Tirada oculta
Motivo: Percepción+consciencia
Tirada: 8d10
Dificultad: 7+
Resultado: 2, 10, 10, 7, 5, 10, 8, 4 (Suma: 56)
Exitos: 5
Tirada oculta
Motivo: Poder vampírico
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 8, 5, 1, 1 (Suma: 15)
Exitos: 1
¿Había eludido la pregunta o no la había entendido?
De cualquier modo, no tenía importancia. Carecía de pruebas definitivas sobre su identidad, y fuese Durius o no, aquel hombre era demasiado rápido —como lo había sido el vampyr muerto bajo las garras de Farkas Deli— como para que pudiera atraparle fácilmente para arrancarle la verdad, fuera cual fuese.
Mientras se mantuviera a su alcance, podía permitirse mantener la duda.
Ferenk asintió. Su mirada, en otro tiempo vivaz, solo reflejaba la pesadumbre que había crecido dentro de su carne como un tumor desde la marcha de Su Señor.
Sin palabras, acompañó al Secretario Ducal y se aupó al caballo. No eran escasos los problemas que restaban por solucionar en Alba Iulia, tras el estúpido y desesperado asalto de los hermanos Basarab, y el extraño desencuentro entre Durius y Schaar solo los había hecho crecer.
- Durius cabalga a lomos de su poderoso caballo de guerra de color negro como la noche, portando al Capitán Zarak con él.
- De este modo, ambos llegan cuando pasan las nueve de la noche al largo puente de piedra que une la ciudad de Alba Iulia con el Castillo de Balgrad.
- El rastrillo está bajado, y las puertas cerradas, y nadie se asoma a mirar en lo alto de las murallas ante el estruendoso ruido de los cascos del caballo sobre el puente de piedra.
- Continúa lloviendo lluvia fría y desapacible y el cielo nocturno queda iluminado a intervalos irregulares por los relámpagos, seguidos poco después por el estruendo de los truenos.
- Hay algo extraño en el Castillo. Es como una extraña sensación de que se estuviera desmoronando hacia un abismo negro sin fondo...
Incluso en la lejanía, la silueta del castillo que perfilaba el brillo de los relámapagos era una visión ominosa. Ya en el puente, pudo comprobar el capitán que ninguno de sus hombres parecía encontrarse patrullando las murallas. Ni siquiera el estruendo de los cascos del caballo alertó a la guardia ducal.
La espalda encorvada del animal se relajó cuando Ferenk se dejó caer por uno de sus costados. Ni siquiera para un corcel de tal categoría era confortable cargar con el peso de dos varones adultos portando armaduras de placas. El relincho sonó como un suspiro.
—¡Soy el Capitán Zarak! —llamó—. ¡Subid el rastrillo y abrid las puertas!
La fortaleza trascendía la piedra y la madera. El mismo aire estaba impregnado de una textura tan densa que parecía solidificarse alrededor de su piel. Sus tripas eran un ovillo de hilos apastados por un puño invisible. Un sudor más helado que la incesante lluvia brotó de los poros de Ferenk.
El silencio de la noche roto por los esporádicos truenos y el retumbar de los cascos del negro alazán de Durius de Slobozia era la canción que los acompañó antes de detenerse ante el portón del Castillo. No escapó al Secretario Ducal la ausencia de guardias, algo a todas luces inaudito ante la amenaza de nuevas incursiones por parte de los Basarab.
Se mantuvo en su caballo cuando Ferenk saltó al suelo, metal sobre piedra, y sus ojos escrutaron la silueta del castillo mientras la voz de su capitán se imponía a cualquier otro sonido. Breves ecos se reprodujeron contra las pétreas paredes tintadas con el negro de la noche y que ninguna luna iluminaba con su pálido fulgor. Era noche cerrada y el cielo vomitaba su furia en forma de agua y chispa. Pequeños regueros de agua corrían entre las patas del caballo cuyas espesas crines goteaban lágrimas de lluvia.
Durius suspiró quedamente. Ante sus ojos el fruto del abandono del Duque, aquella fortaleza que ahora era símbolo y señal de debilidad, de luchas cortesanas, de traiciones intestinas. Su tierra lloraba, arrebatada a sus legítimos dueños y ahora dejada a su suerte por los magyares que la conquistaron.
Se alzó sobre los estribos, oteando en derredor. Nada de aquello le gustaba ni le inspiraba confianza.
-Decidme Ferenk, en mi ausencia, ¿habéis sido vos quien ha tomado las decisiones pertinentes?
Tirada oculta
Motivo: Percepción+consciencia
Tirada: 8d10
Dificultad: 7+
Resultado: 8, 9, 5, 4, 1, 2, 1, 5 (Suma: 35)
Exitos: 2
Tiro percepción de cara a captar cualquier cosa que pudiera ser significativa, con especial atención a amenazas de diverso orden. La hago oculta porque sé que lo prefieres así.
DURIUS:
- Intuyes la presencia de dos humanos cercanos, tal vez en el interior de la barbacana. Guardias ducales, probablemente, huelen a miedo, a un terror tan paralizando que es muy posible que sean incapaces de oir a su Capitán. Seguramente tampoco podrían escucharle incluso aunque no fuese una noche de tormenta y ellos estuvieran detrás de un grueso muro de piedra sólida.
- Intuyes que no hay nadie más en las inmediaciones, aunque tal vez haya gente en el Ala de Invitados y en los Barracones. El resto de la gente deben de estar en la Zona del Servicio, tal vez haya alguien en la Torre del Chambelán. Y, por supuesto, los presos en las Mazmorras y sus captores.
- Nadie acude al llamado de Ferenk Zarak. La guardia ducal, por algún motivo, es incapaz de responder ante su Capitán.
-Intuyo que vuestra guardia no está muy por la labor de vigilar a la intemperie. Cabe pensar que el agua y los truenos encoge sus corazones. No es noche propicia para gritos que no han de ser escuchados por oídos que temen el latido de su propio corazón. Posiblemente se hayan refugiado en la barbacana -suspiró levemente molesto por la situación-. El tiempo es un bien preciado y esta es una pérdida que quizá hayamos de lamentar.
Taloneó su montura acercándola al gran portón tras el rastrillo. Con la empuñadura de su espada golpeó con fuerza el hierro.
-¡ABRID AL SECRETARIO DUCAL! -gritó.
—No he tenido importantes decisiones que tomar —contestó la pregunta del Secretario—, salvo las que han conducido a las reyertas de esta tarde. Y así ha sido.
El silencio fue la única respuesta desde las murallas. No había nadie capaz de responder a su alcance. Las explicaciones que imaginaba para tal situación eran funestas.
—Dejé órdenes de mantener la vigilancia durante toda la noche, incluso durante mi ausencia —replicó—. Algo ocurre tras las murallas.
- Las piedras, las mismísimas piedras del castillo, están llorando de miedo. Escucháis en el fondo de la mente un extraño llanto, que es a la vez como el de un bebé y también como el de algo que nunca podrá nacer ni vivir ni respirar en nuestro mundo.
- Tiradas:
Tirada oculta
Motivo: Valor
Tirada: 2d10
Dificultad: 7+
Resultado: 10, 4 (Suma: 14)
Exitos: 1
Motivo: Carisma+presencia
Tirada: 6d10
Dificultad: 7+
Resultado: 9, 10, 5, 10, 9, 9 (Suma: 52)
Exitos: 5
Tengo una duda. Dices que no puede usarse FV. Entiendo que no puede obtenerse un éxito automático. No lo cuestiono. No obstante, en beneficios de las virtudes, se especifica que puede usarse un FV no para obtener un éxito sino para usar tantos dados como se tengan en la virtud en cuestión. En el caso de Durius, que tiene 2 dados, implicaría duplicar los dados de la tirada, que pasarían a ser 4. ¿Aceptas ese gasto de FV o tampoco?
Esperaré a tu respuesta para tirar en ese aspecto. Procedo a la tirada para los guardias.
DURIUS:
- Eso que mencionas se llama Canalización de Virtud. Sirve para usar una Virtud como dados extras con los que empujar a otra tirada diferente.
- En principio no es usual canalizar Valor en una tirada de Valor, pero bueno, podría permitirse en un momento puntual como este. Al coste de 1 FV se canaliza Valor para ganar tantos dados extras como tu puntuación de Valor.
- El Capitán Zarak se siente más furioso que asustado ante la situación en el Castillo, pero guarda silencio y deja que sea Durius quien grite hacia los guardias de la Barbacana.
- Lentamente, parece que el mecanismo del rastrillo comienza a chirriar estruendósamente y el pesado rastrillo de hierro comienza a alzarse. Poco después, se abren las puertas del castillo y se ve a dos guardias ducales demacrados y blancos de terror.
- Falta la tirada de Valor de Durius para no verse estremecido por el llanto de las piedras del castillo.
La mandíbula de Ferenk comenzó a temblar al escuchar el lastimoso llanto en el interior de su mente. Fuera lo que fuere lo que acontecía en el castillo, le superaba. Mas no era nada nuevo. Él era solo un hombre entre monstruos; sus dones eran minúsculos. ¿Qué era otro terror entre los que había contemplado? Sus dientes se cerraron como un cepo, deteniendo el castañeteo.
—Pasado el mediodía, el Sol se tornó de color verde y la ciudad se sumió en una tiniebla gris —consiguió decir, clavando la mirada en los ojos del Secretario—. ¿Qué, o quién, podría provocar algo así?
El rastrillo ascendió lentamente. Por encima del llanto y la lluvia, los chirridos de las barras metálicas sonaban como los aullidos de un cerdo siendo degollado. Las puertas se abrieron por fin. Al otro lado, dos de sus hombres, como fantasmas de carne, exhibían rostros tan pálidos que reflejaban la exigua luz de la Luna.
Las garras del temor soltaron sus entrañas. Una furia helada hizo presa sobre él.
—¡Qué está sucediendo aquí! —rugió.
Tirada oculta
Motivo: Carisma + Presencia
Tirada: 5d10
Dificultad: 7+
Resultado: 9, 4, 10, 1, 2 (Suma: 26)
Exitos: 2
Los dos guardias ducales se desploman, inconscientes, hechos un ovillo sobre el suelo empapado de fría agua de lluvia.
Motivo: Valor + FV
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 9, 1, 10, 6 (Suma: 26)
Exitos: 2
- Sobreponiéndose al aura palpable de pavor que envuelve el Castillo como una densa mortaja para cadáveres, Durius conduce a su caballo al interior del Castillo de Balgrad.
- El Capitán Farak le sigue a pie, inmediatamente.
// Salen de escena: Durius, Capitán Zarak. - Siguen en: Patio del Castillo.