- Moeee~ - me mantengo firme siendo usado de silla, sacando vapor de mis fosas nasales. Cuando se va la luz siento a Tsuji Akane caer apoyando sus pies sobre mi espalda, disculpándose por mostrar ese lado suyo tan infantil.
-Oh no no, Jamás te disculpes por ser tan pura e infantil - el instinto de girarme para ver sus panties era demasiado fuerte. Pero la posición de perrito-silla-peana me impedía torcer mi casi inexistente cuello lo suficiente como para poder verlas. Cuando finalmente descienden a la Dormilona que fue atada por quedarse en la cama, me levanto elegantemente - ¡Bien dicho mi bella Tintora! Esos cabellos de fuego realzan tu belleza ¡Eres toda una artista! yo también daré lo máximo de mí mismo y de mis capacidades, ¡Por el bien de todas las damiselas aquí presentes!
Me dispongo a ayudar, apoyar, y colaborar con las que están intentando encontrar una salida o pista.
La cabeza estaba dándome vueltas quizás por el vértigo quizás por la sangre que subía, lo que era peor era el espectáculo de bajo presupuesto que había en el escenario si se podía llamar así juraba que en cualquier segundo las luces se apagarían, empezaría a escuchar una nana para dormir y el oso animatronic saltaría para meterme en otros animatronic, seguramente seria el Zorro, porque es el favorito de todos.
Alguien bájeme de una buena vez - La luces se apagaron tenia que actuar de una forma madura - ¡Ayuda!, ¡Ayuda!, el Hombre... el animatroc viene por mi, me va a meter en un traje oxidado con los resortes sueltos, bájenme de aquí, les daré dinero soy asquerosamente rico.
Las luces encendieron debajo de donde estaba colgado las lagrimas caían en ese instante que la luz se apago y encendió habían caído lagrimas de terror por fortuna la humedad no se habría apoderado de mi pantalón, un milagro sucedió mi nuevo mejor amigo Sousuke Yakushi seria mi salvador ayudándome a bajar aun cuando estaba llorando sacudiendo el cuerpo desesperado - Garaics, tinea mcuho meido - Sollozando buscando agradecer a mi nuevo mejor amigo, como un infante perdido me aferre con mi mano a la camisa de Sousuke Yakushi mi titulo era humillante era uno que estaba en español todos saben que los nombres geniales no están en español.
Soy Ultimate Apostador, por eso soy rico
Sousuke terminó por ayudar a bajar a Byron sin mucho problema, sacando las cuerdas a punta de madrazo (No, no golpes, solo usando sus manos, pero era como cuando se te enreda un jodido amarre de pantalón o zapatilla y debes hacer un ritual para desatar al nudo a mano limpia, sin instrumentos, lo que hace sentir respeto por los ancestros que lo hacían así, a la mala) y dejándolo libre. Ya con todo, pensó en ir a uno que otro lado pero notó que tampoco era posible por poderes cósmicos, o algo.
Y luego decidió, la proactividad era necesaria y pensó en algo, mirando 0.54 segundos hacia su propia pulsera de mano. Sacársela no era viable como dijeron, al estilo del bueno de Tatta en Alice in Borderland, molerse o cortarse la mano (Según adaptación, aunque la live actión es fantástica, impecable como no se esperaría) y poder hacerlo, no valía la pena y quizá al mínimo toque o movimiento anómalo, muy como las máquinas de juegos de apuestas ante un "Tilt" irregular, se anularían y soltarían su electropulso o lo que sea que "matara" en este juego sucedáneo mortal y estúpido.
Precisamente, el Apostador se hacía manifiesto, encontraba bastante cool su título.
- Gambler, ¿eh? Bien, señor adinerado, este señor fuerte y los demás venís a mi habitación, venga, vamos, a charlar sobre lo que nos incumbe, que esto apesta. ¿Hay alcohol, de paso? Voy a ir a ver, y si queréis más cosas, pues me decís.
Ah, sí, tocaba decir las personas, suponía. En camino a la cocina/comedor declaró.
- Tsuji, Shin, Tenom, ustedes pueden venir. Nakamori, tú también. -Le dijo a la Ultimate Arqueologist a distancia.- Mochi, cuando digas tu Ultimate, te pasas, pana.
Y así fue por cosas, y al estar yendo a su habitación se iba sacando la chaqueta. ¿Por qué? Pues motivos, seguro, sobretodo tras un pequeño detalle de suceso puntual. Se veía en su propia camisa bajo dicha que tenía un cuerpo bien formado y con, si se llegaba a notar por alguna razón de reflejo o lo que sea, heridas viejas, abundantes. Ya en camino, esperaba recibir compañía, si es que. Tenía sus motivos.
Simplón sería, pero no torpe.
Permiso dado a ir a la Habitación 3 para Akane, Briona, Byron y Yumei. Para Eromochi igual una vez que diga su Ultimate acá.
Parece que mucho caso no me estaban haciendo, eso desde luego. Ni el oso ni nadie. Me dedico a mirar a los que me rodean, ¿sus ultimates serán reales? ni idea, cualquiera puede decirlo... o estar obligado a decir otra cosa.
- Espera, espera, ¿Ultimate hair Dyer? ¿eres una especie de estilista? Quizás puedas hacer algo con mi pelo, últimamente tengo problemas con las puntas, y... vale, si soy teñida, pero en mi habitación no tengo mis utensilios. Si estamos mucho tiempo, necesitaré a alguien que me ayude. Esto.. ¿puedo ir yo también con vosotros?
A diferencia de otros, que actuaban como si aquello fuese lo más normal del mundo, y que incluso acabando de conocerse ya se estaban invitando y formando grupitos para ir a la habitación de tal o cual, Ken Watanabe permaneció silencioso en un extremo del gimnasio, viendo el actuar y proceder de la mayoría. seguía sin entender si se trataba todo de un juego, una especie de novatada en la que habían atado a dos de los nuevos compañeros de una soga, pero que finalmente habían podido ser liberados.
- A mí me cuesta ser tan espontáneo y extrovertido, a diferencia de muchos de los aquí presentes... - susurró en voz baja el chico de cabellos castaños, con una bufanda de color cielo alrededor del cuello - Mejor hacer caso al tipo de la chaqueta negra molona de ojos grises... - expresó en clara alusión a Vincent Sullivan, con quién coincidía en su forma de pensar. ¿De verás era una buena idea airear a los cuatro vientos la Ultimate de cada cual? ...o al menos es lo que pienso hacer yo.
No le habían agradado las formas de aquel oso que se refería a si mismo como el director, pero tampoco había todavía forma de confirmar si habían asesinos reales entre ellos o era todo una farsa. Todo podía ser parte de un espectáculo, en el que estarían observando las distintas reacciones de los nuevos alumnos de la academia. Y en cuanto a lo de la pulsera, de momento Ken trataría de seguir las reglas de aquel juego. Ya fuese cierto o no que pudiese ser inyectado un veneno letal, él no sería el primero en comprobarlo.
- Como sea, encantado de conoceros a todos. - agachó la cabeza y realizó una especie de inclinación, quizá demasiado formal para los tiempos que corrían - Espero que cuidéis de mí.
Todo lo que estaba pasando a mi alrededor era demasiado extraño y demasiado nuevo para mi, no entendía que era lo que ocurría pero aún así traté de mantenerme positivo al respecto, escuchando todo lo que mis compañeros de encierro tenían que decir al respecto antes siquiera de dar mi opinión a todas las locuras que estaban ocurriendo en el lugar. Primero nos encerraron y nos despertamos en las habitaciones, luego el mensaje nos llevó hasta el gimnasio y allí dos osos de peluche aparecieron con otras dos personas colgadas. Y lo de las pulseras, yo ya había mirado la mía y sabía lo que yo no debía de hacer por lo que estaba un poco nervioso por si alguien usaba eso en mi contra. Yo creo que lo importante primero es esperar a ver que es lo que ocurre antes de sacar conclusiones precipitadas. Me llamo Maro Shinta y soy el Ultimate Suertudo de Preparatoria, o algo así equivalente. Aunque viendo la situación en la que nos encontramos no siento que tenga mucha suerte encima a decir verdad.
La pantalla que se encontraba en la estancia se encendió, y tras mostrar un pequeño vídeo de un reloj con varias partes móviles girando en direcciones contrarias, incluso el minutero iba en sentido anti-horario; el fondo cambió a uno estático, esta pantalla se encontraba partida en dos, un lado blanco completamente y el otro lado negro. Y de esta pantalla, una voz en Off habló, la voz parecía ser de alguien que deseaba aparentar pulcreza, elegancia y clase: Monokuma.
-Mm, ahem... -Carraspeó la voz- Este es un anuncio escolar. Ya son las 10 P.M. Y como tal, estamos oficialmente en el "Horario Nocturno". Pronto las puertas del comedor serán bloqueadas, y la entrada en ese momento está estrictamente prohibida. Muy bien pues... dulces sueños a todo el mundo. Buenas noches, dormid bien, y que no os piquen las chinches...
Con el fin de aquella transmisión los alumnos decidieron regresar a sus respectivas habitaciones; a fin de cuentas ninguno de ellos quería sufrir de manera directa lo que fuera que el oso hiciera con aquellos que incumplían las normas; algunos más callados que otros, todos y sin falta se movieron del gimnasio.