En la Tirsa de Balgrad, Alba Iulia, en el anno de nuestra era novecientos cincuenta y ocho, tercero de mayo.
Mi señor, caudillo de la tribu kadar, duque Kadar, gobernante del ducado de Transilvania, legítimo y único señor de estas tierras, os imploro perdón y misericordia. Como todo el resto de vuestros vasallos, cada uno en el puesto que nos dejó, hemos sido notablemente incompetentes. Sólo puedo decir, en mi descargo, que ningún puesto de poder ocupaba, y que el enfrentamiento entre aquellos que han sido justos merecedores de su aprecio me ha impedido poder ayudar a unos o a otros. El jefe de vuestra guardia personal, vuestro senescal... ambos muertos. Y también el tercer caballero que nombrasteis y su padre. A todos estos desastres se suma la incipiente y puede que inevitable guerra contra los basarab. En la actual ausencia del primer caballero, y del segundo caballero, he empezado a preparar, en la escasa medidas de mis posibilidades, defensas para el castillo y para vuestras tierras. Decir algo sobre cualquiera de los muertos, implicaría formular sospechas o acusaciones sobre otros de vuestra confianza. Y no debo hacer tal cosa. Sabed, sencillamente, que soy vuestro servidor y que trataré de conseguir que vuestras tierras mantengan su integridad.
Confiando en vuestro regreso y en vuestra justicia.
Caballero Schaar Dvy.
FLAVIU KREVCHESKI:
- Tras un mes de viaje, llegaste al Castillo del Duque Kadar en Hungría. Un regio castillo muy nuevo y alto ostentoso.
- Allí descubriste el motivo de la larga ausencia del Duque, ha tenido un hijo varon con su esposa, la Duquesa Maruska Kadar.
- Entregas a tu señor el Duque la carta del Capitán:
Mi Señor:
La ceremonia de casamiento entre las damas Szantovich, el Caballero Iacobus Radoslav y el Senescal Jensi Stolnic, terminó en derramamiento de sangre. El aliado de los Basarab que se encontraba en las catacumbas del castillo despertó al caer la noche, abandonando su tumba y haciendo acto de aparición en el salón del castillo.
Farkas Deli acabó con su vida, delante del Boyardo y todos sus hijos, a quienes se había permitido entrar. Al hacerlo, mostró su verdadera naturaleza a todos los reunidos, provocando el caos, antes de huir de allí saltando los muros como si fueran simples vallas.
Incumplí mi deber, permitiendo que los Basarab se marcharan, llevándose a nuestra invitada y sus hijos.
En los acontecimientos de esa noche y la siguiente, resultaron muertos el caballero Zuyla Dravescu y su padre, el Senescal Jensi Stolnic, el guerrero de sangre Farkas Deli, y algunos guardias y criados.
Durius de Slobozia, Iacobus Radoslav y Maserrak de Flambeau partieron hacia la finca de los Basarab, con la intención de evitar la guerra civil. Si no tienen éxito, es posible que cuando llegue esta misiva a sus manos, el castillo esté tomado.
Le hago llegar esta carta para advertirle sobre la situación, y el riesgo en el que puede incurrir a su regreso.
Le ruego que tenga en cuenta lo que puede estar a punto de acontecer. Me siento feliz de entregar mi vida para defender el fruto de su trabajo en esta región, aunque el resultado sea incierto. Pero no soportaría que fuera su vida la siguiente en ser arrebatada por sus enemigos.
Siempre suyo,
Capitán Ferenk Zarak.
- El Duque te interroga acerca de estos sucesos y después decide organizar su regreso a Transilvania.
- Los preparativos se demoran una semana. La expedición finalmente se compone de cinco carruajes, e incluyen a la Duquesa, el Duque, el hijo de ambos, criados, los cinco miembros de la Guardia de Sangre (sospechas que todos ellos hombres lobo como Farkas Deli), un centenar de jinetes y un centenar de lanceros ligeros.
- Emprendéis viaje de regreso a mediados de junio de 958.
- "Flaviu, leal Flaviu... ¿Qué es lo que ha pasado en mis dominios transilvanos en el año que llevo de ausencia?" - El hombre sonríe con calidez, aunque al hacerlo muestra sus afilados colmillos níveos.
¡Lo que se ha perdido, mi Señor! ¡Una boda preciosa! Las dos novias eran hermosísimas y portaban elegantes vestidos. La flor y nata de los Cárpatos asistieron, incluído el ilustre Kars Kadar. ¡Qué porte! ¡Qué elegancia! Se nota que viene de buena estirpe. Quizás ajó el banquete toda la parafernalia de muerte y sangre... Su pariente no se vió afectado, yo mismo me encargué de su seguridad. Ah, sí... la sangre, cierto. Volvamos a ese punto.
Quizás la seguridad del castillo no fue lo mejor. Ni el Secretario Ducal, ni el Senescal, ni el Capitán Ferenk estuvieron demasiado acertados en sus decisiones. He de decir en el favor de los tres, que lo hicieron lo mejor que sus capacidades les permitían... que no fue mucho. Quizás con otras personas más dirigentes, el desenlace hubiese sido distinto... Yo habría ordenado que se llevasen a los nietos Basarab a una de las torres, para custodiarlos. Lástima que no se me preguntara.
Sí... llegamos ya a la parte de la sangre.
Llegó al castillo una comitiva de Basarab, cual plaga. Muchos hijos y muchos siervos. Tal es así que nos superaban en número. Y en un fallo de criterio, se les permitió entrar a todos y llevar sus espadas al cinto. Traté de mediar y calmar los ánimos, y la ceremonia se celebró sin tensiones, salvo un pequeño incidente de efluvios. Algo de aire rancio llenó la capilla. Un mal augurio. Quizás cosa de que el incienso estuviese húmedo, o el aliento del diablo ascendió por una grieta.
Pero me estoy yendo por las ramas, disculpadme.
Todo se desató durante el banquete. Hizo su aparición otro Basarab, no recuerdo bien su nombre... ¿Niksaa? No podría asegurarlo, los Basarab son como ratas, todos se parecen entre sí. Con una nueva espada a su favor, Blaatu se sintió fuerte, y ordenó llevarse a los nietos y a Svitlana. También al Padre Adelmus.
Flaviu dudó. La transformación de Farkas podría restar credibilidad a sus palabras. Ni él mismo se lo cree aún hoy en día. Todo depende de qué diga la carta del Capitán, pero la de Schaar no entraba en detalles. Lo que le ocurrió al Senescal también era un tema delicado.
Entonces... Farkas... cómo decirlo... Enloqueció. Y dió muerte a Niksaa mientras el resto de Basarab se retiraba y el Secretario Ducal y el Caballero de los Cárpatos huían asustados. ¿El Capitán? Ebrio. Y sin sus órdenes, ningún guardia movió un dedo. A mí me dió mucha rabia. Quise hacer algo, pero no podía dejar desprotegido a vuestro pariente, así que mantuve mi posición.
Los Basarab se fueron. Un error terrible, que nos despojaba de los invitados que mantenían la paz de la región. Pero eso solo fue el principio... Sin un liderazgo fuerte, y aprovechando el suceso con los Basarab como excusa, las disputas entre los hombres importantes por hacerse con el poder del castillo se empezaron a resolver por la espada.
No presencié ninguno de los enfrentamientos, sino habría tratado de evitarlos. Por eso me cuesta sacar conclusiones de quién hizo qué. Solo diré que los perjudicados, y que pagaron con sus vidas, fueron el Senescal, Farkas, y ambos Dravescu. Por contra, dos bravos guerreros como el Caballero Radoslav y el Caballero Durius vieron reafirmada su influencia en ausencia del Duque, al no haber ya quién pudiese contrariarlos y yo ser solo un escudero.
En cuanto a la desobediencia de los Basarab, y la situación inestable del castillo... Sepa, Ilustre Duque, que para templar los ánimos cuenta con un buen número de bien pertrechados soldados de la familia Krevcheski. Ya he avisado convenientemente a mi primo Gorodru para que lo prepare todo. Tanto si quiere ir a la Finca Basarab, como a poner orden en el castillo de Alba Iulia, si pasa primero por la Tirsa de Arges, los ejércitos Kadar y Krevcheski cabalgarán juntos.
- "Me has prestado un servicio que no olvidaré, Flaviu." - Tras eso el Duque te despidió de su presencia con un leve gesto de la mano mientras ordenaba los preparativos para su regreso a Transilvania.
Una semana más tarde, uno de los Guerreros de Sangre, más siniestro aún si cabe que el fallecido Farkas Deli, te trajo tu recompensa: Una pesada armadura de placas y mallas, un brioso corcel de guerra con silla y arreos completos, y el privilegio de cabalgar en la vanguardia de la hueste que regresaría a Transilvania...
MEDIODIA DEL DOCE DE JUNIO DEL AÑO NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
FLAVIU:
- Es de día, bajo un sol abrasador y sudas como un pollo bajo la pesada armadura que te ha regalado el Duque.
- Viajas en vanguardia portando su estandarte, seguido de una jauría de salvajes a caballo y de carruajes de todo tipo, desde lujos carros negros cerrados a cal y canto, a enormes carromatos de provisiones. Os sigue un nutrido grupo de infantería.
- A lo lejos ves el brillo de las armaduras que se acercan: caballeros con armadura pesada, seguidos de un carruaje noble y de una veintena de jinetes feudales a caballo...
Al venir el carro de frente, Flaviu no tuvo manera de saber qué emblema llevaba en la puerta, ni que se trataba de una comitiva Basarab. Sus primeros pensamientos fueron hacia su primo, que desoyendo los consejos del buen Flaviu, podría haber traído la avanzadilla de sus hombres en lugar de esperar en la Tirsa de Arges a la llegada del Duque. Pero tampoco distinguía desde aquí ningún abanderado que, como Flaviu, mostrase el emblema de la comitiva.
Si fuese Gorodru, sí estaría acompañado de la pomposidad de los Krevcheski. La falta de estandarte denota que no se preocuparon mucho de los estándares de la blasonería.
Hizo el signo para detener la caravana, torciendo el asta hasta inclinar el estandarte por encima de la grupa de su caballo. Si eran enemigos, este gesto daría tiempo a la infantería a avanzar. Si eran amigos, detenerse y esperar a que el opuesto se acercase era signo de amistad.
Vienen caballos-dijo a los magiares.
Ni siquiera sabía si le habían entendido. Los jinetes de aspecto lobuno no habían intercambiado ni una sola palabra con Flaviu en todo el viaje. Esperó a que pasara el tiempo, y a que la caravana se les acercase un poco más, para ver si distinguía quiénes eran, o podía contar con más precisión el número de jinetes que se acercaban. No molestaría al Duque a menos que tuviese una información exhaustiva que darle.
Me surgen dudas. ¿Se va a rolear en otra escena o esos pjotas ya no tienen jugador y por eso estamos en mi escena personal?
FLAVIU:
- Estamos en tu escena privada personal porque primero los ves de lejos, pero cuando estés a distancia de conversación podemos pasarte a la escena "El Exilio".
- La mayoría de esos personajes tienen jugador, aunque es cierto que muchos llevan mucho tiempo bastante ausentes.
- Algunas consideraciones:
1) Aunque Flaviu sabe que le conviene ser leal al Duque (pues al menos por ahora es la fuerza más poderosa de Transilvania) también tiene su corazoncito transilvano y algunas migajas remanantes de cierto "patriotismo". Los Basarab huyen derrotados ahora, pero el suyo es un legado centenario que todavía puede jugar un papel en el futuro de Transilvania. En un futuro en el que tal vez Transilvania se libere del yugo magyar y sea independiente.
2) Miedo: Los Basarab son capaces de literalmente destrozar a diez veces su número en tropas normales, especialmente si luchan para proteger a sus niños. Entre ellos va Niktu, seguramente el Basarab más poderoso que queda vivo, además de Nono, Décimo, Undécimo, Duodécimo, XIII, XIV, y XV.
Sí, te acompañan cinco Guerreros de Sangre del Duque. Pero para ser más fuertes que los Basarab necesitan transformarse en hombres lobo, y eso hará que automáticamente todos los humanos presentes se vuelvan locos y dejen de servir para nada. Cinco hombres lobo contra ocho Caballeros Basarab. Posiblemente vencería tu bando, pero seguramente resultaría completamente diezmado y hay serias posibilidades de que tú mismo acabases muerto (sabes bien que no eres rival ni para el más débil de los Basarab).
3) Opciones:
a) Reconocer a los Basarab y provocar una batalla, con resultado incierto. Posible victoria de tu bando, pero a un enorme coste. Además, es de día, y en los carruajes viaja el Duque y su familia, y son vulnerables.
b) Fingir no reconocer a los Basarab y engañar a los Guerreros de Sangre para que les dejen continuar su camino. Esto ahorra todo derramamiento de sangre, riesgo y peligro, y posibilita que tal vez los Basarab regresen algún día (si optas por esto, deberías de asegurarte de que sean muy conscientes de que es a ti a quien le deben sus vidas y las de sus preciados retoños).
Flaviu estableció sus prioridades...
Tengo una flamante nueva armadura que no me gustaría manchar de sangre.
A partir de ahí hizo otra serie de consideraciones. Una era el futuro de su país, otra era su propia vida. Lo más seguro para Flaviu era una única y poderosa facción en Transilvania, que le evitara tener que participar en guerras. La llamada Pax Flavium. Quizás cuando el imperio magiar se expandiese un poco más, el Duque le dejaría el gobierno de la región. Y ya de manera inmediata, el exterminio de todos los Basarab le podría proporcionar a Flaviu la finca familiar de esos beligerantes cabezahuecas y una importante fuente de ingresos. Sobretodo si otros pujadores a la recompensa, como Trémere o Radoslav habían caído en estos meses de viaje.
La posibilidad de una Transilvania de transilvanos no la desarrolló tanto. Su cerebro de cucaracha se había quedado en las palabras "una importante fuente de ingresos", en bucle constante. Pero esa liberación tardaría décadas en consumarse teniendo en cuenta la debilidad de las fuerzas patrias en estos momentos. Los Basarab, si por ellos fuese, se precipitarían en una equivocada táctica de ofenderse y sentirse vilipendiados, como demostraron en Alba Iulia, buscando desobedecer al duque y provocar enfrentamientos que no podrían ganar. ¿Acaso no es más patriótico salvar todas esas vidas de levas mal entrenadas, y guardar fuerzas para cuando el alzamiento tuviese una victoria asegurada? Y Flaviu era un patriota. Además: una importante fuente de ingresos.
Quizás cabría una tercera vía... Realizar el enfrentamiento para desgastar las tropas del Duque y llevarlo hasta el primo Gorodru para reclutar a sus soldados. Entonces las tropas Krevcheski matarían a los supervivientes y se convertirían en héroes y patriotas de cara al pueblo. Sin embargo, eso significaba regalarle el trono a Durius o Radoslav en caso de que alguno de ellos siguiese con vida.
Se impuso la vena traidora, la sibilina, la de la prosperidad individual inmediata frente al patriotismo, pero eso no significaba que tuviese que precipitarse. Un jinete con armadura equivalía a dos jinetes salvajes y veinte hoplitas. Era la máxima máquina de guerra que la tecnología había puesto sobre un campo de batalla, salvo en el caso de Flaviu, que ni con armadura valía un pimiento. Pero como estratega, a Flaviu no le ganaba nadie...
Eran tan solo una veintena de jinetes con armadura. Al llegar la noche, descabalgarían y se despojarían de sus armaduras, y serían solo viente hombres. Harían turnos de tres, quizás de cuatro vigilantes. Lo mejor era dejarles pasar, fingir retomar el camino durante una hora, y después dar media vuelta tras los Basarab. Confiados y demasiado lejos para ver a las tropas del Duque siguiendo el rastro, acamparían. Y las tropas magiares caerían sobre ellos como un enjambre. Era el modo más inteligente de vencer. Solo había que aguantar la mueca de maleficiencia que adornaba la cara de Krevcheski mientras fingía ser un perdonavidas y les dejaba continuar su camino. Bastaba con hacer un engaño, la especialidad de la serpiente Flaviu.
FLAVIU KREVCHESKI:
- Los Guerreros de Sangre no son políticos, y aceptan sin más las palabras de Flaviu Krevcheski, permitiendo que la comitiva Basarab siga su viaje hacia el Norte.
- Se ha evitado, por el momento, una terrible matanza de resultado incierto.
// Regresa a escena Flaviu Krevcheski - Procede de la escena: El Exilio.
CAE LA NOCHE.
NOCHE DEL DOCE AL TRECE DE JUNIO.
AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
Cof, cof...-interrumpió Flaviu, como una hormiga que necesitase hacerse notar-Excelsísimo Duque, tengo noticias frescas. Una comitiva formada por una veintena de traidores Basarab se ha cruzado con nosotros durante el día. No queriendo que el sonido de lucha despertara a Vuesa Merced, y previendo una ventaja táctica mayor, los dejé pasar. Ahora mismo habrán acampado, descendiendo de sus caballos y desproveyéndose de sus armaduras para dormir.
Hice retroceder al séquito para acampar en una explanada que pasamos al mediodía, por ser buen lugar de acampada y no preveerse un lugar mejor en lo que quedaba del día. Eso ha recortado las distancias a apenas un par de horas a caballo del campamento Basarab, y ha permitido descansar algo a vuestros hombres y caballos. Todo está listo para sorprender a los Basarab en la noche, si al Duque le place.
- "¡Ah, mi fiel Flaviu, cuánto has crecido!" - Dice el Duque con una antinatural sonrisa de oreja a oreja que destaca la blancura de sus enormes colmillos en su rostro de piel perfecta y blanca como la leche, brillante como la faz plateada de la luna.
- "Si tú dices que son traidores, entonces te creo, y deposito en ti mi fe y mi confianza para transmitirles mi justo castigo. Llévate contigo a un centenar de jinetes nómadas y dos de mis Guerreros de Sangre." - Señala a dos de sus sabuesos bestiales.
- "Cada uno de ellos vale por veinte hombres. Ve y castígalos, mi buen Flaviu, y al volver a la Corte en Alba Iulia te recompensaré con el título de Caballero de la Corte.
Yo me llevaré al resto de la comitiva hacia el Sur, pues no quiero que nada perturbe a mi delicada esposa Maruska y a mi hijo de pocos meses Morout.
Mañana por la noche nos darás alcance en esta misma carretera, tal vez treinta kilómetros más al Sur, y me traerás noticias de tu gallarda victoria y tus valientes gestas en el campo del honor." -
¡Caballero de la Corte!-su cara se iluminó, para volver a decaer luego-¿Pero cómo? ¿Yo en el campo de batalla? Esperaba que el Duque se guardase ese honor... B-bien. Sí-tragó saliva por si eso bastara para tragarse su propio miedo-Me ocuparé de llevar vuestras tropas a la victoria.
Caballero de la Corte...
Flaviu no estaba de acuerdo con jugarse el pescuezo, pero el premio era demasiado tentador. En el fondo aún creía que ser un simple emisario le valdría ya el título de Senescal, un cargo político más adecuado que el de hombre de armas. Caballero de la Corte, sin embargo, era un cargo codiciado. Se inclinó a modo de despedida.
Acepto con orgullo la misión encomendada. No os defraudaré, mi Duque.
Tras retirarse, hizo preparativos, ensilló su caballo y dejó que fuesen los dos sabuesos los que se ocupasen del rastreo. Esa noche correría sangre noble. Flaviu solo esperaba que no fuese la suya.
Los dos Guerreros de Sangre miran con desprecio a Flaviu, le ven como un simple petrimetre transilvano con ínfulas. Pero lo cierto es que ninguno de los dos son políticos, ni siquiera líderes de hombres, sino tan sólo combatientes individuales superlativos.
Ambos obedecen a su amo y señor el Duque sin rezongar nada en su presencia, y no demasiado después, cuando sólo está Flaviu.
Ellos y cien jinetes nómadas semi-salvajes siguen a Flaviu Krevcheski hacia una batalla nocturna, y tal vez, hacia la victoria...
// Flaviu vuelve a irrumpir nuevamente en la escena de los Basarab: El Exilio.
EXPERIENCIA FINAL DE PARTIDA:
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