Las espectativas que tenías depositadas en el crío crecen cada noche, pues el niño comienza a sentir verdadera devoción y en muy poco tiempo recita los "cuentos" llenos de simbolismo y enseñanzas que te pide que le repitas una y otra vez. Además, la corte siente un extraño miedo y respeto por tu presencia. Los cortesanos, en gran medida familia directa del propio faraón, son conscientes de que tu presencia en el palacio es, digámoslo así, artificial, lo que lleva a situaciones tensas y claras miradas desaprobadoras. El hecho de que Anum venga a visitaros esporádicamente no mejora la actitud, pero sí que asegura que no habrá mayores problemas.
Ante ti se abre una época dorada, llena de comodidades, junto a un faraón que ahora mismo te adora, con una madre pronto a olvidar, quizás incluso a apartar y hacer desaparecer. Si todo fuera bien, Dyet será un faraón setita, que apoyará vuestra causa y luchará contra los osiríacos, o que al menos reforzará la posición que Set se merece en su tierra. Si las cosas se torcieran... tal vez una de las cabezas que podrían rodar sería la tuya. Sin duda merece la pena esforzarse en inculcar los valores correctos en su mente y asegurarse de que nadie le aparte del camino que tú le marcas...
El palacio del faraón ha sufrido ciertos cambios durante estos años. Ha sido embellecido con adornos dorados y exóticos traídos del sur, del saqueado reino de Kush, amueblado con maderas de Libia y enriquecido con utensilios de cobre del Sinaí. En las estancias más profundas del palacio también pueden percibirse los aromas de los inciesos de Punt. Todo, incluído el propio recinto, parece haber madurado, crecido, ganado en estatus. Ya no es una simple acumulación de edificios de piedra sobresaliendo por encima de la ciudad. Ahora es una acumulación de edificios de piedra rellena de signos de riqueza inequívocos. Las campañas victoriosas han llenado las arcas del faraón, patrocinado sus construcciones y nutrido su palacio, no cabe duda.
Por su lado, Joseth, refugiado en palacio, se encarga ahora de la educación del nuevo faraón Dyet. Las medidas de seguridad han cambiando también. La presencia de los guardias es más numerosa, casi se diría que hay un guardia en cada puerta, pero apenas ninguno luce los símbolos del Ojo de Horus que tan nervioso te ponen. Parece que sólo llevan este maquillaje los guardias del ala femenina de palacio (por tanto, aquellos que protegen a la reina y regente de Egipto. Protegiendo a Joseth y a Dyet tan sólo media docena de guardias cercanos a las puertas de las estancias donde pasan el tiempo y de ellos ninguno lleva esa simbología osiríaca. No obstante, aunque no haya nada más, es fácil adivinar la presencia velada de alguien más: Anum, el sumo sacerdote de Set en la ciudad, sire de Joseth, se sabe que hace visitas esporádicas a su discípulo y al joven Faraón...
Hummm!!! Que curioso, Horus proteje a la reina, pero no al pequeño Dyet.
La presencia de Anum era esperada, pero es quizas muy intensa. Me temo que Joseth sigue siendo un Setita de todas todas.
Inspecciono un poco el palacio, asi como la disposicion y "afiliacion" de los guardias. Como poder entrar y salir sin demasiados problemas.
Bien, gracias a que tengo una fantastica virtud llamada sentido comun, te voy a plantear un plan...para que mi sentido comun me diga si es una solemne tonteria o no.
(Acabo de ver que no he subida la ultima actualizacion de Senmut, tengo que ponerme al dia).
El plan es este...aqui siempre la lian antes de que yo me entere bien de nada ni pueda hablar con nadie, asi que pensaba tomar cartas en el asunto, de la siguiente manera.
-Gracias a mis habilidades de ofuscacion, sustraer o bien el cuchillo de Joseth, o bien un cuchillo de los Setitas. (Mejor si es el de Joseth)
-En un momento que Joseth este solo con Dyet, que seguro que ocurre en bastantes ocasiones, y cuando Joseth este algo alejado del niño, matar al heredero del faraon con el cuchillo de Joseth. Pero de manera que grite.
-Joseth me vera, pero eso no evita que pueda desvanecerme y usando ofuscacion y celeridad desaparecer ante sus ojos. Pero sobre todo desaparecer antes de que entren los guardias.
-Si esto funciona, los Setitas y en concreto Joseth, quedaran completamente desacreditados, eso si no matan a Joseth.
De momento es solo un plan, para ser Senmut es muy atrevido y arriesgado, pero es una posibilidad.
Que dice pepito grillo.
No has *visto* cómo puede llegar a estar protegido Dyet, te recuerdo que tu personaje es un tanto paranoico. El no ver algo puede ser incluso peor que verlo.
No habría problema por averiguar las costumbres de los guardias de palacio, aprendiendo sus movimientos y la disposición de las salas y usos de las mismas (esto último ya lo tenías medio hecho de la última vez que paseaste por aquí). Puedes observar, también, que los guardias del ala femenina son reconocibles como de otro tipo que el resto de guardias de palacio. Pero el número de guardias del resto de palacio es bastante superior al del ala femenina.
El plan que estás meditando no es una solemne tontería, es hasta posible que funcionara, pero podrían salir MUCHAS cosas mal. Es demasiado arriesgado. Y aunque surtiera efecto, difícilmente acabaría con el poder setita en la ciudad y te verías perseguido como una rata, porque es evidente que no creerían que el propio Joseth hubiera acabado con el crio (no le conviene).
Hummmm!!! Tendre en cuenta las posibilidades. Pero mi instinto de supervivencia todavia prevalece.
La mano de Anum es aqui demasiado presente, asi que mejor pensare en el como Setita declarado pues no parece haberse alejado mucho de la senda de su pater. Seria interesante saber donde se encuentra el y su otro vastago.
De momento me contentare con observar bien los cambios en palacio y los de la guardia.
Es obvio que la guardia del ala femenina es la mejor, los antiguos guardas del faraon llevaban el ojo de Horus.., sigo preguntandome por que los guardas del heredero no lo tienen.*
Tras salir del palacio me dirijo hacia el templo de Osiris.
Si no voy a hablar con Joseth, dado su obvia vinculacion con los Setitas, quizas deberia hablar con los habitantes del templo de Osiris.
Busco a mi goul entre las sombras para preguntarle si han salido los vastagos, seguramente no por que parece que pasan su no vida dentro de esos muros.
Solo me queda entonces la opcion arriesgada. Busco en mi memoria el aspecto que tenia al ir a ver a Aen-ka-Beles (el aspecto del criado de un noble), depues mando a un mendigo para que entre en el templo, con orden de no paser mucho mas alla de la puerta y se comunique con un sacerdote. Que le diga que Nosfer desea hablar con Kemet, ya que desconoce quien soy que le pida a Aen-Ka-Beles referencias de mi persona si asi lo requiere. Observo la escena desde fuera, con el aspecto deseado, pero algo oculto por la noches y cerca de las paredes de las casas y calles por las que pueda huir rapidamente.
* Una pregunta para mi amigo militar.
-La frase seria algo como.
"Nosfer desea hablar con Kemet, que le pregunte a Aen-Ka-Beles, el sabe"
Puede incluso señalar hacia donde estoy cuando diga Nosfer.
Siento el retraso, ayer tenia problemas de conexion.
Insistía en su paciente educación del futuro faraón quien sin duda sabría perfectamente a quien adorar. Pero tambein había algunas preguntas que el sacerdote no pudo resolver en todos estos años y que por fortuna ahora, con la presencia de su amado sire, podría seguir con su propia cruzada. Le comentó esa sospechosa visita del hombre de ébano, de quien estaba muy interesado, bien para comenzar aquella empresa anunciada o eliminarlo como cualquier otro inmundo osiriaco. Tambien estaba interesado en el papel de Arquiro, quien parecía haberse desvanecido de su apoyo al culto, incluso manteniendo una clara sospecha sobre él. Los años demostraban la gran desconfianza que había depositado sobre cada uno de sus contactos.
La vida en palacio era bastante prometedora, por lo que se ayudó de su elocuencia para ganarse el favor de la moldeable aristrocacia, de la que procuraría obtener toda la información que le interesara sobre Menfis, a cambio de vagas esperanzas y favores que forjaría para el nuevo faraón.
El palacio y su confort te complacen en extremo. La opulencia se convierte rápidamente en un vicio con el que disfrutar y del que valerte como arma para manejar a placer a los cortesanos. Tras una breve resistencia por parte de algunos, parecen haber comprendido que estás allí para quedarte y que tus designios son los que forjarán el carácter y favoritos del faraón, de manera que pronto comienzan a acudir a ti a realizar peticiones y negociar ciertos asuntos, paulatinamente más y más turbios. La suerte te sonrie y en poco tiempo conoces de asuntos que pensabas que difícilmente hubieras podido llegar a averiguar. La familia real tiene muchos secretos que ya empiezas a entrever. El poder siempre tiene un precio y la vida humana nunca ha sido un precio elevado en comparación.
Egipto prosigue su vida, el Nilo fluye y nada más que tu rutina nocturna parece tener importancia a tu alrededor. Nada parece suceder, nada a lo que prestar interés. Nada más importante que tus sueños. Tus profecías. No te han abandonado, aunque cada vez parecen más espaciadas en el tiempo. La última, una gran sequía, tormentas del desierto, Sete enarbolando su hacha de guerra contra los enemigos, gente muriendo de inanición mientras los poderosos se vuelven más poderosos. Revueltas... Tiempos de caos se acercan. Pero el caos sólo es malo para los débiles.
En cualquier caso, Anum se muestra complacido con tus progresos, el joven Dyet absorve con ansia todas tus historias y tus sospechas sobre los otros cainitas le parecen fundadas y coherentes. Se acerca una época de prosperidad para los setitas y Anum es plenamente consciente de este hecho. Por ello te indica que tal vez sea un buen momento para tener descendencia. Un chiquillo, la única descendencia que podéis tener... Si, el pensamiento despierta en ti emociones enfrentadas, pero Anum tiene razón, es un buen momento, aunque tendrás que redoblar tus esfuerzos educadores, o quizás, incluso, compartirlos...
Por fin, antes de tomar una decisión definitiva sobre quién abrazarás o en qué condiciones, os sorprende, tanto a ti como a Anum, la visita de cierto vástago que ya conocíais pero del que llevábais tiempo sin saber hacia dónde había encaminado sus pasos: es Tch'moar, el cainita de piel de ébano, que según sus propias palabras ha comprendido que su lugar está al lado de los setitas, como un aliado para ellos y que tiene intención de participar en el culto, de ser ordenado sacerdote y de servir a la serpiente, complacido por la supremacía, al fin, de un culto oscuro y terrible (como él mismo)...
He dado acceso a la escena de El Templo de Set a Tch'moar, de manera que si quieres conversar con él, puedes hacerlo allí.