Despiertas en una habitación iluminada por un foco intermitente. Estas recostado sobre una camilla con sabanas teñidas de gris y beige por el polvo. Las paredes se ven gastadas también. No se aprecian muchas cosas en el lugar, salvo un espejo opacado también por el polvo, y una puerta metálica sin rendijas, además de una televisión en una de las esquinas superiores del lugar.
Te sientes mareado y confundido, notas el hormigueo típico que da en las piernas cuando se te duermen, pero en todo tu cuerpo. Luego, un fuerte dolor de cabeza te invade, como si de la peor resaca de tu vida se tratase.
Te sientas en la cama, pero al moverte sientes un extraño peso alrededor de tu cuello. Tienes una especie de aparatoso collar sobre los hombros, y la parte superior del pecho y la espalda. Solo puedes notar unos pequeños paquetes conectados a cables. Te sientes nervioso, te acercas al espejo y compruebas que no hay forma de quitarte el collar con las manos, e incluso notas unas cuatro lucesitas que parpadean débilmente.
Miras la puerta, te acercas, pero antes de llegar a ella, la televisión se enciende. Inmediatamente, un extraño muñeco te saluda con una voz oscura y ronca, parecía distorsionada por un programa de computadora.
“Hola David. Quiero a jugar a un juego. Nunca he logrado he comprender a la gente como tu. ¿Por qué desaprovechar tu talento en el bien propio, cuando podrías lograr grandes avances para la humanidad entera? Has jugado con la vida de miles de personas con tus “proyectos personales”. ¿Sabes cuantas personas murieron a causa de la cepa de gripe A que liberaste de forma “accidental” hasta que vendieras la vacuna a las farmacéuticas? Claro que lo sabes, pero te lo recordare... 88 personas. ¿Logras dormir bien por las noches? ¿Te ha pesado alguna vez en la conciencia que tu avaricia haya matado a niños, adultos y ancianos?”
“Vas a ser juzgado, David, pero no por mi, si no por la sociedad a la que le diste la espalda y enfermaste. Tu conciencia puede que haya estado tranquila hasta ahora, ¿pero lo será una vez te enfrentes con la muerte?”
Tu herramienta es el Veneno: En cualquier momento de la partida, podrás envenenar a un personaje, quién morirá en el siguiente turno (diurno si lo usaste durante la noche, nocturno si lo usaste durante el día) a no ser de que reciba atención médica.
Te posteo aquí o es una especie de intro para cuando empecemos de verdad?
Es solo una intro para que situes al personaje, y si tienes cualquier duda me la publicas aquí
Sales de la habitación, y te encuentras en un pasillo lleno de personas. Todas con el mismo collar que tu, todas en la misma situación que tu. Hay por lo menos veinte personas en ese lugar, los desconoces a todos, pero entre todos reconoces a una persona.
Entre ellos, solo reconoces a Isabela, una mujer con aires de gitana, una mujer a la que reconociste bien, pues tu ex-esposa era una firme creyente de las cosas místicas y demás parafernalias de esas. Recuerdas también que fue ella quién recomendó a tu esposa dejarte, y llevarse a los niños, pues tu eras un hombre malo, un hombre que cargaba a su espalda las sombras de la muerte. Y tu esposa, como to mujer crédula, te abandono enseguida, llevándose consigo a vuestros hijos, decepcionada, triste y asustada.
No incluyo al personaje al que jodes porque es imposible prácticamente que sepas al hijo de quien tus enfermedades mataron
¿El veneno tiene usos?
Solo una vez por partida, cuando quieras puedes indicarme el nombre de quién quieras envenenar y ya