Despiertas en una habitación iluminada por un foco intermitente. Estas recostado sobre una camilla con sabanas teñidas de gris y beige por el polvo. Las paredes se ven gastadas también. No se aprecian muchas cosas en el lugar, salvo un espejo opacado también por el polvo, y una puerta metálica sin rendijas, además de una televisión en una de las esquinas superiores del lugar.
Te sientes mareado y confundido, notas el hormigueo típico que da en las piernas cuando se te duermen, pero en todo tu cuerpo. Luego, un fuerte dolor de cabeza te invade, como si de la peor resaca de tu vida se tratase.
Te sientas en la cama, pero al moverte sientes un extraño peso alrededor de tu cuello. Tienes una especie de aparatoso collar sobre los hombros, y la parte superior del pecho y la espalda. Solo puedes notar unos pequeños paquetes conectados a cables. Te sientes nervioso, te acercas al espejo y compruebas que no hay forma de quitarte el collar con las manos, e incluso notas unas cuatro lucesitas que parpadean débilmente.
Miras la puerta, te acercas, pero antes de llegar a ella, la televisión se enciende. Inmediatamente, un extraño muñeco te saluda con una voz oscura y ronca, parecía distorsionada por un programa de computadora.
“Tu no me conoces, pero si te conozco, y sé de tus estafa. Decidiste ir por un camino torcido, y aunque entrabas en conflicto contigo misma, apagabas la voz de tu conciencia con la recompensa por tu trucos.”
“Si yo fuese un psicópata con un perverso sentido de la justicia, habría acabado con tu vida de forma inmediata, pero yo no así. Tengo la decencia de concederle a la gente como tu una nueva oportunidad de probar que merecen vivir, pero no será a mi a quién tendrás que convencer”
“Como sería injusto arrojarte a tu suerte, bajo tu cama hay un pequeño taladro manual, que podrás utilizar para crear un agujero en la pared que te conecte con la persona junto a tu habitación, izquierda o derecha. Tienes el don del habla, así que aprovecha tus oportunidades, Ziba.”
Tu herramienta es el Perforador: En cualquier momento de la partida, puedes vincularte con otro personaje de tu elección, quien estará en la habitación junto a la tuya (Para efectos de trama, a quién tu elijas se situara junto a ti). Al día siguiente podrás vincular a un nuevo personaje, creando así un grupo de tres. Se cuidadosa en tu elección, no vaya a ser que elijas a un secuaz de Jigsaw.
Siempre me gustaron las películas de miedo, pero nunca creí que acabaría en una.
Al principio, al abrir los ojos, creo que estoy soñando. Una pesadilla. Y una de las cutres. No sé dónde estoy, pero definitivamente no es el lugar más confortable del mundo. Es cuando comienzo a notar el hormigueo en las piernas cuando me doy cuenta de que, quizás, esto no se trate de algo onírico. Me levanto con dificultad, y algo me aprisiona el cuello y parte del cuerpo. O bueno, por lo menos lo tengo encima, porque más o menos me puedo mover. Joder, esto qué es. Qué raro todo. Fitz, si es una broma no me hace ni puta gracia, de verdad. Se me hace un nudo en la garganta y voy hasta el espejo. El reflejo no me devuelve una escena demasiado alentadora.
- ¿Pero qué coño…?
Quiero salir de aquí.
- Fitz, esto no tiene gracia.
No, no tiene ninguna. ¿Cómo lo habrá hecho para dormirme y llevarme hasta aquí? A lo mejor es la parte antigua del hospital. Me debí de quedar frita con aquel par de copas que nos tomamos. Ja ja, claro. Bueno, ya lo entiendo todo, ya me puede sacar de aquí. No sé cómo habrá conectado todas estas cosas; supongo que son las lucecitas de Navidad o algo así.
Y entonces, la televisión se enciende.
Fitz es retorcido, pero no tanto. No llevaría una broma tan lejos. Quiero decir, nunca se le ha dado muy bien eso de la moral y distinguir lo que está bien o mal, pero esto ya ha sobrepasado lo cruel hace tiempo, y más con ese muñequito que parece el primo transexual y medio calvo de Chucky. ¿Es esto un reality show? ¿Dónde está la cámara oculta? Cierro los puños y aprieto, clavando las uñas en las palmas de las manos. No sé qué decir o qué hacer. Esto escapa a mi entendimiento y, definitivamente, a mi entero control. ¿Me va a matar? ¿Es eso? ¿Por estafar? Yo no he matado a nadie. Esto es injusto. No puede matarme. No, no, no.
Me dan ganas de llorar, de gritar y de que alguien me saque de aquí. No soy capaz de aceptar esta situación hasta que repito mentalmente las palabras en mi mente y comienzo a temblar.
- No, no, no. Que alguien me saque de aquí. Por favor, yo no he matado a nadie. Por favor –mi cara es una mueca que nada entre el pánico y la desesperación.
Comienzo a dar vueltas por la habitación. No sé por qué pero de repente me molesta mucho que todo esté tan sucio y lleno de polvo. Me echo el pelo hacia atrás y bufo, intentando recuperar la compostura. Por supuesto, no funciona. Siempre creí que iba a morir en mi cama, durmiendo, siendo vieja. En el fondo todavía pienso que esto no es más que una broma, pero ya se sabe que la negación es la primera fase. Después vienen los llantos. Y en este caso, lo último es la muerte.
Tengo que pensar. Dice que tengo un taladro, y en cuanto lo cojo lo coloco sobre el collar por puro instinto. Después pienso que, si voy más allá, me heriré yo sola. ¿Y si se activa y me mata antes de tiempo? Odio que esté conectado a mi cuello y a los hombros. No quiero morir. Además, ¿qué hago cuando taladre la pared? Tengo que hablar con los demás, pero no sé de qué me va a servir. El cómo podrán ayudarme, ni idea. Dios, por qué no presté atención cuando mi padre ponía bricomanía en la televisión, por qué.
Entre lágrimas, cojo la herramienta y la coloco sobre la pared derecha. Aprieto el botón. Durante un momento se me va, no sé si por los nervios o porque pesa demasiado, o simplemente porque es la primera vez que hago esto y joder, vaya mierda de momento para aprender a hacer agujeros, de verdad. Odio esto. Que alguien me mate. No, mejor no. Que alguien me saque de aquí.
Corey, te elijo a ti *tira pokeball*
Sales de la habitación, y te encuentras en un pasillo lleno de personas. Todas con el mismo collar que tu, todas en la misma situación que tu. Hay por lo menos veinte personas en ese lugar, los desconoces a todos, pero entre todos reconoces a una persona.
Tu mirada se fijo Alfred, y lo reconociste enseguida. Es el hijo de una de las tantas mujeres ancianas y decrepitas a las que estafaste, fingiendo ser una servicial enfermera, ganando su confianza hasta que te dio acceso a sus cuentas bancarias para tomar el dinero de sus medicinas.
Luego, tu mirada se poso en Matt, y reviviste el dolor que sentías antes de conocer a Fitz, la noche en que tu anterior novio fue atropellado por un conductor ebrio. Matt era ese conductor. Reviviste también el dolor que te provoco la justicia ausente, aquella de ojos vendados que sonrió a quién mas dinero tuvo.
A medida que avance el día te abro la escena con Corey.
Me esta surgiendo una duda tremenda, y es el tema de tus hijos. ¿El pj esta fingiendo que los tiene, verdad?
Sí. Estoy trolleando a base de bien. El tío al que mató Matt ni siquiera era su marido, y si le hizo eso a Alfred no fue porque necesitara el dinero sino porque se había dejado llevar por Fitz y lo fácil que era hacer todo eso xD En realidad si te fijas bien durante los monólogos interiores no pongo nada muy comprometedor o que digas "esto es información cierta".
xD Eso es maligno, sin duda
Sí, y necesario para dar pena y que no me voten xD