FLASHBACK - 1
26 de marzo de 2010, 17:45, oficina.
Informes, papeleos, reuniones... La vida soñada. Años hacía que John no tenía la obligación de tocar una sola línea de código. Si lo seguía haciendo, era exclusivamente por su propio placer. Sus empleados le tenían por un jefe modélico; capacitado para la gestión y con amplísimos conocimientos de informática. En el otro extremo de la línea estaba Mark, el socio principal de John en la empresa. Un comercial nato, dotado de la más absoluta torpeza mecánica y del peor cerebor matemático que Weaver había visto en su vida.
Mark era un vendedor de humo, un vividor y un amante de los excesos. Se pavoneaba por la oficina soltando conceptos informáticos aberrantes todo el día. Lo que no se podía negar es que este socio vendía. A veces incluso demasiado. Justo por ese motivo, John sabía que hoy no saldría de la oficina hasta tarde. Mark había vendido un paquete integrado de seguridad con unas prestaciones casi imposibles de cumplir. El equipo técnico estaba más que superado desde el miércoles anterior, tratando de encontrar soluciones a problemas que ni la Nasa se había planteado.
Era cierto que el contrato conseguido por Mark podría darles millones, pero... ¿a qué precio? Lo que John tenía claro es que, si querían llegar en fecha, tendría que sentarse frente a un teclado, como en los años de la fundación de la empresa, cuando eran un pececillo nervioso en un mar de tiburones en el sector.
La parrafada en C++ no tenía misterios para él. Sin embargo, era de una extensión monstruosa y, cada vez que pasaba el debug, le salían páginas de fallos. Se centró en la pantalla, ignorando el teléfono que no paraba de sonar. Posiblemente fuera su esposa... ella ya sabía. El reloj dio las 18:00, pero nadie se levantó del sitio; sería noche de pizza y código.
Gwen, la secretaria, se le acercó con un paquete en la mano. Era del tamaño de una caja de zapatos, envuelto en papel marrón.
- Señor Weaver, acaba de llegar esto para usted.
Depositó el paquete sobre la mesa con cierta aprensión. No era para menos. Un líquido espeso traspasaba la parte inferior de la caja, manchando la mesa.
Prólogo iniciado. En la otra escena te solicité una breve historia personal... mea culpa, ya la tenía en mensaje privado. Sin embargo, puedes extenderte a gusto. Esta escena prólogo te da pie a profundizar en el personaje. Perdona las posibles fallas en la terminología informática; no es mi sector. Dado que no lo especificaste, he caracterizado el proyecto en el que estás trabajando como uno de 'seguridad'. No obstante, puedes definir la empresa a tu gusto; especialización, empleados, etc... Tal y como la has pintado tú, he imaginado que eres un pez gordo ahí dentro, por eso te pongo en posición de 'uno de dos socios', concretamente el que tiene el talento.
Esta escena es 100% tuya. El ritmo de posteo lo marcas tu. No sólo sirve para ver cómo has llegado a la situación 'mata al rojo', sino para ver realmente quién es este John Weaver.
John cogió el paquete sorprendido, ya que no esperaba nada ese día. Al hacerlo notó un líquido que le resbalaba entre los dedos.
- Pero que... Podrías haberme avisado que esto pringaba Gwen. Bueno... ¿Sabes quién lo envía? No veo ninguna etiqueta.
Tras depositar el paquete en la mesa, dado la vuelta para que la mancha quede arriba, John busca unas servilletas del cajón de su escritorio. Limpia la mesa y sus manos mientras aguarda la respuesta de su secretaria. Al terminar de limpiarse comienza a abrir el paquete, con cuidado de no mancharse.
La verdad que no había pensado en los detalles de la empresa así que con tus ideas va bien xD ya la desarrollaremos sobre la marcha.
PD: No te preocupes por la terminología, tampoco es mi campo :P
John limpió las manchas con una servilleta, siendo tan cuidadoso como de costumbre. El líquido era rojizo, espeso, y de olor metálico. Lleno de aprehensión, abrió la caja. Dentro, rodeado de tiras de papel marrón, la parte delantera de un cuello humano, cortada con precisión de cirujano. Pegó un grito y casi dejó la caja caer al suelo.
Tras unos instantes, recuperó la serenidad. El cuello estaba completo, como si hubiera sido sesgado de su origen con un largo bisturí. Incluía la tráquea, el esófago... en esencia, se trataba de un abultado parche de piel y tejidos de unos diez centímetros de lado. La ausencia de nuez dejaba claro que se trataba de un cuello de mujer. Un destello a su derecha llamó su atención.
El monitor en el que estaba trabajando Weaver cambió súbitamente, mostrando una imagen Webcam. En ella, el propio Johen miraba fijo el monitor. Alguien había pirateado su sistema y accedido a la webcam de su ordenador.
- ¡Dios! ¡Qué coño es eso?
El grito provenía de Stephen, uno de los informáticos que trabajaban en la oficina. Una rápida y aturdida mirada hizo comprobar a John que todos los monitores mostraban la misma imagen. El caos no se hizo esperar. Todos los técnicos empezaron a hablar a la vez, víctimas del shock. De los altavoces surgió un sonido... una voz...
- Shhhh... Silencio... Shhhh...
Mejor así... si tenemos que ponernos a empollar C++ y todo eso para poder jugar una escena, podríamos volvernos realmente locos.
Aturdido por la situación John hace caso a la voz y escucha lo que vaya a decir, mientras mira en la pantalla para ver qué hizo gritar a Stephen.
Tras recuperar un poco el control comienza a quitar lentamente las tiras de papel para ver de quién es aquella cabeza, si es que es real.
Por Dios que no sea de alguien que conozca...
En la pantalla, John se vió a si mismo a través de su propia webcam. Alguién había pirateado el sistema y había conectado la imagen de su cámara a la red de toda la oficina. Todos podían verle, con cara de pánico, mirando al interior de la caja ensangrentada.
Ignoró este extraño detalle por unos segundos, mientras hurgaba entre el papel marrón, en busca de más pistas... No había cabeza. Sólo una porción de cuello... la correspondiente a unas cuerdas vocales, con tráquea y esófago incluídos. En un alarde de sangre fría, examinó detenidamente la piel, en busca del lunar que tenía su mujer al lado izquierdo del cuello... Nada. No parecía ser de nadie que conociera... al menos de nadie cuyo cuello le fuera familiar.
Gwen seguía a dos metros de distancia. Su expresión de asco y terror era completa; parecía paralizada por la impresión. Tras titubear y tartamudear, habló.
- Señor Weaver... quizá deberíamos llamar a la policía... ¿Desea que lo haga?
Mientras, los altavoces mantenían su cantinela...
- Shhh... Silencio... Shhh...
Menos mal...
La voz de Gwen devuelve a John a la realidad. Al darse cuenta de que todos le estan viendo desconecta la cámara de su ordenador.
-Sí, Gwen. Llama ahora mismo. -No puedo aguantar más esa voz.
John intentando controlar los nervios apaga de un manotazo los altavoces. Tras ello se dirige a uno de los informáticos de su equipo.
-Deja el proyecto y averigua cómo han conseguido entrar en nuestra red, avísame si encuentras algo.
Parece que la situación se está calmando. Ahora hay que esperar a que llegue la policía.
Gwen salió corriendo a llamar a la policía. La caja con el fragmento de cuello rezumaba snagre y olía a carne. John apagó los altavoces y la voz se calló. Uno de los informáticos desconectó toda la red. Las pantallas dejaron de mostrar la imagen webcam.
- John, parece que han entrado por el proyecto que estamos probando... alguien de dentro les ha dado el acceso. Si no... es inexplicable.
El teléfono de John empezó a sonar. Al atender, la misma voz de los altavoces le susurró al oído.
- Se lo avisé. Le dije que guardara silencio. Ha llamado a la policía... ahora debe pagar.
Ante esta macabra señal, las luces de la oficina saltaron, dejándoles a todos en una semi penumbra. El grito de Gwen, aterrorizada ante la oscuridad, no se hizo esperar.
Esto no puede estar pasando...
John colgó con rápidez el teléfono al oir la voz. Buscó a tientas en uno de los cajones de su escritorio, donde guarda una pequeña linterna.
-!Que alguien vuelva a conectar las luces, rápido! -Se acerca a la mesa de su izquierda, donde trabaja uno de sus empleados. -Robert, encuentra algo para tener luz, cerillas aunque sea.
John dirige su luz hacia donde se encuentra Gwen, por si le ha ocurrido algo.
Gwen gritaba, muy asustada por la oscuridad reinante. John trató de calmarla, mientras Robert scaba dos potentes linternas del almacén. La luz de éstas dio al ambiente un tono más aterrador, si cabe. El caos imperaba en la oficina, los empleados, acostumbrados al cómodo mundo de sus ordenadores, no parecían muy cómodos en el mundo real.
Stephen, en un admirable arranque de iniciativa, desconectó apresuradamente todos los routers y las máquinas que daban al exterior; una infiltración como esa debía ser detenida a toda costa. Granthik, el informático hindú que había sido contratado meses atrás, no paraba de hablar de Los Ángeles y de Seattle. De la inconexa parrafada que soltó, John sólo pudo sacar en claro que algo grave había pasado ahí a principio de año, algo que no se había sabido dentro de EEUU, pero que era del dominio público en el extranjero. No paraba de repetir que esto debía estar asociado que, de alguna manera, guardaba profunda relación. Para demostrar su punto, tató de conectar su portátil a google, pero Stephen le interceptó. Cualquier conexión era peligrosa en ese momento.
Pasados unos minutos, la luz volvió. Por un segundo se hizo el silencio. Luego volvieron las conversaciones. El teléfono de John sonó otra vez. Sin embargo, no era la voz de antes. Una persona le habla apremiante desde el otro lado.
- Por favor, señor Weaver, escúcheme. Se encuentra en peligro mortal. Y su familia también. Hemos conseguido sacarles de su casa jsuto a tiempo, pero no podemos garantizar su seguridad en este momento... Sólo Dios sabe de qué son capaces esos salvajes. Salga de su oficina ahora mismo. Podrían haber puesto una bomba. Evacúe su oficina. Nos reuniremos en el almacén que hay en el número 56 de Van Street. No pase por su casa; posiblemente le estén esperando ahí. Dese prisa, por lo que más quiera.
El tono del hombre que le hablaba era urgente. No le daba tiempo a hacer preguntas. Antes de que John pudiera pedir más información, colgó. Weaver hizo un mapa en su cabeza, pensando en el itinerario. Van Street se encontraba al sur. Podría tardar algo más de media hora en llegar si salía en ese momento.
Te he ubicado en Nueva York por comodidad... ya tenía gente en otros sitios del mundo y me pareció que NY es un escenario maravilloso para jugar.
Tu oficina está ubicada en un gran edificio en el 166 de Columbus Avenue.
Puedes usar google maps para ubicarte; hay imagenes a pie de calle de todos los lugares que peuda describirte... ayuda a ambientarse! ;)
Si quieres, puedes añadir la dirección de tu casa, para tener más profundidad en los datos.
...¿Una bomba? No se si creer a este tipo, pero no puedo poner en peligro a toda esta gente.
-Vamos a salir todos del edificio, no sabemos qué más puede ocurrir. -Mejor no decir lo de la bomba todavía.
Cuando ninguno me puede ver, abro un cajón con llave de mi escritorio y cojo una pistola, una de las ventajas de vivir en América. Me la guardo en el pantalón y sigo a mis empleados.
Bajamos por las escaleras y llegamos hasta la puerta, no me siento seguro hasta que no estamos en la calle, entonces les digo de cruzar a la acera de enfrente.
-Stephen, quédate aqui y espera a la policía, cuéntales todo lo que ha ocurrido, y porfavor que nadie vuelva a entrar al edifico. Yo tengo que irme un momento.
Tal vez debería pasar por casa, necesito asegurarme de que estén bien... Aunque si me están esperando sería un suicidio. Tengo que confiar en esa persona.
Voy al parking del edificio y monto en mi coche. Con él me dirijo al 56 de Van Street.
John salió de la oficina con los demás, que esperaron entre susurros en la otra acera. Arrancó el coche y comenzó a bajar la calle. Pasados 40 minutos estaba en Van Street, en el número 56. El almacén era una construcción pequeña y miserable. Aparcó y se acercó a la puerta, que estaba abierta. Entró.
En el interior, le esperaba un cuadro ciertamente insólito. Su socio comercial, Mack, estaba atado a una silla. Parecía que le habíanpegado una paliza. La sangre que caía de su boca manchaba su camisa. A sus lados, dos jovenes; un chico y una chica. Cada uno tenía una pistola en la mano. Sonrieron al ver entrar a John. La chica tomó la palabra.
Era una joven bella, de ascendencia claramente americana.
- Buenas tardes, señor Weaver... Sentimos mucho habernos tenido que poner en contacto con usted de esta forma pero... ya sabe cómo es la competencia en el sector. Es algo atroz. Ha llegado a nuestro conocimiento el trabajo que está realizando y... necesitamos sus servicios.
Echó una mirada irónica, vacía de compasión, hacia Mack.
- Hemos cometido un grave error con su socio... creímos que era más competente. Cuando nos dimos cuenta de que sólo se trataba de un vendedor, un parásito... decidimos acceder a la fuente: usted. Somos un nuevo grupo en expansión que quiere tomar Nueva York. Nuestras experiencias en el Oeste han dado un resultado excelente, así como las aperturas de los mercados europeo y asiático. Ahora toca la coste Este. Usted es el mayor experto en seguridad de esta ciudad. Los gobernantes de aquí no son como los de Los Ángeles... - Por la cabeza de John pasaron los desvaríos de Granthik - Son más ambiciosos, y más caros de comprar. Por eso no tenemos más alternativas que hacer nuestra operación financiera a la fuerza. Respecto a Mack... No sienta pena por él. Nos ha dado su nombre, su dirección, acceso a su familia, a sus cuentas bancarias, a los papeles de su empresa... le ha dejado en una situación bastante delicada, su amigo. Debería elegir a sus socios con más cuidado. No se preocupe, todo tiene solución.
Sin dejar de mirarle a los ojos, la joven levantó el arma y disparó contra la sien de Mack. La sangre y los sesos salpicaron el suelo del almacén. El otro joven dejó escapar una risita demente.
- Ahora hablemos de negocios. Tenemos a su familia. Si desea volver a verlos, colaborará con nosotros. Puede, si quiere, irse por donde ha vanido... no es una opción recomendable. Con su ayuda o sin ella tomaremos esta ciudad, como ya hicimos con Seattle y Los Ángeles. Si accede, todo será más fácil para todos. No tenga miedo, no correrá la misma suerte que su socio... sabemos lo valioso que es su cerebro y vamos a desperdiciarlo de una forma tan estúpida. Quiero que comprenda que somos sus amigos. No deseamos hacerle daño. ¡Incluso le hemos librado de una sanguijuela que llevaba años viviendo a su costa! Debería agradecérnoslo... no pediremos tanto. La pelota está en su tejado... ¿Desea trabajar para nosotros?
Interrumpiendo Flashback para dar info relevante a nuestro nuevo jugador:
Cosas que puedes modificar:
El jugador puso un Avatar, pero no ha llegado a usarlo. Hasta el momento en que pedí que se pusieran avatares (hace muy poco), todos tenían cara de máscara anti gas de distintos colores.
La personalidad del tipo está a medio definir. En el prólogo ha apuntado en una dirección interesante (la verdad es que me ha dado pena que se fuera este jugador... sus ideas eran buenas), pero no ha interactuado con ningún PJ, así que puede tener rasgos de caracter distitnos a los que ha mostrado hasta ahora.
La ficha está hecha. Es de una simpleza total, y sólo la ha usado para disparar a los otros (primer round). Puedes modificar las aptitudes según las guías que figuran en la misma ficha (no Movimiento o Vida, que son resultantes de las primeras). Asímismo, puedes añadir a placer 'habilidades' y 'defectos' Son indicativas, así que no tengas miedo a poner, dentro de una coherencia de personaje, que ha hecho cursos de origami, es campeón de maratón o que es diabético. Sirve para darle color al tío.
Cosas que no puedes modificar:
El nombre. Los otros ya han oído el nombre del personaje, así que no puedes aparecer llamándote de otra manera.
La profesión. Es un genio informático, y su identidad está ya ligada a la trama. En alguna escena (Intermedio), puedes leer que se refieren a tí un par de veces, como si fueras creador de algo que no recuerdas haber creado (el sistema de amnesia selectiva, concretamente).
Escenas Importantes:
Esta misma te da muchas pistas acerca de quién es John Weaver.
Intermedio es interesante porque es donde se conocen los personajes, es donde estás ahora mismo y hablan de tí.
Verde - Round 1 es el principio de la partida. Es una situación de combate, así que, pasados los primeros posts, casi todo es pura indicación (me muevo a tal sitio, disparo a tal persona, etc...).
Radio Verde es lo que escuchabas por la radio al comienzo de la partida.
Azul - Round 1 es lo que pasó en la partida tras tu primera muerte (si, primera muerte).
Radio Azul es como Radio Verde... pero posterior.
En estas últimas escenas (Verde y Azul), puede que lo veas todo un poco lioso; los jugadores han cambiado sus avatares y nombres para continuar el juego, así que las cosas no se ven como deberían. Con que ojees superficialmente estas escenas, tendrás suficiente.
Reglamento:
La escena de Normas de juego da aclaraciones sobre el reglamento. Éste está en permanente evolución. No es necesario ni que lo estudies ni lo aprendas; las tiradas suelo hacerlas yo, pero te da una idea aproximada de cómo hacer las cosas.
Lo que sí es importante es que entiendas la mecánica de acciones de combate. No es en absoluto complejo, y creo que hay material más que de sobra para ver cómo va.
Si tienes dudas, siempre estoy más que dispuesto a responderlas.