ALBA IULIA: CASTILLO DE BALGRAD: TORRE DEL CHAMBELÁN:
- La Torre del Chambelán es la torre occidental del Castillo de Balgrad, la más cercana a la barbacana del castillo.
- Se compone de cuatro niveles:
1- Una suntuosa alcoba para el Chambelán del Castillo, que no ha sido utilizada desde la muerte de Roland Teleki y que actualmente se emplea para alojar a dignatarios importantes.
2- El primer piso, una estancia de invitados que durante todo el 957 y parte del 958 fuera compartida por el Caballero de los Cárpatos y su Escudero.
3- Un sencillo cuarto de guardia, en la segunda planta. Es un refugio para centinelas de servicio.
4- La parte superior almenada de la torre, expuesta a la intemperie.
ESCUDERO FLAVIU KREVCHESKI:
- Ha sido creada la escena apropiada para la Torre del Chambelán. Es esta.
- Te trasladamos aquí mientras duermes.
// Entra en escena: Flaviu. - Procede de: Escena general del Castillo (Torre del Chambelán).
MENOS DE DOS HORAS PARA EL ALBA DEL SEGUNDO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
ALCOBA DEL PRIMER PISO DE LA TORRE, COMPARTIDA POR EL CABALLERO DE LOS CARPATOS Y SU ESCUDERO:
- Flaviu duerme y tiene extraños sueños. Es muy avanzada la madrugada.
- La puerta se abre repentinamente e irrumpen criados cargados de cofres, baúles y equipaje variado (parecen las cosas de una dama de alta alcurnia).
- La sirvienta Elena, criada de Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos, comienza a dar órdenes a diestro y siniestro acerca de dónde debe colocarse todo para su señora.
// Entra en escena (irrumpe): Elena. - Procede de: Estancias de invitados.
¿Nggg...? ¿Ewph...?
Flaviu despierta confundido por toda la actividad y los ruidos. Como acto reflejo, desenvaina su espada y se incorpora de medio cuerpo saliendo de debajo de las sábanas a sacudidas, como un gusano. Queda sentado en la cama, con la espalda apoyada en la pared y apuntando al aire sin una dirección en concreto.
Nofs atacam... nofs atac... ¿Uh? Whooooooooah... ¿Qué hora es?-terminó preguntando tras el bostezo, a nadie en concreto.
Les violaré a todos. A sirvientes y sirvientas por igual. Les clavaré mi espada bien hondo por esta interrupción. A todos y cada uno. Les... les...
Se desplomó de cansancio de nuevo en la cama. Les veía trabajar, oh, seres inferiores. Cargando con pesados ujieres con sus manos callosas e innobles. Insignificantes hormiguitas. Y mientras se ubicó: la boda. Se había preguntado dónde iba a dormir Radovina ahora que estaba casada. Cuándo vendría. No eran horas.
- "La Muy Honorable Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos me ha ordenado organizar la mudanza de sus cosas a esta habitación. Supongo que ahora tendréis que desalojar las vuestras, señor Escudero." -
La sirvienta hace una seca reverencia y sale de la habitación.
// Sale de escena: Sirvienta Elena. - Se dirige a: Estancias de invitados.
Mucho suponer... mucho suponer... Pues yo supongo que Radovina se traerá la cama del cuarto de invitados y todos vosotros-dijo señalando a los sirvientes que, al contrario que Elena, seguían en la habitación-me izaréis en esta cama a modo de palanquín. Y me llevaréis a mi nueva y flamante habitación como si fuese el rey Salomón.
O mejor, a partir de hoy la prostituta rubia y yo compartiremos dormitorio y lecho. No me hacen ni puñetero caso.
Míralos como agachan los ojos, como corderitos, mientras acarrean con los bultos... Saben que les caerá una buena somanta de palos si me replican. Sí... ¡HACED MENOS RUIDO! En cualquier caso esta hora no es apropiada para que una señorita camine por el castillo. Estará durmiendo y no necesitará esta habitación hasta mañana. Oh, por favor... ¿es que todo ese equipaje no tiene nunca fin? A ver si nos damos prisa, gandules. En cinco minutos esa puerta debe estar cerrada y yo durmiendo.
MADRUGADA DEL DOS AL TRES DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- La Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos llega a la planta primera de la Torre del Chambelán procedente del Patio del Castillo. La sigue la sirvienta Elena.
- El Guardia Boru y otros dos guardias feudales (los dos más novatos de la guardia personal de la Dama) se quedan fuera vigilando. Son el turno nocturno, mientras que los seis Sargentos feudales son la escolta diurna.
// Entran en escena: Radovina, Boru, Elena. - Proceden de: El Funeral.
// Sigue en la escena El Funeral: Flaviu.
- Poco después llega Flaviu Krevcheski.
// Entra en escena: Flaviu. - Procede de: El Funeral.
No andéis tan gracilmente, Doncella de los Vientos, que aún quedan asuntos en la agenda que tratar y a esas velocidades no os alcanzo.
El Petimetre apuraba el paso para alcanzar a Radovina. Al ver que su llamada hacía girar la cabeza también a la doncella, le lanzó una mirada de desprecio.
No me refería a ti, campesina-dijo a Elena cambiando el tono de voz-, con quién quiero hablar es con tu Señora.
Oh, hermosa entre las hermosas... Si me concedieseis un segundo de vuestro tiempo... El asunto incumbe también a vuestra prima. En realidad, incumbe a todos. Me refiero a la seguridad del castillo. Si me permitís apuntarlo, los últimos fallecimientos de soldados, y la presencia amenazante de los Basarab extramuros, nos obliga a tomar medidas adicionales.
¿Recordáis a los Basarab, verdad? Fueron los que mataron a vuestra ama de llaves... ¿cómo se llamaba...? M... Mmmma... No lo recuerdo, pero creo que vos le teníais cariño.
Aunque solo sea por no facilitar la toma de Balgrad por los Basarab, sería sensato que doña Stolnic y doña Radoslav prestasen a sus hombres para las labores de patrullar las murallas. ¿No sería una buena forma de honrar a... a... Mariana? ¿Lo he dicho bien?
Se detuvo antes de entrar en la zona de la Torre en la que se encontraba la habitación de Iacobus, y por ende, la de Radovina.
-Parece que te han desalojado de aquí... así que ya no es necesario que sigas. Pero puedes quedarte fuera, en la puerta, velando por mi seguridad, que tanto afirmas defender. En cuanto a lo que sugieres... mañana será otro día. -sacudió la cabeza, con una sonrisa ambigua.- ¡No sabes nada, Flaviu Kreschevski!
Tras lo cual envió una mirada a Boru cargada con algún significado sólo comprensible para él.
-Entra conmigo, Elena.
Y cerró la pesada puerta tras de sí.
- "Sí, mi señora." - La doncella se apresura a obedecer y pasa a la habitación antes de que su ama cierre la puerta.
Mujeres...-dijo a Boru encogiéndose de hombros.
Aún el tema de su traslado no estaba resuelto. El tema de los guardias tampoco, pero quizás encontraría más comprensión en la desconsolada viuda Stolnic para colaborar que en esa sucia harpía rubia prima suya. Dió dos pasos hacia la puerta y la golpeó con los nudillos.
Toc-toc-toc-toc...
Toc-toc-toc-toc...
Apenas había pasado un respiro que los golpes en la puerta sonaron.
Radovina abrió, agotada ella y su paciencia. Y viendo que era Flaviu el que llamaba, su ceño se frunció, molesta.
-¿Y bien? ¿Qué clase de urgencia te acucia ahora?
Ehm... ¿Abrís a menudo la puerta en persona en vez de dejar que vuestra sirvienta lo haga?
Cateta...
A Flaviu nunca dejará de sorprenderle el inapropiado comportamiento que muestran los últimos representantes de las Casas caídas en desgracia. Pero saliendo de su estupefacción, recobró el hilo de lo que quería decir.
Esta es mi habitación también. De hecho, solo llamé porque podíais estar cambiándoos la ropa. Lo cierto es que lo comenté con vuestro esposo, y no tenía noticias de la mudanza. ¿Una pequeña riña entre primas lo ha precipitado todo, quizás? En fin, el caso es que todavía tengo ahí mis cosas. No solo mis cosas... también cosas de mi Señor que no es pudoroso que una mujer en su intimidad deba ver o manipular... Iría contra el decoro.
Flaviu se refería a la coquilla de repuesto de la armadura de Iacobus Radoslav, ese gigantesco molde de metal que rozaba los atributos del Segundo Caballero al andar, y que se reemplazaba periódicamente para que el orín (como aquel que soltó cuando vió a Farkas transformarse en licántropo durante la cena de la boda) fuese limpiado evitando la oxidación y el deterioro.
La verdad, ni siquiera estoy seguro de si la Dama Radoslav, con esta alocada decisión, haya pensado en las consecuencias. No estamos en el castillo de los Radoslav. Hay normas. Protocolo. ¿Ha hablado con Otto de Sajonia para informarle del cambio de habitaciones? Lo cierto es que soy un hombre muy ocupado, pero en deferencia a usted estoy dispuesta a asesorarla en estos temas. Por ejemplo... ¿Una esposa durmiendo bajo el mismo techo que el de su esposo? ¿En serio? Eso solo pasa con un fin, el que Dios quiere para sus hijos. ¿Es esto definitivo? ¿Es consciente de que cuando el Señor Radoslav vuelva, tendrá que volver a mudarse, verdad? Quiero decir... no cabe en la cabeza de nadie que marido y mujer nobles compartan habitación como hacen los campesinos en sus casuchas o el ganado en los establos.
No llegó ni a suspirar, harta como estaba. Lanzó simplemente una significativa mirada a Boru, más allá de Flaviu, y luego un no menos significativo portazo cerrando de nuevo.
Esta vez, si el escudero sabía lo que le convenía, la dejaría en paz. Sus sargentos, con su fiel amigo y protector al frente, eran una buena garantía de ello.
En el pasillo, Boru mira a Flaviu y asiente, como instándole a ser razonable y a retirarse sin más.
¿Qué? ¿Cerrarme la puerta? ¿A mí?
Miró a ese sucio soldado que lo presenció todo, y que del que ni siquiera sabía su nombre. Sintió en sus huesos cómo aquel plebeyo de armas le perdía el respeto por culpa de aquel portazo en las narices.
Mujeres...-dijo a Boru con una sonrisa condescendiente, volviéndose a encoger de hombros.
Toc-toc-toc-toc...
Toc-toc-toc-toc...
- "Mi señor, la Dama Radovina ha sido clara. Debería usted retirarse, ahora." -
El guardia lleva significativamente la mano derecha al mango de su maza de armas, aunque sin llegar a desenfundarla.