Me voy a mimir.

Luego de aquel largo día con un juicio, lo primero que esta persona deseaba hacer con todas las ansias del mundo era simplemente irse a dormir; por lo que esto hizo, con las esperanzas de poder despertarse por algo que no fuera tan molesto como el disparo de una escopeta en el pecho de alguno de sus compañeros o un "BEEP BEEP" de la pulsera.

Al parecer ni uno ni otro; el aviso de "descubrimiento de cadáver" por parte de Monokuma ocurrió; mostrando como ya era habitual aquel reloj que marchaba en sentido contrario el minutero se mostró en la pantalla de aquella habitación y que pronto revelaría a no otro que Monokuma.

-Un cuerpo ha sido hallado. -Exclamó el oso con cierta elegancia conteniendo la excitación que aquel oso parecía sentir- Después de que haya pasado un tiempo estimado, en el que podéis usar como gustéis, el Juicio Escolar empezará. Ya sabéis como va esto... las marcas del suelo os guiarán hasta el cadáver.

En efecto, en el exterior había marcas de pintura luminiscente que parecía guiarlos hacia una puerta en concreta, siendo esta no otra que la Habitación 06 la que pertenecía a Kasumi Kato la muchacha que había sido votada en las anteriores elecciones; por lo que sin mayores rodeos, este entró en el interior de aquella habitación esperándose encontrar con el cadáver de uno de sus compañeros.

Pero... no había nadie. 

Aunque sí que había algo que era guiado por aquella pintura luminiscente y cualquiera que estuviera ahí se podía percatar de que este "algo extraño" que sobresalía del suelo, gracias a que ahora la cama ya no estaba en el medio, y esto era:

¡UNA TRAMPILLA SECRETA!

Y al parecer la pintura seguía hacia ahí abajo.

Siguiendo el camino marcado: Al otro lado de la trampilla estaba la sala de interrogatorios, perfecta para que alguien pudiera hacer dotes de sus habilidades y lograra sonsacar la verdad de los malechores.

En la estancia había un distorsionador de voz, focos para apuntar a la cara, alicates, tornillos, martillos, clavos, pinchos... e incluso una gran botella de cloroformo y pañuelos de todos los colores y formas. Además de una bonita máscara con el rostro de Monokuma con el que poder ponérselo para evitar que sus víctimas la reconocieran.

Y claro... con una sala perfectamente dispuesta como esta, sería una auténtica pena no usarla... ¿Verdad?.

Ah, y también estaba el cadáver...

Noche VII

Aquel día había sido largo, lleno de experiencias en las que aquellos jóvenes practicamente apenas podían soportar pero, aún así miraban con cierto optimismo -quizás ingenuo- el futuro, uno lleno de esperanza por poder terminar con todo eso de una buena vez, aunque quizás lo que no sabían era que la desesperación siempre estaba al acecho.

Con las esperanzas de dormir tranquilos durante la noche, estos se refugiaron en las habitaciones como un lugar aparentemente seguro para poder descansar... aunque bien sabían que esto estaba lejos de ser cierto, una noche que contaba como dos repletas de asesinatos lo habían demostrado.

Aún había algo de tiempo para hacer cosas, por lo que si era lo suficientemente valiente o suficientemente insensato este alumno secuestrado podría salir de su cuarto y tratar de hacer algo según sus posibilidades y habilidades, o esperar a que nadie fuera a hacerle nada.

La pantalla que se encontraba en la habitación se encendió, y tras mostrar un pequeño vídeo de un reloj con varias partes móviles girando en direcciones contrarias, incluso el minutero iba en sentido anti-horario; el fondo cambió al de Monokuma, al parecer iba a dar otro aviso escolar, puesto que habló con su aparente pulcreza, elegancia y clase.

-No me permitisteis mimaros un poco antes, al parecer no os gustó mi idea... así que aquí va otra. -Indicó mientras hacía una actualización en la pulsera, desbloqueando una sección para emitir votos- Ahora podéis votar por si queréis desbloquear un nuevo piso con habitaciones secretas pero a cambio os quitaré vuestros Ultimates. ¡Nada de habilidades de ningún tipo!. ¡Con efecto inmediato y sirve para cualquier cosa que estéis preparando ahora!. Pensadlo bien... ¿Sacrificaríais quienes sois a cambio de un piso más... y la certeza de que nada raro ocurra?.

Duermo.

Luego de aquel largo día con un juicio, lo primero que esta persona deseaba hacer con todas las ansias del mundo era simplemente irse a dormir; por lo que esto hizo, con las esperanzas de poder despertarse por algo que no fuera tan molesto como el disparo de una escopeta en el pecho de alguno de sus compañeros o un "BEEP BEEP" de la pulsera.