Esta es la zona de los "Humanos" que mueren, el Limbo.
Podéis actuar con libertad, aunque tened en cuenta que puede que haya (o no) forma de revivir.
Desde el suelo, Kyo levantó su torso como si hubiese sido reanimado con un desfiblirador. Soltó un alarido espantoso de angustia y dolor.
—¡MIERDA!—Exclamó luego de salir de unos segundos catártico. Su mano cubría tanto su frente como sus ojos, de dónde brotaban lágrimas con un inicio sentimental incierto.—"¿Dónde estoy?"
Repetía al igual que un DVD rayado. Todos los rincones eran tétricos y su arma... no estaba con él.
Los recuerdos de la última noche eran difusos, sólo tenía certereza de una cosa, una maldita cosa: había muerto.
—¿Arita? —Nami se despertó desorientada, sus ojos entrecerrados mientras parpadeaba lentamente. Parpadeó dos veces, intentando enfocar la vista en su entorno, pero nada le resultaba familiar. Su corazón dio un vuelco. ¿Dónde estoy? —susurró para sí, mientras se sentaba de golpe, con el ceño fruncido.
A su lado, una figura se movía perezosamente. Nami lo miró detenidamente, y su desconcierto se convirtió en sorpresa.
—¡Kyo! ¿Qué haces aquí? —exclamó, con la voz entrecortada—. Yo... yo no he dormido contigo...
—¡¿Tú también?!—Kyo dió un salto hacia atrás al ver a Nami por mera impresión, después se acerco a ella con un paso débil y tambaleante. Aún tenía las piernas débiles.— No sé que está pasando exactamente pero... me parece que fuimos víctimas de la noche.
El peliverde se tomó el pulso, y confirmó lo que había pensando al despertar.
—Estamos en el otro lado, Nami.—Miró sobre su hombro la habitación.— Ahora, ¿Caímos en el infierno o en alguna otra dimensión?
Tragó saliva. El paraíso lo había descartado.
—¿Cómo que estamos en el limbo? ¡Muertos! —exclamó, sorprendida, con un toque de incredulidad en su voz—. Bueno... eso explicaría por qué ahora no me duele nada. Pero... ¿estamos solos aquí?
Miró alrededor con una mezcla de preocupación y frustración, su semblante reflejando su incomodidad
-¡Ay, ay! Grita, Kyo, a ver si alguien nos puede oír. Bueno, espera... ¡¿Vamos a compartir espacio con los demonios?! ¿Otra vez? —Su tono reflejaba que claramente no estaba encantada con la idea de compartir espacio con esos asesinos. Tras ello se resignó. A este sitio le falta una manita de pintura y...elegancia. ¡Muchísimo estilo y elegancia!
Se acercó hacia Kyo y convencidísima de su idea le comentó:
-Si compartimos espacio con esos asesinos...¿qué te parece el buscar una aspiradoras y aspirarlos? Así, como si fuesen espectros... Porque no sé qué forma tendrán... ¡Yo lo veo! ¡Los cazademonios seremos!
—Uhm, no sé si estamos en el limbo pero es lo más probable. Un lugar aburrido, monótono donde vamos los que no pueden ir al infierno ni al paraíso.—Rascó su nuca y sonrío, estaba más relajado.— Yo en vida no fui un santo pero supongo que enfrentarme a seres del inframundo no me mandó donde Satanás, jejejej.
Apuntó con su mandíbula a la que le acompañaba.
—Supongo que lo mismo contigo... pero no con los demonios, ya sabes, si ellos mueren no creo que vengan aquí. Volverán a su lugar, entre llamas y sufrimiento. — Kyo se apoyó en una pared polvorosa.— Uh, no creo que acá hayan cazadores de demonios, no nos necesitan en la nada.
Sacó la lengua con picardía.
—Tendremos que buscar otro pasatiempo, ¡Ja!
—Peón D4.
¿Mandamos un link de chess.com o qué? (?
-Peón C4
Depende de si el máster nos deja xD
—... te diré algo Nami.—La mirada de Kyo no se desviaba del tablero.— No sé jugar ajedrez pero creo que esa jugada es ilegal.–Le tocó su peón negro de C4.—Tramposa, jeje.
Los ojos se dirigieron hacia la de labios rojizos.
—¿Te puedo hacer una pregunta? Aparte de esta, duh.
-Tsss, ¿dónde están las reglas que yo las vea? Claro, dime. -Para no ser pillada de nuevo, movió el peón D4.
—¿De qué hablaste con Arita a solas?—Jugueteaba con la reina.—Tengo curiosidad de saber como fueron tus últimos momentos en el otro plano.
Deslizó la reina justo detrás de su peón. Reina d3.
—Yo estuve con mi motosierra y el de ojos distintos, me decía que podía proteger la mente de los demás.—Mordió su pulgar como si de los pocos movimientos que hicieron reflejase la celda en la que se encontraba en vida. —No sentí ningún golpe cuando me desplomé, simplemente mi cerebro se desconectó. Lo que sea que me haya atacado fue por ésto — Se tocó la sien, simulando con su mano una "L".—¿Entiendes a lo que voy? No creo que Senshin... creo que así se llamaba. No creo que él me haya matado pero si parece que tiene una idea de con qué nos enfrentamos.
—Oye, pero... —comentó Nami distraídamente, moviendo una pieza en el tablero—. Caballo C3.
La inesperada jugada de la reina no la desconcertó tanto como la pregunta de Kyo. Suspiró y luego dejó caer sus palabras con un toque de melancolía.
—¿Me preguntas por lo que hablé con Arita? —añadió, con una sonrisa forzada, aunque tal vez reflejaba más una nostalgia oculta. Sus ojos vagaron por un momento, como si los recuerdos con Arita la invadieran, antes de volver a concentrarse en el tablero frente a ella. Él no es una mala persona, todo lo contrario. —Sonrió, aunque su mirada se ensombreció un poco—. Dijo que quería protegerme en la noche. De hecho, estuvimos hablando de que si salíamos de aquí, beberíamos un buen vino.
Acto seguido, bajó la mirada, con una sonrisa apenada en los labios.
—Espero que ese canalla salga de aquí con vida y se lo beba a mi salud —susurró, dejando escapar una sonrisilla fugaz. Pero entonces, su tono se tornó más serio y levantó la mirada, concentrándose en Kyo—. Le comenté que sospechaba de... ¿cómo es su nombre? Yuriko. No sé, es demasiado misteriosa. Él me confesó que no se fiaba ni un poco de esa que no para de lloriquear, de la que ni siquiera sabemos el nombre. -Pausó para continuar-¿Sabes, Kyo? Espero que logren salir todos los inocentes de aquí con vida. —Un suspiro profundo salió de sus labios, antes de volver a la realidad del tablero frente a ella—. Por cierto, ¿cómo que proteger la mente? Qué poder más... extraño —dijo, levantando una ceja intrigada mientras evaluaba las piezas del tablero. Yo...lo último que recuerdo es contar hasta tres para dormir y sentir el abrazo de Morfeo. Arita no me mató. Realmente, no me mató nadie anoche. Creo que tú fuiste el escogido... por esa panda de... -chascó la lengua-. Yo hubiera sobrevivido si la gente hubiera tenido un poco de compañerismo y me hubieran sanado, pero... -se puso el mechón de cabello lila detrás de la oreja y se inclinó hacia adelante- todos pecamos de egoísmo. Espero que den con la persona que te mató y lo hagan añicos.