Partida Rol por web

- Misrak, ¿has podido averiguar algo más, aparte de la evidente ambición imperialista del Faraón, sobre la situación política de la capital? Llama a Yeshiemebet y a Melke.

Estoy algo nervioso por la entrada en Egipto. Ahora somos una caravana de Kushitas en territorio enemigo, y quiero valorar el trabajo de mis ghouls mientras estoy dormido. Ademas de su capacidad de negociación, persuasión y resolución de problemas. Aunque sea con una simple conversación. Me interesa conocer a mis subordinados... En cuanto llegan continuo:

-Todo esto me hace pensar que la Menfis que nos vamos a encontrar no será la misma que abandonamos hace ya casi un siglo. Debemos hacernos a la idea de que la ciudad será completamente distinta, casi irreconocible. Así que todos los planes que hagamos ahora estarán dirigidos a una ciudad capital de cualquier reino en guerra expansionista. Lo primero será asegurarnos de cuantos de nosotros sabemos hablar Egipcio fluido. Lo segundo será diseñar la función de Melke como una importante mercader Kushita; a menos que tengas una idea mejor, querida. Cuando su comitiva ser retire, o sea capturada... etc; tendremos que ocultarla nosotros, pero eso no será un problema. El problema será nuestra instalación. Debemos encontrar un refugio para la primera noche, y despues mudarnos a uno más definitivo la noche siguiente. Para eso habia pensado en buscar una vivienda vacia en un suburbio o entrar por la fuerza en una de dentro de la muralla. ¿Alguna idea?

No quiero ser tan inquisitivo como Nigus, pero quiero que se den cuenta de que les escucho con atención. Ademas mis sombras revelan cierta impaciencia...

-Mi señor, sólo sé lo que se podía saber desde Kerma. Todo este tiempo permanecí allí -dice el fiel Misrak.

La siguiente en intervenir es Melke, la belleza de ébano:

-No he tenido nunca contacto con los egipcios y no sé su idioma, pero aprendo deprisa y me esforzaré en ello en cuanto tenga ocasión.

Yeshiembet, por último, es el que aparentemente zanja la conversación de manera tajante:

-Mi señor Aen-ka-Beles, el ejército que hemos eludido no creo que vaya precisamente a comerciar con Kush, así que presumo que a su vuelta vendrá cargado de riquezas y esclavos. Los kushitas serán introducidos en Egipto como trabajadores y sirvientas y dudo que la situación cambie en mucho tiempo, especialmente si nos alejamos mucho de la frontera. Si Menfis está tan lejos como decís, entonces los hombres de piel oscura sólo serán eso: esclavos.

Misrak vuelve a intervenir mirando con tal odio al nuevo ghoul que si las miradas matasen, Yeshiembet habría caído sin duda fulmiando:

-Si vuelves a dirigirte con ese tono a nuestro señor, me encargaré yo mismo de cortarte tu sucia lengua y hacértela tragar -luego se vuelve hacia ti y su tono cambia radicalmente hacia uno de servitud- Creo razonable que avancemos lo más discretamente posible hacia el norte y busquemos refugio fuera de Menfis. Luego, tal vez podríamos colarnos en la ciudad para conseguir sirvientes nativos que puedan facilitarnos las cosas.

Los escucho mientras hablan. Los miro a los ojos. En fin. Hay que pulir algunas cosillas.

- Misrak, no seas tan duro con el nuevo. Sólo ha empezado a degustar la vitae de Caín y no sabe donde están los límites, pero todavía no los ha sobrepasado. Y cuando lo intente hacer te aseguro que el Miedo a la Oscuridad se lo impedirá. Sin embargo, me gusta que aporte sugerencias, puntos de vista distintos...
Además ahora no quiero que seais mis esclavos. Ahora sois mis camaradas. Mis hombres. Mi ejercito. Y confío en vosotros como confiáis en mi.

Obviamente esto no es verdad. Pero siempre se combate más fieramente para defender a un amigo que para defender a tu señor.

Por otra parte, Yeshiemebet, no hay ningún inconveniente en que la gente piense que sois mis esclavos. Recordad que sois soldados, y el camuflaje perfecto es siempre el más discreto. Ya no sois hombres. Portáis la sangre maldita con el don del Abismo. Vuestra vida ha alcanzado un estado superior. Sobreviviréis a generaciones enteras. Serviréis a un plan superior y vuestro ser se dedicará a fines mucho más grandiosos que los que pueden siquiera comprender los humanos corrientes. De los que podéis todavía comprender vosotros dos, Melke y Yeshiemebet. Actuad como tal, y podréis sobrevivir si cabe al día siguiente, y cuando no sepais como actuar, mirad a Misrak y aprended.

Compañero, -digo volviendome a él. - como siempre, tu sabiduría es abrumadora. Buscaremos refugio en las proximidades de Menfis y conseguiremos algún sirviente nativo. Debemos tantear el terreno, y establecernos en Egipto con nuestro cargamento no será muy dificil. Aunque nuestros hombres tendrán que seguir engañados por un tiempo. Al menos hasta que lleguemos, y una vez allí, no creo que muchos quieran volver a que les esclavicen de verdad.