Partida Rol por web

Santander era una ciudad costera al norte de España, cuyo paisaje combinaba las altas y verdes montañas con las olas del mar Cantábrico. La sierra estaba a escasos kilómetros de la playa por lo que convertían a la ciudad en un lugar sumamente turístico. Además, en verano no era una ciudad especialmente cálida y aunque rara vez salía el sol, podría decirse que llevaban tres días en la que no se estaba mal.

Hoy el día había sido un día climatológicamente hablando bastante especial, pues había amanecido completamente soleado, pero en apenas unos minutos un horrible nubarrón se había posicionado en el centro de la ciudad creando un horrible temporal que invitaba a quedarse en casa.

El cielo está sumamente encapotado, en aquella ciudad parecía ser habitual. Santander era una ciudad costera pero la sierra estaba a escasos kilómetros por lo que el frío y el temporal era normal en el lugar. Desde que os habíais hospedado allí no había salido ni un solo rayo de Sol.

Y cuando habían tomado la decisión de quedarse todo el día en su lugar de residencia, una llamada quebró esa paz.

Al otro lado como era de esperar sonó la voz del Sr. Sacristán, el metahumano que los había contratado como guardaespaldas.

¡Atención, equipo, ha llegado el momento! Ha sucedido lo que estaba esperando, hay un grupo de seis metahumanos cerca de mi casa. Por lo que puedo detectar son un grupo muy variado en el que solo tres de ellos son realmente peligrosos. Los más peligrosos son un metahumano capaz de controlar la electricidad, que con la ventisca que hay puede ser peligroso, ese debería ser el principal enemigo a abatir. También otro capaz de generar terribles terremotos y un tercero que manipula a su antojo la gravedad. Los otros tres son un tipo capaz de regenerarse, regenerar a los demás y pasar sus heridas a sus enemigos, así que lo mejor es incapacitarle sin hacerle ningún daño, y por último una mujer capaz de crear objetos con la mente y otra capaz de ver el pasado y el futuro. 

Os he contratado para que impidáis que me localicen, para que me defandais y evitad, en la medida de lo posible que me encuentren.

Está en la playa que pudisteis ver cuando os reunisteis en mi casa. Con el temporal que hay no creo que haya mucha gente por allí, pero tened cuidado y no dañéis a los inocentes. No es necesario que les hagáis daño, tan solo enteraros para qué han venido y en caso de que venga en mi busca evitar que me encuentren. ¿Alguna duda?

Basilisco se encogió de hombros. Quien pagaba, mandaba. Al menos hasta cierto punto. Si Sacristán no quería hacer daño a aquellos tipos, no se les iba a hacer daño, aunque normalmente se le daba mejor acabar con los problemas de la gente de forma definitiva. Lo cual además, consideraba que era la actitud más inteligente. Dicho esto, una pelea abierta contra seis metahumanos no era su forma habitual de proceder. Prefería actuar con más cautela. Lo que no sabía era

-Incapacitarlos sin hacerles daño.-La voz de Basilisco sonaba metálica y distorsionada. Como un robot con un problema de estática en su caja vocal. Y con la misma inflexión emocional-Necesito estar a distancia suficiente para llegar a tocarlos, pero si eso es posible, no es ningún problema para mí. Dejarlos inconscientes, paralizarlos, lo que sea necesario.  Pero, ¿cómo nos coordinaremos si llegamos a tener que pelear?

No sabía que podía esperarse del resto del grupo. Alguien con una caja en la cabeza, uno que parecía sacado de un circo que hubiese visto días mejores, y alguien que parecía un personaje de una novela de Jane Austen que hubiera sufrido un terrible accidente en una de Julio Verne. Nunca entendería la afición de tantos metahumanos por la teatralidad.

Caja de Pandora se encontraba sentado en un sillón; el viaje había sido largo hasta aquel lugar y el reuma había atacado a su espalda, más aun con aquel frío que calaba en sus huesos. -Si ya sabía yo que no andaba pa' viajar tanto, si es que hay que ser tonto pa' moverse hasta la otra punta del país. -Pensaba mientras intentaba acomodarse cuanto podía. Por supuesto no perdía detalle de los otros sujetos, a cada cual más pintoresco. -La madre que los parió. Vaya juventud. -Negó con la cabeza aunque difícilmente podía apreciarse aquel gesto bajo aquella caja que tenía por casco.

Cuando la voz de Sacristán se hizo presente trató de escuchar tan buenamente como su envejecido oído le permitía, aprovechando para abrir una lata de cerveza a la cual colocó una pajita que introdujo por un pequeño agujero de la caja como si ya estuviese pensado para ello. -Esto si es una cerveza y no la basura enlatada que venden en el pueblo. -Murmuró para si mismo. Por otro lado no parecía preocuparle demasiado el tener que lidiar contra otros metahumanos. -Entonces un chispas, el tío que hace bailar la tierra, el que hace que las cosas pesen y otros tres atontaos. -Resonó su voz casi anciana en el interior del disfraz. -No sus preocupéis, que con este reuma que tengo hoy no será mu' complicao' hacer que se vayan a dormir pronto sin tener que zurrarles. Eso si, si se da el caso de tener que liarnos a guantazos no esperéis que los ponga a vendimiar a base de garrote hasta que no ande mejor de la espalda. -Terminó de decir mientras daba un par de golpes en el suelo con la punta de su bastón.

Por su parte el hombre del sombrero de copa no dijo nada, no le hacía falta decir nada, estaba tranquilamente de pie, al lado de la puerta, una mano apoyada en su bastón mientras que la otra se acicalaba su perilla. Echando un rápido vistazo a los compañeros que se encontraban ahí frente a él, no logró averiguar qué tipo de meta-humanos eran, aunque alguno parecía más que interesante. Finalmente habló:

-Prometo no poner un dedo en ninguno de ellos. -Respondió parando de acicalarse la barba y levantando la mano.

Los metahumanos contratados por el Sr. Sacristán hicieron caso de su petición y se marcharon a la playa que les había indicado. Estaba cayendo una horrible ventisca y los relámpagos y rayos iluminaban y retumbaban por toda la ciudad. No tardaron en llegar al sitio donde le habían indicado.

A más de medio kilómetro de distancia pudieron ver desde el paseo marítimo la aeronave que había caído en la playa. Sin duda debían de ser ello. El aterrizaje parecía haber sido algo aparatoso y la nave parecía gravemente dañada. Pero tenían que ser ellos. ¡Había que detenerles! Pero como aún estaban lejos, quizá era el momento perfecto para analizarse antes de actuar.

Jack se había mantenido distante y silencioso durante todo el día. Alguien podía pensar que era un tipo reservado, que se vestía como un payaso para intentar aparentar ser más extrovertido, pero la realidad era que tenia una resaca de narices. Su mayor pasatiempos hasta el momento había sido intentar dormir, fumar y quejarse sonoramente de lo que le dolía la cabeza por culpa de la botella de whisky barato que se había pimplado la noche anterior.

Finalmente y tras la llamada de Sacristán, se encerró un buen rato en el baño para retocarse un poco el maquillaje y cargar las pilas... al fin y al cabo, enfrentarse con otros "supers" no era algo con lo que bromear. Tras unos largos minutos, salió con otra cara. No se podía decir que estuviese de mal humor, pero Jack no se caracterizaba por ser un tipo simpático ni educado. Se encendió otro pitillo y puso rumbo, junto con lo demás al lugar indicado.

- Joder con la tormenta de mierda - comentó en voz alta intentando encenderse otro cigarro aunque parecía tener más problemas con su propia impaciencia que por la inclemencia del tiempo y pasados unos instantes, optó por la vía más rápida, estampar el encendedor contra el suelo. Tras suspirar y cagarse de nuevo en el temporal, el hombre del maquillaje preguntó abiertamente - ¿alguien tiene fuego? - pero sin esperar respuesta alguna, hurgó entre sus bolsillos hasta sacar un nuevo encendedor y seguir intentando, esta vez con éxito, encenderse un buen cigarrillo.

- A ver... ¿Cual es el plan? El nuestro claro... - aclaró - ¿de verdad vamos a enfrentarnos a otros sin matarles? - obviamente esa parte del acuerdo le molestaba y no tenia ninguna intención de seguirla si la cosa se complicaba lo más mínimo - matar o que te maten, es ley de vida - pensó para sus adentros - a ver tú, cara-caja - soltó señalando con la cabeza hacía Caja de Pandora - ¿que puedes hacer? - le preguntó - ¿Encerrarte en ti mismo? Jajaja ¿Y tu de dónde te has escapado? ¿De un campo de concentración? - se rió esta vez de Basilisco. Sin embargo, después de negar brevemente con la cabeza se callo y adoptó un semblante más serio. No había venido a hacer amigos, pero si la cosa se complicaba debían tener un plan.

No podía dejar de estar de acuerdo con Cuchillo Jack. Aquella tormenta era una mierda. Y matarlos sería más conveniente. Lo que demostraba que incluso un reloj parado daba la hora correcta dos veces al día, porque no creía que fuese a estar de acuerdo mucho más a menudo con un tipo que parecía que sustituía los baños con enjuagues con alcohol.

-No matarles es por lo que nos pagan, y no tengo interés en hacer algo por lo que no nos paguen. Así que no matarlos es lo que vamos a hacer. Y mi plan, a no ser que tengais algo mejor, es no enfrentarnos a ellos. Ofrecerles la oportunidad de parlamentar. Primero, porque si entramos atacando, nos verán como un enemigo a abatir desde el principio. Pero hay mucha gente que intenta labrarse una reputación de héroe que se piensa dos veces partir en dos a alguien que sólo está haciendo su trabajo. Y segundo, porque si podemos acercarnos lo suficiente para hablar, nos dará la oportunidad de usar nuestros poderes a los que necesitamos usarlos a corta distancia. Mis poderes me permiten tomar el control de su funcionamiento biológico. Es decir, que si los toco, puedo ordenarles a sus células que se regeneren más rápido y curen sus heridas, a su corazón que deje de latir o dejarlos inconscientes. Pero no sirve de mucho si antes de llegar a ellos he recibido un rayo en el pecho.

Miró de arriba a abajo al fugado del circo.

-¿Y qué se supone que puedes hacer tú? ¿Enseñarles cómo maquillarse sin que se corra con el agua?¿O es cómo quedarte encerrado en una caja invisible?

Por su parte, Speculum decidió intervenir en lo que quizás fuera un mal comienzo y todas las cosas malas que vendrían para aquel grupo de sicarios, con un semblante serio mas educado, decidió detener la pelea futura, o al menos intentarlo, y a su vez tratar de dar un plan para la ocasión, al menos uno que no fuera un fracaso absoluto o consistiera en ir de cara.

-Nuestros enemigos son ellos -dijo mientras señalaba con el bastón hacia la playa- recordadlo.

Posando el bastón en el suelo y poniendo sus enguantadas manos sobre este, miró hacia aquella playa, tratando de ver al grupo de enemigos que tendrían que enfrentarse, no le agradaba en absoluto que tuvieran poderes tan poderosos, controlar el clima, el espacio... ver el futuro... Mala cosa.

-Podemos ir de uno en uno y usar nuestras propias estrategias sin que nos choquemos entre nosotros, o quizás podemos tratar de confiar entre nosotros y dar con un plan medio decente que nos pueda servir. La decisión es vuestra... ¿Alguno tiene alguna habilidad minimamente equiparable con esos sujetos?.

Estaba dispuesto a dejarle su mechero al hombre maquillado hasta que este abrió la boca para reírse de él. -Encerrarme a mi mismo no, pero igual a ti te puedo encerrar en el hospital durante un tiempo, payaso. -Respondió a las palabras de Cuchillo Jack. -Suerte tienes de no pillarme veinte años más joven. Pero como dice aquí el caballero del sombrero no estamos pa' discutir entre nosotros, estamos pa' hacer el trabajo así que mejor llevarnos bien mientras andemos por el mismo camino. -Con el dolor de espalda que tenía no estaba para muchas tonterías, pero sabía perfectamente que matarse entre ellos no llevaría a ningún lugar si tenían querían cobrar la recompensa.

-Pa' usar mi poder tengo que estar a cierto rango. Puedo traspasar mis problemas de salud y heridas, así que si los tengo cerca puedo hacer que esos mozos sientan lo que es envejecer de golpe cincuenta años o esperar a que alguno me haga algo pa' devolverle el golpe. Así se quedarían quietos y sin tener que mandarlos pa'l otro barrio. -Tampoco es que él estuviese interesado en matar a nadie, ya bastantes problemas tenía en su día a día. -Pero si vosotros sus queréis acercar a hablar con ellos podemos hacerlo, en el peor de los casos habría que despachar al chispas y al médico ese que tienen.

A lo lejos pudieron ver como un grupo de siete personas, aparentemente 5 mujeres y dos hombres, salieron de la aeronave que había impactado sobre la playa. Algo aturdidos y confundidos salieron del vehículo y se quedaron allí parados. Parecía que estuvieran comprobando que todos estuvieran bien cuando una corriente de aire empezó a materializarse delante de ellos.

De aquella corriente se podía decir que era similar a la de un tornado, aunque quizá era demasiado grande, pues aquellas formaciones meteorológicas eran capaces de devastar ciudades y lo que estaban empezando a ver formarse frente ellos era algo muchísimo más pequeño, aunque no por ello dejaba de ser sospechoso e incluso peligroso.

Asintió, reconociendo lo acertado de las palabras de Speculum. Por muy irritante que fuese Cuchillo Jack, no tenía sentido empezar a discutir entre ellos. No cuando tenía asuntos más apremiantes, y adversarios que probablemente estaban más que dispuestos a acabar cualquier pelea que ellos empezaran.

-Es cierto, cualquier diferencia entre nosotros puede esperar. Y parece que no vamos a tener mucho más tiempo antes de que nos toque actuar.-Dijo, señalando la nave que acababa de llegar. De una forma, por cierto, bastante extraña.-Si nadie tiene otro plan, les sugiero que me dejen al tipo que puede traspasar sus heridas a mi, porque intentar dañarlo se volvería en nuestra contra.-No sabía cómo reaccionaría a los poderes de Caja de Pandora, aunque mejor no correr riesgos a no ser que estuvieran en un apuro- Aunque averiguar cual es cual puede no ser fácil.  Si tienen poderes que no necesiten estar cerca para actuar, podrían mantenerse a distancia hasta que sea el momento de usarlos. Idealmente, fuera de la vista, aunque no sé si ya nos han visto. Los demás, o al menos uno de nosotros, podríamos acercarnos a hablar con ellos y tantear la situación. Y creo que deberíamos estar atentos a sorpresas. Sacristán no dijo nada de poderes climáticos, pero este tiempo no es normal.-Se preguntó si podía ser una manifestación del poder de la mujer que podía crear objetos. ¿Quizás también podía crear tornados? O quizás el tipo con poderes eléctricos podía crear tormentas enteras. Aunque tampoco parecía que los de la aeronave tuviesen la cosas demasiado controladas. Fuese como fuese, allí había cosas que no le gustaban. Pero eso era parte del trabajo, siempre había cosas que no podías prever. Y una de las razones por las que su sueldo era tan alto.

-¿Vamos, entonces?

Speculum bajó su sombrero sobre sus ojos y decidió continuar con el camino, había un trabajo que hacer y no iba a quedarse atrás a la hora de hacer cosas, mucho menos si el de los terremotos podía tirar el saliente en el que se encontraban, o el que controla la electricidad fuera capaz de mandarles un rayo que los dejara fritos.

-Si se me permite, me gustaría ser el primero en hablar con ellos. -Comentó- Si la situación se sale de control usaré mi poder y haré que ellos mismos sean los encargados de incapacitarse o matarse...

El hombre del sombrero de copa torció la boca antes de continuar.

-Si aún así no fuera suficiente, agradecería una ayuda urgente. Usando mis últimas fuerzas los "cegaría", momento en que tendríamos que actuar para desarmarlos, noquearlos... o lo que fuera necesario.

Jack se había reído bastante con las puyas que le lanzaron... él era el primero en reírse de si mismo y sabía de primera mano que su presencia era más irritante que meterte un cactus en los calzoncillos - esta bien, esta bien - comentó ante la petición de mantener la paz - no me caéis tan mal como pensaba... quizás os invite a un trago cuando todo esto acabe... a los que sobrevivan, claro- aclaró.

Sin embargo, seguía fumando como si tal cosa mientras maldecía de nuevo el temporal, por dentro la cosa se iba poniendo seria. No solo algunos de los poderes rivales eran preocupantes sino también alguno de otros con los que formaba equipo - si a alguno se le pasa por la cabeza acabar con el resto al finalizar, será una tocada de huevos - pensó mientras intentaba idear un plan por si eso sucedía - Lo único bueno, es que atacar al cara-caja a traición podría ser un método a tener en cuenta si este puede pasar sus heridas a los rivales - sabía que él mismo podría ser objetivo de ese tipo de poder, pero llegado el momento tocaría improvisar.

- Yo también creo que esta tormenta no es muy normal, con un poco de suerte no vamos a ser lo únicos contratados para cazar a esos mamones - aunque Jack sabía que esto no era muy probable, no iba mal tener un poco de esperanza de vez en cuando - adelante Showman pero yo prefiero mantener las distancias - contestó a Speculum - y si puedo pillarles por sorpresa, uno de mis cuchillos será lo último que sientan en sus miserables y efímeras vidas - concluyó apurando una última calada, lanzando un buen escupitajo al suelo y empezando de nuevo la pelea con el encendedor y otro pitillo.

-Yo sus acompañaré, al fin de cuentas de ná' sirve que esté lejos. -Ya no solo para poder actuar sino que tampoco tenía muy bien el oído y la vista como para enterarse de lo que sucedía si no estaba a cierta distancia. -Ahora si una cosas sus voy a decir, si empiezan los golpes no creo que tenga yo el cuerpo pa' ir mu' lejos. Uno ya no tiene la agilidad de cuando era un mozo por desgracia. -Por suerte si se quedaba atrás y recibía podría dar algo de guerra.

Tras haber dicho aquello sacó su cajetilla de tabaco, encendiendo un cigarro antes de abrir un pequeño compartimento de aquella caja por donde alcanzaba a su boca para fumar tranquilamente, no por nada aquella "máscara" la había fabricado a medida. -Tal vez esta tormenta sea cosa del chispas ese. Don Sacristán dijo que usaba la elecricidad, pero no mencionó si la lanzaba por su cuerpo o por otros medios. -Ciertamente no le hacía gracia pensar que le podía caer un rayo en la cabeza, pero tampoco había muchas más opciones ahora mismo. En cuanto a la oferta de Jack hizo un gesto apuntando con el cigarro. -Ahora nos comenzamos a entender. Si hace falta yo llevo una baraja pa' echar el rato mientras bebemos.

Antes de que llegasen a acercarse vieron como un muro de arena se levantaba entre la corriente de aire y los recién llegados. Pero aquella arena se despejó en un momento por el minitornado.

A los pocos segundos, una mujer salió de él. Era joven, de aspecto africano y con un color de pelo cano que no hacía referencia a la edad que aparentaba. De pronto, aquella mujer creó dos copias de sí misma y juntas se dieron la mano formando una barrera eléctrica.

Efectivamente había aparecido un nuevo metahumano del que Sacristán no había avisado, y no parecía estar relacionado con ellos.

Estupendo. O bien los otros eran más numerosos de lo que creían y tenían miembros adicionales, o bien había un tercer bando del que no sabían nada. Y a juzgar por las expresiones de los metahumanos de la nave cuando habían aterrizado, parecía que la segunda opción era la más probable. Pero relacionada con los otros o no, parecía que estaba dispuesta a convertirse en un obstáculo.

Basilisco había seguido a Speculum de cerca, dejando que su compañero tomase la delantera, pero manteniéndose a una distancia corta por si era necesario asistirlo si la conversación pasaba a batalla. Se quitó los guantes y los colocó en su gancho en el cinturón.

-Toda tuya, Speculum.-dijo.-Veamos qué quiere. Pero será mejor que no les quitemos los ojos de encima a los otros. No me gustaría que el plato principal se nos escabullera mientras estamos distaídos con el aperitivo.

Era algo más que evidente que esto quizás no resultara tan bien como aquel hombre tenía pensado que pasara; pero sea como fuera, era un obstáculo que tendrían que tratar de superar, si bien de una forma o de otra, el caso es superarlo. Carraspeando levemente, Speculum dio un paso al frente y habló, poniendo su bastón clavado en la arena entre el y ella.

-Disculpe Señorita -Dijo con una amplia sonrisa- Si desea pasar a través de nosotros deberá de... dejar de electrificarse, duplicarse y agarrarse las manos... ¡Realmente es complicado que siga su camino si está ocupando tanto espacio!.

Tras decir esto, el caballero agarró el bastón nuevamente y se apartó del camino que la mujer parecía que iba a recorrer, a fin de cuentas, el contrato no hablaba de ella y mucho menos de sus habilidades, por lo que dejarla pasar era algo más que lógico. ¿O acaso trabajaban de gratis?. Exacto, no.

Caja de Pandora se llevó una mano a la cabeza para rascarse el pelo, o al menos esa fue la intención pues chocó con su propia máscara, al ver a aquella mujer usando esos poderes. -¿Pero el chispas no era un mozo? -Preguntó al aire al ver aquella barrea eléctrica. -A mi me da que nos han estafao', que aquí hay más película de la que nos han contao'. -Nadie había mencionado nada de aquella mujer, aunque también estaba la posibilidad de ser alguien ajeno o algún tipo de ayudante de último momento.

Al ver que Speculum se iba a encargar del asunto prefirió quedarse en el lugar, terminando aquel cigarro antes de tirarlo al suelo. -Pues si que es educao' el mozo este, y eso que se supone que somos la cosa mala aquí. -Mientras dejaba al contrario hacer el se dispuso a mirar los alrededores desde su posición. Bien lo que se dice bien no veía, pero al menos podría darse cuenta de si alguien más se movía por el entorno o llegaba algún otro vehículo.

 - Vamos, vamos - gañaneó Jack - encargaos de esta furcia y continuemos con lo nuestro - añadió a los dos que se había adelantado - si se ha puesto en medio es por algo y ya tendremos tiempo de hacernos los diplomáticos luego showman. Y que yo sepa, ella no está incluida en el trato, así que... - no acabó la frase, no hacía falta para saber las claras intenciones del mercenario de sacarla del tablero por las malas.

Puede que quizás más tarde los números no estuviesen a su favor y lo ideal sería evitar el enfrentamiento, conseguir tiempo para Sacristán y todo el mundo volviese sano y salvo a su casa, pero ahora eran cuatro contra uno.

Jack dio otra calada al cigarro y entrecerrando los ojos por la tormenta se dirigió esta vez a la mujer que había aparecido - SERÁ MEJOR QUE TE APARTES GUAPA, QUE LOS HOMBRES TIENEN TRABAJO QUE HACER - le espetó con descaro mientras apuraba otra calada del pitillo.

Después de todo, Caja de Pandora decidió seguir a sus compañeros y quedarse junto a Basilisco. De nada servía quedarse tan lejos cuando los otros tres habían decidido acercarse.