Partida Rol por web

Gritó hasta que se le quebró la voz con un sollozo por puro pánico. Laura hizo lo correcto, joder, hizo lo correcto. Las tripas se le revolvieron y la comida que horas antes había compartido con  sus compañeros le empezó a subir por la garganta. Se movió a trompicones intentando cambiarse de lugar y vació el estómago tras una de las butacas.

-Joder-tosió entre salivazos y sollozos-JoderJODER.-Se detuvo con una nueva arcada pero de ahí no iba a salir más. Estaba enfadada con los imbéciles que habían sudado de todo, se habían hecho los listos y habían acabado entrando ya fuese por ir de rebeldes o por seguir al grupo. Estaba enfadada con Nerea y con Javier porque ellos sabían quiénes eran y lo que podían hacer los dos gigantes y aun así habían seguido adelante. Estaba enfadada consigo misma porque lo más parecido a un arma eran las clases de defensa personal que sabía que no servirían de nada contra los dos gigantes.

-noquieromorir,joder-miró a su alrededor. Aquellos sitios tenían salidas de sobra, era algo que por ley debían tener, ¿no? Como lo de los planes de evacuación o algo así, para incendios y cosas de esas. Agarró a quien tenía más cerca sin pensar en quien era-salidas de emergencia. Tiene q-que haber en alguna parte-mientras hablaba soltó a quien había sujetado unos instantes y se separó intentando encontrar otro acceso aparte del que habían bloqueado los gigantes para evitar que el resto tuviese que ganar tiempo de más(porque no tenía esperanzas de que saliese bien un encontronazo cuerpo a cuerpo con ellos).

Los ojos del muchacho regresaron hacia el grupo que poco a poco iban adoptando unas poses defensivas aunque algunas más ofensivas como una de aquellas chicas que les habían avisado del peligro que corrían. Un alarido de auténtico dolor hizo a Ulises girarse hacia su origen, y presenció a uno de esos enormes gemelos asesinándolos. El joven se quedó petrificado, nunca antes había presenciado algo similar, tan solo en las películas, series de televisión o videojuegos. Nunca se llegaría a imaginar que sería testigo de un asesinato. Y aunque su cuerpo se hubiera quedado estático, su corazón continuaba latiendo completamente desbocado. Quería correr hacia las dos personas que yacían en el suelo para intentar hacer algo por ellas pero estaban muertos, no cabía duda, aparte, no hubiera podido hacerlo por la parálisis momentánea que estaba sufriendo y porque esos tipos no parecían tener intención de permitírselo. Los quería matar a todos.

¿Por qué?

Se preguntaba una y otra vez dentro de su cabeza. ¿Por qué les estaban haciendo daño? Además siendo de los suyos por las capacidades que poseían, pues el brillo de sus cuerpos delataba que también eran metahumanos. Deseó con todas sus fuerzas que todo aquello fuese una mera ilusión y que les estaban poniendo a prueba de alguna manera. Pero la conversación que uno de los gemelos estaba teniendo con otra persona a través de un pinganillo le arrebató toda esperanza.

Tragó saliva forzosamente en el momento en que sus ojos vieron a aquel que se convirtió en una especie de demonio y que estaba retando a la que invocó los puños americanos. Y a esta les estaba siguiendo otros más para ayudarla a enfrentarse a él. De pronto se vio arrastrado por alguien, toda una bendición porque eso le hizo reaccionar. Era la chica de cabello anaranjado (María), que le susurró que debía haber salidas de emergencia en alguna parte. Ulises, aun impactado por lo que estaba ocurriendo, asintió con la cabeza y echó a correr en sentido contrario a la puerta bloqueada para buscar otra, es cierto que debía haber más salidas, solo esperaba que no estuvieran también bloqueadas.

Cuando el chico le puso la mano en el hombro volvió a sobresaltarse, estaba demasiado alterada y obcecada con aquella puñetera puerta. A penas escuchó lo que estaba diciendo, no podía parar de observar el techo cubierto que cabía la posibilidad que cediese si no lograba mantener sus nervios a raya.

"No estás sola..." "Somos muchos..." - Paró de intentar forzar la puerta dándole una patada con frustración y lo miró.

- ¡N-no, escucha, no lo entiendes, eso es lo que me preocupa! - Pretendía explicarle qué podría pasar, cuando vio a aquellos bestias apuñalar a dos de las personas allí presentes. Le costó reaccionar, se sintió fuera de sí misma, como si realmente no estuviese ocurriendo, como si fuese una mera espectadora del desastre detrás de una pantalla de televisión o a través de un sueño, y por un momento se olvidó de respirar, quizá lo que estaba ocurriendo realmente era que estaba sufriendo algún tipo de crisis. 

Cuando volvió en sí, tragando aire a bocanadas, ya no había nadie a su lado. Por algún extraño motivo, en lugar de ese sentimiento de miedo que sentía constantemente había odio, una rabia que pocas veces sentía, que lo invadía todo y le costaba gestionar. Se quedó mirando fijamente al gigante del pinganillo olvidándose de todo y todos por un momento, incluso del demonio, sin ser demasiado consciente todavía de lo que estaba haciendo. Y entonces se soltó, liberó todo control, dejando aquella energía que estaba empezando a conocer escapar en dirección a aquel hombre que los quería matar a todos.

La joven aún estaba confusa por lo que acababa de experimentar cuando un grito la saco de sus propios pensamientos. Su mirada fue directa al lugar del que prevenía y al ver como ya había dos personas en el suelo con heridas bastante considerables sus piernas temblaron ligeramente. No era ninguna alucinación, esos tipos estaban fuera hacia un momento y…

La joven paro su pensamiento en seco y se llevó la mano a la cara mientras se esforzaba por intentar esclarecer todo lo que ocurría. Sabía que iba a llegar un momento en el que no pudiera distinguir  que era realidad, que era parte de su poder y que era parte de las ilusiones de su enemigo. Pero aquello había sido demasiado brusco.

Su mirada se fijó en los gigantes y en quienes parecían estar intentando pelearlos. Ella no tenía la capacidad para intentar hacerles nada y fácilmente seria sacada de combate si intentaba hacer alguna tontería. Se levantó del suelo y corrió al refugio de algunas de las butacas, escondiéndose de ellas con la espalda apoyada mientras pensaba que demonios podía hacer.

Su poder le había mostrado algo, pero ese algo no parecía ser de ese lugar, ni si quiera parecía ser algo del pasado. Parecía más bien un puzle directamente, como si su mente o directamente a quien estaban enfrentando le hubiera puesto un rompecabezas. O al menos aquello era lo único que tenía algo de sentido. Necesitaba tiempo para pensar en ello, pero tal y como estaba la situación era imposible que pudiera pensar con claridad.

Javier cerró los ojos para no mirar a los cuerpos mientras que intentaba centrarse en que nada de eso era real, que era cosa del Ilusionista y estaba jugando ya con sus mentes. Se sentía como un idiota intentando ayudar a alguien cuando él no había hecho nada de nada antes.

Vio como todos se preparaban para usar enfrentar a esos bichos y el ver como uno se convertía en una especie de demonio, supo que algo estaba afectandole, al menos tenia la certeza de que los demonios no existían y estarían jugando con su cabeza, con su mente.

Su mente.

-​María, escucha. Intenta controlar a uno y que golpee al otro -dijo Javier mientras buscaba con la mirada las salidas de emergencia- yo intentaré comprobar todas las salidas, soy el más rápido. No te acerques a ellos y juega tu mejor baza.

Allí estaba Carla con sus dos puños americanos en las manos, el caos a su alrededor, y uno de los gigantes amenazándola mientras se transformaba, justo después de haber matado a dos de los presentes en la cola de espera de la entrada, Carla trago saliva aquellos puños americanos le parecieron poca cosa para lo que tenía delante. Si no daba un paso atrás y salía corriendo, era porque estaba hasta los ovarios de no poder salvar a nadie, y tenía la convicción de salvar al menos a alguno de los allí presentes.

Lo curioso de todo aquello, era que pese a la preparación de Carla en combate cuerpo a cuerpo y artes marciales, su capacidad más útil en aquel momento no procedía de aquello, ni de sus poderes, provenía de los videojuegos, aquello parecía una batalla contra el jefe final, y debian pelear todos juntos, lo primero era analizar los ataques del "jefe final" y lo segundo atacar usando los puntos débiles del mismo. Carla miro alrededor , lo primero protegerse y lo segundo atacar."necesito un escudo resistente y ligero, ya se , un escudo de los antidisturbios, y algo para atacar con más alcance, su cuchillo estaría bien" la mente de Carla ya sabía lo que quería, ahora tenía que conseguirlo, Carla guardo sus puños americanos en los bolsillos del pantalón - Quereis matarnos y ni siquiera sabemos por que, y atacais por la espalda como.unos cabardes¿No os divertiriais más si nos preparamos un poco?- con sus palabras Carla ganaba tiempo para materializar unos nuevos objetos.

El ataque de los dos gigantes pilló a la mayoría por sorpresa. Eugenia sacó su bate de béisbol para defenderse e instantes después AJ se giró hacia el que se acababa de convertir en demonio. Y entonces un par de rayos brotaron de sus ojos directamente contra él estampándolo contra una de las paredes del estadio y dejándolo completamente carbonizado. El muchacho se sorprendió al ver la capacidad de sus poderes en una situación tan límite como aquella, pues él mismo desconocía que era capaz de hacer algo así. Después cayó al suelo prácticamente inconsciente. Había usado una gran capacidad de su poder y eso lo había dejado excesivamente agotado. Necesitaría un poco de tiempo para recuperarse, justo algo que no tenían en ese momento.

María miró a su alrededor buscando una nueva salida de emergencia, y justo al otro lado del campo se hallaba una nueva puerta. Seguro que si salían por allí encontrarían el lugar por el que escapar. Ulises salió corriendo hacia ella y la empujó viendo que efectivamente estaba cerrada y que podrían escapar por ella.

Después, la chica que estaba aporreando la puerta que estaba cerrada se giró para observar nuevamente la situación y entonces el edificio empezó a temblar. Una grieta en el suelo dividió el terreno desde el punto en el que se encontraba y fue hacia el otro gigantón. El edificio temblaba y algunas de las luces se fundieron por la magnitud del temblor y entonces el hombre cayó en el agujero que Rebeca había creado dándoles la oportunidad a todos de escapar de allí por la puerta que Ulises había encontrado. Además, un foco cayó del suelo creando un fuerte estruendo. La zona ya no era segura y no podían quedarse demasiado tiempo allí.

Finalmente Carla materializó uno de los escudos de los antidisturbios, aunque ahora mismo no le serviría ya de nada. Y el cuchillo que acababa de ver, también se creó pero tan solo duró unos segundos en su mano y pronto desapareció de nuevo.

Tras ver cómo el príncipe de las tinieblas acaba de marcarse un torrezno con el demonio a por el que ella iba, Eugenia agradeció tenerle allí dentro, pena que justo mientras formulaba este pensamiento el siniestro cayese en redondo.

Bueno, había cumplido con creces, pensó mientras echaba una visual en derredor. Tenía unas ganas bestiales de ir a por aquel segundo gigantón pero si aquel greñudo le había medio salvado el culo, se veía en la responsabilidad de ponerlo a salvo.

Al ver a aquellos que habían logrado llegar a una salida de emergencia y abrirla, decidió tratar de dejar al electric bugaloo con ellos o en lo que quiera que hubiese tras la puerta antes de ver si alguien necesitaba una ayuda más activa.

Suspirando, se agachó para tratar de reanimarlo, peor haciéndose a la idea de que lo mejor sería quitarlo de en medio. A ver si recargando las batería un rato les sorprendía cual conejo de duracell con un retorno por todo lo alto. Mientras trataba de ponerse en pie, Eugenia se concentró en tratar de hacer aquel bulto más transportable.

Antonio pudo creer lo que había sucedido. De sus ojos habían brotado rayos literalmente, impactando contra el cuerpo de ese gigante con cuernos demoníacos y carbonizándolo por completo, con una facilidad pasmosa.

Era la clase de cosa por la que hubiera pagado por ver en una pantalla de cine. Un tipo con superpoderes friendo con sus rayos a otro. No obstante, AJ estaba confundido, porque por supuesto él no tenía ni idea de que sus habilidades podían llegar a esos límites. Hasta el momento, había utilizado sus manos para arrojar rayos por ellas, pero nunca le habían salido por los ojos.

Ni siquiera tuvo tiempo de plantearse un porqué, ya que en ese momento se desplomó de bruces en el suelo, claramente debilitado. Había usado tanta energía en su ataque que ya no le quedaba más. Sus ojos se entrecerraron y no supo cuánto tiempo permaneció allí, tendido en el suelo. Solo llegó a ver a la mujer del bate de béisbol haciendo lo que podía para arrastrarle.

-¿Está muerto? -preguntó, en un claro tono aletargado, aún con los ojos casi cerrados.

Ulises no pudo comprender lo que quería decir Rebeca, pero no tuvo tiempo de quedarse allí esperando que se explicase mejor porque tenía que buscar una salida lo antes posible. Ya dos personas habían sido asesinadas y por las órdenes que estaba recibiendo uno de ellos, habría más si no conseguían salir de allí.

Durante su carrera, le llegó el sonido de electricidad a sus espaldas, cosa que le hizo girarse para comprobar de qué se trataba pudiendo ver a uno de los gigantes bien frito. Supo que el responsable de tal hallazgo fue el chico de la melena larga que cayó al suelo agotado. Ulises estaba alucinando, y tras asegurarse que otros iban en ayuda del joven, volvió a darse la vuelta para ir hacia la puerta que acababa de ver con la esperanza de que pudiesen salir por allí.

Pero otra cosa lo interrumpió, esta vez un terrible terremoto que le hizo perder el equilibrio y hacerlo caer al suelo. Esa vez no miró atrás, no quiso hacerlo. Entre jadeos apresurados se volvió a poner en pie y terminar de acortar distancias con la dichosa puerta. En el momento que comprobó que se abría, sintió un enorme alivio. — ¡¡Aquí!! ¡La puerta está abierta! ¡Vamos! — gritó con fuerza hacia el grupo que creía que aún se defendía del otro tipo que restaba, pero lo estuvo buscando con la mirada y no lo encontró. ¿Es que había desaparecido? No llegó a presenciar como la tierra se lo había tragado pero sí que se fijó en la enorme grieta que atravesaba la estancia, y como no, los temblores. El edificio parecía que cedería en cualquier momento.

Ulises mantuvo la puerta abierta de par en par a la espera de que todos saliesen.

Rebeca seguía de pie en su sitio, seria, sin atreverse a mover un pie y sin llegarse a creer del todo que acabase de despeñar por aquella grieta a un hombre. <<Bueno, parafraseando a papá, a un hombre no, a un monstruo>>. En aquella situación y después de haber visto sus intenciones no podía calificarlos de otro modo. Sabía que en el fondo, no se arrepentía en absoluto de lo que acababa de hacer, pero el foco que se estampó cerca de ella le hizo volver a ser consciente del peligro. Echó una mirada rápida al pabellón valorando todos los desperfectos más evidentes, tal vez no cediese, pero sería mejor prevenir y salir pitando de allí antes de arriesgarse a convertirse en parte de los escombros. 

Al otro lado el chico de antes gritaba, habían conseguido abrir una puerta, así que bordeando la grieta a una distancia prudencial se dirigió allí a toda prisa. Observó gente rezagada, sería mejor advertirlos:

- ¡Hay que salir de aquí, deprisa! - gritó señalando hacia la puerta, no quiso pronunciar la palabra “derrumbe” para que no cundiese el pánico, ya estaba ella bastante asustada como para transmitir esa sensación al resto.

Pasó como un suspiro por el lado del chico desmayado al que ya estaban ayudando y entonces se percató del otro gigante churrascado contra la pared, no había sido consciente de qué había ocurrido hasta ahora pero prefería no preguntar, siguió con su camino hacia la salida.

Allí estaba Carla con su escudo de antidisturbios, con la palabra policía bien grande al frente, todo había pasado muy rápido, el rayo provocado por el heavy de manos enguantadas, el temblor y la grieta en el suelo, la gente corriendo a otra salida y gritando asustada, y aún así a Carla lo que le había llamado la atención era que aquel cuchillo que llevaba el gigante había desaparecido al obstante de crearlo, algo no le cuadraba y le hacía sospechar. Se enfrentaban a alguien que creaba ilusiones después de todo ¿y si el cuchillo no se había materializado porque no lo había visto de verdad? Después de todo aquello era la primera vez que le pasaba, normalmente cuando sus poderes no funcionaban bien, aparecía otra cosa similar.

Carla se acercó a la chica del bate y al chico Heavy para ayudarlos.- Usemos el escudo de camilla, es grande, entre las 2 podemos con el sin problemas.-le comento a la chica del bate, luego constesto al agotado chico de negro.- eso parece.- luego miro a la chica del bate.-pero no os fieis, tengo sospechas de que han sido ilusiones.

La joven se había escondido con intenciones de intentar pensar que podían hacer, pero un destello a sus espaldas la hizo asomar la cabeza por encima de las butacas entre las que se escondía. El ver a ambos gigantes fuera de juego la sorprendió, parecía que los meta humanos algunos de los meta humanos que había en aquella sala tenían algo que el pequeño grupo que habían formado hace pocos días no tenia. Potencia de fuego. Y no precisamente poca.

No tuvo mucho más tiempo para pensar pues el precipitarse uno de los focos contra el suelo junto con el grito de que habían encontrado una salida de emergencia le hizo darse cuenta que había que moverse. Se coloco en pie como pudo para iniciar una carrera hacia donde habían abierto una de las puertas de emergencia.

Su mirada se desvió levemente hacia las dos personas que había en el suelo con herida de arma blanca. No podía dejar de pensar que, de haberles convencido de no entrar ahora no estarían muertos. Aun sintiéndose culpable de los hechos aparto la mirada como pudo y siguió corriendo hacia la puerta. Poca cosa mas podía hacer.

Javier empezaba a concentrarse para usar sus poderes cuando vio al lanas freír, como si fuera fácil, al endemoniado y eso le distrajo quedándose petrificado. ¿Era una ilusión todo o en realidad había frito al tipo?, pero lo peor fue esa griets que se comió al otro. ¿Que coño estaba pasando?. Estaba flipándolo en colores pues dos de los que estaban presentes habían acabado con los gigantes como si nada.

El golpe del foco contra el suelo le trajo a la realidad.

Seguro que eran ilusiones -pensaba mientras veía al tipo abrir la puerta de emergencia- tened cuidado -avisó mientras cogía de la muñeca a María y se dirigía hacia la puerta- a lo mejor no lleva a donde creemos. Estaos preparados.

-Ya viste que mi control no dura casi nada sobre ellos-replicó a Javier quien,inexplicablemente, pretendía acercarse a "saltos" a uno de ellos.

Corrió hacia la puerta solo segura de que alguien iba con ella por el sonido de los pasos apresurados  de Ulises. María dio con la puerta e intentó abrirla,  después lo intentó él.

-¡NO!-golpeó la puerta como si tuviese la culpa de estar cerrada y se volvió hacia la escena que transcurría a sus espaldas. Todo tembló y por un momento pensó que acabaría provocando un derrumbe pero el único que sucedió fue el del chico metalero. Por suerte para todos Ulises fue más espabilado que ella y volvió a probar suerte con la puerta y esta se abrió dándoles una vía de escape.

-¿Tenéis coche?-preguntó en voz alta aproximándose al grupo con la intención de ayudar a llevar al inconsciente pero siendo interceptada por su compañero. Miró a Carla,ocupada en colaborar usando el escudo que había creado y después a Nerea intentando encontrar sus ojos:aquella gente tenía que ir a la base y Chamán se ocuparía del chispitas.

-¿No puedes sacarle?-tiró de Javier sin llegar a detenerle para indicar hacia Carla,la chica de los huevos gordos y el metalero durmiente-al menos para avanzar un poco. Por la calle no va a ser bonito de ver.

Eugenia se acercó sobre AJ e instantes después se lo colocó en el hombro como quien llevaba un simple trapo de cocina sin necesidad de que Carla la ayudase con su escudo de policía. 

Después Chamán, el chico afroamericano que iba con el grupo se acercó sobre Aj y tendió sus manos sobre él. El muchacho no tardó mucho más en recuperar la consciencia. Aquel hombre tenía también superpoderes, parecían curativos o quizá de regeneración. 

Tras aquel acto, se dirigió hacia la puerta que había abierto Ulises junto al resto.