Despiertas en una habitación iluminada por un foco intermitente. Estas recostado sobre una camilla con sabanas teñidas de gris y beige por el polvo. Las paredes se ven gastadas también. No se aprecian muchas cosas en el lugar, salvo un espejo opacado también por el polvo, y una puerta metálica sin rendijas, además de una televisión en una de las esquinas superiores del lugar.
Te sientes mareado y confundido, notas el hormigueo típico que da en las piernas cuando se te duermen, pero en todo tu cuerpo. Luego, un fuerte dolor de cabeza te invade, como si de la peor resaca de tu vida se tratase.
Te sientas en la cama, pero al moverte sientes un extraño peso alrededor de tu cuello. Tienes una especie de aparatoso collar sobre los hombros, y la parte superior del pecho y la espalda. Solo puedes notar unos pequeños paquetes conectados a cables. Te sientes nervioso, te acercas al espejo y compruebas que no hay forma de quitarte el collar con las manos, e incluso notas unas cuatro lucesitas que parpadean débilmente.
Miras la puerta, te acercas, pero antes de llegar a ella, la televisión se enciende. Inmediatamente, un extraño muñeco te saluda con una voz oscura y ronca, parecía distorsionada por un programa de computadora
“Hola Alfred, ¿O prefieres que te llame “The Blob”? Así es, te conozco, pero tu no me conoces a mi. Tu vida entera te has lamentado de como te has sentido, de tus carencias afectivas, y has destruido tu propia dignidad. No tienes ni la más mínima pizca de amor propio y por eso te has dejado humillar. Sin embargo, aún cuando usaste esas humillaciones a favor tuyo, cuando ganaste el dinero de gente sin escrúpulos que solo quería reducirte, arrastrarte aún más a tu propio infierno, mantienes la misma actitud, adquiriendo una de las más terribles enfermedades, el VIH, tan destructiva para tu organismo como tu estilo de vida. Pero yo voy a cambiar ello. Te doy la oportunidad de que compres un nuevo inicio, de que rectifiques tu vida. De que hagas algo realmente bueno para ti y los demás alguna una vez.”
Aquel mensaje parecía golpear directo al corazón de Alfred, como si cada palabra dicha por el muñeco fuera una verdad igual a un cuchillo, que se clavaba en tu corazón. La aceptación de aquella realidad, dio lugar al miedo.
“Ahora mismo hay más personas en tu misma situación. Si quieres vivir, deberás convencer al resto de que mereces hacerlo. Pero soy una persona compasiva, por lo que no te dejare a tu suerte, ya que no puedes contar con ella. A lo largo de los años, has conocido la oscura verdad de algunos de los rostros más importantes de la ciudad, porque ellos te han humillado bajo tu consentimiento para su disfrute personal. Cada vez que vuelvas a esta habitación a dormir, te permitire preguntar por uno de los presentes. Te diré que es lo que hacen ellos aquí.”
“Ahora sal, y enfrenta al mundo Alfred”.
Eres el Acosador. Una vez por cada turno nocturno, tienes la opción de preguntar por el rol de uno de los personajes.
Otra cosa, los cambios en lo que respecta a tu historia puede que no sean definitivos, y descuida, que no es algo que afecte a la trama, puesto que a los personajes con los que te ves conectado solo los conocerás una vez comenzada la partida.
Sales de la habitación, y te encuentras en un pasillo lleno de personas. Todas con el mismo collar que tu, todas en la misma situación que tu. Hay por lo menos veinte personas en ese lugar, los desconoces a todos, pero entre todos reconoces a dos personas.
Primero que nada, a Ziba. Una mujer que se hizo pasar por enfermera para robarle a tu madre. La mujer, anciana y confiada no se dio cuenta del error que cometía al permitir que aquella mujer más joven tomara control de sus tarjetas bancarias para sacar dinero. Fue tarde cuanto te diste cuenta de lo que pasaba, nunca más volviste a ver a esa mujer, pero el odio que nació en ti por ella creció una vez más.
También reconociste a Marion, una pobre chica a la que conociste en una de esas extrañas fiestas a las que estabas acostumbrado a ir. Si bien, te gustaba el trato de los hombres, también sentías atracción por las mujeres, y la bella Marion no fue la excepción. Un "amigo" tuyo te ofreció pagarle a la chica para que se acostara contigo, y dinero era dinero, ella acepto. Fue difícil, un sujeto anteriormente había lastimado tu pene, por lo que tenía heridas que sangraban. No te importo, disfrutabas del dolor, por lo que follaste a la chica de esa forma, sin preocuparte que podrías contagiarle el VIH. Tras un embarazoso descubrimiento por parte de ella, y unas bofetadas, se alejo, y nunca más la volviste a ver.
Me gustaría saber el rol de Harold. Es un tipo raro... XD
Cuando preguntas por Harold, tardas un poco en recibir respuesta, hasta que finalmente el muñeco vuelve a hablar por la televisión.
- "Harold es sin duda un hombre oscuro. Suele mostrarse de forma simpática al resto de las personas, o vulnerable, usando su edad como argumento a la hora de manipular a las personas. Más aquella imagen es la perfecta fachada para sus siniestras actividades. Suele recoger prostitutas para llevarlas a una casa apartada, para luego asesinarlas de formas que solo él y su mente enferma podría imaginar. No es uno de mis secuaces, pero la expresión en su rostro cuando supo que era este lugar, hace creer que estaría muy dispuesto a ayudar a salvarles de ustedes mismos" -