Demasiada información de golpe que debería asimilar poco a poco, la clase de historia de los seres no-humanos podría formar parte de una bonita ponencia ante gente preparada mentalmente para recibir esa clase maestra de datos históricos. Lo que me quedó claro es que se logró vencer en una ocasión al grupo terrorista.
- Pero si ya alguien logró acabar con ellos hace tiempo, ¿qué nos impide finiquitar su actividad de nuevo? - pregunté - Es decir, nos han pillado por sorpresa, en una pelea en un dojo esto es una oportunidad para aprender y poder usar esos datos en contra del enemigo. Ya sabemos que están ahí, que han regresado o que nunca se fueron. Podremos organizarnos con todos los que convivimos para plantarles cara.
En los torneos de artes marciales, los contrincantes se enfrentaban unos contra otros en repetidas ocasiones, y el resultado no siempre era el mismo, aunque las victorias tendieran a sumarse más de un lado que del otro. No podría ser tan difícil encontrar información sobre el grupo terrorista.
- ¿Tenemos más datos sobre la forma de actuar de los terroristas? - le pregunté a Arabelle.
—No los suficientes para conocer sus intenciones, me temo —dijo antes de dejar escapar un pequeño suspiro de sus labios. Alzó la vista y te miró, agitando una mano frente a su rostro —Perdóname por cargarte con tanta información cuando apenas has sido arrastrada a todo esto yo... —sacudió su cabeza una vez más, recobrando la compostura y sonriendo tan neutralmente como siempre lo hacía— No debes preocuparte por ello ahora.
Se levantó del sofá con suma delicadeza. Con sus pálidas manos extendió los pliegues arrugados de su falda.
—¿Por qué no tomas un baño antes de cuidar a Eizo? Y ese uniforme... —hizo una mueca con los labios, desaprobando claramente tu aspecto— está todo hecho un desastre. Déjame conseguirte uno de repuesto.
Y el tema anterior parecía estar zanjado; al menos por ahora.
Parecía que no se podía hacer nada, Arabelle tenía razón si Val parecía tan frustrado por no hacer nada y ella también, Eizo no había podido con el ángel caído, yo no tenía la mínima posibilidad. A pesar de saber que siendo la novata no podría hacer gran cosa, me dije a mi misma que mejoraría para ayudar a acabar con ellos. Apreté los puños sobre mi falda.
- Eh, ah sí... - contesté a Arabelle sobre el tema de la ducha -. Gracias, la verdad es que sí, necesito un nuevo uniforme - dije mirando el roto de la falda y la blusa llena de sangre.
Saliste del salón junto Arabelle; dejando tras de ti a la pequeña Chisa, quien parecía haberse quedado dormida en el regazo de su hermano.
El seco sonido que hacían las zapatillas de Arabelle en el suelo de madera armaban de por sí un armonioso compás. Caminaste junto a su erguida y elegante figura por el estrecho pasillo.
Los tenues hilos de luz que lograban filtrarse por los grandes ventanales te daban una visión clara de lo antigua que era la edificación en donde estabas caminando. Puertas y puertas que parecían tener tras de sí salones bastante pequeños; identificados únicamente por un pequeño letrero —enmarcado en madera barnizada— que tenía escrito en kanjis su respectivo grupo o laboratorio.
El ambiente olía un poco a moho; pero no se podría decir que era un aroma desagradable del todo. Extrañamente era un aroma reconfortante; concordaba bastante bien con lo anti estético del lugar. Ayudaba a reforzar esa sensación de raro misticismo que se creaba.
Los chicos del club de lo oculto parecían estar convenientemente preparados para todo.
Eventualmente se Arabelle se detuvo frente a una puerta de madera con un tallado hermoso; te indicó que ese era el baño y, que antes de que terminaras, te traería el uniforme de repuesto. ¡El baño era demasiado grande! La delicada iluminación resplandecía en las blancas baldosas brillantes. La bañera era muy amplia y, así como la puerta, estaba tallada en figuras humanas bellísimas.
En ese momento tu prioridad era tomar un baño y despejarte un rato de todo lo demás. ¿De qué servía hacer algo más en este momento? Eizo parecía estar bien, al menos. Lo más preocupante será ver su impredecible reacción cuando despierte; es muy posible que se culpe por todo.
Pero eso no importaba en estos momentos.
Con seguridad mañana sería otro día.
Qué bueno es saber... que habrá otro día.
Bien, con esto la escena queda cerrada.
Me pondré manos a la obra para hacerte el post de la escena extra.