Partida Rol por web

Mientras caminaba hacia la casa deLaqip pensaba en como actuaría continuación.
El extraño hombre me había ofrecido un camino pero la confusión se había apoderado de mi mente una vez más.
No obtendría nada de Laqip, nada excepto venganza, pero ahora tenía al alcance de la mano otro camino, cante mis propios ojos.

Con rapidez volví hasta el templo e intenté obtener los rastros de aquel individuo. Sin duda era rápido pero nada decía que fuese invisible.
Aprovechando el sueño de los guardias volvía saltar el muro y comencé la búsqueda de rastros...

Pronto darías esa tarea como una pérdida de tiempo: sin luz, en las sombras de las calles de tierra embarrada, surcada por los carros, hoyada por las pezuñas de los animales y pisoteada por miles de habitantes, era como buscar una aguja en un pajar, tal vez peor.

El extraño del ziggurat ha desaparecido.

Con la sensación de haber perdido el norte me dirijo hasta mi casa, tendré que planear la huída de la ciudad pues sin duda en breves cuando la noticia se conozca me veré perseguido por otros devoradores de sombras del señor Laqip hasta que finalmente uno de ellos consiga darme caza.
Vender mis posesionese intercambiarlas por objetos transportables y despedir a mis sirvientes para protegerlos de la ira de Laqip.

El día siguiente lo pasas haciendo gestiones lo más discretas posibles para deshacerte de todos tus bienes no transportables y desaparecer de escena lo antes posible. Compras comida para viajar en varios puestos diferentes para que se note lo menos posible, calzado... pero no da tiempo para encontrar comprador para la casa ni otras cosas en la ciudad y no hay nada que te puedan pagar que no llame la atención. Empaquetas todo lo que puedes te tu subterráneo y te dispones a partir a la mayor brevedad. Para cuando te das cuenta ya es la caída de la tarde y huyes de la ciudad. Para tu sorpresa, nadie ha venido tras de ti. O tal vez sí lo han hecho, pero no lo has percibido. También podría darse el caso de que Laqip no supiera bien qué hacer o que esperara una explicación que nunca llegará... En todo caso sales de la ciudad con las últimas luces, cerrando las puertas la ciudad tras de ti. Nadie te sigue. Avanzas por el terreno ascendente, el único camino hacia el norte que se puede seguir aún con poca luz, tratando de incrementar todo lo posible la distancia entre tú y la ciudad. Entonces algo te sorprende.

- Me alegro de que Laqip no se haya decidido a soltar a sus esbirros contra ti. Hubiera sido una gran pérdida, de hombres, quiero decir. Y te guiña el ojo. El extranjero, de nuevo, ha aparecido de la nada, en este caso sobre una gran roca cerca del camino.

El camino parecía extenderse de nuevo ante mi con la presencia de aquel intrigante extraño.

- Probablemente, pero ya me he visto obligado a huír y dejar atrás lo poco que disfrutaba. Se ha quitado de enmedio una molestia, pero no dormirá tranquilo sabiendo que ando suelto y puedo volver a por el en cualqueir momento. - le contesto sonriendo con un aire de malicia en los ojos al pensar en la suerte de Laqip a mis manos.

- De todas formas, algo me dice que aunque te interese, tu no hubieses intervendio. ¿Cuanto tiempo llevas observándome? Eres demasiado hábil para no tener unobjetivo bajo tus manos. -

- Acabas de dejar atrás un pasado que no lo era, Seraq. Has vivido años enteros sin verdadera guía ni orientación. Uruk está corrupta y tú has sufrido por ello. No sé qué te produciría tu pérdida de memoria, pero sí sé que si lo que quieres es servir a los *verdaderos* dioses y sentir que tus habilidades son encaminadas a un bien mayor, tengo un camino para ti -dice con un cierto tono místico- Respecto a lo de observarte... no mucho, sólo lo he podido hacer mientras no me ocupaba de vigilar la ciudad. Apenas uno o dos años...

- No soy un ignorante aunque estuviese ciego. Sé que no eres como yo, no eres alguien limitado a la carne.
¿Vienes como enviado de los dioses?
Realmente, empiezo a pensar que esta es una tierra sin dioses, nada más que una tierra de hombres, con mejores o peores designios. Muestrame es camino, el mismo me mostrará si es necesario para mí. -

- La decisión está tomada, el camino es largo. Caminemos juntos.

Ea-Nasir resulta ser un compañero de viaje de palabra escueta pero trato agradable. Y nocturno. Muy nocturno. Tan nocturno que vuestro deambular por los Mesopotamia bajo la sola mirada de la luna hace que tus ojos se desacostumbren al fuerte brillo diurno de la luz del sol. Él lo justifica diciendo que su precio por servir a la humanidad fue no ver de nuevo la luz del día y el día en que no lo cumpla, morirá al instante. Aunque resulta un tanto extraño, los votos hechos a los dioses no te son desconocidos y su inestimable compañía bien admite tamaña excentricidad. Progresáis en el viaje hacia el norte, hacia el nacimiento de los ríos.