Partida Rol por web

DÍA ♦ OCHO

<<Las cosas no son secuenciales. El bien no lleva al bien, y el mal no lleva al mal. Hay quien roba con total impunidad y vive como un rey, otros mienten y engañan y salen elegidos; otros paran a alguien para ayudar a un motorista y los atropella un camión. No hay explicación alguna para ello. Como juegas tus cartas es lo único que importa.>>

El día solo llego cuando sus cuerpos cansados y sin fuerzas abrieron los ojos, más por que se supone que es lo que sucede tras dormir, que por el hecho de querer despertar.

No hubo alarmas, ni señal alguna que indicara que ya era hora de salir y ver lo que había sucedido por la noche. Pero afuera solo se encuentran Isabella, y Cristopher. Ni Harold ni Samantha se encontraban entre ustedes, y quizás, ya no se encontraban entre ustedes.

Por ello, raudamente se fueron hacía la sala de ejecuciones, aquel lugar donde tantas muertes habían contemplado, aquel lugar donde la desolación se resguardaba y sus vidas encontraban el fin del camino. Pero la reja que les separaba de un lado y del otro estaba bloqueada, sin embargo, podían ver lo que en la sala sucedía. Y al verlo, parecieron entender algo.

Samantha se encontraba atando a Harold a una silla, el cual, apenas consciente, y con apenas fuerzas, luchaba por forcejear e impedirlo. Primero ató sus piernas, y luego su brazo izquierdo. Sobre la cabeza de Harold, un gran brazo mecánico que nacía desde el respaldo trasero de la silla, el cual terminaba en un casco con taladros, muy similar al que sirvió como maquina letal para Kim durante el primer amanecer en el encierro.

La mujer se notaba cansada, y mostraba en su rostro marcas de golpes, así como un labio roto e hinchado, mostrando entonces que tuvo que pelear para llegar a la situación en la que estaba. Parecía concentrada en lo que hacía, pero su presencia le hace girar el rostro, fijándose en ustedes. Su respiración se agita, y gasta su voluntad en no romper a llorar, para luego acercarse unos cuantos pasos a ustedes. 

- He encontrado al asesino.- Fueron sus palabras y su sentencia, y con ello indicaba que el veredicto para el reducido Harold era la muerte.

Se acercó entonces nuevamente al viejo, quién comenzaba a mostrar signos de mayor lucidez, y para evitar que este reaccionara, Samantha decidió darle un puñetazo bajo el ojo, con la intención de dejarle inconsciente. Pero no funcionó. Aquel golpe despertó al anciano lo suficiente para llevar el brazo desatado entre sus ropas, de las cuales extrajo un cuchillo de considerable tamaño. Todo fue tan rápido que Samantha solo pudo sentir el golpe del arma blanca cuando esta salía de su vientre. 

Aquello la congelo unos instantes, en los que, temblando, llevó sus  manos a la reciente herida. Harold aprovechó la quietud causada por el pánico para asestar una segunda puñalada, la cual esta vez si hizo retroceder a la abogada.

Tras ello, Harold buscó desatarse, cortando las cuerdas, pero Samantha saltó junto a él como pudo, a tiempo de accionar la maquina a la que el viejo estaba amarrado. El brazo mecánico bajó mientras Harold aprovechaba de dar nuevos golpes con su arma al costado de Samantha, abdomen y piernas.

- ¡Hija de puta! ¡Hija de puta! ¡Muerte maldita hija d-...! -

No logró mencionar mucho más antes de que el casco se posara sobre su cabeza, y aquellas barras de hierro girando se introdujeron en su cráneo, destrozando todo lo que hubiese allí adentro. 

- Jodete, infeliz... - Fue lo único que Sam alcanzó a mencionar antes de comenzar a vomitar sangre. Le quedaba poco tiempo, lo sabía. No tenía opciones de vivir. Se levantó como pudo, con la intención de abrir la reja que le separaba de los últimos supervivientes. 

- Los sacaré... terminó... los sacaré... - 

No pudo mencionar mucho más que eso antes de desplomarse en el suelo. Sus ojos se cerraron, y en una rápida agonía, se desvaneció.

Ya solo quedaban dos vivos. Y ellos esperaban que fuese ahora el final.

La situación me sacaba por completo de mi tranquilidad, sin los ataques de Ellos, no había perdido el control con nada, pero ahora me daba cuenta de todo, los cuerpos sin vida de los demás, la sangre era la mejor alfombra para ese lugar y el olor se tornaba pestilente, me sentía sucia y cansada, mi mente estaba agotada y ya no quería despertar un día más en tal condición, les dije a los demás que no me haría que me quedaría con ellos y ahora solo era cuestión de tiempo...

Por qué no terminas con esto ahora CJ, te dije que serias el que saldría de aquí vivo, toma mi vida y termina con esto!!!...

De pronto mis lágrimas comenzaron a brotan sin control, apoyada contra la pared caí al suelo cubriéndome las manos, que sacaba con pedir ayuda a Ellos si solo me hablaba de los que ya estaban muertos...los maldigo...esto ha sido todo un juego de ellos...los aborrezco...

Como podría salir de ese lugar, sabiendo que sus pecados la llevaron a este lugar, embauco, engaño y daño a muchas personas solo por su egoísmo y su deseo de lujos y dinero, de que valía todo eso ahora, cuando todo tu cuerpo estaba manchado de la sangre de los que llegaron aquí con ella, siempre rodeada de muerte jamás sintió que fuera una amenaza...

Por primera vez tenía miedo Isabella, no sería capaz de enfrentar el mundo nuevamente, no habiendo vivido este espectáculo de muerte, como podría vivir sabiendo que cualquier mal paso que diera o cualquier acción o decisión que tome podría traerla de regreso a este infierno...No puedo!!...acaba con esto!!!....MATAME DE UNA VEZ!!!! grito mirando a CJ...

Tras unos minutos de lo ocurrido con Sam y Harold, la puerta doble que estaba al otro extremo de la sala de ejecuciones, aquella donde el muñeco en triciclo había salido días atrás, aquellas puertas que nadie intento cruzar en toda la estadía.

Las puertas se abrieron, y de allí, una mujer de cabello largo y negro, vistiendo unos jeans, botas, y una blusa roja, salió del lugar a examinar la escena, sin prestarle atención alguna a los supervivientes.

- Vaya desastre... Al final no resultó ser tan boba la abogada esta.- 

Pocos minutos después de aquella mujer entrara a la habitación, un hombre vestido de traje, sumamente ordenado y de aspecto duro ingresa también a la sala de ejecuciones. 

Aquel hombre resultaba mucho más que familiar para CJ, lo conocía. Era un detective como él en el departamento de policía.

El detective Hoffman se acerca a Amanda, poniendo una cara de desagrado total al notar el olor y los cuerpos tirados por allí.

- Parece que esto se ha salido de control... supongo que solo estos dos lo lograron.- Se giró hacía CJ, y le sonrío, antes de dirigir sus palabras hacía él, cargadas de sarcasmo.- Bonito desastre has causado, Detective Grey.- Sonríe de lado de forma autosuficiente, cargado de arrogancia y sadismo.

Después de la muerte de Matt, que yo mismo provoqué, mi equilibrio emocional terminó de romperse como una frágil figura de cristal que acaba impactando en el suelo convirtiéndose en miles de fragmentos. Así me sentía yo, roto por dentro. Lo único que podía hacer era esperar al día siguiente para las votaciones y de esa forma acabar con esto.

Pero no, no pude enmendar mi terrible error, y para empeorar esta vez fue Samantha quien murió, aunque acabó con el bastardo de Harold. Miré la atónita escena donde los dos morían a manos del otro, la culpa que sentía por dentro, el remordimiento, me devoraba de una forma salvaje. Sí hubiera votado por el abuelo en lugar de Matt, seríamos cuatro, y no dos. Ni siquiera pude dedicarle una miserable disculpa a la abogada.

Observé a Isabella, su desesperación era más que evidente, me pedía, no, me exigía que la matara a sangre fría. En el primer día no era más que un detective fracasado que utilizaba medios moralmente discutibles, de esa forma podía encerrar a todo aquel que violaba la ley. Una ironía.

Ahora ya era más que eso, ahora soy un asesino, miré mis manos manchadas de sangre, sangre de otros….me quedé mudo, no podía reaccionar, es más, no quería hacerlo. Me era imposible asimilar todo el dolor tanto sufrido como causado en esta cárcel llena de cadáveres.

¿Cómo podía diferenciar entre el bien y el mal? Matar a otro para sobrevivir, ¿sería blanco o negro? Sí, había conseguido sobrevivir, pero, ¿a qué precio? Ignoré a la médium, si ya estaba loca, con lo que ha vivido estaba claro que la cordura abandonó su cuerpo, comprendí el porqué de sus palabras,

Dos nuevas voces llamaron mi atención, el de una mujer, y el de un hombre. Ignoré a la primera y le dediqué una mirada fría a aquel hombre que tan bien conocía, el detective Hoffman. Uno de mis compañeros en el cuerpo de policía, tenía buena reputación y se encargaba de las investigaciones de homicidios.

 -  Oh un buen trabajo, según se mire. – le dije en un tono bastante calmado, frío incluso, casi carente de sentimientos. – Sin duda estaba en el bando equivocado. – Era cierto, no acerté ni una vez, ni una. – Después de todo, ninguno de nosotros era inocente. – Formé parte de una plantilla la mar de interesante, mentirosos, manipuladores, violadores, asesinos, abogados sin escrúpulos, vividores, y como no, oficiales corruptos. En resumen, escoria de la sociedad.

Hoffman se ríe al escucha a CJ, se gira hacía Amanda mientras señala con el pulgar de la mano derecha al detective.-

- ¿Puedes creértelo? - Mantiene su risa burlona y sarcástica, antes de volver a girarse hacía los supervivientes.- Están jodidamente locos, eh... sin duda se merecían estar aquí.-

La mujer de blusa roja camina hacía el cuerpo tirado de Matt, una expresión de lamentación se dibuja en su rostro.- De estos idiotas me creo cualquier cosa... si hubieras visto lo que vi, no han acertado a ninguno. Ya ves, al final estos intentos de ayudantes se mataron entre si.- Bufa y se pone de píe, mientras se acerca a una de las cajas para tomar una botella de agua, la cual abre para beber un sorbo.-

- Es una lastima... aquel chico, Matt... incluso yo creí que sería una buena adquisición, fue el único que realmente renació... No merecía morir.- Frunce el ceño mientras se gira a mirarles, para luego cruzarse de brazos.

Por mal que me pesara, tenía que darles la razón a aquellos que parecían ser los cabecillas de todo esta juego macabro. Seguramente si Matt hubiera seguido con vida, no me encontraría en aquel estado, como si estuviera sumido en un sueño y no era más que un espectador, ¿o tendría que decir una pesadilla?

Me superaba tanto dolor, tenía que admitirlo. Había sobrevivido a esto, pero no me veía capaz de seguir adelante, no al menos de continuar con mi vida anterior, era imposible que todo volviera a ser como antes, y tampoco lo quería. Estaba perdido, desorientado, no sabía que hacer ahora.

- Isabella. - Llamé por su nombre a la médium, que parece haberse rendido ante la situación actual. - ¿Aún quieres morir después de haber llegado hasta aquí? - Mi voz sonaba distante, y ni siquiera le dediqué una mirada. - Y si mueres, ¿de qué serviría? - Suspira resignado. - ¿Acaso tu culpa es tan grande que no puedes con ella? - Verla a los ojos era doloroso, por eso evitaba dedicarle una mirada, era como mirarse en un espejo. Ambos nos sentíamos igual.

Mi vida no era más que una equivocación tras otra, por mucho que quería, por mucho empeño, era inútil, mi lista de errores era cada vez mayor, y ahora era demasiado grande, ¿y ahora como podía solventarlo si ni siquiera podía mirar mi cara en un espejo? 

Observé tanto a la mujer como al detective, ignoraba que querían exactamente de nosotros, pero no había que ser muy avispado para no darse cuenta o simplemente imaginárselo. 

- Aceptaré lo que tengáis pensado para mí, sea lo que sea. - Palabras dichas sin vacilación, dirigidas ni más ni menos que aquellos dos. No sería de extrañar que nos estuvieran evaluando pero me daba igual.

aldlafla

Isabella no lograba comprender lo que ocurría, ¿qué diablos hacían esa mujer y ese hombre aquí?...parecía comprender lo que ocurría, ¿eran cómplices del anfitrión?...o ¿fueron ellos los que nos encerraron aquí?...el no ver el rostro de quien nos llevó a asesinarnos daba algo de tranquilidad, pero el ver el rostro de los posibles culpables solo me lleno de ira...

Mi respiración se aceleró, podía sentir como la sangre enviar en mis venas...No logro comprender quienes son los más perturbados, si nosotros o ustedes, parecen disfrutar de lo ocurrido, sin duda ustedes dos son peores que los que obligados por el anfitrión mataron sin reparo...

Mire a CJ, parecía conocer al hombre...detective...definitivamente el mundo completo se había ido a la mierda...me puse de pie y camine hacia CJ...¿Crees que puedes vivir tranquilo estando afuera?...¿crees que no volverás a ser encerrado aquí nuevamente?...míralos!!! ¿¿un detective tras de esto?!!!...¿qué esperas de afuera, que la vida te sonría y te de tranquilidad?...esos imbéciles nos han cambiado...han destrozado lo que somos y lo que éramos...estamos rotos!!!...me aterra la sola idea de poner un pie fuera de este lugar, me aterra pensar que cada paso que daré habrá un psicópata desquiciado observándome creyendo tener el poder de juzgarme...

¿Vivos?...sí que lo estamos CJ…¿vivos?...muertos en vida!!!...

Vuelvo a observa los cadáveres que ni siquiera fuimos capaces de mover, la sangre que se espacia por todo el suelo, la maquina donde el viejo murió… Si crees que podrás vivir tranquilo hazlo…yo no temo morir aquí…es más, podre descansar más de lo que tú lo harás CJ…no viviré acechada…ni con el miedo de que vuelvan a encerrarme...

Miré incrédulo a Isabella y acto seguido negué con la cabeza. Tenía razón en parte pero no del todo, su elección me parecía la más fácil, y la más cobarde. Yo no pensaba tomar esa decisión, al menos no por ahora. Estaba decepcionado por su actitud, y en mi voz se reflejaba.

- Por lo visto no has aprendido nada, ¿cierto? Los únicos responsables de estar aquí en cerrados somos nosotros mismos. Elegimos joder nuestra vida y la de los demás por interés egoístas. ¿O es que no te acuerdas del primer día? Todos, sí, todos estábamos ligados a dos personas. - Suspiré resignado y después le seguí hablando. - Con la burda excusa de que nos jodieron nuestras vidas nosotros hicimos lo mismo a los demás creando así una espiral de odio y desprecio que ninguno quiso romper.

Me llevé mis manos a la cabeza, estaba cansado, no tenía pensado decir mucho, pero cambié de opinión. Era muy posible que no se diera otra ocasión y quería aprovecharlo.

- Somos estafadores, ladrones, asesinos, oficiales corruptos, gente que no valora su vida. Nos dieron una oportunidad y la desaprovechamos, por eso estamos aquí, para empezar a apreciar lo que tenemos. ¿No es ya ahora de hacerlo Isabella? No podemos olvidarnos de lo que ha pasado aquí, de eso se trata, de aprender de nuestros errores y no volver a cometerlos. 

Cualquiera diría que estaba dando un discurso sobre moralidad, podría serlo, en realidad era una forma de autoconvencerme, una forma de asimilarlo. Había llegado hasta aquí, había sobrevivido, había llegado hasta el final.

- Decidir suicidarte a estas alturas es como decir que todas las demás muertes no han servido para nada. - Mi tono estaba rozando el delgado límite entre la frialdad y el desprecio.

¿Sabes cuál fue el pecado que me trajo aquí?...Engañe a personas…si, les di lo que pedían a cambio de dinero, comunicarse con un familiar muerto buscando apaciguar la tristeza de su partida o un hechizo de amor para mantener a su lado al ser amado o un consejo para saber qué decisión terminar…a algunos engañe a otros si ayude de verdad, muchos acudían a mi buscando una solución imposible, yo solo les decía lo que querían oír…a cambio de dinero…no mate a nadie…quizás ayude a destruir un matrimonio o a que alguien abandonara a su familia…pero no mate a nadie…

La voz de Isabella era melancólica, suave y emotiva, miraba a CJ con lágrimas en los ojos, se mostraba frágil y totalmente vulnerable…tu no entiendes nada…nos transformaron en asesinos, nos obligaron a matar, con la excusa de sobrevivir…¿a qué?...¿sobrevivir para salir a un mundo diferente?, donde todos son mejores personas que antes…no CJ, esto no cambia en nada el exterior, solo nosotros, no es cobardía…es Miedo!!!

Isabella bajo la vista cubriendo su rostro con sus cabellos, sus lágrimas caían al suelo a pocos centímetros de sus pies descalzos…Es el miedo el que se hizo dueño de mí, El no busca que apreciemos nuestras vidas, si no que vivamos con miedo, el miedo que nos llevara a cuestionarnos una y mil veces si lo que hacemos es correcto, si tenemos derecho de seguir viviendo o no…no puedo creer que parezcas tan indiferente a eso...

Escucho con los ojos muy abiertos a CJ a Isabella, como si no pudiese creerse todo lo que había dicho. Se cruzó de brazos y apretó el pecho para no romper en una carcajada, pero es que aquella situación le superaba.

- Tienen que estar bromeando... Esto no se trata de probar cuales son sus códigos morales, esto se trata de tomar las decisiones correctas. No han entendido nada, ¿creen que es nuestra responsabilidad el que se hayan matado entre ustedes? ¡Podrían no haber votado por nadie!- Niega con la cabeza, mientras sonríe, aquello le parecía ridículo.

- No importa la situación, cada decisión que toman es de ustedes... elegir matar a otro para sobrevivir es parte del instinto primario humano, el instinto de vivir... ¿y ahora vienes tu, puta loca a decir que te hemos obligado a hacerlo?.- Su tono de voz era duro, quizás más que eso.- Tu no has aprendido la lección.-

Luego se giró a CJ, a quién miró molesto.- Y tu... ¿crees que vas a salir porque hayas llegado al final? Tu tampoco has aprendido nada, salvo a ser hipócrita en las situaciones más difíciles. No vas a salir de aquí. Ninguno va a salir de aquí.-

Tras decir esto, si dio la vuelta, para salir por la misma puerta por la que entro. 

Amanda se quedo unos instantes de pie, viéndoles en silencio hasta que el detective Hoffman se hubo marchado. Miro a un lado, como queriendo decir algo, sin embargo guardo silencio.

Finalmente, se dio media vuelta y se dirigió a las puertas que eran la entrada al sitio, pero antes de salir, volteo el rostro para mirarles de reojo.

- Fin del juego.- Y tras ello, salió del lugar, dejando a los supervivientes solos, para no volver, su condena sería vivir sus últimos días allí, encerrados en el infierno.