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[HLdCN] - Chainsaw Man

Celda: Arita Hideo y Nami Agustina

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14/09/2024, 14:06
Entorno

Arita HideoNami Agustina

El primer grupo conformado que había decidido moverse hacia la celda no había sido otro que el conformado por Arita Hide y por Nami Agustina. Sea lo que fuera que ellos iban a hablar en privado en aquella celda iba a ser un secreto entre aquellos dos, al igual que iban a estar ajenos a lo que pasara por aquí.

- Tiradas (1)

Notas de juego

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14/09/2024, 18:29
Arita Hideo

Al llegar a la celda, ayudó a su compañera a acomodarse para que estuviera de la forma que menos le doliera. - Rápido y sin dolor ¿eh? - No pudo evitar sonreir mientras acarició la cabeza de Nami. - Pides justo lo contrario a lo que tienes ahora mismo, mucho dolor y una larga agonía - hizo una pequeña mueca, extrañado - aunque no entiendo muy bien por qué a Yuriko le calaron tanto esas palabras.

Una de las cualidades que tengo y que no he mencionado, porque no quería revelar todas mis cartas, podrían cumplir eso que pides - sentenció de forma seria, mientras se alejaba un par de pasos de ella, sin dejar de mirarla - por suerte para los dos, no puedo usarla ahora mismo, ni me pueden obligar a usarla, así que no tienes que temer a que te haga nada. - Volvió a mirarla con una sonrisa pícara. - A no ser que tengas ganas de intentar alguna tontería, porque lo que dije ahí fuera delante de todos sí que es cierto, cualquiera que me ataque, quedará marcado, a no ser que use un pacto que me impida devolverle el daño, como por ejemplo la cabeza del zorro que mencioné la primera noche. De hecho la razón por la que quería traerte aquí conmigo era para decirte esto mismo, pues espero que mis palabras y tu lamentable estado sirvan para ahuyentar a cualquiera que quiera acabar contigo, pero si usan un pacto, no podré hacer nada.

Nami, si sobrevivimos los dos a esta noche y además a la votación de mañana, necesito que te cures, - desvió su mirada hacia el exterior de la celda conjunta - habrás tenido tus motivos para rechazar la curación de Elend y no te voy a pedir que me los digas si te los quieres guardar, pero yo tengo los míos para que al menos te recuperes un poco. Ahora mismo me pareces la estrella más brillante del firmamento y no quiero que nos quedemos sin tu luz.

Sintió que había hablado bastante, por lo que decidió no decir nada más y ver si ella tenía algo que aportar, pero a pesar de todo y aunque no fuera por completo, sintió que un pequeño vínculo se había formado entre los dos, vínculo que con el tiempo y algo de suerte, podría volverse una conexión profunda.

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14/09/2024, 20:02
*Nami Agustina

Nami gruñó ligeramente mientras intentaba acomodarse en la cama, su cuerpo protestaba con cada movimiento. Sin embargo, un escalofrío recorrió su columna al escuchar el principio de las palabras de Arita. Una sensación extraña la envolvió, haciendo que su piel se erizara casi de inmediato. No podía identificar con claridad por qué, pero algo en su tono la había inquietado profundamente. Su corazón comenzó a latir frenéticamente, como si su propio cuerpo anticipara algo más oscuro.

Por un momento, su mente dio vueltas a lo que acababa de oír. ¿Acaso Arita se había declarado como un posible asesino? La idea era absurda, pero esa sensación en su pecho no la dejaba en paz. Se sentía atrapada entre la duda y el miedo, intentando mantener la calma mientras su interior gritaba alerta.

Una de las cualidades que tengo y que no he mencionado, porque no quería revelar todas mis cartas, podrían cumplir eso que pides por suerte para los dos, no puedo usarla ahora mismo, ni me pueden obligar a usarla, así que no tienes que temer a que te haga nada

Nami entrecerró los ojos, estudiando a Arita con cautela, aunque una ligera sonrisa jugaba en sus labios, como si quisiera ocultar cualquier rastro de nerviosismo detrás de su habitual elegancia.

-Por ahora... -Sentenció. Aprecio que no quieras revelar todas tus cartas, pero permíteme recordarte que el temor es un juego que algunos saben manejar mejor que otros. —Hizo una pausa breve, sin dejar de observar cualquier movimiento que hiciera. 

Frunció el ceño. Realmente no lo conseguía entender de todo. ¿Le estaba protegiendo o advirtiendo?

-Las estrellas, por muy brillantes que sean, saben que su luz no dura para siempre. Con lo que me lleva a explicarte lo siguiente: tengo un pacto con el demonio de la luz. He rechazado la curación de Elend por razones obvias. No soy un híbrido. Tan solo soy una mujer que se vio haciendo un pacto con un demonio. A veces, el precio por sanar es más alto de lo que parece. - Hizo una pausa- Pero no es porque desee desaparecer tan pronto. Supongo que esta es mi condena. Quedaré en este estado cada vez que fulmine a alguien... No se puede ser elegante siempre, querido.

Por cierto… —dijo Nami, con un gesto delicado al pasar un mechón de cabello detrás de la oreja, su movimiento era tan suave como calculado—. Si ambos sobrevivimos, no descarto la posibilidad de que podamos cooperar conjuntamente -Hizo una pausa bajando sus ojos por un instante mientras consideraba sus próximas palabras, antes de volver a mirarlo con una expresión más seria.

—Sin embargo, hay algo que debo decirte. No me fío de Yuriko. —Su voz mantenía su tono elegante, pero había una frialdad sutil en sus palabras—. Tal vez sea por su comportamiento… o esa extraña manera que tiene de intervenir en los momentos más inesperados, pero hay algo en ella que me pone en guardia. Al igual que tú ahora mismo.

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14/09/2024, 21:11
Arita Hideo

El comentario de que era humana dejó realmente preocupado a Arita, algo que se notó en su cara, pues el brillo que tenía en sus ojos se apagó levemente, aunque no pudo evitar hacer una leve sonrisa llena de tristeza al escuchar su último comentario. - Esa es la idea Nami. Ponerte en guardia, a ti y a todos. - Cogió su katana, sin desenvainarla y la colocó con suavidad sobre las piernas de su compañera de celda, esperando así calmar el nerviosismo que intentaba ocultar. - Dar el suficiente miedo como para que los demonios intenten llevarme a votación por el día y no me maten por la noche, dar el suficiente miedo como para que nadie se acerque a esta celda esta noche y ambos sobrevivamos.

Se sentó a los pies de la cama donde se había acomodado Nami, apoyando la cabeza sobre el borde de esta, sin dirigirle la mirada. - Que seas humana complica las cosas, ya viste que estaba dispuesto a darte mi sangre sin dudar, pero si no puedes curarte tanto como me gustaría que la hicieras, podría matarte. - Giró la cabeza y la miró a los ojos, no sabía por qué, pero quería sincerarse con aquella mujer, mostrarle solo a ella la mano que estaba jugando. - ¿Conoces al demonio Berserker? Si no, da igual, te explicaré lo que me permite hacer. Aparte de que cuando alguien me hace sangrar, me activa un instinto asesino que me obliga a devolverle el daño que me ha hecho, también me permite atacar a alguien, el problema es que no puedo controlar a quien.

Suspiró, volviendo a apartar la mirada. - Me asusta el demonio del control, por eso realicé un ataque cuando todos estábamos perfectamente bien, porque sabía que no iba a matar a nadie y que en caso de que me intentaran controlar, se encontrarían con un montón de nada. Sin embargo, creo que al final no herí a nadie, porque actualmente, sin que sepamos el por qué, solo está herida Misu y estoy seguro de que yo no fui. Ahora mismo está saciado y lo puedo dominar, pero si alguien me obligara a usarlo, no sabría a cuanta gente podría cortar, ni cuantas veces.

Se levantó de golpe y se puso enfrente de Nami, apoyando sus manos sobre la katana que le había puesto unos instantes antes, mirándola directamente a los ojos. -  Quiero protegerte y esta noche lo haré, pero no sé si puedo protegerte de mí mismo en las noches venideras, porque no puedo evitar que el demonio del Control se haga con mi cuerpo y te acabe matando sin querer.

Sabía que había pasado por alto el tema de Yuriko, pero primero quería aclarar las preocupaciones que Nami tenía, en especial ahora que sabía que era humana. Si querían colaborar, aunque fuera por esa noche, que podría ser la última para ambos, debían confiar el uno en el otro.

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14/09/2024, 21:51
*Nami Agustina

Notó cómo la tensión que había mantenido acumulada comenzaba a disolverse poco a poco, como si la presión en su pecho se liberara sin previo aviso. Aún le costaba entender por qué Arita había decidido apostar por protegerla, pero no pudo evitar pensar que tal vez se trataba de algo más allá de la simple supervivencia.

Quizás era su figura lo que lo había atraído, esa majestuosa presencia que tan pocos podían mantener en un mundo tan caótico. Hoy en día, pocas mujeres tenían esa mezcla de misterio y poder que ella personificaba, tan irresistiblemente atractiva como enigmática, tan fuerte como seductora. En su fantasía, aquella idea fue suficiente para arrancarle una pequeña sonrisa. A pesar de su estado debilitado y el dolor que recorría su cuerpo, el pensamiento de seguir siendo "bonita" la reconfortaba. No importaba cuán cerca estuviera de la muerte o si aquella no era la razón principal, pero se sintió completamente aliviada.

Me alegra ver que estás decidido a protegerme, incluso en medio de toda esta confusión y miedo. No puedo prometerte que todo será perfecto o que no habrá peligros, que salgamos completamente ilesos de esta noche, pero -bajó el tono cálidamente-  mientras tú luchas con tu propio demonio, permíteme ser tu luz en esta oscuridad. Juntos, encontraremos una manera de atravesar la noche o el día. 

Nami sintió la proximidad repentina de Arita, y la intensidad de su mirada la llevó a un lugar más íntimo y humano dentro de ella. Se levantó como pudo serenamente, y al encontrarse frente a frente, con sus ojos fijos en los de él, extendió un dedo y lo posó suavemente en su frente, dejándolo allí traspasando la barrera física.

No temo a morir. —sonrió—. Lo único que pido es que sea rápido.

Luego, se apartó un poco, cruzando los brazos con una postura que reflejaba tanto su fortaleza como su vulnerabilidad. Miró hacia abajo, tal vez un poco avergonzada por haberse permitido bajar la guardia o quizá un poco sonrojada. Quién sabía.

S-sólo dime de quién sospechas, y si sobrevivo mañana... lo mataré in situ. 

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15/09/2024, 11:30
Arita Hideo

Fue notando como poco a poco la tensión entre ellos dos iba desapareciendo, la opción de seguir colaborando cada vez estaba más reforzada por el compañerismo e incluso llegó a tocarle la frente a través de sus pelos. - Primero invítame a un vino ¿no? - bromeó, para quitarle un poco de seriedad a la situación, aún así se alegraba de ver que su compañera de habitación había aceptado también su posible destino cercano, la muerte.

Te diré de quien sospecho, pero no quiero que lo mates, primero porque te harías más daño ¿no? - puso su mano debajo de la barbilla de su compañera, levantando su cabeza con suavidad y buscando su mirada - y segundo porque eres Nami Agustina, tu elegancia y tu brillo solo dependen de ti misma, así que lo que yo diga ahora no cambie tu forma de actuar mañana, haz lo que tu corazón te diga que debes hacer.

Se separó de ella levemente y se puso un poco más serio, adoptando una postura pensativa. - Ya sabes que no soy muy fan de los que mantienen un perfil bajo y si bien muchos de los que están ahí afuera han aportado muy poco, entre todos ellos hay una persona que destaca por encima de todos, una persona que ni si quiera se ha presentado y lo único que ha hecho es llorar en su celda.

Entiendo que la situación es jodida - negó con la cabeza - pero venga ya, somos cazadores de demonios, la muerte es nuestra compañera de viaje. Actuar así, sin aportar nada, me parece terriblemente sospechoso, aunque ahora bien, podría ser una estrategia para que la votemos o matemos, no sabemos que puedes hacer esos demonios ni cómo.

Por eso mismo, aunque te haya dicho mi mayor sospechosa, si quieres ir a por Yuriko, ve a por ella. - relajó nuevamente la postura, dedicándole una sonrisa final. - Hasta ahora has demostrado ser la más confiable del grupo, por lo que he decidido confiar en ti incluso si eso lleva a mi perdición de una forma u otra, somos un equipo y estaré conforme con las decisiones que tomes, después de todo vas a ser mi luz ¿no?

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15/09/2024, 12:26
*Nami Agustina

—¿¡C-Cómo que un vino!? -exclamó sorprendida por la sugerencia. ¿No crees que si hubiera tenido una botella de vino, ya la habría terminado? -continuó riendo suavemente, como si la idea le pareciera divertida en medio de tanta tensión. 

Sintió un pequeño nudo en su interior cuando su compañero dio en el clavo. Admitir que aquel peliblanco tenía razón no le resultaba del todo agradable. De hecho, muy en el fondo, detestaba no ser ella quien tuviera la última palabra. Su orgullo, siempre presente, la hacía morderse el labio con discreción. Nami se limitó a asentir, aunque por dentro la frustración burbujeaba. No podía arriesgarse a invocar al demonio de la luz en aquel estado. Moriría, por razones obvias.

—Lamento admitir que llevas la razón -dejó escapar un suspiro leve-. Sería muy arriesgado…Aunque, no creo que nadie pueda curarme… o tenga la intención de hacerlo. 

Los ojos de Nami se desviaron cuando él le cogió el mentón, como si analizara todas las posibilidades en silencio, antes de volver a Arita con un fugaz brillo en la mirada. Movió la cabeza ligeramente, reconociendo a esa persona en un rincón, hecha una bolita, llorando sin parar. La escena le provocó un ligero fruncimiento de labios, una mueca de desaprobación que, aunque pequeña, reflejaba su disgusto. A decir verdad, había demasiados como esa persona que mantenían un perfil bajo, refugiados en su insignificancia, y eso la irritaba profundamente. Detestaba a quienes se escondían en las sombras, incapaces de alzar la voz, de hacerse notar. Le encantaba la gente que sabía destacar, que brillaba sin convertirse en una molestia.

—Estorbos… —murmuró para sí, con un toque de desprecio sutil en su tono. En su organización, ese tipo de individuos nunca duraban mucho. Sabía reconocer a aquellos que no aportaban nada, que solo servían para arrastrar a los demás. Y lo peor de todo: los que lloraban sin hacer nada por cambiar su situación. Para Nami, no había lugar para ellos, ni en su vida, ni en su entorno. Yuriko fue votada dos veces esta mañana. Una por mí y la otra por alguien más.

Cruzó los brazos, su mente comenzando a tejer posibilidades mientras una chispa de curiosidad se encendía en sus ojos, poniendo cierta distancia entre los dos al retroceder sobre sus pasos.

—Alguien más también sospecha de ella, o tal vez sabe algo que nosotros no. —Nami ladeó la cabeza con un toque de astucia en su expresión—. Es intrigante, ¿no? Parece que no soy la única que siente que Yuriko oculta algo. Tal vez es hora de observarla más de cerca, porque si alguien más está en esa misma línea, podría significar que no estamos tan equivocados.

Nami lo miró y sonrió cálidamente pese al aspecto tan demacrado que tenía y que, a duras penas, intentaba que no le afectase tanto.

—Somos un equipo, sí —dijo Nami, mientras extendía el brazo con elegancia para estrecharle la mano, su toque suave pero firme. Confío en que tomaremos las decisiones correctas, juntos. —Sus ojos brillaban con determinación, pero también con una chispa de complicidad. Luego, una sonrisa más traviesa apareció en su rostro—. Si salimos vivos de aquí, propongo brindar con el mejor vino del mundo, y después te unirás a mí. Pero si uno de los dos muere y el otro sobrevive, será el superviviente quien tome ese vino por el que ya no esté. —Inclinó la cabeza ligeramente esperando una respuesta. ¿Qué me dices?

 

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15/09/2024, 21:16
Arita Hideo

No pudo evitar soltar una leve risa divertida ante la reacción de Nami. - La verdad es que sí, lo creo. - Le continuó el juego, como si la situación en aquél instante no importara.

Pues no lo hagas si es tan arriesgado, - sentenció, quitándose la chaqueta - puedes fingir que eres una amenaza real sin serlo realmente. Decir que aún puedes usar tu poder asesino, pero que solo lo harás cuando estés cien por cien segura de que es un demonio a quien atacarás, por que si no, morirás o alguna cosa similar. - Le puso su chaqueta encima, cubriéndole los hombros y dejándole los brazos libres, para que se sintiera arropada. - Sé que no tiene tanto estilo como tú, pero tampoco nos han dado muchas comodidades aquí abajo, así que úsala a modo de manta, que solo falta que en tu estado cojas un catarro.

Ya sabes quien hace que salte mis alarmas, pero voy a confiar en ti y si no hay otro candidato más evidente, votaré por Yuriko. - Cogió su mano con cariño, entrelazó sus dedos con los de ella. - Ya te lo dije fuera Nami, mientras viva, no voy a olvidar tu nombre, da por cumplida la promesa, aunque me cueste todo el salario del mes, brindaré por ti si no sales de aquí, mi estrella.

Soltó su mano y se propuso a recostarse en el suelo, después de todo, aquellas celdas eran individuales y la primera noche habían dormido cada uno en una, por loca que ahora le pareciera la idea de estar solo. - No queda mucho para que empiece el día, deberíamos coger fuerzas, esta vez no tendremos la suerte de que nadie salga votado, el motosierra se comerá a alguien.

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15/09/2024, 22:37
*Nami Agustina

-Anda, anda. No puedo llevar algo que no esté a la altura de mi estilo... ¡Desentonaría con mi ropa! —explicó, rechazando amablemente la chaqueta, aunque ya era tarde para detener el gesto.Sonrió con delicadeza mientras hacía un gesto sutil con la mano, como si la situación fuera solo un pequeño inconveniente en su vida cuidadosamente estilizada.Puedes dormir aquí, no creo que vaya a descansar. Podemos usar la chaqueta como barrera, no te preocupes. 

Evidentemente, Nami se acomodó en la cama como pudo  a pesar de que el colchón era duro y algo descuidado, muy lejos del lujo al que estaba acostumbrada. Mientras se recostaba, su mente no dejaba de girar en torno a la posibilidad de que aquella noche pudiera ser la última. Con una mirada tranquila, colocó la chaqueta a un lado, extendiéndola con cuidado. 

-Será nuestra pequeña frontera —murmuró con una sonrisa, más para sí misma que para su compañero, asegurándose de que todo quedara en su sitio. Bien, contemos hasta tres y...durmamos.

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16/09/2024, 00:20
Entorno

Con el miedo a la soledad oprimiendo sus corazones, las parejas finalmente se acomodaron en sus improvisados lugares de descanso. El subsuelo, con sus paredes de concreto y el aire pesado, se llenó de una calma tensa. Uno a uno, los supervivientes cerraron los ojos, esperando que el descanso les trajera alivio, aunque fuera temporal.

El sueño llegó lentamente, mientras el murmullo de respiraciones entrecortadas y el ocasional susurro de inquietud resonaban en la oscuridad. Cada uno de ellos, ahora acurrucado junto a otro, intentaba encontrar consuelo en esa cercanía forzada. Era un alivio pequeño, pero suficiente para mitigar el terror de la noche.

Los demonios y los agentes, tan diferentes y desconfiados entre sí, compartían un objetivo común: sobrevivir hasta el amanecer. Se aferraron a la esperanza de que, al despertar, algo pudiera haber cambiado, que la oscuridad de la noche no trajera más pérdidas, que la pesadilla que vivían no empeorara.

Con sus cuerpos exhaustos, pero aún tensos, todos cayeron lentamente en el sueño, aunque las sombras seguían acechando en los rincones más oscuros de las celdas. En la quietud del subsuelo, solo quedaba la incertidumbre de lo que el nuevo día les depararía.