—¡Esa es una luz de esperanza! —las gafas de Reiji soltaron un brillo extraño, el chico sonrió de forma lasciva— Es mi momento. ¡Pongámonos en marcha, Spike! ¡En poco tiempo me dirás "tío"! —con energías renovadas, y olvidándose por completo de María, Reiji empezó a caminar hacia donde Shana se encontraba.
―○●○―
En compañía de Reiji, bajaste hasta el tercer piso. En ese lugar se llevaban a cabo estudios profundos sobre los astros y cómo influían estos en los flujos de poder de los distintos seres. Allí era donde uno de los líderes, Sahariel, trabajaba. Por ende, era natural esperar encontrárselo con Shana; era raro cuando la chica no estaba con él.
Después de un rato buscando y preguntando por Sahariel, se lo encontraron en un pequeño laboratorio bebiendo té. A su lado estaba Shana, leyendo algo.
Sahariel era un tipo alto, fornido. Su piel era muy blanca, su cabello rubio. Sus rasgos probablemente pertenecían a alguien de algún país de Europa. Siempre andaba vestido con una bata blanca, unos guantes, y ropa muy fina. Desbordaba clase por allá en donde pasaba. Su rasgo más característico, quizá, eran sus gruesas gafas que nunca se quitaba. Siendo un ser sobrenatural, se supone que enfermedades humanas no le afectarían. ¿Por qué portaría esas gafas, solo por moda?
Shana, por otra parte, era una chica delicada y dulce. Su cabello era carmesí y sus ojos de un hermoso azul verdoso. Siempre gustaba de vestir prendas lindas y que, de alguna forma, remarcaban lo inocente que se veía. Su cuerpo no destacaba por ser exuberante. De hecho, ahí no radicaba el núcleo de su belleza, sino en su rostro y su forma de comportarse. Era una chica tan dulce e inocente que aún no sabías cómo se había convertido en ángel caído, en primer lugar.
—Apúrate, Spike. Debo preparar el regalo de Hina-chan —Reiji parecía bastante ansioso, y no con ganas de entrar al laboratorio. Sahariel siempre había tenido un porte algo intimidante y serio, por lo que Reiji nunca se la había llevado muy bien con él.
Spike hizo una mueca cuando escucho la palabra tío, pero no dijo nada.
Luego de dar un par de vueltas encontraron a quien buscaban, Sahariel, cada quien aquí tenia sus exentricidades y el no era la esepción por mas normal que pareciera y los lentes eran prueba de ello.
Si todos tienen detalles así… entonces Azazel es un coleccionista de rarezas.
Ni siquiera cuestiono que en esa afirmación, el mismo se catalogaba como un ser extraño.
-Tranquilo Reiji. Deja le digo a Shana.
Con un toc toc en la puerta de entrada, anunció su llegada.
-Sahariel, Shana, buenas.
Se acercó a la pelirroja, gracias a ella no le tenía miedo a las chicas lindas, fuera de eso, las demás súcubos y ángeles caídos lo habían inmunizado a sus encantos a la vez que eran culpables de alborotar sus hormonas.
-Shana, disculpa que interrumpa tu lectura, pero quería saber si luego tienes tiempo para algo que preparo.
Le explico que preparaba una fiesta para su tía y que el mismo se iría después de eso.
Sahariel levantó su vista y asintió a tu saludo, completamente en silencio. Volvió a su propia lectura. Vaya que Sahariel era un tipo excéntrico... Era probable que solo Shana se aguantase pasar con él tanto tiempo. En cuanto a la chica, cuando la nombraste, su vista se posó en ti de forma distraída. Tardó un par de segundos antes de aterrizar del todo. Escuchó toda tu explicación y al final no pudo evitar verse algo triste.
—¿Entonces te vas...? —oh, de verdad se había entristecido— ¿Volverás a visitarnos de vez en cuando? Yo solo estoy triste porque... No —negó con la cabeza—, no es importante. Me alegra saber que por fin podrás ver el mundo —te sonrió un poco— Sahariel-sama, ¿me da permiso para tener el día libre hoy? —Sahariel levantó la mirada, le asintió con algo de desinterés y volvió a su lectura. De verdad era un hombre de pocas palabras— Pues parece que estoy libre justo ahora —Shana dejó el libro en un estante—. ¿Nos vamos?
Mientras tanto, a través del panel del cristal de la sala, podía verse a un Reiji bastante impaciente pegado al cristal como una lagartija. Te miraba fijamente y con poca paciencia... A veces podía dar miedo.
Spike asintió con una sonrisa triste.
-Claro que volveré, no creas que no me causa igual miedo.
Rio un poco por lo bajo y se sincero como a veces puede hacer uno con el sexo opuesto.
-Es cierto que ire a ver el mundo, pero también dejo muchas cosas valiosas para mi.
Ese aspecto tal vez era difícil de entender, ya que todas sus pertenencias cabían en una maleta, así que no estaba hablando de objetos.
-Vamos, por cierto ¿sin mi creen poder controlar a Reiji? Temo que un día diga algo y Hina lo acabe a golpes.
Dijo mientras veían como se ponía el susodicho contra la ventana.
Miro el cabello de la joven, admiraba ese color y muy temprano en su adolescencia, creyó tener un fetiche con ese color, era de nuevo gracias a ella, que esas cosas no le afectaban, era extraño que se sentía inmune a las mujeres, pero fueran las mismas mujeres la causa de uno de sus mayores problemas actuales.
-Ahora necesito ideas, sé que debo ir por un pastel y comprar algunas cosas, pero ¿Qué creen que se necesite para una noticia como esta?
Aunque te mostraba una sonrisa, al escuchar tus palabras, la tristeza era fácil de vislumbrarse en los ojos de Shana. Era probable que genuinamente se alegrase de que por fin pudieses ver y hacer todo lo que llevabas años ansiando. Sin embargo, ¿cómo podía estar feliz si sabía que estarías lejos de ellos, quién sabe por cuánto tiempo?
—Ambos sabemos... que eso es lo más probable que pase —Shana te sonrió algo más, aunque incómoda, por sobre todo. No era por ti, por supuesto, sino por aquel... personaje pegado al cristal—. No te preocupes mucho por él, trataré de hacer lo posible porque... no se meta en demasiados problemas. Aunque, si debo serte sincera, Reiji todavía me da mucho miedo. A veces me mira de formas... muy raras.
Con una Shana que no se despegaba de tu lado, salieron ambos a donde los esperaba un Reiji muy impaciente. Tal y como Shana te había dicho, Reiji la miró de forma muy rara, sin siquiera un poco de disimulo. La chica, algo incómoda, trató de escudarse un poco contigo.
—Un anillo de compromiso, eso es lo primero. Hoy será el día en el que me llames tío, Spike. Recuérdalo.
—¿Tío...? —Shana se acercó un poco más a ti, sosteniendo una sonrisa incómoda. De verdad Reiji podía dar miedo. Probablemente tú te hubieses acostumbrado a él, pero Shana... todavía no— Bueno, yo creo... que deberías comprarle algo lindo a Hina. Un lindo regalo que la reconforte cuando te extrañe. ¿Qué te parece un collar o un lindo anillo?
—¡Yo seré quien le regale un anillo! —ante la efusividad de Reiji, Shana se escondió del todo tras tu espalda.
¡Perdona por la tardanza! Estuve algo liado estos días.
Spike asintió, su amigo podía ser espeluznante a veces.
-Ya veremos Reiji, solo debemos buscar por algo…
No se sentía mal porque ambos se llevasen mal, de hecho, cada quien en este lugar tenía una peculiaridad, cosa que se le hacía curiosa.
-Por cierto
Hacia platica en lo que caminaban a las tiendas por el regalo.
-¿No creen que todos los que vivimos cerca de Azazel somos algo curiosos?
Igual quería que Reiji no molestara mucho a Shana, los quería bastante a ambos, crecer en aquel lugar no era tan malo después de todo.
¿Sera esta la famosa nostalgia?
Aun no se había ido y ya tenía la sensación de que extrañaría todo, en especial a Hina.
-Reiji ¿Tanto insistes en un anillo y que sea exclusivo? La verdad la idea de Shana me gustó mucho, no tengo problemas, pero si me gustaría darle uno.
No queria pelear con su amigo esos últimos momentos, así que sino daba el brazo a torcer, le daría un collar y tal vez un conjunto de ropa.
-Además, Shana aun me puede ayudar con un segundo regalo.
Sonrió intentando mantener el misterio, quien mejor para aconsejarlo en decidir ropa de una mujer, que alguien igual de bonita que ella.
Reiji de verdad lucía bastante hostil ante la idea de que le arrebatases su movimiento maestro para que Hina aceptase salir con él (cosa que todos en Grigori sabían que no sucedería, así como con Maria. De cierta forma, daba pena por el pobre Reiji). Lucía muy, muy molesto. Era tanto así, que Shana se negó por completo de salir de la protección que brindaba tu espalda.
—Ya veo, conque es de esa manera —Reiji entrecerró los ojos, mirándote de forma acusatoria—. Sé qué es lo que sucede. He leído muchas veces este tipo de situaciones —Reiji se ajustó las gafas—. Déjame decirte que eso está mal —te señaló—. Aunque no sean familia, es quien te crió. Sin importar cómo lo veas, es algo absolutamente retorcido, incluso para mí.
Shana, quien no parecía entender qué era lo que pasaba, se quedó detrás de ti, sintiendo cada vez más miedo de Reiji.
—¿¡Acaso crees que Hina-chan podría decirte que sí a ti, Spike!? No eres más que un ingenuo —¿más que él? Eso era bastante difícil—. ¿Qué crees que te respondería Hina? Dudo que te vea como un hombre. No, ni siquiera lo dudo... Estoy seguro. Te gusta Hina, ¿no es así?
Sentiste que Shana dio un pequeño respingo.
—No lo puedes ocultar de mi, Spike. Lo sé.
Una vez más, ¡disculpa la espera!
Spike se encogió de hombros, aquello era muy cierto y aunque podía aparentar que no le afectaba, no podría decir que su tono de voz o alguna respuesta mordaz no lo delataría.
Apretaba sus dientes, pero era algo tan cierto que dolía, incluso se sentía ruborizar por la pena y el enojo, viendo eso, desidio hablar directamente con Shana.
-Bueno, descarto el anillo, sera el collar ¿Me ayudarías con eso Shana?
Se notaba en su tono de voz que el asunto lo irritaba, pero aun así quería escoger algo para Hina, y con mas empeño, tal vez solo por desquitar su enojo, gastaría gran parte de sus ahorros en un vestido de regalo.
-Ademas te pido ayuda para otra cosa… espero que me ayudes a elegir otro regalo -Susurrandole para que solo ella escuchara se acerco hasta su oido y le revelo. Quiero regalar ropa… pero necesito tu consejo y saber… como se veria.
Aunque no lo estaba pensando bien, ya que sin querer le pedía a una chica que modelara un vestido para Hina…...
Reiji, sonriendo un poco por su victoria, simplemente se dio media vuelta y empezó a caminar. Normalmente no solía ser así de desagradable, pero esa vez se había pasado. ¿Quizá era porque habías decidido irte o algo así? Sea como sea, aunque normalmente era un idiota, no era así; ese día se había pasado. Poniéndote la misma atención que tú a él, se fue por su parte a probablemente buscar su propio regalo para Hina.
Cuando te volteaste hacia Shana viste que estaba un poco extraña. Tal vez la pequeña tensión que se había levantado gracias a Reiji influía en ella. Era un ángel caído, pero apenas. Era tan pura como un ángel normal, por lo que aún no sabías por qué era que había caído en primer lugar. Cuando te acercaste y le susurraste al oído, la chica dio otro pequeño respingo. Toda su cara se puso roja de golpe. La pelirroja se quedó totalmente paralizada por un momento, antes de asentir con timidez.
—T-te ayudaré —dijo, algo nerviosa—. Aunque... —con mucha timidez, apartó la mirada— No deberías descartar el anillo para tu tía, no solo porque Reiji le quiere regalar algo así. Tú eres la persona que más ha convivido con ella, así que nadie tiene el derecho de decirte qué puedes regalarle o no. A-además, si de verdad sientes algo por ella, no dejes que las palabras de... —oh, había hablado de más— ¡L-lo siento! No quise decir eso, solo... —Shana se volteó y te tomó de la mano— Vámonos.
Y así, con una ruborizada y extraña Shana echando humos, se dirigieron a un pequeño distrito comercial dentro de los territorios de Grigori.
―○●○―
—¿T-te gusta este, Spike? —en una de las pocas boutique de Grigori (propiedad de Azazel, para variar), estabas frente al probador en el que Shana estaba. Esta abrió la cortina y, con algo de timidez, te mostró uno de los tantos vestidos que habían elegido.
Con Shana había un problema... y es que todo le quedaba lindo. Puede que se tratase porque las cosas eran lindas, o porque ella era linda... ¡pero de verdad, todo le quedaba lindo! Ella irradiaba ese encanto inocente y tímido que resaltaba sus modestos atributos. El núcleo de su belleza, a diferencia de Hina, por ejemplo, no estaba precisamente en su físico, sino en algo más... ¿quizá la forma en la que se comportaba? Sin duda alguna, era sencillamente encantadora.
—No... te me quedes simplemente mirando —la chica apartó la mirada.
Spike se preguntó de nuevo como es que alguien así había terminado aquí, pero todos en este mundo tenían sus historias y en especial muchos al igual que el, consideraban esa parte de su pasado como delicada y privada.
-Lo se, lo se… pero sabes que me gusta evitar los conflictos…
No era que el fuera pacifista, sino que su naturaleza era afín al combate.
-No me gusta como suelo ponerme a veces si me exalto de esa manera…
Por eso seguía practicando, Hina lo trato de apartar de su destino, pero a él le gustaba eso, la sensación de estar en una pelea, sentir su corazón latir y además como casi siempre entrenaba con Hina no podía evitar que últimamente disfrutaba de eso de otra manera.
Suspiro cansado de esos últimos pensamientos, se dejo llevar por Shana, estaba extrañamente feliz.
-Perdon, pero todo lo haces lucir tan bien –Dijo riendo entre dientes, aunque originalmente no le costaba pre visualizar a Hinaen esos trajes, con cada vestido le era mas difícil y eso le gustaba de cierta manera, pero era extraño, se supone que debía prestar atención a los vestidos, pero. Siento que hay algo raro…
Dijo notando que desde hace rato miraba no solo el vestido, sino también esas partes donde terminaba la tela y comenzaba la piel, estaba pesando en eso cuando noto que su mirada se detenía en ciertas partes y aparto la cabeza un poco avergonzado.
-Creo que todo te ha quedado muy bien, te vez hermosa.
Con un suspiro supo que haría algo que no tenia pensado, pero siempre era lo mismo consigo mismo, había un plan y a última hora valía el plan un cacahuate.
-Mira, este –Señalo un vestido que parecía de gala o de cóctel, él no sabía muy bien la diferencia y luego tras tomarlo miro los demás y le pregunto. ¿A ti cual te gusto?
Estaba comprándole uno a Shana.
-Considéralo un regalo de despedida, además te debo una por lo que te estoy pidiendo y que me has convencido, ire a por un anillo, solo que iremos a escondidas. Digo iremos porque pediré tu ayuda otra vez ¿Vamos?
Shana estaba claramente avergonzada por la forma en la que la mirabas, incapaz de ocultarlo. Sin embargo, esa vergüenza estaba acompañada de algo más... femenino. No sabrías realmente cómo catalogarlo, pero definitivamente no era algo malo. ¿Esa se suponía que era la belleza que desplegaba un ángel? Pero ella no era un ángel ya... Bueno, tal vez solo de corazón... en parte.
—¿Algo... raro? —esas palabras hicieron que Shana se mirase a sí misma, buscando alguna imperfección o aquello que te había dicho decir eso, pero no encontró nada. Sin embargo, tu repentino halago hizo que entrase en cortocircuito. El rubor que tenía en el rostro se volvió mucho más intenso y brillante; Shana tuvo que darse la vuelta para que no la vieras— G-gracias... —tomó un largo respiro y estuvo a punto de confrontarte para ver con cuál vestido te quedarías. Sin embargo, cuando le señalaste el vestido nuevo, se tranquilizó un poco más. Profundamente reflexiva lo juzgo... al menos hasta que terminaste diciéndole que ese era un regalo para ella. Su rostro pasó del blanco pálido al rojo carmesí en tan solo un instante— N-no es necesario que hagas algo así, Spike —Shana no fue capaz de saber dónde poner sus manos, terminando por recogerse mechones de cabello completamente nerviosa, para pasarlos detrás de sus orejas—. T-te ayudaré sin nada a cambio, esa era mi intención.
Pero eso no funcionó. Un cuarto de hora después, gracias a tu terquedad, Shana y tú salieron del local con el vestido que más le había gustado a ella. La chica realmente lucía avergonzada, pero no era capaz de ocultar un profundo deje de felicidad. Aunque en silencio la mayor parte del tiempo por parte de ella, se dirigieron a una de las mejores joyerías en Grigori.
El lugar era grande, reluciente; lleno de cosas doradas, madera muy fina y un ambiente en demasía refinado. Una mujer bastante madura y muy presentable los recibió poco después de que ambos entraran al local, con un taconear digno de su elegancia.
—¿En qué puedo ayudar a la joven pareja? —preguntó, servicial... Aunque estaba malentendiendo algo, y eso había hecho que Shana estuviese a punto de echar humo por las orejas de nuevo.
Spike estaba contento, convivir con Shana le estaba mejorando su humor bastante, y aunque le hubiera gustado pasar más tiempo con Reiji, ese chico era de esos amigos que requieren tiempo para pasarla bien, cosa de la cual no disponía.
Ademas, era agradable que la imagen que apareciera en su cabeza no fuese la de Hina, aunque tal vez estaba haciendo trampa viendo una figura femenina como la que tenía al frente.
-Y yo quiero darte algo de regalo, me iré y aunque siempre fue lo que quise, ahora siento que me faltaron cosas por hacer aquí “Tantas vidas vague por el mundo y ahora me falta tiempo”, es la cita de un libro de fantasía muy famoso.
Dijo tratando de animar el ambiente, el cual era bastante cómodo, pero sentía que tal vez lo fuera demasiado.
Así que cuando les preguntaron, el feliz cambio el tema, viendo lo sonrojada que ella estaba pensó que tal vez quisiera relajarse lejos de la gente, así que debían terminar rápido.
-Busco un anillo como…
Sin pensar mucho tomo la mano de Shana, muy suave, y viendo un pequeño parecido entre Hina y ella pregunto.
-¿Alguna medida como esta?
Estaba claro que algo raro sucedía con Shana. ¿Tal vez era el calor? No, no podía ser eso realmente. La temperatura en el inframundo, por irónico que pareciese, era bastante fresca. En algunos lugares más que otros, pero se mantenía en un estándar bastante agradable. Además, por si fuese poco, a los lugares que entraban contaban con aire acondicionado. Así que el enrojecimiento de su rostro estaba bastante lejos de ser por calor. A pesar de todo eso y de lo triste que podía estar por tu partida, Shana se notaba bastante feliz y divertida en esos momentos por todo lo que estaban haciendo, y eso se mantendría hasta el final de su cita que no era cita.
La mujer que los había atendido sonrió un poco al ver la tierna reacción de Shana ante su pregunta, aunque trató de disimularlo lo mejor que pudo.
Shana, por otro lado, no se hubiese imaginado que, en medio de toda la situación que ya podía malentenderse, y que se había malentendido de por sí, tomarías su mano como referencia. Era una actitud algo tonta, realmente. Habías ido con ella para eso en primer lugar, ¿no? La pelirroja apartó un poco la mirada sin que su rubor bajase, mientras la encargada miraba la mano de la chica y les asentía con una sonrisa.
—Ya veo... ¿un anillo para compromiso? Síganme por aquí, por favor —la mujer empezó a caminar hacia unas escaleras que llevaban a un segundo piso. Shana no empezó a caminar hasta que tú lo hiciste, y tampoco quitó la mano de la tuya si es que no se la soltaste.
Al llegar al segundo piso, la mujer que los atendía se metió detrás de un mostrador con cientos y cientos de anillos exhibidos en repisas de madera fina con cristal grueso. Habían anillos de todos los tipos y tamaños, de diferentes colores y adornados con distintas gemas que brillaban como la luna a medianoche.
—¿Tienen algo en particular que busquen? ¿Rubí? ¿Diamante? ¿Oro? ¿Plata? —la verdad es que las posibilidades eran muchas, y las combinaciones que habían en el lugar, gigantescas. ¿Qué tipo de anillo le quedaría bien a Hina?
Spike se sentía raro, pero como era su manera de ser, para evitar sentir conflictos igual que con Hina, se enfocaba en el entrenamiento o las cosas que tenía que hacer, así que debía buscar un anillo para una chica especial, así que viendo las delicadas manos de Shana, tratando de ignorar su calidez y que al verla al rostro sentía una presión… se dedicó a mirarla.
¿Compromiso? Esos son los más bonitos ¿O había mejores que esos?
-Shana… Creo que aquí necesito tu ayuda –Dijo al ver la cantidad de anillos disponibles en un susurro. No pensé que hubiera tantos...
El joven conocía anillos, pero los chicos usaban cosas simples o extravagantes, incluso el observaba anillos con formas de calaveras, temas piratas o símbolos exóticos, pero para una chica se tendría que ir al polo opuesto.
-Vamos a probar algunos cuantos ¿Me permite?
Tras elegir algunos y debido a que aquello podría tomar mas tiempo del que pensaba, pues estaba viendo que elegir cosas para una chica no era tan simple que, con las cosas de los chicos, le pidió a Shana que se sentara mientras elegía los anillos, y para probarlos.
Se arrodillo frente a Shana para que ella no se levantase y con cuidado tomando su mano coloco un anillo sobre su delicado dedo.
Aunque hacia su mejor esfuerzo para imaginar a Hina, ahora se le hacía extraño que ahora le tuviera un poco de trabajo imaginarla y evitar ver a Shana.
¿…?
El modelo del anillo estaba marcado como compromiso, así que era bastante hermoso en la mano correcta. El único consejo que podía aplicar era elegir en base al color de ojos y de nuevo sintió un extraño tirón de darle un regalo a Shana, aunque ya le había dado un vestido, pero también con un vestido se vería bien un anillo…
Con otro golpe a su cartera eligió dos y pidió ambos, uno para Hina y otro con una gema del mismo color verde que los ojos de Shana.
-Gracias.
Dijo al ver como sus ahorros se esfumaban, pero ¿El en que hubiera gastado el dinero? Y ¿Se hubiera sentido tan bien gastándolo en otras cosas?
-Creo que es momento de preparar las cosas para la fiesta –Dijo tras comprar ambos anillos y al salir de la tienda le pidió la mano a la chica. Shana…
Le puso el anillo, extrañamente le quedaba bien en más de un sentido y no podía evitar sentir que, aunque ya quería volar lejos, había cosas que parecían quedar pendientes aquí.
-Gracias por hoy.
Dijo dedicándole una sonrisa y después de un momento yendo a comprar las cosas faltantes para la fiesta, ya solo faltaba comprar un pastel, botanas, comida, quedaría en números rojos, pero eran los ahorros de su vida ahí, viendo lo bien que se sintió, podría gastar casi todo para un bonito recuerdo.
—E-eh... pues sí. Claro —Shana te sonrió con timidez, llevándose un mechón de cabello tras la oreja—. Después de todo, por eso estamos aquí, ¿no? —la chica no dejó de mirarte en ningún momento mientras contemplabas todos los anillos, asintiendo con timidez, buscó algún lugar para sentarse y te tendió la mano, muy ruborizada.
La encargada te facilitó todos los anillos que le pediste, dejando que los probases sin problema alguno. Estaban en Grigori, después de todo. Nadie tenía la necesidad de hurtar ni nada por el estilo.
Shana se sorprendió cuando te arrodillaste para probar los anillos. Estaba claro que no esperaba eso y que, tanto para ella como la vendedora, lo que estabas haciendo era algo mucho más que encantador. Con más razones, ahora la vendedora podría creer que de verdad estaban comprometidos.
—¿Spike...? —fue todo lo que pudo decir, mientras veía cómo le probabas un anillo tras otro, con la cara tan roja como su propio cabello.
Cuando terminaste de elegir, pudo descansar en un largo rato. Se veía muy acalorada y algo torpe.
Como esperabas, el costo de los anillos... fue algo elevado. Sin embargo, todavía podías manejarlo. Te quedaba algo de dinero para los preparativos de la fiesta. De cualquier forma, no debías preocuparte tanto por los ahorros, ¿no? Habías escuchado que los demonios ganaban muy buen sueldo. Por supuesto, dependía de cada familia. Pero bueno, teniendo en cuenta que trabajarías para Val... no pintaba nada mal. Bueno, al menos era lo que pensabas para entonces. Realmente, no sabrías que te iría tan bien trabajando para Val, ya que luego estarían afiliados a la familia Gremory. ¿Cómo lo podrías haber previsto?
Shana salió junto a ti de la tienda, algún algo boba por toda lo que había pasado. Cuando le pediste la mano, vacilante, te la tendió. Lo último que podía esperar era que le regalases un anillo.
—Spike... —los ojos de la chica brillaron un poco al ver tu sonrisa y comprender la intención con la que le ponías el anillo. Te sonrió un poco como respuesta y apartó la mirada, volviéndose a poner roja— Gracias a ti. Salir contigo así ha sido divertido —se acercó a ti y te dio un inocente beso en la mejilla, haciendo solo más grande su vergüenza—. Atesoraré este regalo.
―○●○―
El resto de las compras transcurrió sin problema alguno, y con muchos menos momentos románticos. De hecho, la mayor parte del tiempo Shana se encontraba caminando detrás de ti como un patito, inmersa en sus propios pensamientos. Para mal o para bien, compraron todo, tus ahorros quedaron en rojo, pero toda la preparación estaba hecha.
Te dirigiste, sin esperar mucho más, a apartamento en donde tú y Hina vivían, llevando un montón de bolsas encima y siendo seguido por Shana, quien llevaba algunas más.
—¿Llevarás todo esto a tu apartamento o harás la fiesta en otro lugar?
Spike sentía que aquel día había hecho muchas cosas que no se había animado a hacer, sentimiento que repitió su culpa de no haberse animado a realizar toda una lista de deseos que en algún momento se había guardado en su interior, como si siempre estuviera ahí para sus amigos, para Shana y para Hina.
Así caminaba Spike, contento y tomando de la mano a Shana, cosa que no haría en mucho tiempo ¿Por qué no lo había hecho antes y qué pasaría si se animara a hacer otra cosa?
Aunque su futuro no pintaba nada mal, una organización fuera con un amigo, posiblemente ligada a un grupo famoso, pero, aun así.
-Yo también.
Después de quedar casi en bancarrota pudo sentir como si un peso se agrandara sobre sus hombros y a la vez tuviera fuerzas para soportarlo, la fecha de su partida se acercaba inexorablemente.
-La fiesta será aquí, también creo que será una despedida de mi hogar.
Ya en casa, empezó a preparar las cosas, un par de globos, confeti, letreros, el pastel, el mismo comenzó a cocinar, normalmente en su orgullo lo haría solo, pero esta vez le pidió ayuda a Shana, armas una fiesta sorpresa parecía un trabajo agotador y el tiempo cada vez parecía indicar que su vida cambiaria con cada segundo que perdía.
Al llegar a tu casa, para tu infinita suerte, Hina no estaba por allí. En ocasiones simplemente se perdía por una hora sin decir adónde o por qué había salido. En ocasiones muy contadas, también estaba fuera por un par de días y tampoco decía nada. En parte, era un pequeño misterio. Sin embargo, después de todo, Hina no era tu madre. Había que tener en cuenta que aún era una mujer joven, muy linda y, además, soltera. En un primer instante, se trataban como tía y sobrino. Sin embargo, ¿era así en la actualidad? Tú ya no eras un niño, y ella no era una anciana. Era bastante probable que Hina tuviese pareja o algo así, cosa que no estaba mal, ¿no? Había pasado muchos de sus años cuidándote. No había nada malo con que se desligara un poco de ti, ¿verdad? Después de todo, tú estabas por hacerlo con ella. Cuando te fueses con Val, ¿tu relación con ella cambiaría?
Shana asintió cuando entraron al departamento. Se le veía aún algo triste por la razón de aquella fiesta. A pesar de eso, aun así te ayudó. Entre los dos pudieron montar las decoraciones, cocinar, poner los bocadillos y todo en un bonito orden. Si lo hubieses hecho tú solo, quizá habría quedado algo más soso. Sin embargo, por suerte contabas con la ayuda de Shana. Le había proveído a todo del toque femenino y detallista que necesitaba. Al final de lo que que fue poco menos de una hora, todo estaba preparado. Antes de que acabases, Val llegó a tu casa como había prometido. Venía con un par de bolsas grandes de compra, en donde traía más bocadillos y bebidas. Así que él también había ido de compras...
Conversó un rato más contigo y con Shana mientras Reiji y, por supuesto, la invitada especial llegaban. Sin embargo, al menos para tu sorpresa, Reiji nunca llegó. Los minutos pasaron con avidez, y no hubo ningún rastro de que el pervertido fuese a unirse a la fiesta. Si llegaste a llamarlo o a mandarle algún mensaje, no recibiste respuesta alguna de él. ¿Estaría molesto por el pequeño roce que habían tenido? La que sí llegó, sin embargo, aunque apenas un poco más tarde de lo que habías podido haber esperado fue Hina. La puerta del departamento se abrió, y Hina apareció vestida tal y como te la habías encontrado al levantarte. Al entrar, se encontró a los tres charlando en el recibidor, viendo las decoraciones que Shana y tú habían preparado para la fiesta, así como todo lo demás. Se veía algo sorprendida y curiosa. Eso era un hecho.
—... ¿Buenas? —miró todo con una sonrisa... un poco ¿confundida? Cerró la puerta a sus espaldas y le sonrió con amabilidad a Shana y a Val— No sabía que alguno de ustedes estuviese cumpliendo años hoy. ¿O es que celebrarán algo? Si es así, puedo retirarme si quieren.
Val y Sahana te miraron a ti con una pequeña sonrisa. Sí, no serían ellos quienes le diesen la sorpresa a Shana.