte que me dejes una nota en la tumba de la única persona que me ha querido, porque como te estas comportando no haces que no me sienta sola, si no todo lo contrario.
Dimitri mantuvo su mirada fija en ella durante unos instantes, en los que sería dificil adivinar qué le estaba pasando por la cabeza. No hablo, ni contesto inmediatamente. Parecia estar pensando.
O sopesando, mas bien.
Finalmente, deslizó sus dedos hasta el bolsillo interior de la chaqueta, preguntándose si no estaba a punto de cometer el peor error de su vida. Algo que, desde luego, Alice no llegó a saber jamás.
Cuando extrajo la mano del bolsillo, habia en el un sobre de color rojo oscuro, con un nombre escrito en letras doradas en la portada: el tuyo.
Dimitir lo deslizó hasta ti, sin apartar sus ojos de los tuyos, y acabo por ponerse en pie, en cuanto el sobre reposaba junto a tu mano, haciendo que solo tuvieras que estirarla para poder cogerlo.
-En ese caso, no hay nada mas que me ate a este lugar. - respondio, cabeceando ligeramente, a modo de despedida.- Por si te lo piensas. - añadio, señalando el sobre, justo antes de acabar por marcharse de alli, saliendo en direccion a la puerta, tras dedicarle una ultima sonrisa.
Lo que me faltaba vamos, que se fuera haciendose el ofendido...
Dejando el plato sin terminar en la mesa me levante cuando el se estaba marchando y dejando aquel sobre encima de la mesa me puse la chaqueta y salí de aquel lugar. Es decir el actuaba como un perturbado acosador y encima se ofendía porque no le entraba al trapo. ¡Anda y que le dieran por el saco!
Cogí un taxi para irme a casa, seria lo mejor, ponerme cómoda, ver una película con palomitas y olvidarme de ese loco ególatra que se las quería dar de interesante.