Partida Rol por web

El día transcurre tranquilo, al menos para el resto. Tú continúas en tensión, pero el trabajo de hoy no te supone ningún esfuerzo. Hasta llegar la tarde. Al llegar la tarde un nuevo cuerpo llega a la Casa de la Muerte: es el cuerpo de una mujer joven, tapada típicamente con el sudario. No sabes qué pasa exactamente, pero el jefe entra en la casa después de haber hablado con un tipo importante, por sus adornos y aspecto, y finalmente accede a hacer entrar el cuerpo en el recinto. Una vez que el cliente se va, el jefe vuelve para hablar con vosotros:

- Es Kepi, la hermana de Ialu. Dos muertes en dos días. Seguro que tienen alguna plaga. No le he aceptado hacer el trabajo por adelantado y cobrarlo después, no quiero que se muera antes de poderme pagar. Ni toquéis a la mujer. Y eso va por todos, ¿entendido Senmut? -dice en un tono desagradable que supera su habitual hosquedad.

Dioses!!!! Por Anubis, por Set y por Isis.

Intento disimular mi inquietud como buenamente puedo.

La hermana de Ialu. Tres muertes en la misma casa en un par de meses….

Entonces Ialu tiene un poderoso enemigo. No hace falta mucha imaginación para comprender que el cuerpo envuelto tan delicadamente lo mas seguro es que este seco por dentro, casi sin rastro de sangre. Aun así Senmut se muere de ganas de abrirlo.

Pero puede esperar, es paciente, no es necesario que lo haga el mismo. Alguien lo tendrá que abrir, y no lo hará solo. Soy uno de los mejores embalsamadores de la casa, no veo por que no podría ser yo uno de los que la embalsame, y aunque no lo sea ya me enterare…un cuerpo sin sangre llama la atención de cualquiera, ya comentaran cosas.

Lo que si necesito saber es quien. Quien esta haciendo esto.

Los ojos invisibles siguen acechando, pero es superior a mí, tengo que enterarme de al menos algo.

Sigo con el trabajo normal y en alguna pausa con menos trabajo empiezo una conversación, si es que nadie la ha empezado aun.

“Hay que ver, primero una esposa, luego otra y ahora la hermana…”
“El hombre debe de estar destrozado….y temiendo por su propia vida”
“Ialu debe de haber ofendido a los dioses de muy mala manera”
“Me pregunto quien puede desear tanto mal para una misma familia”

He de hablar con Azibo y con el soldado.

Hummmm!!!

Y si nosotros no embalsamaramos el cuerpo.

Eso podria serme de cierta utilidad.

Durante otra pausa y aprovechando la conversacion anterior podria "instigar" un poco a la gente. De manera discreta me acerco a un compañero y le comento por lo bajo.

"esa familia debe de estar maldita, tantas muertes....no es normal"

Mas tarde le comento al segundo.

"seguro que algo habran hecho para merecer semejante castigo...habran ofendido quizas a los dioses"

Al tercero le comento.

"El jefe hace bien al no aceptar el encargo de antemano...pero mejor hubiera sido que se llevaran tambien el cuerpo"

"Pienso que estan malditos..."

Bueno, quizas alguno haga presion para que no hagamos el trabajo. O al menos me dara mas posibilidades para acabar "teniendo" que hacerlo yo.

Nadie aparece y aguantas la tensión durante un par de minutos hasta que te tranquilizas algo. Respiras hondo y atraviesas de golpe la tela que hace las veces de puerta en la sala, armado con tu tea y tu daga. Como bien te había parecido, no hay nadie, el pasillo-rampa está vacío. Algo más calmado, tu tensión empieza a decrecer y tras cerciorarte de que nadie anda por el patio o se esconde entre las sombras te giras para descubrir con horror cómo un poderoso viento se desencadena en el interior y las luces del interior de la sala tiemblan un segundo y se extinguen, sumiendo la sala de embalsamamiento en la oscuridad. Ya no sabes si fruto de tu paranoia, de un juego de luces o de qué, pero jurarías haber visto de nuevo esos ojos que tan grabados han quedado en tu mente. Por supuesto, la imagen se desvanece.

Girándome un poco hacia la izquierda protejo la tea que llevo con mi cuerpo para asegurarme de que no me quede a oscuras.

Tiemblo de miedo y el sudor frió ya recorre todo mi cuerpo. Pero pienso que el miedo es bueno, el miedo ayuda a sobrevivir si sabemos controlarlo. Estoy decidido y mi curiosidad para con esta situación raya límites insospechados.

Con la mano derecha, aguantando el puñal con entre el pulgar y el índice engancho la tela que separa el pasillo y la sala de embalsamar entre el puñal y el resto de dedos. La arranco. (Fuerza 3, no debería ser problema).

Me giro totalmente hacia la sala de embalsamar. Me quedo mirando fijamente al frente, al quicio de la puerta, la única salida de la sala, y espero con paciente impaciencia.

La figura que aparece a la luz de tu tea encendida tras haber arrancado sin mayor complicación la tela-puerta de la sala de embalsamamientos no esperabas encontrártela así, de pie, mirándote. Kepi, la muerta mujer del funcionario, a la que habías estado embalsamando y cuyas vísceras descansan ya en los vasos canopios, no sólo te mira desde detrás de la mesa de trabajo (de piedra maciza), sino que además te habla:

Huye ahora, embalsamador, si quieres conservar la vida y la cordura. La venganza de los no-muertos no te incluye a ti -dice con voz ultraterrena.

-AAAAahhhhhhrrrrrggggg!!!!

Le lanzo la tela encima.

- Maldito seas -dice de nuevo el cadáver andante desde detrás de la tela, todavía en el aire. Una mano se define a través la tela, que avanza a velocidad sobrehumana hacia ti, hasta que hace presa de tu cuello. A la vez su otra mano, por un lateral de la tela atenaza la mano con la que sujetas la tea. No te deja ni girar la muñeca, manteniendo la tea lo más alejada posible. Te estrangula con una fuerza brutal, completamente desproporcionada con el pequeño cuerpo de mujer. Incluso el tacto de su mano parece más grande de lo debido. Tampoco puedes fijarte mucho en ello mientras te estrangula, claro... Tu cuello, absolutamente tenso por el esfuerzo de tratar de no ser aplastado, es apretado con tal fuerza que no tardas en empezar a ver borroso. Mientras tanto el antebrazo de la tea duele horrores, de la fuerza con la que la ¿pequeña? mano se aferra a él. No sientes el contacto con el suelo. La mujer te ha levantado del suelo. Tu visión se desvanece, como tu conocimiento.

No tengo tiempo para tu maldición hoy. Mañana habrá acabado todo y entonces tú serás el siguiente, jajajaja Son las últimas palabras que escuchas antes de caer inconsciente.

Despiertas por la mañana, pronto, agitado con fuerza, por uno de tus "bienamados" compañeros del trabajo. Estás en el suelo, la luz del sol incide sobre el suelo del recinto ya.

- ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? Notas cierto temor en su tono.

-Cogh, cogh uhggg...

Me arrastro fuera, a la luz, para vomitar.

-No me encuentro bien....no me encuentro bien.

-Ayer...Anoche...

Por Anubis....No puedo ni pensar en ello.

-Tengo que irme. Decidle al jefe que no me encuentro bien.

Huyo del lugar a trompicones, tambaleandome. Cuando este lo suficientemente lejos me examino la muñeca izquierda. Despues busco un charco para examinarme el cuello.

No ha sido tu impresión, estás seguro de haber apuñalado a la mujer mientras te mantenía en lo alto, pero sin ningún efecto. Luego el tratar de aflojar su presa ya a mano desnuda de tu cuello tuvo un resultado similar. ¿Qué clase de criatura tiene ese poder?

Huyes de la casa de la muerte con un tremendo lío en la cabeza. Te sigue doliendo el cuello y casi te sorprendes de que no te lo haya partido. El antebrazo lo tienes "bien", bien dolorido pero entero, no parece una rotura, pero tus músculos han sufrido de lo lindo y tienes un tremendo moratón. Después consigues apañártelas para ver tu reflejo en un abrevadero e incluso en el pobre reflejo que consigues también se aprecia el moratón inmenso producido por el estrangulamiento.

Ahora queda la duda de qué harás, cuáles serán tus próximos pasos...

Que puedo hacer...

Que puedo hacer....

Que demonios era eso...

Eso ha estado en mi casa, eso sabe donde trabajo, eso sabe quien soy...

Senmut se apresura a lo largo de las calles de la ciudad, dando vueltas sore los mismos sitios y tendiendo pequeñas emboscadas para asegurarse de que nadie le sigue.

Poco a poco va desenterrando sus ahorros de sus escondrijos, no es mucho pero puede servir para empezar de nuevo en algun otro lugar.

Busca (Compra) algo con lo que poder taparse minimamente el cuello y el antebrazo sin parecer completamente ridiculo y corre al puerto para intentar conseguir pasaje en el primer barco que salga.

Soy fuerte y los barcos siempre neceitan remeros. Y aunque no fuera asi quizas pueda conseguir pasaje. Pero he de conseguir salir de la ciudad.

Reunes tus ahorros escondidos, durante el día no sucede nada y para cuando llega la noche el barco en el que has conseguido comenzar el viaje Nilo abajo ya está lejos de la ciudad. Duermes un sueño intranquilo en la ribera del Nilo, como el resto de compañeros de viaje, incluso con tu sangre fría, pero nada pasa durante esa ni las siguientes noches. El destino de las mercancías de Menfis es Iunu (la que los griegos conocerán como Heliópolis), sede del culto de Ra, el dios sol. Poco a poco tu instinto de permanecer en tensión se va aflojando.

Finalmente, una semana de lento descenso por el Nilo más tarde, Heliópolis aparece ante vuestros ojos. No es una ciudad tan grande, ni tan activa como Menfis, pero se nota su gran edad. Las murallas son tan viejas que casi se integran con el paisaje. Su puerto fluvial tampoco tiene la actividad que el menfita, pero marineros y estibadores no permanecen de manos cruzadas. Pagas tu precio por el pasaje (algún adorno antaño perteneciente a un saqueado cadáver) y desembarcas en el precario muelle.

Durante el viaje he ido comentando, de soslayo y dentro de otras conversaciones, mi intención de seguir viaje. Lo mas seguro es que hacia el norte, pero sin especificar demasiado, como dejando entender que no es cosas suya donde yo vaya. Por lo demás no me relaciono demasiado con la gente.

Al llegar a Iunu me alejo del puerto y busco a un barbero para que me corte el pelo al cero, como creo que hacen bastantes personas. Le cuento que me llamo Akhn-ras y que vengo del sur. También busco y uso maquillaje (Khol), cosa que no solía usar ya que en las casas de la muerte no tenia demasiado sentido.

Busco un lugar seguro para mis pertenencias, asegurándome siempre de que nadie me sigue.

Depende de la hora empiezo (Akhn-ras empieza) también a buscarme un trabajo, pero que no tenga ninguna relación con embalsamar.

Soy fuerte y sano, el mal olor de mi cuerpo se habrá disipado un poco con el aire fresco y olor del rió durante esta ultima semana y aunque me muestro hosco y silencioso seguro que alguna tarea encontrare. Para asegurarme busco en los trabajos más duros y a ser posible en los que pueda trabajar apartado de los demás.

Creas tu coartada con maestría, habiendo dejado pistas falsas sobre tu paradero, arreglado tu aspecto e incluso olor y ocupaciones. En cierta manera te sientes orgulloso de tu trabajo en encubrir tu presencia y poco a poco empiezas a integrarte en una nueva vida. Has encontrado trabajo como estibador, cargando y descargando mercancías y alimentos en el muelle para un patrón que prefiere no hacer uso de esclavos (dice que dan demasiados problemas). Él te ha dado un alojamiento modesto y comida sin hacer preguntas. Te trata con respeto y aunque el trabajo sea bastante duro, sólo respondes ante él y no es un gran conversador. Su fortaleza física y sus músculos, aunque castigados por la edad, le delatan como un antiguo estibador.

Una noche, ya un mes después de haber abandonado Menfis, al volver a casa, una sorpesa te aguarda tumbada en tu cama:

- Buenas noches, embalsamador. ¿No te alegras de verme? -dice con una sonrisa burlona en sus labios.

Me quedo un rato parado, aterrado, en el marco de la puerta mientras oigo el funcionamiento de mi propia mente. Con el cuerpo congelado mis ojos se mueven mirando lo que hay en la habitacion.

Lo que tienes en frente no es humano...tampoco es Kepi, no te engañes.
Que su aspecto no te engañe, recuerda la noche que no quieres recordar.
No puedes huir, recuerda que es increiblemente rapido. No puedes huir por que ya lo has echo y te ha encontrado.

Que es, quien es y que quiere. Si te quisiera ver muerto ya lo estarias. Que es lo que dijo aquella noche...

Cita:

.
Que queria decir con eso.

A parte, no es eso la respuesta a las preguntas que te hacias, no es eso el que quiere y puede.

Me aparto de la puerta entrando dentro de la camara, rodeando la pared por el lado que me deje mas lejos de eso.

Un poco mas calmado le hablo.

-Que eres? Y que quieres de mi?
-Que has hecho con Kepi?
-Por que me sigues? Como me has encontrado?

- Eres un hombre de mente aguda. Eso me gusta. Tus inclinaciones también me resultan... simpáticas. Soy Zuberi, morador de las sombras, señor de secretos y justiciero resoluto. He tenido ya una larga existencia, pero empezaba a hastiarme. Tú has logrado sorprenderme. Kepi está muerta, yo mismo la asesiné. Pertenecía a una familia corrupta y ambiciosa. Merecía morir, pero no la maté por eso. Su hermano, su hermano debía padecer. Al final acabó todo como debía. Y ahora estoy aquí por ti. Sabes demasiado, entiendes demasiado bien. No encajas, pero haces que el resto no sepa qué tan diferente eres. Sobrevives y vives para ti, no por nadie. No eres esclavo de la voluntad de otros, aunque otros lo piensen. Ahora dejaré de ser Kepi y verás cómo soy verdaderamente. Después decidiremos tu suerte.

Dicho esto la imagen de Kepi comienza a descomponerse, rasgarse, quebrarse en líneas oscuras y malsanas que dejan paso a una piel purulenta, llena de pústulas y marcas, apenas con rastros de humanidad, sus manos crecen y se alargan inhumanamente, sus uñas se alargan y afilan, su cuerpo se estira y encorva, alcanzando el metro setenta y cinco. Por último, su cabeza se abomba, surgiéndole una especie de cresta escamosa. Sus dientes punteagudos asoman por la boca. Esa... cosa, ya incorporada, te contempla, sonriente.

Me fallan las piernas ante semejante visión, así que he de sentarme en el suelo, con la espalda y las manos pegadas a la pared, empujándola, como si quisiera poder atravesarla para huir de su presencia. Aun así mis ojos no se apartan de la aberración que tengo delante. Intento recomponerme, aunque con poco éxito. Debo estar todo lo palico que un egipcio puede estar.

Mi mente vuelve a adelantarse a mi ser. Haz algo…di algo…

-Decidiremos? No.... no decidiremos.

-Si habéis venido hasta aquí, si estáis aquí esta noche, si me habláis ahora es por que ya habéis decidido. No, no intentéis engañarme con palabras vacías o hacerme creer que os importa mi opinión. No me vendáis falsas esperanzas ni ilusiones vanas. Si me quisierais muerto simplemente me habrías matado, si no os importara no os habrías molestado en buscarme y desde luego que si me conocéis sabéis que mi silencio lo teniais, aunque hubiera querido contar algo nadie me hubiera creído jamás, como no creyeron a Ialu.

-No, aquí no hay nada por decidir, se que no puedo mataros por que si no ya estarías muerto, ni huir de vos por que lo habría conseguido, así que decidme de una vez que es lo que queréis de mi y haced vuestra voluntad ya que poco puedo hacer yo por impedirlo. Pero no me engañéis, no pretendáis tomarme el pelo tan fácilmente.

- Cielos, mírate, aterrado, diciéndome que ya has asumido tu suerte, pero sin resignarte a ella. No consigo recordar con qué me divertía antes de conocer de ti... ¿A tu aguda mente se le escapa algo alguna vez? -dice el monstruo con tono de guasa. Y comienza a avanzar hacia ti.